No sabía muy bien como sobrellevar esa semana que pasábamos alejados. Antes de ti, disfrutaba ir a Barcelona y pasar tiempo con mi familia, pero todo había cambiado. Todo lo que quería hacer después de haberte conocido, era verte. Comprendía que no podía hacer nada, que no podía ni siquiera intentar robarte un beso, pero con verte me era suficiente. No tienes idea de lo bien que me hace tu presencia.
Aquella noche de regreso en Madrid, mi gran amigo Sebas, había insistido en ir por algunas copas a un bar. Necesitaba distraerme, me era urgente que alguien escuchara lo que me estaba sucediendo y me dijese que estaba loco, que no podía fijarme en ti y quede con él en uno de los mejores bares de la ciudad. Me encontré con mi amigo en la puerta y entramos al lugar bajo el espectacular sonido de la música. Intentábamos hablar, pero hasta no sentarnos sería imposible.
Pasábamos a través de las mesas cuando me encontré con tu mirada y no pude dejar de preguntarme ¿Qué es lo que hacías allí? Debo admitir que me dio celos verte con aquel hombre quien claramente era mayor que tú. Celos... si, ya sentía celos de quien se te acercase. Detuve a Sebas, y me afui hacia a tu mesa. La curiosidad claramente me gano.
—Hola Sinai.— Dije bajo tu tímida mirada.
—Buenas noches, que casualidad encontrarte aquí.— Respondiste en lo que era casi un susurro.
Aquel hombre bastante alto de cabello negro y ojos del mismo color, te miraba como preguntándose algo y cruzaste tus ojos con los suyos y con una enorme sonrisa.
—Sí, mucha, pero ¿qué haces tú aquí? Se supone que no puedes tomar alcohol aun...— Pronuncié y me di cuenta de inmediato que mi comentario estaba fuera de lugar, pero si te digo la verdad; creí que ese tipo se estaba aprovechando de ti.
—Lo sé, solo vine a acompañar a mi hermano y su novia un rato.— Contestaste y casi como si todas las piezas cayeran en su sitio, una mujer llego a la mesa y abrazo al que ahora sabía que era tu hermano desde atrás.
—Cariño, ¿bailas?— Le pregunto y luego fijo su mirada en mi —¡¿Tú?— Exclamo y le pedí que no gritara ya que no quería que todos supieran que estaba aquí.
—Discúlpala, es que Sabrina es fan tuya mira todas tus carreras.— Me comento tu hermano y estiro su brazo —Mucho gusto, Francisco Feraud.— Se presento y estreche su mano.
—No pasa nada. Un gusto, he de decirte que tienes una hermana muy talentosa.— Le comenté ahorrándome la observación acerca de lo preciosa que me parecías.
Él me miro con una media sonrisa y sentí que había descubierto todo lo que me pasaba contigo —Gracias, ella está muy feliz con la oportunidad que le has dado. Nuestra madre ha firmado los permisos con mucho gusto.— Me explico y sentí alivio.
—Y yo lo estoy con ella, le ira de maravilla en su carrera, ya lo verás.— Comente mientras tú te ponías colorada.
—Fran, seguramente el tiene otros planes...— Dijiste mirándome tímidamente.
《Hablar de ti.》 Pensé mientras decías eso.
—No realmente, les presento a Sebas.— Los presente y él los saludo a todos.
—¿Por qué no se quedan con nosotros?— Propuso tu hermano y solo te mire como pidiendo tu autorización.
Estaba encantado con la idea... pasar más tiempo contigo; no había nada mejor que eso.
—¿De verdad no molestamos?— Pregunte y era más para ti que para tu hermano o su novia.
Me miraste haciendo ese gesto tan tuyo y el cual comenzaba a sospechar que hacías cuando te ponías nerviosa, y acomodando un mechón de pelo detrás de tu oreja dijiste —No.— Ese “no” me llenaba de ilusión.
Sebas y yo nos sentamos en los taburetes que había libres alrededor de la mesa alta donde estaban ustedes y comenzamos a conversar acerca de todo un poco con ustedes mientras tomábamos un trago y tú uno sin alcohol, hasta que la canción de moda comenzó a sonar. Tu hermano sin dudarlo tomo a su novia y se puso a bailar con ella. Por el otro lado Sebas se fue tomado por sorpresa por una mujer bastante guapa e hizo lo mismo... Quedábamos tú y yo en la mesa. Nuestras miradas se cruzaron acompañadas con una tímida sonrisa y sentí que era yo quien debía romper el hielo. —¿Bailamos?— Te pregunte y sonreíste.
