Abrió los ojos lentamente al escuchar mucho ruido fuera de su habitación, sonido de pasos apresurados que hacían crujir la madera del piso,voces en susurros y rechinidos incesantes. La cabeza le daba vueltas y los ojos los sentía arenosos. De pronto el recuerdo de William asaltó su mente, quería verle,sentir sus brazos protegerle en esos momentos en los que sabía, le pertenecería a otro al caer la noche.
De pronto se dio cuenta lo tarde que era y que nadie le había ido a buscar para los preparativos.No había dormido muy bien los últimos dos días y su cuerpo estaba agotado como su mente,y sin ganas de luchar. El único consuelo que tenía era saber que,de quedarse, vería a William. Buscaría la forma de estar con él, de proteger lo que había nacido entre ellos. Porque él era lo único que ahora tenía, algo lejos de la intriga que conllevaba su matrimonio forzado.Se levantó de prisa, sólo se puso un vestido de muselina y recogió su cabello con una peineta,era más la urgencia de saber qué pasaba que su aspecto en sí.Los pasillos lucían más amplios con la luz débil del sol y la hacienda lucía magnífica tal como imaginó que lo era antes de salir corriendo de la habitación, aterrada, ahora podía notar las amplias ventanas que la noche anterior no había notado y se dio cuenta de que su mente le había jugado una broma cruel. Pudo distinguir a la misma doncella que le condujo la noche anterior,traía flores en las manos y corría con prisa. Caminó hacia ella y al verle bajó el rostro cohibida. Se maldijo por la forma tan irracional en que se había comportado con ella.-Buen día-saludó,ella se giró e hizo una leve reverencia-¿Puedo saber dónde está mi madre y mi ajuar?. Su tono la hizo dar otro bote nerviosa.-La señora está en el despacho del amo con su señor padre,el notario Melville y el amo.Oh,era eso,estaban firmando el contrato matrimonial y viendo la dote. Pero se detuve al entender sus palabras ¿Notario Melville?.Con paso veloz se dirigió hacia donde ella le había señalado. Aunque era atrevido de su parte presentarse ahí,no pudo evitar hacerlo,no entendía muy bien lo que aquella doncella acababa de decirle,hasta donde sabía, el señor Melville había pedido su mano, entonces no le quedó claro del todo.La puerta estaba entre cerrada,pero pudo escuchar el sonido alterado de la voz de su madre.-¡Eso es algo insultante señor Melville! Nuestra familia estará en boca de todo el mundo,me rehúso a aceptar esta locura,no fue lo que imaginamos.Sus ojos se abrieron con sorpresa,sería posible que...-Calmese señora Tolliver, podemos llegar a un acuerdo,por eso estamos aquí reunidos.-John,di algo,eso es...aberrante.No escuchó la respuesta de su padre,en cambio escuchó el sonido de un fuerte golpe sobre algo,un escritorio de nogal seguramente.-¿Aberrante,señora?-La burla se coló en la voz que se escuchaba molesta-No fue lo que percibí en sus ojos al verme cuando entró.Contuvo el aliento, la persona que se dirigía a su madre lo hizo de una forma en que ella no se lo permitiría a nadie.-No le permito.Iba a seguir hablando,pero ese mismo hombre la interrumpió.-¿No me permite? ¿Quién es usted para no permitirme algo señora? ¿Le recuerdo quien soy? Que mi aspecto no la confunda.Quería verlo,quería conocer el aspecto del hombre que había puesto en su lugar a su madre como su padre jamás lo había logrado, pero un nuevo temor le recorrió la piel. No entendía de qué hablaban ahí dentro y eso le ponía más de los nervios de lo que ya estaba.-Disculpe milord,pero-ella dudó-creo que nuestra familia está en desventaja,no contamos con una dote,la suya es prominente por ser un CondeVolvió a quedarse sin aliento ¿Conde?Él rió y su risa le recordó a...