Dejarte en la puerta de tu edificio aquella noche fue una despedida sin poder besarte. De regreso a mi casa pensé en todo lo que estaba sucediendo y me preguntaba a mi mismo de cómo sobrellevaría todos esto sentimientos. Tenía miedo de mi mismo. ¿Y si te hacia mal? Ya de por si mi vida personal no era fácil de llevar, y si a eso le sumaba todo lo que significaba esta relación para ti, me hacía dudar una y mil veces... Solo pensaba en tu frase para espantar mis miedos, "Seamos fugitivos del miedo a amar".
Aquellos pocos días que quedaban para las competencias pasaron entre entrenamientos y encuentros clandestinos en un parque que había a dos calles de donde vivías. Nuestras cenas, nuestros bailes en el salón de mi casa, y las tardes qu
Nos fue muy difícil hacer como si nada hubiese pasado. Fuimos al área donde se llevaba a cabo la competencia y fuimos el entrenador y la jinete que sorprendía a todos en su primera competencia, una que yo había decidido que no sería la única. El público no dejaba de mirarte y comentar acerca de tu conexión tan especial con el caballo y sabía perfectamente que este era solo el principio. No sé que habrás sentido tú, pero yo sentí que aquella gente desapareció y éramos solo tú y yo en nuestro pequeño espacio en el mundo. Fueron los aplausos los que me hicieron regresar a la realidad y darme cuenta de que estaba aquí en calidad de entrenador y no como tu novio. Ellos fueron los que hicieron que aquella burbuja que nos protegía explotara y nos hiciera ver que realmente no est&aacut
¿Cómo olvidar nuestra primera vez? Entre a aquella habitación contigo entre mis brazos y con una mezcla de tristeza y deseo que me era difícil de comprender. Me mirabas fijamente mientras me acercaba a la cama y lo único que yo quería hacer era grabarme tu mirada para siempre. La podría describir y dibujar perfectamente si alguien me lo pidiese hoy.Te deposite sobre la cama y quite los almohadones que estovaban. Rozaste mi espalda con tus manos mientras me movía para acomodar todo y sonreí a pesar de la tristeza que sentía. Una vez que solo éramos nosotros sobre el colchón, acomode mi cuerpo sobre el tuyo sosteniendo mi peso con mis rodillas a cada lado de tu cuerpo. Te mire como pidiéndote permiso, pero fuiste tú quien llevaste tus manos a mi cuello e hiciste que me inclinara para besarte.Te bese sin recaudos. Tu lengua me excitaba a cada roce con la mía y
Miramos aquel reloj que sentenciaba nuestra despedida y ambos nos pusimos tristes. —Debería ir a casa de mi hermano antes de que se le ocurra llamar a la policía.— Me dijiste y solo te abrace más fuerte.—No sabes con que ganas me escaparía contigo.— Te dije y plante un beso en la comisura de tus labios.Te hubiese llevado conmigo al fin del mundo, de verdad no quería que nos separáramos.—Solo unos meses mi amor, solo eso.— Pronunciaste dándome un último beso y te sentaste en el borde de la cama para comenzar a vestirte.Me senté a tu la
Recorrí la otra mitad del país acompañado del sonido de tu ausencia, del recuerdo de tus manos acariciándome y tus labios pegados a los míos. Hablábamos casi todos los días cuando salías de tus entrenamientos, era el único momento que nadie nos interrumpía, que no tenías que esconder el móvil. Alguna que otra vez pudiste llamarme a través de video llamada desde tu cuarto y fueron las llamadas más provocativas que he recibido. Nos extrañábamos tanto que esas llamadas siempre llegaban al límite dejándonos a los dos con ganas de salir corriendo hacia donde estaba el otro para poder besarnos y estar nuevamente piel con piel.Te contaba de los Derby y tú me contabas de tus estudios. Habías decidido estudiar para ser veterinaria, y y
No pensaba arrancar el auto hasta que tus labios verbalmente fueran quienes me dieran la respuesta a mi pregunta. Me mirabas como preguntándome que era lo que esperaba para seguir el camino y yo reí —No me has respondido.— Te deje saber y esta vez fuiste tú quien reíste. —Creí que con el beso habías entendido todo.— Comentaste y negué. —Necesito que me digas con tus palabras si vivirías conmigo cuando cumplas 18.— Te dije para que supieras bien que es lo que yo esperaba de ti. —Si amor, claro que quiero ir a vivir contigo.— Respondiste firme y ahora sí que podía besarte con entusiasmo al saber que estaríamos juntos.L
Aquellos cuatro días solos, habían sido la antesala a lo que nos esperaba en diciembre. No solo pasamos increíbles momentos conociendo la ciudad, pero también dentro de aquellas cuatro paredes de la habitación de hotel nos amamos sin restricciones. Hicimos de esos momentos, momentos eternos donde fuimos capaces de detener las agujas del reloj. Pero como siempre la realidad golpeo la puerta y tuvimos que despedirnos.El aeropuerto de Berlín fue testigo del beso más lleno de amor que jamás pudo haber visto. Te abracé contra mi fuertemente y antes de marcharme te dije al oído —Nos vemos el diez de diciembre en Madrid para celebrar tu cumpleaños y darle inicio a nuestra vida juntos.—
Después de que aceptaras mi regalo de cumpleaños, subimos al pent-house y cuando entraste nuevamente tenía el corazón latiendo a mil por hora. Solo esperaba que te gustara mi otra sorpresa. —¡Esto es precioso!— Dijiste con entusiasmo mientras caminabas entre medio de todos los globos y flores que llenaban el salón. —Eres demasiado romántico.— Expresaste con una gran sonrisa en tu rostro y caminaste hacia mí y me abrazaste tan fuerte que me llamo la atención de que me dejaras sin aire. En realidad, siempre me dejas sin aire, pero no con un abrazo...—Es la primera vez que hago algo así por alguien.— Te confesé contradiciendo tu comentario acerca de lo romántico que era.
Te tenía abrazada a mí en aquel primer amanecer sin que las prisas del reloj ni el miedo de tener que separarnos nos invadieran. Estaba pensando en lo que estábamos viviendo y en la manera que me hacías sentir. Te giraste un poco para quedar boca abajo y apoyar tu rostro sobre mi pecho. —¿En qué piensas?— Me preguntaste y te sonreí.—En lo mucho que te amo.— Afirme.Tuvimos una larga conversación acerca de cómo sería nuestra vida a partir de ese momento y de alguna manera salió el tema de las fiestas navideñas. Debo confesarte que me dolió mucho el saber que no irías con tu familia porque estaban alejados. Me sentí culpable de que por mi culpa estuvieras así con ellos. Aunque tú te encargaste de dejarme saber que había sido tu decisión vivir lo que te dictaba tu corazón a pesar de que ellos no estuviesen de