Entre sedas,encajes y modales refinados creció Isabel Tolliver,única hija de un matrimonio venido a menos de la sociedad Londinense,en la que,las apariencias importan más que la moral y los buenos sentimientos. Con un matrimonio arreglado con William Herbert Conde de Pembroke. Un hombre rechazado por su color de piel,al que el título le importa menos que el afecto de su familia. ¿Surgirá algún sentimiento entre ellos? ¿Podrán contra los prejuicios y los celos de la sociedad?
Leer másHan pasado varios meses desde que William e Isabel se casaron y han construido una vida juntos. Su amor ha fortalecido y su matrimonio se ha convertido en una fuente de felicidad y apoyo mutuo. En medio de la cotidianidad de su vida matrimonial, Marcus Warner, Vizconde de Linley, hizo una visita inesperada a la mansión de los Pembroke. Su llegada causó cierta tensión en el hogar, ya que Marcus siempre había sido un hombre encantador y carismático, conocido por su capacidad para seducir y cautivar a las mujeres. Isabel se encontraba en la sala de estar, compartiendo un momento de intimidad con su esposo, cuando Marcus irrumpió en la habitación con una sonrisa pícara en el rostro. —¡Queridos amigos! ¿Cómo va la vida conyugal? Espero no interrumpir nada importante —dijo Marcus con su habitual tono juguetón. William se puso en guardia ante la presencia de Marcus, consciente de su habilidad para crear problemas. Isabel, por su parte, se sintió incómoda con la llegada inesperada d
Mientras Isabel y William se perdían en su amor y promesas mutuas, sin percatarse de las miradas acechantes de los oscuros rincones de la habitación, Carmina, la protegida de William, los observaba con una mezcla de furia y desesperación. Ninguno sospechaba la enfermiza idea que la chiquilla tenía en mente. Carmina había sido testigo del amor que William y Isabel compartían desde el principio. Se había enamorado perdidamente de él, pero su posición como protegida y el compromiso de William con Isabel habían truncado sus esperanzas de tener una oportunidad. Ahora, verlos juntos, en un íntimo momento, despertaba en ella una rabia incontrolable. Ella permaneció oculta,observando con dolor como su amor se entregaba a otra,a una mujer que no lo merecía,no como ella que siempre había estado dispuesta a todo por él. Se prometió a sí misma que no dejaría que fueran felices, que no permitiría que Isabel se llevara al hombre que ella amaba. Carmina tramaría un plan, utilizaría todos los
Capítulo X: Encuentro Inesperado Isabel se encontraba parada frente a la majestuosa casa donde se llevaría a cabo la comida de damas. A pesar de su decisión de asistir, sentía una mezcla de emociones: ansiedad, miedo y una ligera satisfacción por desafiar la voluntad de su esposo. Respiró profundamente y se ajustó el sombrero antes de caminar decidida hacia la entrada. Al llegar, fue recibida por Amelia, quien lucía radiante y exudaba una falsa cortesía. Amelia mantuvo la apariencia de no reconocer a Isabel, lo cual no pasó desapercibido para ella. Sin embargo, Isabel decidió comportarse como una verdadera dama y no hizo mención de su relación con William. La atmósfera en la mansión estaba cargada de intriga y secretos ocultos. Mientras las demás damas charlaban y reían, Isabel buscaba con la mirada a su esposo entre la multitud. Finalmente, lo vio, pero su rostro reflejaba una expresión de profunda perturbación. Los ojos de William se encontraron con los de Isabel y durante u
La doncella tragó un nudo que se formó en su garganta,temerosa y angustiada por fin habló. —Todos dicen que el amo William encontró a su prometida con otro. Inmediatamente giró el rostro para ambos lados buscando algún indicio de ser descubierta,pero absolutamente nadie estaba tan cerca para poder escuchar esa confesión. Entonces Isabel comprendió el porqué William no quería que nadie hablara del tema,y porqué hasta el momento no había mencionado el hecho de estar comprometido anteriormente. Le dolió el corazón por su Will,pero también agradeció la estupidez de esa mujer,porque ahora podía disfrutar de un amor cálido y correspondido. —Por favor,ni una palabra a nadie de lo que me has confiado,no quiero importunar a nadie. La sirvienta asintió exageradamente,también agradecida de que hubiese dicho aquello. No deseaba dejar su trabajo por haberse ido de la lengua. Justo al volver se encontró con su esposo en la entrada,este en cuanto la vio la atrajo en un abrazo. —Te he
