—Cásate conmigo y te daré todo lo que quieras. Todo lo que necesites es tuyo, yo, mi casa, mi dinero, tu hija, todo —expresó Eiríkr Jackson efusivamente. Dudé un momento, pero luego de pensarlo accedí. Quería a mi hija más que todo lo que él me ofrecía y si para eso debía casarme con un hombre al que solo he visto tres veces, aceptaré. Everly Jenkins, salvó a Eiríkr Jackson hace cinco años de ser asesinado por la mafia enemiga. Sin embargo, el destino tenía planes sorprendentes para ambos. Ahora, cinco años después, Eiríkr ha emergido como príncipe de la mafia en Denver y su camino se cruza nuevamente con el de Everly rescatándola de un matrimonio abusivo. Eiríkr se siente atraído por la valentía y fortaleza de Everly, y la coacciona para casarse con él. Aunque ella ya estaba divorciada, desempleada y con una hija, la conexión entre ellos va más allá de lo que imaginaron. Sin embargo, el amor que han construido se ve amenazado cuando una guerra entre las mafias de ambas ciudades vecinas estalla. Además, descubren una red de corrupción donde se gestan oscuros complots en su contra. La pareja se encuentra en medio de un peligroso juego de venganza y conspiración, y su futuro juntos se ve incierto. Pero el lazo que los une es más fuerte que las circunstancias que los rodean. Juntos, lucharán por su amor y por un futuro donde puedan vivir en paz y superar los obstáculos que se interponen en su camino. ¿Podrán Everly y Eiríkr enfrentar todas las adversidades y encontrar la felicidad que merecen, o sucumbirán ante las fuerzas oscuras que los rodean? Una historia llena de emocionantes giros y decisiones difíciles. Descubre cómo el destino entrelaza sus vidas en una trama cargada de pasión, peligro y redención.
Leer másCapítulo 30 Pequemos JuntosLas luces de la casa estaban todas encendidas. Everly podía sentir cómo su vientre se contraía por la antelación de lo que pudiera pasar esa noche. No era una jovencita a quien le iban a desvirgar, era una mujer que estuvo casada y quien desgraciadamente conoció el lado oscuro del sexo. Uno que no era consensuado, uno que era agresivo y violento.Eirikr sostuvo su mano durante todo el trayecto a casa, en cuanto llegaron bajó del coche para abrir la puerta para ella. Sin embargo, una vez puesto un pie fuera del auto, tenía un séquito de mafiosos rodeándolos.—Dannazione! Vai a casa, non voglio nessuno qui stasera. Vattene, adesso! —exigió en italiano, a sabiendas de que Everly podía entenderlo ahora.*¡Maldita sea! Márchense a casa, esta noche no quiero a nadie aquí. ¡Largo, ya!—Pero, Sr…—No me hagas repetirlo, Nando —la mirada fría y calculadora de Eirikr hizo que todos a su alrededor huyeran inmediatamente, excepto Nano.—Sabes que no podemos irnos. Hay
Mientras Eirikr y Everly cenaban, Camila, la ex de Eirikr los acechaba; sin embargo, ella también era acechada por un investigador privado. Este había tomado fotos de todo lo sucedido y las había enviado directamente a Patrick Jackson, el Rey de la mafia en Denver.—¿La señorita St. Clair sigue siendo vigilada? —pregunta el Boss.—Sí, padrino. Se han ido un par de mis mejores investigadores a seguirla —afirma Ross Swan.—Bien, no la pierdan de vista y tengan cuidado de que ninguno de los míos les vean, principalmente mi hijo —demanda, Patrick.—Sí, señor —confirma Ross y cuelga.Patrick toma el móvil en sus manos y revisa de nuevo las imágenes.—¿Estás segura de que es tu hija, Elio? —cuestiona Patrick mirando de reojo a su Avocato y amigo.—Lo estoy, Gio… estoy seguro de q
El sol se ocultaba lentamente en el horizonte, bañando la ciudad de Denver con una cálida luz dorada. Eirikr y Everly caminaban juntos hacia el Ocean Prime Greenwood Village, ubicado en el elegante Denver Tech Center. La brisa fresca de la tarde acariciaba sus rostros, y la anticipación de la noche por venir llenaba el aire.Everly había decido usar un vestido azul cielo, con un cuello tipo camisa con un corte holgado con volantes en la parte inferior, que resaltaban sus piernas, pues apenas llegaba a la rodilla.Eirikr, no había querido decirle a dónde iban, quería sorprenderla, pero había pedido que usara algo azul para ir a juego. Cuando él fue a tocar su puerta, se sorprendió mucho al verla.—Estás más preciosa de lo que imaginé —confesó, Eirikr maravillado, de la mujer que tenía frente. Everly había decido usar unos tacones blancos que no hacían más que resaltar sus curvas.—Gracias —murmuró ella aferrada al pequeño bolso que tenía en las manos.—¿Estás lista? —preguntó él.—Sí,
Eirikr sostiene a Everly entre sus brazos mientras yacen recostados en la cama. En algún punto terminaron acostándose, ella buscaba refugio en el calor humano de la persona que menos se imaginó. Los recuerdos de su madre iban y venían; ella era aún pequeña cuando su madre falleció.Recordó cómo es que una noche antes, su padre había llegado enojado y molesto por haber perdido todo su sueldo y aguinaldo en las apuestas. Solo faltaban dos días para que fuese Navidad y él ya se había gastado todo. Discutieron, como todo el tiempo lo hacían. Solo que esta vez, no fue un golpe de su padre en la mejilla de Giovanna lo que terminaría la discusión como era normal en todas las anteriores ocasiones, sino, que esta vez Silas la golpeó tanto que ella terminó desmayada.Everly había sido arrastrada por su padre hasta su habitación y encerrada ahí. A pesar de las súplicas de la pequeña, todo era en vano. Everly lloraba temiendo que también la golpeara a ella, temía que siguieran haciéndole daño a s
