Isabel aún se sentía molesta con la actitud de la doncella,nunca le había tocado vivir un episodio de esa clase con la servidumbre. Su madre le había inculcado no involucrarse más de lo necesario. Pero se notaba que la chica tenía una cercanía con William,hablaba de él apasionadamente y eso le molestaba en cierta forma. Significaba que él le daba más confianza de la que debía. Se cuestionó si podría llegar al altar,ya encontraba pequeños indicios de que su vida ahí sería tormentosa. Además,si quería mantener a sus amantes debía hacerlo muy lejos,ella no estaba dispuesta a soportar tal humillación en el que sería su hogar. ¿Sería la doncella su amante? No le gustó la idea, odió imaginar a esa mujer en los brazos de William. Él era gentil y delicado,aquella noche le había tratado como hasta ahora nadie lo había hecho. Pero también él le había mentido como todos,no le dijo que era su prometido y la dejó ponerse en ridículo al hablar de esa forma sin conocerlo. Eso le venía molestando. Hab
William se giró al sentir unas manos abrazar su cintura.Carmina se aferró a su espalda,cómo si su vida dependiera de ello,no deseaba dejarlo ir. Él,con cuidado, retiró las manos de la chiquilla. Jamás la había visto de esa forma,para William ella era como una hermana pequeña que deseaba proteger. La habían dejado abandonada como si fuera un animalito,pero seguía aferrándose a él y empezaba a preocuparle dañarla.—Por favor,no hagas este tipo de cosas. Le pidió con cuidado de no lastimar sus sentimientos.Ella apretó el abrazo aún más y hundió su rostro en el cuerpo de Will. Podía sentir sus lágrimas a través de la ropa.Se dió la vuelta,ella lo soltó llevándose ambas manos al rostro,no lograba contener el llanto tan lastimero.¿Por qué no podía quererle de la misma forma que ella lo hacía?. Siempre le había dicho que eran iguales,que a los ojos de Dios todos teníamos la misma forma y todos éramos importantes. ¿Entonces? ¿Por qué se había casado con una de ellos? Esa gente lo despreci
William se había retirado justo a tiempo,en el club,una pelea había empezado con acaloradas palabras para después irse a los puños. Por supuesto,Marcus se había quedado a presenciar cómo dos caballeros discutían por quién sería el primero en cortejar a una joven dama.Will mantuvo el rostro impasible y apretó la empuñadura de su daga que guardaba entre su ropa,a esa hora por los callejones de Londres solía haber ladrones astutos que lograban entrar en los carruajes y despojar a la gente de sus objetos de valor. Siempre había sido un hombre que imponía,y rara vez había algún caballero que le mirará directamente en forma despectiva. Pero otra cosa era exponerse por voluntad propia a los callejones locales.Llegó a la hacienda pasada la medianoche,no esperaba que su mujer estuviera esperando,puesto que la había dejado lo suficientemente molesta para que compartieran el lecho.Aún así se había armado de valor para tocar a su puerta. Tocó un par de veces a la puerta con la esperanza de que
El conde subió al coche,mientras buscó la empuñadura de su navaja que guardo en el bolsillo de su pecho. William Herbert Conde de Pembroke era famoso en su círculo por ser un hombre capaz de derribar a su oponente en una lucha cuerpo a cuerpo,eso no significava que fuera inmune a los ataques de los ladrones. Había escuchado de una banda de ladrones que lograba distraer al chófer y entraba por las pertenencias de los amos. El carro de detuvo ante una enorme mansión. El Conde se bajó con la mera sospecha de que esa noche pasaría algo interesante. Había dejado a Isabel completamente molesta. Le costaba entender por qué una dama como ella estaba tan obsesionada con una doncella,aunque Carmina no fuera una doncella completamente.Al entrar,el olor a tabaco atacó sus fosas. En la sala había varias mesas con caballeros jugando partidas de cartas. En un rincón se encontraba Marcus,se le veía relajado y risueño. Pero eso cambió en cuanto vio a Pembroke en el lugar.—¿Qué haces aquí?. Recuer
