Año 2014
Era un día más de esos donde seguía siento el entrenador y jinete de caballos que todos conocían y admiraban en Madrid, la ciudad donde se citan los mejores jinetes del mundo según las estadísticas, en ese momento, debía seguir con los protocolos de otra jornada en la escuela de hípica. En esta ocasión, me tocaba conocer al ganador de un concurso que haría que el ganador tuviera una clase complementaria conmigo y también la oportunidad de un correr una carrera si era lo suficientemente bueno. Sinceramente, yo no estaba emocionado en absoluto, pero era consciente que este concurso haría feliz al afortunado ganador, después de todo, cumplirían el tan anhelado sueño de entrenar con Leonel Ritter, ese hombre que se ha hecho “famoso” por sus logros.
Lo que nunca imagine es que la ganadora, serias tú. Aquella chica de cabello castaño y ojos celestes con rostro angelical. Sinai, así me dijiste que te llamabas aquel día que nos presentaron en el picadero y estrechamos nuestras manos sin apartar la mirada del otro, tu nombre era tan único como tú. Era claro que hubo una conexión instantánea, me engañe creyendo que era por el amor a la equitación, pero no, eso iba mucho mas allá.
Con mucho entusiasmo me presente y te pregunte cuantos años tenías. Tu respuesta fue 17 y allí fue cuando todo se complicó. Di un paso atrás y pretendí no darle importancia al pequeño detalle que eras menor de edad y de que te llevaba ocho años, te presenté el increíble caballo que siempre me acompañaba y fuiste a él con entusiasmo. Fue en el preciso instante que montaste and “Tornado” que la magia comenzó y el mundo se detuvo para mi.
Recuerdo perfectamente la voz de Tatiana, mi representante diciéndome —¡Leonel, vamos arriba! ¡Hoy tienes que ir a conocer al ganador del concurso! — Honestamente no tenia ganas de cumplir otro día mas de protocolo. Hacia ya tres meses que venía trabajando arduamente y cumpliendo con compromisos de diferentes tipos gracias al ultimo Derby ganado, estaba cansado de tantos viajes, de tanta gente, y lo peor de todo; es que eso recién comenzaba ya que me esperaban muchos tornes más, tanto como entrenador, así como jinete.Con desgano me levante de aquel sofá que tenia en mi pent-house en Madrid, apague la televisión, y ahí iba otro capitulo más de mi serie de televisión favorita que tendría que dejar a la mitad. Me deje llevar nuevamente por mi agenda hasta l
Te bajaste del caballo, caminaste conmigo hacia el otro picadero donde me esperaba Tornado y miraste detenidamente cada movimiento que daba. Monte a mi caballo bajo el efecto de tus ojos y entendí que ese momento estaba escrito para nosotros en algún sitio. Unos pocos aplausos fueron los encargados de regresarme a la realidad de aquel lugar, y es que debo confesar que me había transportado contigo a otro sitio cuando nuestras miradas se cruzaron después de que me baje del caballo. —Aun no puedo creer que este aquí contigo y que me hayas visto montar. — Dijiste y me mostraste tus manos para que yo me diera cuenta como te temblaban. Me quede mirándolas y me perdí en la perfección que había en tus dedos, imagine que rozabas mi rostro con ellos y reprendí aquel pensamiento de inmediato.—No te pongas así de nerviosa. — Te dije y sostuve tus manos con las mías.
