—Le odia-. Volvía a mirarle con tristeza,a él qué podía importarle eso, solo debía dejarla ir. Pero se sintió débil para discutir,la cabeza le daba vueltas.
-Sí-Afirmó con suavidad-Yo tenía otros sueños.-Todos tenemos sueños-. Elevó la voz y se levantó del suelo dejándole un espacio considerable para pensar—¿Qué tipo de sueños tiene?.Que más daba,ya no estaban,igual que su libertad,una que,irónicamente nunca tuvo.-No lo sé, tonterías supongo.-Para una mujer no existe eso,todo es importante,hasta el más mínimo detalle.Su explicación le sorprendió,como sus claras palabras,él no era un peón cualquiera ni mucho menos,él lograba que la sangre le hirviera en las venas con sus palabras, y la medida de su voz,...Era un hombre en armonía con su cuerpo.-Me he perdido el baile de debutantes.Sonaba a capricho,dicho de esa forma.-He escuchado que las mujeres son seleccionadas como a una buena yegua y las menos afortunadas necesitan de una buena dote o un apellido que las respalde.Su atrevimiento le molestó,y sus palabras debieron escandalizarle,pero no lo hicieron,en el fondo tenía razón,fueron la selección de palabras las que lograban irritarle,no eran las propias.-No le permito que se exprese de esa forma,es muy inapropiado.Él sonrió de esa forma exótica que hacia que su pecho burbujeara.-La verdad siempre resulta inapropiada cuando es desventajosa,pero en su caso no veo tal ofensa.-Pues me enerva la forma tan simple que tiene de expresarse, siento la denigración de mi género.-No señorita Tolliver,al contrario,jamás la rebajaría de esa forma, ni a usted,ni a ninguna dama,pero si es su baile lo que la tiene en ese estado, basta con pedirle a su marido el que la lleve a uno,se desengañaría usted misma,no se ha perdido de mucho.Era fácil decirlo para alguien como él, era diferente apreciar esos bailes desde el lado de la servidumbre.-No es sólo eso,es todo lo que implica-le exasperó su simpleza-El baile,el cortejo, el romance,el...nada-. Dijo con prisa al ver el interés en sus ojos.-La ilusión romántica es lo que le han arrebatado.-Sí,eso.Suponía que era tonto para un hombre tratar de entender cómo se sentía una mujer respecto al romance. Siempre supo que su matrimonio debía ser ventajoso para su familia,pero también creía que llegado el momento sabría tener buen ojo y elegir a su prometido de buena manera, y como se debía,en el cortejo de un baile. Tenía la tonta idea de que ella lo reconocería de entre todos,él la guiaría en primer vals y se escabullirian para robarse su primer beso lejos de las carabinas,ya nada de eso sería posible.-La he perdido por un momento.Él le recordó donde estaba parada.-Me siento frustrada,ha de disculpar mis palabras necias.-Le sorprendería saber que no todo está perdido.Su mirada hambrienta le recorrió en un rápido movimiento, se estremeció y la sangre se agolpó en el rostro y venas. Las alarmas en su cabeza debían estar en alerta, pero mentiría si dijera que no deseaba que se acercara. Todo él era provocación y pecado, tanto su cuerpo como sus palabras, que eran sugerentes cuando debían serlo y cálidas en el momento justo. Ahora le miraba con ardor,como si fuera su presa y deseara devorarle.-No,p..por favor,no se acerque y hubiera suplicado de ser necesario, porque no podía presumir de auto control y en ese momento algo dormido dentro de su ser se había despertado, envolviendo su cuerpo en un calor sofocante. Extendió su mano frente a ella sin apartar sus ojos de los de Isabel, ella desvío la mirada hasta su mano y luego a su rostro. Se sintió atrevida y valiente por un momento, eso era claramente una locura de una noche,pero qué importaba ahora que le habían arrebatado todo. El calor de su tacto le envolvió la cintura y su mano envolvió la de ella,luego dio unos pasos ligeros. No había música,sólo el sonido de la noche y los grillos. Su cuerpo armonioso se movió con soltura y el suyo le siguió el ritmo muy lentamente. No eran amigos,ni siquiera algo,pero él estaba cumpliendo sus sueños esa noche.Tuvo miedo de pronto,se había dejado envolver muy rápidamente en la atmósfera que él había creado para ella. ¿Qué pasaría si alguien viniera y los mirara hacer esto? Él podría sufrir graves consecuencias, podrían...herirlo. Se sorprendió el saber que le preocupaba más él ahora que su propia libertad. Se separó abruptamente de sus brazos.