Te bajaste del caballo, caminaste conmigo hacia el otro picadero donde me esperaba Tornado y miraste detenidamente cada movimiento que daba. Monte a mi caballo bajo el efecto de tus ojos y entendí que ese momento estaba escrito para nosotros en algún sitio.
Unos pocos aplausos fueron los encargados de regresarme a la realidad de aquel lugar, y es que debo confesar que me había transportado contigo a otro sitio cuando nuestras miradas se cruzaron después de que me baje del caballo. —Aun no puedo creer que este aquí contigo y que me hayas visto montar. — Dijiste y me mostraste tus manos para que yo me diera cuenta como te temblaban. Me quede mirándolas y me perdí en la perfección que había en tus dedos, imagine que rozabas mi rostro con ellos y reprendí aquel pensamiento de inmediato.
—No te pongas así de nerviosa. — Te dije y sostuve tus manos con las mías. Es ese instante, una corriente eléctrica recorrió mi cuerpo y ahora era yo el que estaba nervioso.
—Lo siento, es que un no me creo estar aquí contigo. — Pronunciaste riéndote de manera nerviosa y el sonido de tu risa ya me empezaba a gustar desde aquel momento... es mi melodía favorita.
Te mire fijamente y te lance una tímida sonrisa —No podía ganar otra persona que no fueses tú. Tu talento es infinito. — Admití sin dejar de mirarte.
No se si fueron las palabras que te dije o la euforia del momento, pero me sorprendiste con un abrazo que no me dejo más remedio que amarrar tu cintura con mis brazos, debo confesar que tú cercanía fue un cuchillo que traspaso toda mi piel.
《¡Leonel detente!》 Me grite a mi mismo mientras tú seguías abrazándome de esa manera tan especial. Agradecí a cielo ese momento donde Tatiana se acerco a nosotros y dijo —Leonel, siento decirte esto, pero tenemos una reunión en media hora. Debemos irnos. —
Me aparte de ti y mire a Tatiana con dudas. Debía irme, pero no quería... o quizás si... era una sensación tan extraña la que sentía… mi mente era un caos. Desordenaste mis sentidos, mi conciencia, quien soy... No podía fijarme en ti y así todo lo estaba haciendo. En aquel instante no comprendí mis sentimientos, no creí que fuera amor, después de todo, no se puede sentir amor por una desconocida, ¿o sí? Yo prefería llamarlo más como una atracción peligrosa.
Tú parecías no darte cuenta de nada, ¿o es que disimulabas muy bien? No diste muestras de que yo te pareciera atractivo. No dijiste ningún comentario a los que estoy acostumbrado por parte de las mujeres. ¿Y si tenias novio? Ni llegue a pensar en eso… En ese momento Tatiana jalo de mi mano —¡Leonel, que se nos hace tarde!— Me advirtió y yo caminaba por inercia hacia la salida del picadero, pero me escape un instante de su agarre el cual a ti te parecía bastante gracioso ya que reías, y me acerque a ti para despedirme. —Nos vemos aquí en dos días para entrenar. — Dije con entusiasmo y te di dos besos en la mejilla.
Me miraste fijamente mientras me alejaba y me di cuenta de que sonreíste de la manera mas bonita que te había visto hacerlo hasta ahora —¡Nos vemos!— Gritaste justo antes que saliera. La sonrisa de idiota que llevaba en mi rostro me delato.
—Leonel, que te conozco. — Me regaño Tatiana. —Es una niña, ni se te vaya a ocurrir conquistarla ni nada. — Advirtio una vez que nos quedamos solos en la camioneta que nos llevaría a nuestra reunión.
—Solo intentaba ser amable Taty... ¿Cómo crees que me fijaría en ella? Tú lo has dicho, es una niña— Respondí intentando engañarla, pero ella me lanzo una de esas miradas asesinas.
—Aha... de no querer saber nada con este concurso y su ganador, a querer verla nuevamente. A mi no me engañas Leonel Ritter...— Comento seria y me lanzo una tímida sonrisa.
No entendí como es que permitieron que menores de edad concursaran, pero ella se encargo de explicarme que tu madre había firmado un permiso especial. En ese momento me pregunte como sería tu familia... ¿tendrías hermanos? Me asustaba mucho mi alto nivel de curiosidad por ti y por todo tu entorno... Tenía pánico porque sabía muy bien las consecuencias que podía haber detrás de todo esto. Quizás Tatiana estaba en lo cierto, pensé. Tal vez debía borrar toda mi curiosidad y tratarte como simplemente la chica que entrenaría, después de todo recién te acababa de conocer; ¿Qué tan difícil puede ser eso?
