—Mantén la cabeza abajo —ordenó entre gritos.
Subimos a un helicóptero y una vez dentro comencé a temblar fuertemente. Todo mi cuerpo se estremecía y no podía calmarme.
—Por favor, tranquilízate, ya estás a salvo. No dejaré que nada te pase. Debes calmarte —al fin su voz se volvió clara, levanté la cabeza de entre mis piernas para mirarlo a los ojos. Su mirada estaba al rojo vivo, jamás lo había visto así. Y nunca me pareció más peligroso y real que en ese momento. Su entrecejo estaba fruncido y su mandíbula se apretaba con fuerza.
—Maldito hijo de perra lo mataré con mis propias manos. Lo haré sufrir como la inmunda rata que es.
—¡¿Qué?! Yo… qué… —no conseguía que mi cerebro juntara dos palabras con sentido.
—Cálmat
Isaac apareció un día después de nuestra llegada a ese lugar. Estábamos metidos en una especie de sótano apestoso. Escaleras arriba, no era el Ritz, pero estaba habitable.Una cabaña en medio de la Selva Amazónica Colombiana… pequeña y con lo justo y necesario para sobrevivir por bastante más tiempo del que yo estaba dispuesta a aguantar. Dos habitaciones, una ocupábamos Ethan y yo. La otra era para Isaac o Owen, ya que se turnaban para montar guardia en la entrada veinticuatro horas al día. Un comedor-cocina y un baño. Eso era todo. Las alacenas y el sótano atestado de conservas, agua embotellada, algo de congelados y mucho, mucho armamento y dinero.Para poder tomar un baño había que calentar agua en una olla y luego echarla en la bañera. No había electricidad, ni gas, ni nada… todo a leña y con faroles. Como la maldita era medie
Ese primer mes en la selva colombiana fue una pesadilla. Pero Ethan no estaba dispuesto a correr riesgos, por lo que seguiríamos allí, hasta que Ryan apareciera, vivo o muerto. Esta última opción me congelaba la sangre. Pero no había vuelto a tener noticias suyas. Hablaba cada dos días con Noah, el pequeño era muy inteligente y sabía que algo estaba pasando. Finalmente, Ethan decidió decirle una verdad a medias. Le dijo que no era seguro que estuviera con nosotros, y que los "malos" estaban buscándonos, por eso no podíamos volver a casa. Pero eso solo consiguió preocuparlo más. Pero como siempre, nadie le decía qué hacer a Ethan Guerrero, ni siquiera su esposa.Un ruido me despertó súbitamente en la madrugada, estaba todo oscuro y generalmente solo se escuchaba la naturaleza a nuestro alrededor, así que era fácil saber cuándo algo no anda
—Abre los ojos mi amor —la voz de Ryan, inconfundible. Abrí los ojos lentamente, temerosa, sin saber si era una especie de sueño.—¿Ryan? ¿Estamos…?—Estás bien, ya todo pasó. Ambos estaremos bien, morocha.—¿Ethan?—Ahí está, muerto… se terminó —giré en la dirección que él me mostraba con sus hermosos ojos azules. El cuerpo de mi esposo estaba tirado en el suelo en medio de un charco de sangre. Un hoyo entre medio de sus ojos. Involuntariamente me acerqué a él, zafándome de los brazos protectores de mi súper héroe personal. Gateé hasta su cuerpo sin vida y puse una mano sobre su pecho, él no se movió. Miré sus ojos, no eran los mismo de siempre, estaban apagados, en paz…—Lo siento Ethan… a pesar de todo… a pesar d
—¡Ryan! Se hace tarde —mi paciencia se estaba yendo al tacho.—¡Ya voy! No es tarde, llegaremos bien.—Es tarde, siempre tardas un montón.—Mira quien habla, el que se pasa más horas en el baño que en el resto de la casa.—Eso es porque algunos cuidamos nuestra apariencia —respondí golpeando su hombro amistosamente.—Y otros somos naturalmente apuestos mocoso… ¿qué puedo hacer?—Ya cierra la boca y apúrate, quiero llegar temprano al recital de mi hermanita.—¿Tu madre dijo que debíamos llevar algo?—No, al menos no a mí.—Bien, vamos. Eres insoportable.Subimos a la camioneta y me puse el cinturón, me encantaba pasar tiempo con Ryan, desde que él y mamá se casaron, luego de la muerte de mi padre, todo se había vuelto perfecto. &
