La mano de Isabel viajó por el pecho de su esposo y se detuvo ahí,sintiendo bajo su tacto la suavidad de su piel morena. Estaba extasiada con aquel cuerpo tan perfectamente trabajado que poseía su esposo. Él seguía dormido,su pecho se movía suavemente. Ella lo contemplaba enamorada. William era muy alto,fue lo primero que notó al conocerlo. Su piel era muy morena,herencia de su madre,y suposo que también de ella había heredado esos labios pecaminosos que él poseía. Todo de él le gustaba,sus brazos fuertes,su espalda ancha y su estrecha cintura. Cada parte de su cuerpo estaba hecho para dar placer y había descubierto agradablemente que él era experto en eso. Aunque lo agradable se perdía cuando imaginaba a su esposo en escenarios con otras mujeres. Isabel rechazaba la idea de otras damas de permitir que sus esposos tuvieran amantes. En su fiesta había muchas damas que le habían confesado que su esposo era la fantasía de muchas. Pero también le habían dejado claro que solamente como
La doncella tragó un nudo que se formó en su garganta,temerosa y angustiada por fin habló. —Todos dicen que el amo William encontró a su prometida con otro. Inmediatamente giró el rostro para ambos lados buscando algún indicio de ser descubierta,pero absolutamente nadie estaba tan cerca para poder escuchar esa confesión. Entonces Isabel comprendió el porqué William no quería que nadie hablara del tema,y porqué hasta el momento no había mencionado el hecho de estar comprometido anteriormente. Le dolió el corazón por su Will,pero también agradeció la estupidez de esa mujer,porque ahora podía disfrutar de un amor cálido y correspondido. —Por favor,ni una palabra a nadie de lo que me has confiado,no quiero importunar a nadie. La sirvienta asintió exageradamente,también agradecida de que hubiese dicho aquello. No deseaba dejar su trabajo por haberse ido de la lengua. Justo al volver se encontró con su esposo en la entrada,este en cuanto la vio la atrajo en un abrazo. —Te he
Capítulo X: Encuentro Inesperado Isabel se encontraba parada frente a la majestuosa casa donde se llevaría a cabo la comida de damas. A pesar de su decisión de asistir, sentía una mezcla de emociones: ansiedad, miedo y una ligera satisfacción por desafiar la voluntad de su esposo. Respiró profundamente y se ajustó el sombrero antes de caminar decidida hacia la entrada. Al llegar, fue recibida por Amelia, quien lucía radiante y exudaba una falsa cortesía. Amelia mantuvo la apariencia de no reconocer a Isabel, lo cual no pasó desapercibido para ella. Sin embargo, Isabel decidió comportarse como una verdadera dama y no hizo mención de su relación con William. La atmósfera en la mansión estaba cargada de intriga y secretos ocultos. Mientras las demás damas charlaban y reían, Isabel buscaba con la mirada a su esposo entre la multitud. Finalmente, lo vio, pero su rostro reflejaba una expresión de profunda perturbación. Los ojos de William se encontraron con los de Isabel y durante u
Mientras Isabel y William se perdían en su amor y promesas mutuas, sin percatarse de las miradas acechantes de los oscuros rincones de la habitación, Carmina, la protegida de William, los observaba con una mezcla de furia y desesperación. Ninguno sospechaba la enfermiza idea que la chiquilla tenía en mente. Carmina había sido testigo del amor que William y Isabel compartían desde el principio. Se había enamorado perdidamente de él, pero su posición como protegida y el compromiso de William con Isabel habían truncado sus esperanzas de tener una oportunidad. Ahora, verlos juntos, en un íntimo momento, despertaba en ella una rabia incontrolable. Ella permaneció oculta,observando con dolor como su amor se entregaba a otra,a una mujer que no lo merecía,no como ella que siempre había estado dispuesta a todo por él. Se prometió a sí misma que no dejaría que fueran felices, que no permitiría que Isabel se llevara al hombre que ella amaba. Carmina tramaría un plan, utilizaría todos los