La mano de Isabel viajó por el pecho de su esposo y se detuvo ahí,sintiendo bajo su tacto la suavidad de su piel morena. Estaba extasiada con aquel cuerpo tan perfectamente trabajado que poseía su esposo. Él seguía dormido,su pecho se movía suavemente. Ella lo contemplaba enamorada. William era muy alto,fue lo primero que notó al conocerlo. Su piel era muy morena,herencia de su madre,y suposo que también de ella había heredado esos labios pecaminosos que él poseía. Todo de él le gustaba,sus brazos fuertes,su espalda ancha y su estrecha cintura. Cada parte de su cuerpo estaba hecho para dar placer y había descubierto agradablemente que él era experto en eso. Aunque lo agradable se perdía cuando imaginaba a su esposo en escenarios con otras mujeres. Isabel rechazaba la idea de otras damas de permitir que sus esposos tuvieran amantes. En su fiesta había muchas damas que le habían confesado que su esposo era la fantasía de muchas. Pero también le habían dejado claro que solamente como
La última persona en irse fue Lady Grayson. Había pasado suficiente tiempo en la hacienda,pero también podía notar que era momento de alejarse,esos dos chicos se veían un poco más cercanos y necesitaban intimidad para poder unir el lazo que compartían.—¿Se marcha tan pronto tía?. Will le dió el beso de rigor en los nudillos y su tía le acarició el rostro con amor.—Es momento de volver,las obligaciones me reclaman hijo. Pero espero que tú e Isabel puedan venir a visitarme a Londres pronto. Recuerda que un matrimonio joven debe darse el lujo de viajar.Will asintió, pronto Isabel se les unió,deseaba poder despedirse de la mujer que la trató casi como una madre.—Querida,no estés triste. Pronto podrán viajar para verme,esa es la finalidad.Y le guiñó un ojo. Isabel sonrió con tristeza y le dió un abrazo para poder agradecer tanto amor de su parte.Lady Grayson se despidió con la mano y se retiró como todo mundo.El estómago se le hizo un puño a Isabel. Decir que estaba nerviosa era muy
—¿El señor se ha levantado?. Isabel esa mañana se despertó decidida a empezar de nuevo con su esposo. Las palabras de Lady Grayson habían hecho un profundo hoyo en su imaginación. Las mismas que habían provocado una noche llena de calor y deseo en su cuerpo.—No,el patrón sigue dormido. Ella suspiró sin ganas y esbozó un sonrisa fingida.—Gracias,puedes retirarte. Deseó en ese momento tener la cabeza llena de ideas sin importancia,y no las que su mente se estaban formulando. Se imaginó a William dormido en la habitación de la docella,desnudo cubierto únicamente con una manta blanca realizando su piel morena. Sacudió la cabeza nerviosa deseando que eso no estuviera sucediendo.Quería formar una familia,tener hijos sanos y fuertes que pudieran parecerse a su padre. Pero no deseaba compartir su lecho con otra mujer,eso la ponía furiosa,y no deseaba que la tocará de esa forma. Ya había pasado una semana completa y aún no sé habían desposado. Temía que su esposo la repudiera y deseara aban
El conde subió al coche,mientras buscó la empuñadura de su navaja que guardo en el bolsillo de su pecho. William Herbert Conde de Pembroke era famoso en su círculo por ser un hombre capaz de derribar a su oponente en una lucha cuerpo a cuerpo,eso no significava que fuera inmune a los ataques de los ladrones. Había escuchado de una banda de ladrones que lograba distraer al chófer y entraba por las pertenencias de los amos. El carro de detuvo ante una enorme mansión. El Conde se bajó con la mera sospecha de que esa noche pasaría algo interesante. Había dejado a Isabel completamente molesta. Le costaba entender por qué una dama como ella estaba tan obsesionada con una doncella,aunque Carmina no fuera una doncella completamente.Al entrar,el olor a tabaco atacó sus fosas. En la sala había varias mesas con caballeros jugando partidas de cartas. En un rincón se encontraba Marcus,se le veía relajado y risueño. Pero eso cambió en cuanto vio a Pembroke en el lugar.—¿Qué haces aquí?. Recuer
William se había retirado justo a tiempo,en el club,una pelea había empezado con acaloradas palabras para después irse a los puños. Por supuesto,Marcus se había quedado a presenciar cómo dos caballeros discutían por quién sería el primero en cortejar a una joven dama.Will mantuvo el rostro impasible y apretó la empuñadura de su daga que guardaba entre su ropa,a esa hora por los callejones de Londres solía haber ladrones astutos que lograban entrar en los carruajes y despojar a la gente de sus objetos de valor. Siempre había sido un hombre que imponía,y rara vez había algún caballero que le mirará directamente en forma despectiva. Pero otra cosa era exponerse por voluntad propia a los callejones locales.Llegó a la hacienda pasada la medianoche,no esperaba que su mujer estuviera esperando,puesto que la había dejado lo suficientemente molesta para que compartieran el lecho.Aún así se había armado de valor para tocar a su puerta. Tocó un par de veces a la puerta con la esperanza de que