-Eso es irrelevante, la boda se realizará como fue pactada.La duda le asaltó con una intensidad enfermiza e hizo algo de lo que no se creyó capaz en otro tiempo,pero sinceramente ya no podía más. Abrió la puerta abruptamente captando la atención de sus padres y del señor Melville, que ahora se encontraba parado cerca de un ventanal con una pipa en las manos. Su rostro se sorprendió al verle al igual que el de sus padres.-Isabel.Giró el rostro al escuchar que le llamaban desde el sitio tras el escritorio. También su madre le había llamado alarmada,pero no fue su voz a la que hizo caso,fue a la de él, William.La sangre le cayó a los talones al verlo vestido de forma tan distinta a la noche anterior, su cabello estaba sujetado en una coleta y le miraba con ansiedad.No supo que decir,la voz le había abandonado.-Isabel-. Llamó su madre de nuevo y esta vez la escuchó. Podía ver la dureza de sus ojos colarsele bajo la piel.-Señorita Isabel -El señor Melville también se percató de su presencia. Pero no era a ninguno de ellos a quien ella miraba. Sus ojos estaban fijos en los suyos,en él-Le presento a Lord William Herbert,Conde de Pembroke,su prometido.¡No! La confusión no le ayudó darse cuenta de tantas cosas la noche anterior, pero...¿Cómo era eso posible?. La vista se le fue apagando hasta ver sólo penumbras y estaba segura de que cayó en un desmayo.(...)Al abrir los ojos de nuevo ya no estaba en el viejo despacho de la hacienda. Con lentitud se incorporó sobre los codos, pero William se acercó rápidamente hasta ella.-Isabel,no te levantes-Sujetó sus hombro haciéndole recostar de nuevo.-No entiendo la forma tan desenfadada que tiene de dirigirse a mi hija-Lo riñó su madre,pero William no le prestaba atención, él la veía a ella.-¿Te encuentras mejor?-Preguntó con preocupación.-Me duele la cabeza y todo me da vueltas. Él tomó su mano con suavidad,dejando que sus dedos le dedicaran una pequeña caricia.—Señor,le pido que salga de aquí,mi hija no se encuentra bien,como comprenderá, la impresión fue demasiada para ella. La señora Tolliver dejó muy clara su postura ante ese enlace,no estaba de acuerdo y haría todo lo que estuviera en sus manos por impedirla.—Me temo que no podré complacerla,mi deber es estar al lado de mi prometida. Will esperó la aceptación en los ojos de Isabel. No podía estar equivocado con ella, la noche que había pasado juntos le había bastado para saber que Isabel era la mujer que él deseaba a su lado. La señora Tolliver torció la boca con molestia y un pequeño bufido salió de sus labios con negación.—No señor mío, ese enlace se cancela en este mismo momento,mi hija no se casara con alguien de su...—Con alguien de mi qué señora,puede decirlo. La señora Tolliver se quedó callada al entender que casi ofendía a un caballero, aunque en el fondo no creyera que William lo fuera.Isabel se sintió traicionada. ¿Cómo era posible que fueran la misma persona?.—Mi lord, si me permite, quiero descansar,han sido días agotadores. Y en ese momento le dio la espalda. Su madre alzó el mentón y William entendió que estaba de mas en ese lugar. ¿Qué había pasado con Isabel que conoció la noche anterior? Ahora ella parecía rechazarle.—Como guste señorita Tolliver, solo le recuerdo que la ceremonia se celebrará como estaba establecido. La señora Tolliver se apresuró a contradecirlo. Con un dedo alzado estuvo a punto de dirigirse a él, pero William fue mas rápido.—Las invitaciones por supuesto ya fueron enviadas y todo Londres espera este enlace. El rostro de su madre se retorció de la impresión y pudo jurar que todo el color se le había esfumado, se había dado la media vuelta justo para presenciar algo que jamás imaginó, su madre aterrada. Quizá fue eso lo que le convenció de responder. Eso y el que su familia jamás se repondría de la pena si no aceptaba.