—Eres una chica muy mala, cariño —dice Eirikr antes de tomarla en sus brazos y echarla sobre su hombro. “Maldición” piensa ella, cuando él la levanta en sus brazos. Definitivamente con él no tiene opciones. —¡Bájame, eres un maldito animal! —grita Everly de cabeza. —Lo siento, mi prometida es una tóxica enojona —dice Eirikr riendo—. Feliz viaje para todos. —¡Bájame, bruto! Eirikr la ignora hasta que llega a su auto, la baja y casi que la mete a la fuerza, pero al final ella coopera y se sube sola con el rostro desencajado. El apuesto mafioso se sube tras ella y pone seguro a las puertas. —¿Se puede saber por qué huyes? —pregunta él con una mirada gélida, igual que su tono de voz. —¿Por qué no hacerlo? Si lo único que voy a recibir de ti son malos tratos, yo paso, mejor bájame aquí que yo de ti paso —refiere Everly con una valentía que ella misma se desconocía. Estaba acostumbrada a bajar la cabeza y obedecer en todo a su esposo Otto. —¿Cuáles malos tratos? —inquiere Eirikr pr
Everly levanta sus brazos y acaricia la nuca de Eirikr, este intenta controlar a su animal interno para no asustarla, así que tiernamente la toma del rostro acariciando el filo de su mandíbula, así como su cuello. Sin embargo, un toque en la puerta los interrumpe. —Permiso —dice la hostess que alcanza a ver cómo estos se comían las bocas con aquella pasión contenida por años—. Señor, Jackson, el abogado Neil Taylor está aquí. La mirada acusatoria que le da Jackson por no haber esperado a que le diera permiso de entrar hace que Sarah agache la mirada. Este suelta a Everly, que ríe ante la travesura de ser descubierta. Su rostro está enrojecido por el deseo que fue interrumpido. Está por alejarse y acomodarse en su lugar, cuando Eirikr la detiene y le da un último beso en los labios antes de dejar que pase el abogado. —¿Estás lista? —le pregunta con ternura. —Sí —dice ella y él se acerca para darle un beso casto en la frente. —Que pase —ordena él mientras se reacomoda en la silla
Cuando Everly se controla, Eirikr se aparta con cuidado y se pone de pie. Sigue molesto. Ella se da cuenta, pero algo más nubla su mente. —Te pagaré, prometo que lo haré —asegura ella. —¿Te avergüenzas de mí? —inquiere él mirándola con recelo para luego ponerse de pie. Everly parpadea sin entender completamente a que se refiere. —Cuando el maldito de Neil preguntó si interrumpía algo, dijiste no con tanto afán por querer ocultar lo nuestro —reclama Eirikr intentando controlarse. Se lleva una mano al cabello mostrando un poco de frustración. —No me gusta, que escondas que estamos juntos —aclara él haciendo que Everly agache la cabeza. —Lo… lo siento —murmura ella volviendo a llevarse las manos al rostro para luego comenzar a llorar. —Nena… Eirikr se da cuenta de que la ha liado y se acerca a ella para consolarla de nuevo. —Perdón, yo sentí celos cuando te llamó nena —confiesa con preocupación. —Eirikr, lo siento. Todo esto, es una m*****a montaña rusa. Hace unos días estaba v
Cinco años antes: Everly yace desnuda, abrazada al cuerpo de un apuesto joven, con el manto estelar cobijándolos. —Cómo es que no te conocí antes —murmura él con su brazo por debajo de la cabeza de la chica que lo hipnotizo con su mirada—. El destino es cruel conmigo. —El destino no es cruel, es justo, llegamos cuando debemos llegar y nos vamos cuando tenemos que irnos —declara ella con su mano libre entrelazada a la de él, alzada hacia el cielo. Sentir su piel caliente en esa noche fresca es agradable. Ambos miden sus manos a la del otro. La mano de Eirikr es grande y robusta, aunque sus uñas están bien cuidadas, un pequeño tatuaje de una estrella entre su pulgar e índice salta a la vista. —Es bonita —afirma ella acariciando el rastro de tinta en la piel de él. —Es la estrella polar, es esa —confiesa para luego señalarla en el cielo—. Ella siempre marca el norte. Y allá, está el triángulo de verano, Vega, Deneb y Altair, son las que mayor brillo tienen en el cielo. —¿Te gustan
