“No hay amores imposibles, tan solo existen algunos más complicados que otros.” Esa es la frase en la que más creo en toda mi vida. Mi vida era muy tranquila antes de ella, estaba dedicado a mi carrera y entrenaba mucho para seguir siendo uno de los mejores jinetes de España. Sin embargo, todo cambio el día que la conocí. La ganadora de ese concurso para entrenar conmigo y en caso de ser buena continuar hasta correr una carrera profesional, resulto ser la persona que revoluciono mi mundo entero. Sin embargo, en el momento que descubrí nuestra diferencia de edad, pensé que ella era un amor imposible. Con lo que nunca conté, es con que el amor fuera más fuerte que todo, incluso que mi mismo. Mi nombre es Leonel Ritter, la mujer que revoluciono mi vida se llama Sinai Feraud, y esta es nuestra historia de amor, uno de esos que supuestamente es imposible.
Leer másCuando comencé a escribir este libro, lo hice como una manera de demostrarle a tu madre lo mucho que la he amado siempre y solo buscaba que el día que le pedí matrimonio, ella entendiese que no era solo una propuesta por el impulso del momento. Quise que tu madre volviera a revivir lo que fue nuestra hermosa historia de amor, una que nos costó mucho crear al principio.Lo que nunca llegue a imaginar, es que un día me atreviese a entregártela a ti el día de tu boda hija mía. Siempre seguirás siendo mi princesa y la niña de mis ojos. Siempre seguirás siendo aquella pequeña niña que tanto hemos cuidado con tus dos hermanos, y a pesar de que hoy iniciaras una nueva vida junto a Marcos, quiero que sepas que siempre podrás contar con nosotros.
Las competencias por Estados Unidos terminaron, solo me quedaban esos últimos compromisos en España en el mes de diciembre y ese tiempo de descanso nos hizo muy bien. El cuarto de Samay ya estaba decorado con sus muebles en color gris y detalles en rosa; no hubo cosa que no comprásemos para ella, nos encantaba ir de compras para nuestra bebé. Siempre recuerdo el enfado de nuestras familias, ya que no sabían que regalarle a nuestra hija. "Si es que ustedes ya le han comprado todo" se quejaba mi hermana y solo podíamos reírnos de su cara de frustración.Pasaron las semanas y tuve que viajar a Madrid para aquel último compromiso del en aquella ciudad. Te rogué que te quedaras en Barcelona con la excusa de que no quería que viajases
Después de que todo se acomodara en su sitio, y que nuestras familias apoyasen con entusiasmo la llegada de nuestro primer hijo, te vi más feliz que nunca. Pareciera ser que eso es lo que te hacía falta para que estuvieses en paz con tu embarazo, con nuestro amor, y con seguir el rumbo de los viajes que de a poco iban restando paradas de su camino.Recuerdo perfectamente que fue en aquel amanecer en Murcia antes de la segunda tarde de competencias en aquella ciudad y la ultima de los viajes por España cuando me gritaste desde el baño haciendo que casi muera de un infarto. Entre desesperado, creyendo que te había sucedido algo, pero solo te vi parada frente al espejo con tan solo una diminuta braga puesta y con tus manos sobre tu vientre. "¡Amor, mira!" Dijiste entusiasmada "¡Ya se nota mi panza!" Continuaste diciendo y sin poder evitarlo me arrodille frente a ti y bese a nuestro bebé. "Pero mira a
[SINAÍ]Al día siguiente: 21 de agostoNo puedo creer que mi esposo se haya reusado ha que nos ducháramos juntos como lo hacemos la mayoría de las veces. Todo porque estamos en casa de mis padres... Rio ante su actitud de niño pequeño y después de haberme duchado, me cambio y salgo de la habitación para ir a desayunar con mis padres mientras que él termina de alistarse.Debo admitir que me causa mucha gracia la manera que lo cohíbe estar con mi familia; supongo que aun les tiene mucho respeto... aunque bueno, lo de anoche estuvo demasiado bueno. Él lleva
[LEONEL]20 de agostoSí que estoy nervioso, le hemos dicho a sus padres que vendríamos a visitarlos por tres días, pero, jamás le mencionamos que veníamos para darle una noticia y menos la noticia de que serán abuelos. Sé que les sorprenderá y que quizás crean que no es el momento adecuado, pero, al menos no pueden reclamarnos de que no estamos casados —Mi amor, tranquilízate. — Me pide mientras atravesamos el aeropuerto de Berlín que tantos buenos recuerdos nos trae de nuestro primer encuentro clandestinos.— ¿Tú pidiéndome que me tranquilice? Si es que tú estas más nerviosa que yo. — Le
[SINAÍ]Lo veo bajando del caballo, caminar hacia mí y sonrió al verlo todo sudado, creo que solo él es el que se ve sensual de esa manera. Definitivamente me he ganado la lotería... —¡Mi amor!— Me dice con una enorme sonrisa y al llegar frente a mí, me sujeta de la cintura y me pega a su cuerpo. —Es lo mejor del mundo verte aquí después de cada competencia. — Me dice y comienza a besarme de manera desaforada causando que todos los que están alrededor tozan de manera falsa.—¡Oye, que no están solos!— Nos grita Marco cuando pasa a nuestro lado y reímos.—Lleva razón, suéltame. — Le pido intentando pretender estar ofendida y mi esposo me mira preocupado.—Hace un momento en el vestuario, no pensabas igual.— Se queja.—Sí, pero ya se me quitaron las ganas. — M
[SINAÍ]Me miro al espejo una última vez, y creo que estoy lista. Falda corta color negra, blusa del mismo color ajustada al cuerpo sin mangas y por encima de mi cintura con unos detalles en blanco, y zapatillas blancas. Mi pelo suelto ya me llega casi a la cintura, y el maquillaje color natural junto con los brazaletes hace que todo se vea mejor. Tomo mi bolso y salgo para encontrarme con Jorge en el lobby quien ya me ha llamado tres veces.—Sinai, por fin. — Dice con una amplia sonrisa cuando me ve.—Disculpa, es que me entretuve hablando con mi cuñada. — Comento algo avergonzada ya que odio llegar tarde.
[LEONEL]Cinco días después: 18 de agostoUna nueva parada en todo este recorrido de competencias, Alicante. Termino de abrochar mi cinturón luego de vestirme; y ella me mira desde la cama. Mi mirada se encuentras con la de ella a través del reflejo del espejo y ambos sonreímos. —Le diré a Jorge que pase por ti una hora antes de que empiece.— Le dejo saber.Ella se gira en la cama haciendo que la tímida sabana que la cubría se mueva y me deja ver esa diminuta braga la cual es la única prenda que lleva puesta. —Puedo tomarme un taxi para ir hasta allá amor.— Argumenta.
[LEONEL]Dos días después: 13 de agostoLe veo golpear su pie una y otra vez en el suelo. Esta muy nerviosa y me parece lo más tierno del mundo. —Cariño, relájate. — Le digo sujetando su mano y ella me mira dejando su pie quieto.—Lo siento, es que no lo puedo evitar. Hoy sabremos más de nuestro bebé, y a decir verdad, hasta un poco de vergüenza me da venir al obstetra. — Me dice bajito para que ninguna de las enfermeras la escuchen y no puedo más que reírme.Es toda una mujer en muchísimos aspectos, pero en cosas