Cada vez te veía más segura con Zorro, me emocionaba ver la conexión que tenías con él y ver lo feliz que eras al hacer esto que tanto te gustaba y es que sí, un entrenamiento se convirtió en algo más extenso y me encantaba la idea. Así mismo, cada despedida era mas difícil; solo que esta vez conseguí tener tu numero de móvil. Finalmente, no tendría que esperar más a que un intermediario te diera mis recados y eso me encantaba. Te di un beso en la mejilla, el cual tú me regresaste, el cual me supo a poco, y me marché de aquel lugar queriéndome quedar a tu lado.
Fui a cerrar algunos detalles del Derby que estaba a punto de iniciar cuando la gente de la escuela hípica propuso que hiciéramos tres muestras en Madrid ya que la primera se había agotado. Pensé en todos los riegos que eso llevaba, pero también pensé que podrías estar conmigo esos tres días y no una como estaba estipulado. No puedes ni imaginarte la enorme sonrisa que se dibujo en mi rostro al imaginarme esos tres días a tu lado. 11, 12, y 13 de junio; esas eran las fechas. Faltaban algunos meses aun, pero las ansias de dejar todo listo para aquellos días me consumían. Al salir de aquella reunión, no dude ni un segundo y te envié un W******p.
Leonel:
Sinai, estoy muy feliz. Se han agregado dos fechas mas en Madrid, ¿Te atreves a ser parte de la muestra previa a la competencia esos tres días?
Ese fue el primer W******p que te envié, y aun lo tengo guardado.
Miraba la pantalla como un tonto esperando tu respuesta. El móvil sonó y no sabes lo feliz que fui en ese instante, parecía un adolescente.
Sinai:
¡Felicidades! ¡Que locura! Claro que me atrevo ¿Quién no quiere ser parte de la muestra de tu equipo? Además, tú me das paz.
Debo admitir que leí tu mensaje una y mil veces; fue especial.
Mire mi agenda y me asuste. Solo tenia una semana antes que tuviera que viajar para competir en otro Derby internacional.
Leonel:
Deberíamos entrenar una ultima vez, en una semana viajo afuera del país. ¿Cuándo puedes?
Quería que fueses tú quien decidiera algunas cosas; no quería presionarte. Acordamos de vernos en dos días, y nuevamente el reloj jugaba en mi contra al mover sus agujas de manera tan lenta.
Esta vez fui yo quien llego primer a la escuela hípica. Me senté en uno de los bancos y simplemente hablaba con los caballos como hacia tiempo no lo hacia. Volvi a sentirme conectado con ellos y entendia que todo era gracias a ti, tú me llevabas a reencontrarme con la mejor versión de mi.
Te escuche entrar y al voltear a verte, me quede sin palabras. Te veías deslumbrante. Tan sencilla como eres tú, pero tan perfecta... es que no te hace falta nada para que siempre te veas increíble.
—Hola.— Dijiste acercándote a mi de manera tímida y me saludaste dejándome inhalar el exquisito de la fragancia que adornaba tu piel y era nueva. Me gustaba mucho, provocaba querer morderte el cuello de lo dulce que olías ¿sabes cuantas veces reprimí ese pensamiento aquella tarde? Muchas...
—Hola.— Respondí sonriente, aunque por dentro tenia una guerra de sentimientos. Sabía que era la ultima vez que te vería... estaría tres meses de viaje entre una competencia y otra hasta que nos tocara las muestras en Madrid y me ponía muy mal saber que pasaría tanto tiempo lejos de ti.
Conversamos acerca de todo lo que podrías esperar aquellos días y de alguno que otro arreglo que podíamos hacerle a la rutina de la muestra la misma que harías en la competencia. Hablar contigo de equitacion siempre ha sido tan fácil.
El tiempo pasaba, pero yo me negaba a separarme de ti. Vi la hora, y sí, era bastante tarde. —¿Quieres ir a cenar conmigo?— Me atreví a preguntarte en contra de lo que era correcto.
Me miraste tímidamente y mordiste tu labio inferior de una manera tan sensual, que tuve que reprimir mis deseos por besarte. —Vale. — Contestaste con una media sonrisa y sin dudarlo deje todo y te escolte a la salida. Caminaba a tu lado sin dejar de apreciar la manera que te movías. Tus piernas son un imán, tienes algo tan especial a la hora de caminar, que me hipnotiza.