El beso se intensifica. Everly sabe lo que se siente estar en los brazos de Eirikr Jackson, pero no quiere ceder tan fácil a sus encantos. Así que, aunque siente que sus hormonas toman cada vez más valor por ella, se retira abruptamente.—Espera… no, esto no está bien.—¿Por qué? —inquiere Eirikr confundido—. Te quiero, tú me quieres. ¿Qué hay de malo en eso?—Es muy pronto, apenas no estamos conociendo.—Tienes razón —dice él apartándose para luego abrazarla, estrechándola en sus brazos—. Solo, deja que te conquiste, déjame enamorarte como nadie antes lo ha hecho.Everly siente su corazón hinchado de emoción y lo abraza también.Después de eso, cada uno se despide. Eirikr se marcha a su habitación a pensar en las posibilidades de que Everly al fin acceda a ser su esposa. A la mañana siguiente, ella se despierta temprano para sorprender a Eirikr con el desayuno, pero cuando baja por las escaleras, la sorprendida es ella, pues lo encuentra en la sala con varias personas.—Buenos días —
Eirikr, había preparado que uno de sus restaurantes le llevara una cena decente como bienvenida. Con ayuda de Duque la mesa estaba lista y todo preparado en la cocina para cuando ellos llegaran. Las velas inundaban el lugar, trayendo un olor agradable a los nuevos habitantes.—¿En qué momento preparaste esto? —pregunta Everly al ver la mesa puesta con abundantes postres.—Tener un par de restaurantes ayuda —confiesa él invitándolas a sentarse—. Siéntense, esta noche yo les serviré —declara él llevando a su hija consigo a la mesa—. Primero la princesa de la casa.Dicho esto, sienta a la pequeña junto a la silla principal.—Ahora la reina de la casa —dice esto y desliza la silla para que Everly se siente.Everly no puede evitar reír de emoción, un gesto así, nadie jamás lo había tenido con ella.—Gracias —expresa ella con una sonrisa en su rostro. La pequeña Deneb lleva sus manitas a la boca y se la tapa cuando ríe en complicidad con su mamá.—Bien, ahora este guapo hombre le servirá la
Camila St. Clair sabía de la existencia de la nueva mujer en la vida de su amado Eirikr Jackson. Ella la vio alejarse cuando fue echada por él de su edificio. Había estado intentando llamar a Vincent y que este le diera detalles de la chica, pero era imposible. No le contestaba. —Papi, debes de averiguar qué está pasando. Sé que hay algo raro —dice con voz melosa a su padre. —Cariño, lo que suceda o no, no es tu asunto. Deja de andar rogándole a ese pendejo —pide su padre sin siquiera mirarla. Era su hija mayor y, por lo tanto, la más consentida de familia. Distaba mucho en su forma de ser de sus demás hermanos. Los demás, varones todos. Eran personas sensatas, aunque seguían los pasos de su padre en la mafia, no les interesaba tales banalidades como perseguir el amor o en su defecto, a alguien por una obsesión. —¡Eirikr Jackson, no es un pendejo! ¡Es uno de los hombres más ricos de la ciudad y próximamente del estado, papi! —recuerda a su progenitor, logrando que este pare su lect
Dos días habían pasado, Eirikr no se apartó de Everly mientras estuvo en el hospital. Quinn había permitido que la hija de estos se quedara con ellos en la habitación por mayor seguridad. Everly tenía serias dudas sobre quienes eran las personas que hacían guardia fuera de su puerta.Había decidido dejar el tema en paz hasta que volvieran a dónde sea que fueran a quedarse.—¡Hora de las vitaminas! —dice Quinn entrando con unas gomitas vitamínicas para su ahora recién estrenada sobrina.Los estudios de la niña habían demostrado que tenía deficiencias en algunas vitaminas y estaba un poco anímica, así que decidieron darle una buena alimentación y complementos alimenticios.—¡Gracias, tía Quinn! —dice la niña cuando la doctora le da una bebida de chocolate que también tiene vitaminas y pone las dos gomitas en su mano. La niña las mastica suavemente para luego beber su chocolate.—De nada, princesa —responde Quinn para luego revisar el medicamento de Everly.—¿Tengo que seguir aquí? —preg
Eirikr se siente abrumado de tantas emociones. Poco a poco se aleja de aquel abrazo, dándole la privacidad que madre e hija requieren. Everly no cabe de felicidad al tener a su pequeña entre sus brazos.—Parece como si hubieran pasado años sin verte, mi niña hermosa. Te extrañé tanto —expresa Everly con cariño.—Yo a ti mami, papá, dijo que tú me dejaste y que no volverías —confiesa Deneb.A Everly se le encoge el corazón al escuchar esas palabras.—¡Jamás te dejaría! —afirma la joven madre—. Eres mi niña hermosa, mi hija preciosa. Lo que más amo en este mundo. ¡Te prometo que nunca más nos volveremos a separar!—¿Te duele? —pregunta Deneb al ver las heridas en el rostro de su madre—. ¿Mucho?—Un poquito, pero ahora que estás aquí duele mucho menos —Everly escucha cómo el estómago de su pequeña emite un sonido—. ¿Tienes hambre?La niña asiente con vergüenza. No quiere que su mamá la regañe por no comer.—Ella ahorita comerá —asegura Eirikr—. Ya he mandado pedir algo de cena y vamos a