Aquel día fue fatal. Estaba de reunión en reunión con patrocinadores, gente del ambiente y no recuerdo quien más, lo que si recuerdo es que no podía más que recordar tu voz, tu rostro... a ti en todo momento. No entendía muy bien lo que me habías hecho, solo sé que eras una niña, de acuerdo, no una niña, pero si una mujer muy joven para mí que me podía meter en muchos problemas.Los días pasaron y llegaba el momento de volver a encontrarnos, estaba nervioso, lo admito. Caminaba por la escuela hípico mientras escuchaba a Zorro y sabía que tú lo estabas montando, pero al verte más de cerca me quede inmóvil a algunos pasos de ti. No sé muy bien aun si es que fue mi presencia o algún ruido lo que hizo que te detuvieras y me miraras, y fue ahí cuando vi una lagrima recorriendo tu mejilla. Me miraste apenada y quitaste el ra
Nuestras manos volvieron a unirse sobre las riendas del caballo mientras que te subías a Zorro. No era la primera vez que nos veíamos, pero tampoco es que lleváramos una vida conociéndonos. Sin embargo, parecía que llevábamos años haciendo esto. Tu maravillosa mirada llena de melancolía se fijaba en el horizonte mientras que te lucias en cada movimiento que provocabas que hiciera Zorro y por alguna razón no te veías tan feliz y mi curiosidad me ganaba.Te mire como queriendo descubrir en tus ojos todos tus secretos o quizás todas tus verdades, 《¿Qué secretos podía tener alguien como tú?》 Pensé. Me mirabas fijamente y después de lo que pareció una eternidad sonreíste. —Es tan fácil montar contigo mirándome… siento que todo lo hago mal — Dijiste tímidamente y allí estaba ese gesto nuevamente, tus dedo
No sabía muy bien como sobrellevar esa semana que pasábamos alejados. Antes de ti, disfrutaba ir a Barcelona y pasar tiempo con mi familia, pero todo había cambiado. Todo lo que quería hacer después de haberte conocido, era verte. Comprendía que no podía hacer nada, que no podía ni siquiera intentar robarte un beso, pero con verte me era suficiente. No tienes idea de lo bien que me hace tu presencia.Aquella noche de regreso en Madrid, mi gran amigo Sebas, había insistido en ir por algunas copas a un bar. Necesitaba distraerme, me era urgente que alguien escuchara lo que me estaba sucediendo y me dijese que estaba loco, que no podía fijarme en ti y quede con él en uno de los mejores bares de la ciudad. Me encontré con mi amigo en la puerta y entramos al lugar bajo el espectacular sonido de la música. Intentábamos hablar, pero hasta no sentarnos sería imposible.<
Aquella noche nos seguimos moviendo al ritmo de la música hasta que nos cansamos de bailar. Se había convertido en una obsesión para mí bailar contigo. Era la manera más natural que encontraba de tenerte cerca, de rozar tu figura, y de que tú me tocaras con o sin intención como lo hacías. Me enseñaste unos cuantos pasos aquella noche, pero el trato que hicimos fue seguir esas "clases" después de nuestras practicas. Me despedí de ti con tristeza en el momento que tu hermano dijo que era hora de irse y te llevo con él. Quería pedirle que te dejara quedar; que luego yo te llevaba a tu casa, pero habría sido demasiado en una sola noche.Tu ausencia dejo un vacío en este lugar lleno de gente, que no pude ocultar y Sebas se dio cuenta. —¿Estas atra&ia
Cada vez te veía más segura con Zorro, me emocionaba ver la conexión que tenías con él y ver lo feliz que eras al hacer esto que tanto te gustaba y es que sí, un entrenamiento se convirtió en algo más extenso y me encantaba la idea. Así mismo, cada despedida era mas difícil; solo que esta vez conseguí tener tu numero de móvil. Finalmente, no tendría que esperar más a que un intermediario te diera mis recados y eso me encantaba. Te di un beso en la mejilla, el cual tú me regresaste, el cual me supo a poco, y me marché de aquel lugar queriéndome quedar a tu lado.Fui a cerrar algunos detalles del Derby que estaba a punto de iniciar cuando la gente de la escuela hípica propuso que hiciéramos tres muestras en Madrid ya que la primera se había agotado. Pensé en todos los riegos que eso llevaba, pero también pensé que
Despedirme de ti en la puerta del edificio donde vivías fue más complicado de lo que creí. De alguna manera tú terminaste acorralada entre la pared y mi cuerpo, respiraba tu aroma y pedía al cielo ser lo suficientemente fuerte para no besarte. Tuve la impresión un par de veces que tú querías que te besara, o quizás fueron roces no intencionales los que ocurrieron y me confundieron. —Debo subir, si no mi hermano me matara.— Dijiste tímidamente al ver tu reloj. Era la una de la madrugada, vaya que el tiempo junto a ti volaba. Había olvidado completamente lo que era que impusieran un horario de llegada. Con toda la tristeza, me despedí de ti con un beso en la mejilla y me marché. De camino a casa te pensé tanto... me carcomía la angustia de saber que no te vería en tres meses.Los días comenzaron a transitar y los paisajes de las diferentes ciu
Los días junto a mi familia claro que los disfrute, pero seguí mirando el calendario esperando a aquellos días de junio donde finalmente nos reencontraríamos. Pasaban lentos... muy lentos... Las competencias en España ya habían comenzado, y la espera iba llegando a su fin de a poco. No hubo ni un solo día donde no nos escribiéramos. No hubo un solo día donde no esculcara tus redes sociales, quería verte, quería saber que estabas haciendo y el preguntártelo no me era suficiente. Me estaba dando pánico la manera que mis sentimientos estaban descontrolando mi ser. Llevaba casi cinco meses callando y a cada día que pasaba en vez de olvidarte, te pensaba más. No había mujer que me hiciera olvidarte por más esfuerzo que ella pusiese en llamar mi atención, al final del día tus ojos siempre aparecían en mis pensamientos.Después un u
Te miraba sin saber que decirte exactamente después de aquel primer beso. En realidad, si sabía que quería decirte, pero ¿Cómo hacia para que no salieras corriendo si te decía ahí mismo que te amaba?Respirabas de manera inconstante, tenias tu mirada clavada en mi y de repente, te deslizaste en el asiento para esconderte prácticamente en el suelo. No entendí nada —Leonel, ¡Arranca ya!— Exclamaste —Esta llegando mi hermano.— Explicaste finalmente.A pesar de que aún seguía saboreando el sabor de tu boca en mis labios y de que tenia ganas de besarte nuevamente; arranqué el auto y emprendí camino rumbo al restaurante donde tenia planeado llevarte.Te incorporaste nuevamente en el asiento y reíste como nunca te había escuchado reír antes.Te miré y morí de amor al verte tan feliz —Creo que te gus