—¿El señor se ha levantado?. Isabel esa mañana se despertó decidida a empezar de nuevo con su esposo. Las palabras de Lady Grayson habían hecho un profundo hoyo en su imaginación. Las mismas que habían provocado una noche llena de calor y deseo en su cuerpo.—No,el patrón sigue dormido. Ella suspiró sin ganas y esbozó un sonrisa fingida.—Gracias,puedes retirarte. Deseó en ese momento tener la cabeza llena de ideas sin importancia,y no las que su mente se estaban formulando. Se imaginó a William dormido en la habitación de la docella,desnudo cubierto únicamente con una manta blanca realizando su piel morena. Sacudió la cabeza nerviosa deseando que eso no estuviera sucediendo.Quería formar una familia,tener hijos sanos y fuertes que pudieran parecerse a su padre. Pero no deseaba compartir su lecho con otra mujer,eso la ponía furiosa,y no deseaba que la tocará de esa forma. Ya había pasado una semana completa y aún no sé habían desposado. Temía que su esposo la repudiera y deseara aban
La última persona en irse fue Lady Grayson. Había pasado suficiente tiempo en la hacienda,pero también podía notar que era momento de alejarse,esos dos chicos se veían un poco más cercanos y necesitaban intimidad para poder unir el lazo que compartían.—¿Se marcha tan pronto tía?. Will le dió el beso de rigor en los nudillos y su tía le acarició el rostro con amor.—Es momento de volver,las obligaciones me reclaman hijo. Pero espero que tú e Isabel puedan venir a visitarme a Londres pronto. Recuerda que un matrimonio joven debe darse el lujo de viajar.Will asintió, pronto Isabel se les unió,deseaba poder despedirse de la mujer que la trató casi como una madre.—Querida,no estés triste. Pronto podrán viajar para verme,esa es la finalidad.Y le guiñó un ojo. Isabel sonrió con tristeza y le dió un abrazo para poder agradecer tanto amor de su parte.Lady Grayson se despidió con la mano y se retiró como todo mundo.El estómago se le hizo un puño a Isabel. Decir que estaba nerviosa era muy
La mano de Isabel viajó por el pecho de su esposo y se detuvo ahí,sintiendo bajo su tacto la suavidad de su piel morena. Estaba extasiada con aquel cuerpo tan perfectamente trabajado que poseía su esposo. Él seguía dormido,su pecho se movía suavemente. Ella lo contemplaba enamorada. William era muy alto,fue lo primero que notó al conocerlo. Su piel era muy morena,herencia de su madre,y suposo que también de ella había heredado esos labios pecaminosos que él poseía. Todo de él le gustaba,sus brazos fuertes,su espalda ancha y su estrecha cintura. Cada parte de su cuerpo estaba hecho para dar placer y había descubierto agradablemente que él era experto en eso. Aunque lo agradable se perdía cuando imaginaba a su esposo en escenarios con otras mujeres. Isabel rechazaba la idea de otras damas de permitir que sus esposos tuvieran amantes. En su fiesta había muchas damas que le habían confesado que su esposo era la fantasía de muchas. Pero también le habían dejado claro que solamente como
La doncella tragó un nudo que se formó en su garganta,temerosa y angustiada por fin habló. —Todos dicen que el amo William encontró a su prometida con otro. Inmediatamente giró el rostro para ambos lados buscando algún indicio de ser descubierta,pero absolutamente nadie estaba tan cerca para poder escuchar esa confesión. Entonces Isabel comprendió el porqué William no quería que nadie hablara del tema,y porqué hasta el momento no había mencionado el hecho de estar comprometido anteriormente. Le dolió el corazón por su Will,pero también agradeció la estupidez de esa mujer,porque ahora podía disfrutar de un amor cálido y correspondido. —Por favor,ni una palabra a nadie de lo que me has confiado,no quiero importunar a nadie. La sirvienta asintió exageradamente,también agradecida de que hubiese dicho aquello. No deseaba dejar su trabajo por haberse ido de la lengua. Justo al volver se encontró con su esposo en la entrada,este en cuanto la vio la atrajo en un abrazo. —Te he