Los enamorados están tan absortos el uno en el otro que no se percatan que han estado siguiéndolos, desde que salieron del restaurante. Neil Taylor, antiguo compañero de High School de Everly, quien también es un abogado de oficio de Denver, guarda su propio secreto. —¿Les has tomado fotos? —pregunta Neil a su lacayo que se oculta sigilosamente entre los autos del estacionamiento. —Sí, señor, ¿está seguro de que quiere hacer esto? —inquiere el hombre de piel gruesa y mirada cansada bajo el rayo de sol—. ¿Sabe cómo apodan a Eirikr Jackson? —Sí, sí, «El príncipe de Denver» —expresa a través del teléfono—. Solo toma las fotos y síguelos. Necesitamos saber dónde vive. —Señor, además del «príncipe de Denver«, lo llaman «El León» —aclara el subordinado, sintiéndose preocupado por ser descubierto. Neil suelta una carcajada al otro lado del teléfono. —¿Por qué será el próximo Rey de esta selva? —inquiere mofándose del sobrenombre. —No, porque juega con sus presas antes de matarlas —con
Eirikr entra abruptamente a la oficina, ignorando completamente a su asistente y a Vera, que esperaba con ella en la entrada.—¿Qué demonios haces aquí, Camila? —inquiere Eirikr muy molesto.—Vine a verte, amorcito —expresa en una voz tan melosa y chillona que no hace más que molestar aún más al mafioso. Ella se acerca para acariciar su rostro, pero él la detiene—. Auch, pensé que ya se habría pasado el coraje.—Eres una maldita loca, ¿Cómo se te ocurre anunciar que estamos comprometidos? —inquiere él con su mano, aun sosteniendo la muñeca de Camila—. Tú y yo no somos nada, apenas si salimos dos ocasiones.—Admítelo, soy el amor de tu vida —declara ella de nuevo—. Tu padre y mi padre tienen negocios juntos.—El amor de mi vida, está esperando mi auto, así que lárgate —anuncia él haciendo que ella se enoje.—¡¿Qué diablos estás diciendo?!—Lo que oíste, la mujer con la que estoy comprometido, el amor de mi vida, en este momento me espera en el auto, así que lárgate ya. ¡No te quiero vo
El camino a la cita con Neil es incómodo. Everly siente dudas, la desconfianza ya está instalada en su memoria y no es algo que simplemente vaya a olvidar de la noche a la mañana.—Tienes razón —murmura Everly mientras él conduce.—¿A qué te refieres?—No me debería importar con quién estuviste, es algo irracional que reclame o me ponga como lo hice hace rato. Fue muy infantil de mi parte y te pido disculpas. No se repetirá.—Quiero ser sincero contigo, si hubo mujeres en mi vida, después de todo tengo necesidades físicas, tal como las tú las tienes.—Entiendo, no tienes que decirme más.—Deja que te explique, no tuve una relación formal con nadie.—Por favor, no digas más, entendí perfectamente que tuviste una vida antes de mí.—Tú también tuviste una vida —menciona él sin ánimos de ofender.—Una muy desgraciada —recuerda Everly con tristeza.Eirikr extiende su mano y toma la de ella, sabe que tiene razón. La vida de ambos no fue nada parecida, la una a la otra.La vida de Eirikr Jac
Eirikr baja de su camioneta en la mansión de los Jackson. Había rodeado el Denver Country Club hasta llegar a casa de su padre. Patrick Jackson, el jefe, el “don Boss” de la mafia de Denver, no estaba muy contento con su hijo en los últimos meses; él quería que Eirikr fuese su sucesor, sin embargo, se negaba rotundamente. Quería seguir los pasos de su madre y volver a irlanda.Patrick Jackson era hijo de un mafioso italiano, que se casó con una Irlanda-americana; dado las represalias que había en el país contra la mafia italiana, especialmente, sus padres, Vicenzo Vitale y su esposa Deborah Jackson, decidieron nombrar a su hijo Patrick Jackson, de esta manera no sonaría tan italiano y amortiguaría dichas represalias.Patrick fue criado en el seno de la mafia italiana de Nueva York, llevado por su padre Vicenzo Vitale a Denver para establecer su propia familia de mafiosos en la ciudad. Y aunque Vicenzo era el fundador de dicha familia, fue Patrick, apodado el “Rey de la mafia en Denver