-IsabelLe llamó. Y su nombre sonó glorioso en sus labios de pecado, sus ojos le pedían no parar,pero no puedo evitar sentirse aterrada.-No puedo.Respondió en un susurro,la voz amenazaba con irse,la garganta se le cerraba y la nariz le picó de pronto, las lágrimas estaban por venir de nuevo. Él le sujetó de pronto al ver que casi caía.-Permitame ser esta noche el afortunado de su compañía, mañana se casará y aún no ha tenido un baile,un acompañante,un...cortejo.Sus palabras se fueron apagando,pero no sus miradas directas hacia ella,las mejillas le ardieron,estaba segura que se habían teñido de un rojo escandaloso. No estaba segura de entender,pero lo que sí le quedó claro es que él le deseaba tanto como ella a él. Giró el rostro hacia ambos lados,no era seguro que alguien los viera de esta forma tan cercana.-No se preocupe,nadie está cerca, todos los peones están descansando y la servidumbre nunca viene tan lejos.Quiso sentirse segura con sus palabras y a la vez moría de vergüenza al darse cuenta que sabía su deseo de acercarse más a él. No se estaba comportando,pero era la locura que deseaba desesperadamente.No la dejó alejarse,volvió a traer su cintura con sus manos sucias y trabajadas, con ellas le tomó con la delicadeza de una flor y guió sus pasos con soltura y se dejo llevar,él era un gran bailarín.-Mi padre me enseñó a bailar— le escuchó algo distraída con la música de su corazón palpitante, también el suyo vibraba con fuerza-Él era bueno en esto, no como yo.-Es usted muy bueno,no desestime sus capacidades.Su sonrisa descarada se asomó de nuevo por sus labios.-He sido criado en la costa, ahí no hay muchos lugares en los que pueda desarrollar el baile como un arte.Su tono y su jocosidad le invadieron el pecho,él tenía una mente brillante y una lengua afilada.-Le creo, aún así lo hace magníficamente, casi como un...Se interrumpió al darse cuenta de la gravedad de su error.-Como un caballero,dígalo,es la verdad.Su sonrisa jamás abandonó su rostro.-No fue mi intención.Quiso que la tierra la tragara por la vergüenza, él no era un caballero,pero podía comportarse como uno.-No estoy molesto, es la verdad,aunque sea desventajosa.Aunque no lucía perturbado,ella se sintió miserable por su comportamiento. Él era la única persona que le había cumplido su voluntad y escuchaba cada una de sus palabras,nadie más lo hacía.-Aun así pido disculpas,no debí.Le hizo dar un giro,el vals siempre fue su baile favorito,pero era distinto con un hombre,con alguien como él. Se sumergió por completo en el calor de sus brazos y el tiempo cruel no se detuvo. El frío logró calar por fin en sus huesos y empezó a temblar bajo sus brazos.-Casi amanece,será mejor que la lleve a la hacienda, luce agotada.Era cierto,los ojos le escocian de sueño y sentía el cuerpo agarrotado y muy pesado. Pero no quería volver,hacerlo era regresar a la realidad. Negó furiosamente con la cabeza y las lágrimas llegaron de golpe.Él le tomó con fuerza entre sus brazos y le sostuvo en su pecho sintiendo el temblor de su cuerpo y fue cuando sintió sus labios sobre la coronilla.-Todo estará bien,no tengas miedo.Le susurró al oído y esa familiaridad le hizo apretar los brazos sobre su cintura.-No quiero volver,no me obligues.Se sorprendió a si misma llamándole de esa forma,como si se conocieran de toda la vida.-Te prometo que todo irá bien,que yo estaré siempre para ti.La hizo soltarse de su cuerpo y ella vio la sinceridad en su rostro.Estaba por amanecer, había pasado la noche con un peón, un desconocido y entendió la gravedad de sus sentimientos, acababa de entregarle su corazón a un extraño.-Me obligarán a casarme,ya no podré verte .Y entonces se descompuso totalmente. La dejó sollozar tanto como quiso y al alzar su rostro le vio sonriendole.-Me hace el hombre más feliz del mundo que quieras verme,nunca imaginé que un ángel me dejara contemplarle.Acalló sus palabras con una risa tonta,nerviosa,porque veía que en él había nacido el mismo sentimiento que en ella.-Y de nada valdrá Will,aún así me obligarán.Le dio un nuevo abrazo cargado de amor,luego tomó su barbilla y besó sus labios. No fue un beso hambriento o lujurioso,no,fue sólo un toque de labios. Ese había sido su primer beso,instintivamente se llevó la mano sobre ellos y rozó con los dedos sorprendida.