Aquel día fue fatal. Estaba de reunión en reunión con patrocinadores, gente del ambiente y no recuerdo quien más, lo que si recuerdo es que no podía más que recordar tu voz, tu rostro... a ti en todo momento. No entendía muy bien lo que me habías hecho, solo sé que eras una niña, de acuerdo, no una niña, pero si una mujer muy joven para mí que me podía meter en muchos problemas.Los días pasaron y llegaba el momento de volver a encontrarnos, estaba nervioso, lo admito. Caminaba por la escuela hípico mientras escuchaba a Zorro y sabía que tú lo estabas montando, pero al verte más de cerca me quede inmóvil a algunos pasos de ti. No sé muy bien aun si es que fue mi presencia o algún ruido lo que hizo que te detuvieras y me miraras, y fue ahí cuando vi una lagrima recorriendo tu mejilla. Me miraste apenada y quitaste el ra
Nuestras manos volvieron a unirse sobre las riendas del caballo mientras que te subías a Zorro. No era la primera vez que nos veíamos, pero tampoco es que lleváramos una vida conociéndonos. Sin embargo, parecía que llevábamos años haciendo esto. Tu maravillosa mirada llena de melancolía se fijaba en el horizonte mientras que te lucias en cada movimiento que provocabas que hiciera Zorro y por alguna razón no te veías tan feliz y mi curiosidad me ganaba.Te mire como queriendo descubrir en tus ojos todos tus secretos o quizás todas tus verdades, 《¿Qué secretos podía tener alguien como tú?》 Pensé. Me mirabas fijamente y después de lo que pareció una eternidad sonreíste. —Es tan fácil montar contigo mirándome… siento que todo lo hago mal — Dijiste tímidamente y allí estaba ese gesto nuevamente, tus dedo
No sabía muy bien como sobrellevar esa semana que pasábamos alejados. Antes de ti, disfrutaba ir a Barcelona y pasar tiempo con mi familia, pero todo había cambiado. Todo lo que quería hacer después de haberte conocido, era verte. Comprendía que no podía hacer nada, que no podía ni siquiera intentar robarte un beso, pero con verte me era suficiente. No tienes idea de lo bien que me hace tu presencia.Aquella noche de regreso en Madrid, mi gran amigo Sebas, había insistido en ir por algunas copas a un bar. Necesitaba distraerme, me era urgente que alguien escuchara lo que me estaba sucediendo y me dijese que estaba loco, que no podía fijarme en ti y quede con él en uno de los mejores bares de la ciudad. Me encontré con mi amigo en la puerta y entramos al lugar bajo el espectacular sonido de la música. Intentábamos hablar, pero hasta no sentarnos sería imposible.<
Aquella noche nos seguimos moviendo al ritmo de la música hasta que nos cansamos de bailar. Se había convertido en una obsesión para mí bailar contigo. Era la manera más natural que encontraba de tenerte cerca, de rozar tu figura, y de que tú me tocaras con o sin intención como lo hacías. Me enseñaste unos cuantos pasos aquella noche, pero el trato que hicimos fue seguir esas "clases" después de nuestras practicas. Me despedí de ti con tristeza en el momento que tu hermano dijo que era hora de irse y te llevo con él. Quería pedirle que te dejara quedar; que luego yo te llevaba a tu casa, pero habría sido demasiado en una sola noche.Tu ausencia dejo un vacío en este lugar lleno de gente, que no pude ocultar y Sebas se dio cuenta. —¿Estas atra&ia
Cada vez te veía más segura con Zorro, me emocionaba ver la conexión que tenías con él y ver lo feliz que eras al hacer esto que tanto te gustaba y es que sí, un entrenamiento se convirtió en algo más extenso y me encantaba la idea. Así mismo, cada despedida era mas difícil; solo que esta vez conseguí tener tu numero de móvil. Finalmente, no tendría que esperar más a que un intermediario te diera mis recados y eso me encantaba. Te di un beso en la mejilla, el cual tú me regresaste, el cual me supo a poco, y me marché de aquel lugar queriéndome quedar a tu lado.Fui a cerrar algunos detalles del Derby que estaba a punto de iniciar cuando la gente de la escuela hípica propuso que hiciéramos tres muestras en Madrid ya que la primera se había agotado. Pensé en todos los riegos que eso llevaba, pero también pensé que
Despedirme de ti en la puerta del edificio donde vivías fue más complicado de lo que creí. De alguna manera tú terminaste acorralada entre la pared y mi cuerpo, respiraba tu aroma y pedía al cielo ser lo suficientemente fuerte para no besarte. Tuve la impresión un par de veces que tú querías que te besara, o quizás fueron roces no intencionales los que ocurrieron y me confundieron. —Debo subir, si no mi hermano me matara.— Dijiste tímidamente al ver tu reloj. Era la una de la madrugada, vaya que el tiempo junto a ti volaba. Había olvidado completamente lo que era que impusieran un horario de llegada. Con toda la tristeza, me despedí de ti con un beso en la mejilla y me marché. De camino a casa te pensé tanto... me carcomía la angustia de saber que no te vería en tres meses.Los días comenzaron a transitar y los paisajes de las diferentes ciu