—Por supuesto, mi lord.La imagen en el espejo le habló de una mujer en la que Isabel sabía que no estaba preparada. Las joyas que colgaban de su cuerpo realzaron su belleza natural, y le daban el porte que su madre tanto había presumido en los bailes de caridad a los cuales le fascinaba asistir, aunque nunca donara nada. Con dedos temblorosos tocó un collar con pequeñas incrustaciones de diamantes, simplemente era magnífico, todo lo que su familia alguna vez soñó para ella estaba pasando,y sin embargo, nadie parecía estar feliz.—Isabel-. Lady Tolliver se acercó y le tocó el hombro haciendo que Isabel se girara para verla. Por un momento creyó que su madre se negaría nuevamente a llevar acabo su boda con William, pero por supuesto que eso no pasaría. ¿Cómo callaría las habladurías? ¿Qué diría a sus amistades si se atrevía a rechazar a un Conde? Siendo su familia de clase media. -Los invitados van llegando uno a uno-exclamó su madre con voz ronca, la vio girarse y darle la espalda un momento-.Tu boda parec
Solo tú capitulo 7—William,te ves fantásticoEl chico rubio esbozó una sonrisa sincera a su amigo. Marcus Warner Vizconde de Linley conocido por su burbujeante sonrisa y descaro a la hora de cortejar damas. —¿Te preocupa que pueda seducir a tu mujer,Pembroke? Admito que la curiosidad es enorme y no me desagradan las mujeres de otros,pero tratándose de la tuya creo que dejaré pasar la oportunidad,me gusta mi cabeza tal en dónde está.—¿Seducirla,Linley?—Su voz sonó irritada. Es el día de mi boda,no necesito tu descaro en este momento. Marcus alargó laSonrisa. -- Deberías tener claro que para mí es tan importante como para ti amigo,hoy es el día que te despides de la soltería y las damas casaderas ponen los ojos en mí. Lord Linley apoyó los codos en el reposabrazos y cruzó los dedos de sus manos. William se giró para observarlo.—¿Qué pasa Pembroke? Pocas veces he visto esa expresión en tu rostro. El momento de jugar había pasado. Marcus Warner era alto y bien parecido,su piel blanca l
Isabel aún se sentía molesta con la actitud de la doncella,nunca le había tocado vivir un episodio de esa clase con la servidumbre. Su madre le había inculcado no involucrarse más de lo necesario. Pero se notaba que la chica tenía una cercanía con William,hablaba de él apasionadamente y eso le molestaba en cierta forma. Significaba que él le daba más confianza de la que debía. Se cuestionó si podría llegar al altar,ya encontraba pequeños indicios de que su vida ahí sería tormentosa. Además,si quería mantener a sus amantes debía hacerlo muy lejos,ella no estaba dispuesta a soportar tal humillación en el que sería su hogar. ¿Sería la doncella su amante? No le gustó la idea, odió imaginar a esa mujer en los brazos de William. Él era gentil y delicado,aquella noche le había tratado como hasta ahora nadie lo había hecho. Pero también él le había mentido como todos,no le dijo que era su prometido y la dejó ponerse en ridículo al hablar de esa forma sin conocerlo. Eso le venía molestando. Hab
William se giró al sentir unas manos abrazar su cintura.Carmina se aferró a su espalda,cómo si su vida dependiera de ello,no deseaba dejarlo ir. Él,con cuidado, retiró las manos de la chiquilla. Jamás la había visto de esa forma,para William ella era como una hermana pequeña que deseaba proteger. La habían dejado abandonada como si fuera un animalito,pero seguía aferrándose a él y empezaba a preocuparle dañarla.—Por favor,no hagas este tipo de cosas. Le pidió con cuidado de no lastimar sus sentimientos.Ella apretó el abrazo aún más y hundió su rostro en el cuerpo de Will. Podía sentir sus lágrimas a través de la ropa.Se dió la vuelta,ella lo soltó llevándose ambas manos al rostro,no lograba contener el llanto tan lastimero.¿Por qué no podía quererle de la misma forma que ella lo hacía?. Siempre le había dicho que eran iguales,que a los ojos de Dios todos teníamos la misma forma y todos éramos importantes. ¿Entonces? ¿Por qué se había casado con una de ellos? Esa gente lo despreci
