Despedirme de ti en la puerta del edificio donde vivías fue más complicado de lo que creí. De alguna manera tú terminaste acorralada entre la pared y mi cuerpo, respiraba tu aroma y pedía al cielo ser lo suficientemente fuerte para no besarte. Tuve la impresión un par de veces que tú querías que te besara, o quizás fueron roces no intencionales los que ocurrieron y me confundieron. —Debo subir, si no mi hermano me matara.— Dijiste tímidamente al ver tu reloj. Era la una de la madrugada, vaya que el tiempo junto a ti volaba. Había olvidado completamente lo que era que impusieran un horario de llegada. Con toda la tristeza, me despedí de ti con un beso en la mejilla y me marché. De camino a casa te pensé tanto... me carcomía la angustia de saber que no te vería en tres meses.
Los días comenzaron a transitar y los paisajes de las diferentes ciudades en Latinoamérica pasaban por delante de mis ojos. Ya estábamos en Lima cuando las competencias y las muestras me dieron un descanso y tuve uno de esos días para mí solo. Siempre estaba rodeado de gente y cuando podía escribirte ya era demasiado tarde en España.
Me senté en el sofá de la habitación de hotel y fue desde allí donde me atreví a decirte algo de todo lo que me sucedía.
Leonel:
Buenas noches para ti Sinai, ¿Cómo te encuentras? Quiero que sepas que te echo de menos.
Me atreví a confesarte que te extrañaba porque era imposible de ocultarlo ya. Miré la pantalla del móvil con esperanza cuando vi que estabas escribiendo.
Sinai:
Buenas tardes para ti Leonel... Estoy en casa viendo videos de como perfeccionar algunos saltos. Aunque no me creas, también te echo de menos. Extraño nuestras charlas.
Me extrañabas... para mí eso ya era un paso inmenso.
Aquella tarde hablamos por W******p durante horas. Nos contamos de todo un poco. Como te iba en el instituto, acerca de tus amigas, de tu hermano, de tus planes a futuro... Yo te conté como me iba en las competencias y demás eventos que asistía, te conté acerca de lo hermoso que era Bogotá... de lo increíble que es ir a Quito y estar en la mitad del mundo, te propuse venir juntos algún día y no te asustaste; si no todo lo contrario. Esa tarde es cuando gracias a la tecnología te sentí más cerca que nunca.
A partir de aquel momento fue cuando te comencé a enviar al menos un mensaje todos los días. Había días donde solo nos podíamos saludar porque ambos estábamos muy ocupados, hubo otros donde nos quedábamos hablando por horas y nos costaba mucho trabajo decir adiós. Tenía la impresión de que poco a poco tú te ibas soltando más conmigo, que me tenias más confianza.
El calendario siguió avanzando y al día siguiente regresaba a España, pero lamentablemente iría directamente a Barcelona. Mi familia me extrañaba y quería pasar tiempo conmigo, cuando lo que yo quería realmente era pasar tiempo contigo. Me plantee mil veces la posibilidad de ir a Madrid, pero ellos ya tenían planes armados.
Necesitaba decirte lo que me pasaba. Estaba en el avión y antes de despegar te escribí el mensaje que poco a poco iba develando mis verdaderos sentimientos.
Leonel:
Princesa, si no fuese porque mi familia ya tiene planes armados; pasaría por Madrid para invitarte a cenar. Muero de ganas de verte.
Ese era el mensaje más claro que te había enviado hasta aquel momento y solo pensaba en como ibas a reaccionar. Me sentí frustrado cuando la auxiliar de vuelo volvió a recordarnos las reglas acerca de los aparatos electrónicos durante el vuelo y tuve que apagarlo; fue el vuelo más largo de mi vida.
Finalmente, aquel avión aterrizo y lo primero que hice cuando se nos permitió, fue prender mi móvil. Sonreí al ver que tu respuesta había llegado, y mucho más al leerla.
Sinai:
Si no fuese porque tengo clase mañana y mi hermano no me deja, viajaría a Barcelona a abrazarte. Yo también muero por verte.
Mi corazón latía con una fuerza que asustaba. Tenía la impresión de que se me iba a salir del pecho ¿Por qué rayos vivías lejos de mí?
En ese instante se me olvido absolutamente todo. Se me olvido de que eras menor de edad. Se me olvido de que te llevaba ocho años. Se me olvido los problemas que podía tener si pasaba algo contigo. Solo quería echarme a correr hacia donde tú estuvieses y besarte hasta que nos quedáramos sin aire.
De alguna manera perdido en mis pensamientos, llegue donde mi familia me esperaba y los abrace en cuerpo, pero el resto de mi estaba contigo. Mi corazón, mi mente, y mi alma estaban a tu lado; te estaban abrazando como tanto querías tú y como tanto yo anhelaba hacerlo en aquel momento. Solo un mes más... solo eso era lo que tenía que resistir para poder verte.