—Bailemos.— Sentenciaste poniéndote de pie y más nervioso de lo que tú puedes imaginarte tome tu mano y te guie hasta un espacio vacío que había un poco más lejos de donde estábamos.
Te acerqué a mi sujetando tu cuerpo por la cintura y sentí mi respiración desordenarse al sentir tu cuerpo tan cerca del mío. El ritmo de la canción no era muy rápido y nos obligaba movernos lentamente, era una bachata por lo tanto tu cuerpo debía pegarse al mío para movernos según sus pasos. Era fascinante sentirte tan cerca y que fueran tus manos las que estuvieran rozando mi cuerpo. Eres una experta en el baile y me hacías ver muy mal, pero si te confieso algo, no me importaba nada; solo quería tenerte así.
Mi miraste al sentir como te apretaba más contra mí a medida que el espacio del lugar se iba reduciendo —Creí que bailabas muy mal.— Comentaste haciéndome reír.
—¿Y qué? ¿No es tan malo como creías?— Bromee a tu oído.
No sé qué sucedió, pero te acercaste a mi oído por primera vez y creí morir al sentir tu respiración tan cerca —No, de hecho lo haces bastante bien.— Comentaste y sonreí.
—Siempre se puede mejorar.— Replique de la misma manera.
—Claro, si quieres te ayudo... además de entrenar, estudie cuatro años de danza.— Te explicaste y esa fue una oferta que no pude rechazar.
—Mira que te tomo la palabra.— Te advertí como una última oportunidad a que te echaras para atrás.
—Tómala, yo hablo en serio... tú me ayudas con la equitacion, y yo con el baile.— Propusiste.
No sabías en lo que te habías metido aquel día —Trato hecho.— Dije a tu oído.
—Perfecto, entonces déjame decirte que esta pierna debes moverla así.— Hablaste y no te diste cuenta de lo que provocaste al tocar la parte más alta de mi pierna con tu mano. Comenzaba algo nuevo y ninguno de los dos lo sabía... o quizás yo tenía una leve sospecha y no me percate en aquel momento.
Aquella noche nos seguimos moviendo al ritmo de la música hasta que nos cansamos de bailar. Se había convertido en una obsesión para mí bailar contigo. Era la manera más natural que encontraba de tenerte cerca, de rozar tu figura, y de que tú me tocaras con o sin intención como lo hacías. Me enseñaste unos cuantos pasos aquella noche, pero el trato que hicimos fue seguir esas "clases" después de nuestras practicas. Me despedí de ti con tristeza en el momento que tu hermano dijo que era hora de irse y te llevo con él. Quería pedirle que te dejara quedar; que luego yo te llevaba a tu casa, pero habría sido demasiado en una sola noche.Tu ausencia dejo un vacío en este lugar lleno de gente, que no pude ocultar y Sebas se dio cuenta. —¿Estas atra&ia
Cada vez te veía más segura con Zorro, me emocionaba ver la conexión que tenías con él y ver lo feliz que eras al hacer esto que tanto te gustaba y es que sí, un entrenamiento se convirtió en algo más extenso y me encantaba la idea. Así mismo, cada despedida era mas difícil; solo que esta vez conseguí tener tu numero de móvil. Finalmente, no tendría que esperar más a que un intermediario te diera mis recados y eso me encantaba. Te di un beso en la mejilla, el cual tú me regresaste, el cual me supo a poco, y me marché de aquel lugar queriéndome quedar a tu lado.Fui a cerrar algunos detalles del Derby que estaba a punto de iniciar cuando la gente de la escuela hípica propuso que hiciéramos tres muestras en Madrid ya que la primera se había agotado. Pensé en todos los riegos que eso llevaba, pero también pensé que
Despedirme de ti en la puerta del edificio donde vivías fue más complicado de lo que creí. De alguna manera tú terminaste acorralada entre la pared y mi cuerpo, respiraba tu aroma y pedía al cielo ser lo suficientemente fuerte para no besarte. Tuve la impresión un par de veces que tú querías que te besara, o quizás fueron roces no intencionales los que ocurrieron y me confundieron. —Debo subir, si no mi hermano me matara.— Dijiste tímidamente al ver tu reloj. Era la una de la madrugada, vaya que el tiempo junto a ti volaba. Había olvidado completamente lo que era que impusieran un horario de llegada. Con toda la tristeza, me despedí de ti con un beso en la mejilla y me marché. De camino a casa te pensé tanto... me carcomía la angustia de saber que no te vería en tres meses.Los días comenzaron a transitar y los paisajes de las diferentes ciu