Entramos a aquel restaurante mientras te veía escribirle un mensaje a tu hermano diciendo que estabas conmigo. Aparte tu silla de aquella mesa ubicada al fondo del lugar y agradeciste mi gesto de caballerosidad con entusiasmo. No deje de mirarte mientras me sentaba enfrente de ti. No sé si te dabas cuenta de lo que me sucedía contigo, pero yo tenia la certeza de que tenia un cartel en la frente que decía "Estoy enamorado de ti".
Tardamos un poco en decidir que ordenar; nuestra primera cena juntos, y nos entretuvimos hablando sin prestar atención al menú. Finalmente logramos pedir nuestros platos y cuando comenzamos a conocernos un poco más, me fue inevitable no preguntarte —¿Y cuando es tu cumpleaños?— Ya conocía tu color favorito, tu película favorita, tu flor favorita, pero no tu cumpleaños.
—Diez de Diciembre— Sentenciaste y sentí que me estaban quitando el aire.
Estábamos en Febrero... estaba enamorado de una chica que hace apenas dos meses había cumplido 17... literalmente me estaba ahogando. Me tocaba esperar ocho meses para que fueras mayor de edad.
Intente sonar normal el resto de nuestra conversación, pero creo que no creíste mi teatro. Me mirabas de manera extraña y yo no sabía como disimular más lo que me sucedía. —No quiero perder el contacto contigo estos meses que este fuera del país. — Solté en medio de nuestra charla y sonreíste.
—Yo tampoco Leonel. Sé que lo único que nos ha encontrado, ha sido ese concurso, pero me la paso muy bien contigo. — Me dijiste y fue como si el sol saliera en medio de la noche; iluminaste absolutamente todo con tan solo una frase.
—Y yo contigo. Me haces muy bien. — Te explique y nuevamente ese gesto tuyo. Ya no tenia dudas, cuando acomodabas un mechón de cabello detrás de tu oreja era porque estabas nerviosa.
—Te escribiré siempre que pueda. — Te dije y sonreíste.
—Y yo a ti. — Replicaste devolviéndome un poco de todo el aire que habías quitado hace instantes.
Te miraba mientras cenábamos y no dejaba de pensar que jamás había sido así con alguien. Nunca he estado dispuesto a esperar a alguien como lo estaba contigo. Quizás era porque todo contigo era diferente. Los sentimientos iban creciendo a cada día y lejos de asustarme como debería de haber sucedió; me sentía orgulloso de lo que me sucedía. Era el amor más puro que sentí. Sabía bien que era imposible, pero así todo no estaba dispuesto a dejarlo ir.
Despedirme de ti en la puerta del edificio donde vivías fue más complicado de lo que creí. De alguna manera tú terminaste acorralada entre la pared y mi cuerpo, respiraba tu aroma y pedía al cielo ser lo suficientemente fuerte para no besarte. Tuve la impresión un par de veces que tú querías que te besara, o quizás fueron roces no intencionales los que ocurrieron y me confundieron. —Debo subir, si no mi hermano me matara.— Dijiste tímidamente al ver tu reloj. Era la una de la madrugada, vaya que el tiempo junto a ti volaba. Había olvidado completamente lo que era que impusieran un horario de llegada. Con toda la tristeza, me despedí de ti con un beso en la mejilla y me marché. De camino a casa te pensé tanto... me carcomía la angustia de saber que no te vería en tres meses.Los días comenzaron a transitar y los paisajes de las diferentes ciu
Los días junto a mi familia claro que los disfrute, pero seguí mirando el calendario esperando a aquellos días de junio donde finalmente nos reencontraríamos. Pasaban lentos... muy lentos... Las competencias en España ya habían comenzado, y la espera iba llegando a su fin de a poco. No hubo ni un solo día donde no nos escribiéramos. No hubo un solo día donde no esculcara tus redes sociales, quería verte, quería saber que estabas haciendo y el preguntártelo no me era suficiente. Me estaba dando pánico la manera que mis sentimientos estaban descontrolando mi ser. Llevaba casi cinco meses callando y a cada día que pasaba en vez de olvidarte, te pensaba más. No había mujer que me hiciera olvidarte por más esfuerzo que ella pusiese en llamar mi atención, al final del día tus ojos siempre aparecían en mis pensamientos.Después un u