Los días junto a mi familia claro que los disfrute, pero seguí mirando el calendario esperando a aquellos días de junio donde finalmente nos reencontraríamos. Pasaban lentos... muy lentos... Las competencias en España ya habían comenzado, y la espera iba llegando a su fin de a poco. No hubo ni un solo día donde no nos escribiéramos. No hubo un solo día donde no esculcara tus redes sociales, quería verte, quería saber que estabas haciendo y el preguntártelo no me era suficiente. Me estaba dando pánico la manera que mis sentimientos estaban descontrolando mi ser. Llevaba casi cinco meses callando y a cada día que pasaba en vez de olvidarte, te pensaba más. No había mujer que me hiciera olvidarte por más esfuerzo que ella pusiese en llamar mi atención, al final del día tus ojos siempre aparecían en mis pensamientos.Después un u
Te miraba sin saber que decirte exactamente después de aquel primer beso. En realidad, si sabía que quería decirte, pero ¿Cómo hacia para que no salieras corriendo si te decía ahí mismo que te amaba?Respirabas de manera inconstante, tenias tu mirada clavada en mi y de repente, te deslizaste en el asiento para esconderte prácticamente en el suelo. No entendí nada —Leonel, ¡Arranca ya!— Exclamaste —Esta llegando mi hermano.— Explicaste finalmente.A pesar de que aún seguía saboreando el sabor de tu boca en mis labios y de que tenia ganas de besarte nuevamente; arranqué el auto y emprendí camino rumbo al restaurante donde tenia planeado llevarte.Te incorporaste nuevamente en el asiento y reíste como nunca te había escuchado reír antes.Te miré y morí de amor al verte tan feliz —Creo que te gus
De alguna manera aquella noche logramos entrar a aquel restaurante y sentarnos frente a frente. Honestamente, te quería tener más cerca, pero debía controlar todo lo que sentía. Me mirabas fijamente después de que ambos ordenáramos nuestros platos. La mesa estaba perfectamente ubicada para que tú y yo habláramos aquella noche a solas. Nadie nos veía, estábamos en una esquina y la luz era tenue haciendo que todo se viera mucho más romántico de lo que ya lo era.—¿Qué vamos a hacer ahora?— Me preguntaste de la nada y sonreí ante tu pregunta.Yo estaba igual que tú, todo era muy confuso, pero muy profundo.<
Salimos de aquel restaurante después de haber cenado conociéndonos mucho más y mirándonos como diciendo todo lo que no podíamos con nuestras bocas y una idea cruzo mi mente. Me detuve antes de abrir la puerta del auto y quería probar tus labios nuevamente mientras tenia tu cuerpo acorralado entre el auto y mi cuerpo. —¿Qué sucede?— Preguntaste tímidamente.Me sucedían tantas cosas en aquel momento... —Sucede que quiero invitarte a bailar, ¿Qué dices?— Te pregunte y me miraste con muchísima ilusión.Sabía que amabas bailar, pero también sabía que era la excusa que le habías dado a tu hermano para salir aquella noche. Me parecía un plan perfecto ir a bailar contigo. —¿Y si nos ven?— Me preguntaste con muchas dudas a pesar de que sé que querías ir.Por ti estaba dispuesto a move
Dejarte en la puerta de tu edificio aquella noche fue una despedida sin poder besarte. De regreso a mi casa pensé en todo lo que estaba sucediendo y me preguntaba a mi mismo de cómo sobrellevaría todos esto sentimientos. Tenía miedo de mi mismo. ¿Y si te hacia mal? Ya de por si mi vida personal no era fácil de llevar, y si a eso le sumaba todo lo que significaba esta relación para ti, me hacía dudar una y mil veces... Solo pensaba en tu frase para espantar mis miedos, "Seamos fugitivos del miedo a amar".Aquellos pocos días que quedaban para las competencias pasaron entre entrenamientos y encuentros clandestinos en un parque que había a dos calles de donde vivías. Nuestras cenas, nuestros bailes en el salón de mi casa, y las tardes qu
Nos fue muy difícil hacer como si nada hubiese pasado. Fuimos al área donde se llevaba a cabo la competencia y fuimos el entrenador y la jinete que sorprendía a todos en su primera competencia, una que yo había decidido que no sería la única. El público no dejaba de mirarte y comentar acerca de tu conexión tan especial con el caballo y sabía perfectamente que este era solo el principio. No sé que habrás sentido tú, pero yo sentí que aquella gente desapareció y éramos solo tú y yo en nuestro pequeño espacio en el mundo. Fueron los aplausos los que me hicieron regresar a la realidad y darme cuenta de que estaba aquí en calidad de entrenador y no como tu novio. Ellos fueron los que hicieron que aquella burbuja que nos protegía explotara y nos hiciera ver que realmente no est&aacut
¿Cómo olvidar nuestra primera vez? Entre a aquella habitación contigo entre mis brazos y con una mezcla de tristeza y deseo que me era difícil de comprender. Me mirabas fijamente mientras me acercaba a la cama y lo único que yo quería hacer era grabarme tu mirada para siempre. La podría describir y dibujar perfectamente si alguien me lo pidiese hoy.Te deposite sobre la cama y quite los almohadones que estovaban. Rozaste mi espalda con tus manos mientras me movía para acomodar todo y sonreí a pesar de la tristeza que sentía. Una vez que solo éramos nosotros sobre el colchón, acomode mi cuerpo sobre el tuyo sosteniendo mi peso con mis rodillas a cada lado de tu cuerpo. Te mire como pidiéndote permiso, pero fuiste tú quien llevaste tus manos a mi cuello e hiciste que me inclinara para besarte.Te bese sin recaudos. Tu lengua me excitaba a cada roce con la mía y
Miramos aquel reloj que sentenciaba nuestra despedida y ambos nos pusimos tristes. —Debería ir a casa de mi hermano antes de que se le ocurra llamar a la policía.— Me dijiste y solo te abrace más fuerte.—No sabes con que ganas me escaparía contigo.— Te dije y plante un beso en la comisura de tus labios.Te hubiese llevado conmigo al fin del mundo, de verdad no quería que nos separáramos.—Solo unos meses mi amor, solo eso.— Pronunciaste dándome un último beso y te sentaste en el borde de la cama para comenzar a vestirte.Me senté a tu la