Muchas veces la vida nos golpea duramente. A veces a muy temprana edad, lo que genera en nosotros algunos resentimientos y enojos, que pueden acompañarnos a lo largo de nuestras vidas.Otras veces es la mejor forma que tiene la vida, de mostrarte tu verdadera esencia y fortaleza.Lo que no te mata, te fortalece. Dicen algunas personas. Si esto es cierto, la coraza que recubre mi cuerpo debe ser del tamaño de la muralla China.Muchas fueron las veces que me sentí devastada, desolada y completamente sola. Pero a la vez, todas esas vivencias forjaron mi carácter.Y me demostraron una vez más, que a pesar de todo lo malo, del llanto, del sufrimiento. Al final se puede ser feliz.«Y una vez que la tormenta termine, no recordarás cómo lo lograste, cómo sobreviviste.Ni siquiera estarás seguro si la tormenta ha terminado realmente.Pero u
De pequeña tuve una buena infancia. Un hogar, una familia…Mi madre era la mujer más dulce y cariñosa de la tierra, con el corazón más noble que jamás haya conocido. Y era absolutamente hermosa, sus rasgos latinos la convertían en algo digno de ver. Su largo y castaño cabello caía en hondas por sus finos hombros, sus grandes ojos del color de la miel me daban paz al mirarla. Y su sonrisa, era todo lo que necesitaba para calmarme cuando tenía una pesadilla.Mi padre, no era el más cariñoso de todos, pero era un buen hombre, trabajaba todo el día en su taller mecánico y cuando llegaba se tiraba en el sofá a ver el resumen deportivo con su cerveza.Estaba loco de amor por mi madre.Me lo confesó muchas veces mientras me arropaba. Me encantaba escuchar la historia de cómo se conocieron.—Yo estaba de vacaciones en Florida
—¿Cómo te llamas? —preguntó una voz a mi espalda. Me giré a ver de quién se trataba, no lo reconocí.—Soy Emily ¿Y tú? —pregunté tragando saliva. No esperaba su cercanía. Estaba invadiendo mi espacio personal y me sentí acorralada entre su fuerte cuerpo y mi casillero.—Jacob, ¿puedo acompañarte a tu casa? —preguntó para mi enorme sorpresa.—Si quieres…Caminamos lento hasta llegar a mi hogar, me contó de su vida y yo de la mía. Nuestros padres habían resultado ser amigos, y era uno de los visitantes habituales en mi casa. Teníamos más cosas en común de lo que creíamos en un principio.Al llegar al porche no nos despedimos, nos sentamos y continuamos conociéndonos, intercambiando opiniones sobre bandas de música que nos gustaban y cosas que n
Para cuando Jacob y yo cumplimos un año juntos, ambos estábamos enganchados a la heroína. Mi vida era un completo desastre. Sexo, drogas, alcohol… todo servía para olvidar quién era.Mi padre había montado su propia cocina de heroína en nuestro sótano. Por lo que trataba de estar en la casa lo menos posible. Así que apenas si lo veía.Concentrarme en la escuela era todo un reto, pero con un poco de fortuna conseguía pasar mis clases sin problema, no era una alumna sobresaliente, pero obtenía buenas notas, siempre había tenido facilidad para entender y estudiar, así que era cuestión de mantenerme lo más sobria posible en horas de escuela y ya cuando salía, Jacob me esperaba en la puerta y nos íbamos a pasear por ahí en su vieja motocicleta o a casa de Demian, su mejor amigo, a quién llamaban "el tatuado", ya que ten&