Te miraba sin saber que decirte exactamente después de aquel primer beso. En realidad, si sabía que quería decirte, pero ¿Cómo hacia para que no salieras corriendo si te decía ahí mismo que te amaba?Respirabas de manera inconstante, tenias tu mirada clavada en mi y de repente, te deslizaste en el asiento para esconderte prácticamente en el suelo. No entendí nada —Leonel, ¡Arranca ya!— Exclamaste —Esta llegando mi hermano.— Explicaste finalmente.A pesar de que aún seguía saboreando el sabor de tu boca en mis labios y de que tenia ganas de besarte nuevamente; arranqué el auto y emprendí camino rumbo al restaurante donde tenia planeado llevarte.Te incorporaste nuevamente en el asiento y reíste como nunca te había escuchado reír antes.Te miré y morí de amor al verte tan feliz —Creo que te gus
De alguna manera aquella noche logramos entrar a aquel restaurante y sentarnos frente a frente. Honestamente, te quería tener más cerca, pero debía controlar todo lo que sentía. Me mirabas fijamente después de que ambos ordenáramos nuestros platos. La mesa estaba perfectamente ubicada para que tú y yo habláramos aquella noche a solas. Nadie nos veía, estábamos en una esquina y la luz era tenue haciendo que todo se viera mucho más romántico de lo que ya lo era.—¿Qué vamos a hacer ahora?— Me preguntaste de la nada y sonreí ante tu pregunta.Yo estaba igual que tú, todo era muy confuso, pero muy profundo.<
Salimos de aquel restaurante después de haber cenado conociéndonos mucho más y mirándonos como diciendo todo lo que no podíamos con nuestras bocas y una idea cruzo mi mente. Me detuve antes de abrir la puerta del auto y quería probar tus labios nuevamente mientras tenia tu cuerpo acorralado entre el auto y mi cuerpo. —¿Qué sucede?— Preguntaste tímidamente.Me sucedían tantas cosas en aquel momento... —Sucede que quiero invitarte a bailar, ¿Qué dices?— Te pregunte y me miraste con muchísima ilusión.Sabía que amabas bailar, pero también sabía que era la excusa que le habías dado a tu hermano para salir aquella noche. Me parecía un plan perfecto ir a bailar contigo. —¿Y si nos ven?— Me preguntaste con muchas dudas a pesar de que sé que querías ir.Por ti estaba dispuesto a move
Dejarte en la puerta de tu edificio aquella noche fue una despedida sin poder besarte. De regreso a mi casa pensé en todo lo que estaba sucediendo y me preguntaba a mi mismo de cómo sobrellevaría todos esto sentimientos. Tenía miedo de mi mismo. ¿Y si te hacia mal? Ya de por si mi vida personal no era fácil de llevar, y si a eso le sumaba todo lo que significaba esta relación para ti, me hacía dudar una y mil veces... Solo pensaba en tu frase para espantar mis miedos, "Seamos fugitivos del miedo a amar".Aquellos pocos días que quedaban para las competencias pasaron entre entrenamientos y encuentros clandestinos en un parque que había a dos calles de donde vivías. Nuestras cenas, nuestros bailes en el salón de mi casa, y las tardes qu
Nos fue muy difícil hacer como si nada hubiese pasado. Fuimos al área donde se llevaba a cabo la competencia y fuimos el entrenador y la jinete que sorprendía a todos en su primera competencia, una que yo había decidido que no sería la única. El público no dejaba de mirarte y comentar acerca de tu conexión tan especial con el caballo y sabía perfectamente que este era solo el principio. No sé que habrás sentido tú, pero yo sentí que aquella gente desapareció y éramos solo tú y yo en nuestro pequeño espacio en el mundo. Fueron los aplausos los que me hicieron regresar a la realidad y darme cuenta de que estaba aquí en calidad de entrenador y no como tu novio. Ellos fueron los que hicieron que aquella burbuja que nos protegía explotara y nos hiciera ver que realmente no est&aacut
¿Cómo olvidar nuestra primera vez? Entre a aquella habitación contigo entre mis brazos y con una mezcla de tristeza y deseo que me era difícil de comprender. Me mirabas fijamente mientras me acercaba a la cama y lo único que yo quería hacer era grabarme tu mirada para siempre. La podría describir y dibujar perfectamente si alguien me lo pidiese hoy.Te deposite sobre la cama y quite los almohadones que estovaban. Rozaste mi espalda con tus manos mientras me movía para acomodar todo y sonreí a pesar de la tristeza que sentía. Una vez que solo éramos nosotros sobre el colchón, acomode mi cuerpo sobre el tuyo sosteniendo mi peso con mis rodillas a cada lado de tu cuerpo. Te mire como pidiéndote permiso, pero fuiste tú quien llevaste tus manos a mi cuello e hiciste que me inclinara para besarte.Te bese sin recaudos. Tu lengua me excitaba a cada roce con la mía y