William se había retirado justo a tiempo,en el club,una pelea había empezado con acaloradas palabras para después irse a los puños. Por supuesto,Marcus se había quedado a presenciar cómo dos caballeros discutían por quién sería el primero en cortejar a una joven dama.Will mantuvo el rostro impasible y apretó la empuñadura de su daga que guardaba entre su ropa,a esa hora por los callejones de Londres solía haber ladrones astutos que lograban entrar en los carruajes y despojar a la gente de sus objetos de valor. Siempre había sido un hombre que imponía,y rara vez había algún caballero que le mirará directamente en forma despectiva. Pero otra cosa era exponerse por voluntad propia a los callejones locales.Llegó a la hacienda pasada la medianoche,no esperaba que su mujer estuviera esperando,puesto que la había dejado lo suficientemente molesta para que compartieran el lecho.Aún así se había armado de valor para tocar a su puerta. Tocó un par de veces a la puerta con la esperanza de que
El conde subió al coche,mientras buscó la empuñadura de su navaja que guardo en el bolsillo de su pecho. William Herbert Conde de Pembroke era famoso en su círculo por ser un hombre capaz de derribar a su oponente en una lucha cuerpo a cuerpo,eso no significava que fuera inmune a los ataques de los ladrones. Había escuchado de una banda de ladrones que lograba distraer al chófer y entraba por las pertenencias de los amos. El carro de detuvo ante una enorme mansión. El Conde se bajó con la mera sospecha de que esa noche pasaría algo interesante. Había dejado a Isabel completamente molesta. Le costaba entender por qué una dama como ella estaba tan obsesionada con una doncella,aunque Carmina no fuera una doncella completamente.Al entrar,el olor a tabaco atacó sus fosas. En la sala había varias mesas con caballeros jugando partidas de cartas. En un rincón se encontraba Marcus,se le veía relajado y risueño. Pero eso cambió en cuanto vio a Pembroke en el lugar.—¿Qué haces aquí?. Recuer
—¿El señor se ha levantado?. Isabel esa mañana se despertó decidida a empezar de nuevo con su esposo. Las palabras de Lady Grayson habían hecho un profundo hoyo en su imaginación. Las mismas que habían provocado una noche llena de calor y deseo en su cuerpo.—No,el patrón sigue dormido. Ella suspiró sin ganas y esbozó un sonrisa fingida.—Gracias,puedes retirarte. Deseó en ese momento tener la cabeza llena de ideas sin importancia,y no las que su mente se estaban formulando. Se imaginó a William dormido en la habitación de la docella,desnudo cubierto únicamente con una manta blanca realizando su piel morena. Sacudió la cabeza nerviosa deseando que eso no estuviera sucediendo.Quería formar una familia,tener hijos sanos y fuertes que pudieran parecerse a su padre. Pero no deseaba compartir su lecho con otra mujer,eso la ponía furiosa,y no deseaba que la tocará de esa forma. Ya había pasado una semana completa y aún no sé habían desposado. Temía que su esposo la repudiera y deseara aban
La última persona en irse fue Lady Grayson. Había pasado suficiente tiempo en la hacienda,pero también podía notar que era momento de alejarse,esos dos chicos se veían un poco más cercanos y necesitaban intimidad para poder unir el lazo que compartían.—¿Se marcha tan pronto tía?. Will le dió el beso de rigor en los nudillos y su tía le acarició el rostro con amor.—Es momento de volver,las obligaciones me reclaman hijo. Pero espero que tú e Isabel puedan venir a visitarme a Londres pronto. Recuerda que un matrimonio joven debe darse el lujo de viajar.Will asintió, pronto Isabel se les unió,deseaba poder despedirse de la mujer que la trató casi como una madre.—Querida,no estés triste. Pronto podrán viajar para verme,esa es la finalidad.Y le guiñó un ojo. Isabel sonrió con tristeza y le dió un abrazo para poder agradecer tanto amor de su parte.Lady Grayson se despidió con la mano y se retiró como todo mundo.El estómago se le hizo un puño a Isabel. Decir que estaba nerviosa era muy