Han pasado varios meses desde que William e Isabel se casaron y han construido una vida juntos. Su amor ha fortalecido y su matrimonio se ha convertido en una fuente de felicidad y apoyo mutuo. En medio de la cotidianidad de su vida matrimonial, Marcus Warner, Vizconde de Linley, hizo una visita inesperada a la mansión de los Pembroke. Su llegada causó cierta tensión en el hogar, ya que Marcus siempre había sido un hombre encantador y carismático, conocido por su capacidad para seducir y cautivar a las mujeres. Isabel se encontraba en la sala de estar, compartiendo un momento de intimidad con su esposo, cuando Marcus irrumpió en la habitación con una sonrisa pícara en el rostro. —¡Queridos amigos! ¿Cómo va la vida conyugal? Espero no interrumpir nada importante —dijo Marcus con su habitual tono juguetón. William se puso en guardia ante la presencia de Marcus, consciente de su habilidad para crear problemas. Isabel, por su parte, se sintió incómoda con la llegada inesperada d
Estaba en su habitación, envuelta en la soledad de sus pensamientos que se aferraban a ser lo único que le pertenecía. No tenía nada que le pudiera distraerla de sus nuevas obligaciones adquiridas. Imágenes la asaltaron por cada rincón de su mente. Días de paz,y de juegos. No había angustia , no había dolor. De pronto, un aguijón se le clavó nuevamente en el pecho.No deseaba hacerlo, moriría antes,pero para qué pensar en ello, ya estaba muerta.El viento sopló en su dirección hacia la vela a un lado de su cama,la flama se extendió con un temblor y el color azul se tiñó de rojo por unos segundos,sus ojos seguían en ese punto cuando de pronto una voz aguda le sorprendió con un portazo.-Deja de hacer esas cosas Isabel,parece que hubieras perdido la razón-. Dijo su madre acercándose.Con dos dedos apagó la flama y en su lugar quedó una mota de humo dispersándose.Ella no solía ser buena compañía para nadie,ni siquiera para su padre. Su aspecto delgado,su nariz aguileña y su falta de gen
El viaje a la hacienda le produjo vértigo, aunque fue rápido y cómodo. Su prometido era dueño de varios coches de lujo y según había dicho su padre el que había mandado por ella era el mejor. Trataba de impresionarla y eso la llenaba de rabia, de odio. Sí, odio hacia ese hombre que se empeñaba en poseerla.-Muy buenas noches señora-El señor Melville se dirigió a su madre con una leve reverencia y otra hacia Isabel. Después se fue y no supo mas de él. Su padre llegaría más tarde.Comenzaba a oscurecer cuando la condujeron a la que sería su habitación,su madre se había retirado a la suya para descansar del viaje exagerando su agotamiento.Con horror, miró que su habitación estaba apartada de todo,en ella no encontró una ventana o algo que le indicara un poco de libertad. Se estremeció, y aunque trató de calmarse,los nervios se apoderaron de Isabel.-El amo vendrá a conversar un poco más tarde,él aún no regresa del campo.Le informó la doncella que la condujo hasta su habitación.—¡No!—
-Entiendo-Musitó. Hablaba en susurros,como si al decirlo en voz alta confirmara sus sospechas.Le dio la espalda para caminar,se sentía asfixiada,aún en medio de la noche seguía sintiéndose presa,ese era el motivo de su odio irracional.-Él no es tan mala persona,algunos hasta le aprecian de verdad,su gente le tiene en alta estima.¿Estima?...se volvió para encararle.-La prole es tonta y confunde el agradecimiento con la estima,que es lo que los peones sienten por él-Se revolvió al saber que le comparaba con la servidumbre-No hay motivo para que yo le estime o le quiera,es mi captor,mi verdugo,alguien tan ruin que fue capaz de comprarme aún en contra de mi voluntad convenciendo a mi familia por una buena dote o qué sé yo.Él arrugo el entrecejo visiblemente alterado por sus palabras.-Los arreglos matrimoniales se han realizado desde antes de que usted naciera señorita Tolliver, y son los padres de la novia los que permiten el enlace,pero no creo que debe juzgar tan a la ligera sus m