Los días junto a mi familia claro que los disfrute, pero seguí mirando el calendario esperando a aquellos días de junio donde finalmente nos reencontraríamos. Pasaban lentos... muy lentos... Las competencias en España ya habían comenzado, y la espera iba llegando a su fin de a poco. No hubo ni un solo día donde no nos escribiéramos. No hubo un solo día donde no esculcara tus redes sociales, quería verte, quería saber que estabas haciendo y el preguntártelo no me era suficiente. Me estaba dando pánico la manera que mis sentimientos estaban descontrolando mi ser. Llevaba casi cinco meses callando y a cada día que pasaba en vez de olvidarte, te pensaba más. No había mujer que me hiciera olvidarte por más esfuerzo que ella pusiese en llamar mi atención, al final del día tus ojos siempre aparecían en mis pensamientos.Después un u
Te miraba sin saber que decirte exactamente después de aquel primer beso. En realidad, si sabía que quería decirte, pero ¿Cómo hacia para que no salieras corriendo si te decía ahí mismo que te amaba?Respirabas de manera inconstante, tenias tu mirada clavada en mi y de repente, te deslizaste en el asiento para esconderte prácticamente en el suelo. No entendí nada —Leonel, ¡Arranca ya!— Exclamaste —Esta llegando mi hermano.— Explicaste finalmente.A pesar de que aún seguía saboreando el sabor de tu boca en mis labios y de que tenia ganas de besarte nuevamente; arranqué el auto y emprendí camino rumbo al restaurante donde tenia planeado llevarte.Te incorporaste nuevamente en el asiento y reíste como nunca te había escuchado reír antes.Te miré y morí de amor al verte tan feliz —Creo que te gus
De alguna manera aquella noche logramos entrar a aquel restaurante y sentarnos frente a frente. Honestamente, te quería tener más cerca, pero debía controlar todo lo que sentía. Me mirabas fijamente después de que ambos ordenáramos nuestros platos. La mesa estaba perfectamente ubicada para que tú y yo habláramos aquella noche a solas. Nadie nos veía, estábamos en una esquina y la luz era tenue haciendo que todo se viera mucho más romántico de lo que ya lo era.—¿Qué vamos a hacer ahora?— Me preguntaste de la nada y sonreí ante tu pregunta.Yo estaba igual que tú, todo era muy confuso, pero muy profundo.<
Salimos de aquel restaurante después de haber cenado conociéndonos mucho más y mirándonos como diciendo todo lo que no podíamos con nuestras bocas y una idea cruzo mi mente. Me detuve antes de abrir la puerta del auto y quería probar tus labios nuevamente mientras tenia tu cuerpo acorralado entre el auto y mi cuerpo. —¿Qué sucede?— Preguntaste tímidamente.Me sucedían tantas cosas en aquel momento... —Sucede que quiero invitarte a bailar, ¿Qué dices?— Te pregunte y me miraste con muchísima ilusión.Sabía que amabas bailar, pero también sabía que era la excusa que le habías dado a tu hermano para salir aquella noche. Me parecía un plan perfecto ir a bailar contigo. —¿Y si nos ven?— Me preguntaste con muchas dudas a pesar de que sé que querías ir.Por ti estaba dispuesto a move
Dejarte en la puerta de tu edificio aquella noche fue una despedida sin poder besarte. De regreso a mi casa pensé en todo lo que estaba sucediendo y me preguntaba a mi mismo de cómo sobrellevaría todos esto sentimientos. Tenía miedo de mi mismo. ¿Y si te hacia mal? Ya de por si mi vida personal no era fácil de llevar, y si a eso le sumaba todo lo que significaba esta relación para ti, me hacía dudar una y mil veces... Solo pensaba en tu frase para espantar mis miedos, "Seamos fugitivos del miedo a amar".Aquellos pocos días que quedaban para las competencias pasaron entre entrenamientos y encuentros clandestinos en un parque que había a dos calles de donde vivías. Nuestras cenas, nuestros bailes en el salón de mi casa, y las tardes qu