-Te prometo que nadie nos separara,ahora debes descansar,hay una boda que celebrar.Quiso alegar, pero no se lo permitió, cargó su cansado cuerpo en brazos y la llevó de vuelta a la hacienda. Deseó perderse en su promesa,pero sabía que eso era imposible, a menos que...se convirtiera en su amanteAbrió los ojos lentamente al escuchar mucho ruido fuera de su habitación, sonido de pasos apresurados que hacían crujir la madera del piso,voces en susurros y rechinidos incesantes. La cabeza le daba vueltas y los ojos los sentía arenosos. De pronto el recuerdo de William asaltó su mente, quería verle,sentir sus brazos protegerle en esos momentos en los que sabía, le pertenecería a otro al caer la noche.De pronto se dio cuenta lo tarde que era y que nadie le había ido a buscar para los preparativos.No había dormido muy bien los últimos dos días y su cuerpo estaba agotado como su mente,y sin ganas de luchar. El único consuelo que tenía era saber que,de quedarse, vería a William. Buscaría la forma de estar con él, de proteger lo que había nacido entre ellos. Porque él era lo único que ahora tenía, algo lejos de la intriga que conllevaba su matrimonio forzado.Se levantó de prisa, sólo se puso un vestido de muselina y recogió su cabello con una peineta,era más la urgencia de saber qué
La imagen en el espejo le habló de una mujer en la que Isabel sabía que no estaba preparada. Las joyas que colgaban de su cuerpo realzaron su belleza natural, y le daban el porte que su madre tanto había presumido en los bailes de caridad a los cuales le fascinaba asistir, aunque nunca donara nada. Con dedos temblorosos tocó un collar con pequeñas incrustaciones de diamantes, simplemente era magnífico, todo lo que su familia alguna vez soñó para ella estaba pasando,y sin embargo, nadie parecía estar feliz.—Isabel-. Lady Tolliver se acercó y le tocó el hombro haciendo que Isabel se girara para verla. Por un momento creyó que su madre se negaría nuevamente a llevar acabo su boda con William, pero por supuesto que eso no pasaría. ¿Cómo callaría las habladurías? ¿Qué diría a sus amistades si se atrevía a rechazar a un Conde? Siendo su familia de clase media. -Los invitados van llegando uno a uno-exclamó su madre con voz ronca, la vio girarse y darle la espalda un momento-.Tu boda parec
Solo tú capitulo 7—William,te ves fantásticoEl chico rubio esbozó una sonrisa sincera a su amigo. Marcus Warner Vizconde de Linley conocido por su burbujeante sonrisa y descaro a la hora de cortejar damas. —¿Te preocupa que pueda seducir a tu mujer,Pembroke? Admito que la curiosidad es enorme y no me desagradan las mujeres de otros,pero tratándose de la tuya creo que dejaré pasar la oportunidad,me gusta mi cabeza tal en dónde está.—¿Seducirla,Linley?—Su voz sonó irritada. Es el día de mi boda,no necesito tu descaro en este momento. Marcus alargó laSonrisa. -- Deberías tener claro que para mí es tan importante como para ti amigo,hoy es el día que te despides de la soltería y las damas casaderas ponen los ojos en mí. Lord Linley apoyó los codos en el reposabrazos y cruzó los dedos de sus manos. William se giró para observarlo.—¿Qué pasa Pembroke? Pocas veces he visto esa expresión en tu rostro. El momento de jugar había pasado. Marcus Warner era alto y bien parecido,su piel blanca l
Isabel aún se sentía molesta con la actitud de la doncella,nunca le había tocado vivir un episodio de esa clase con la servidumbre. Su madre le había inculcado no involucrarse más de lo necesario. Pero se notaba que la chica tenía una cercanía con William,hablaba de él apasionadamente y eso le molestaba en cierta forma. Significaba que él le daba más confianza de la que debía. Se cuestionó si podría llegar al altar,ya encontraba pequeños indicios de que su vida ahí sería tormentosa. Además,si quería mantener a sus amantes debía hacerlo muy lejos,ella no estaba dispuesta a soportar tal humillación en el que sería su hogar. ¿Sería la doncella su amante? No le gustó la idea, odió imaginar a esa mujer en los brazos de William. Él era gentil y delicado,aquella noche le había tratado como hasta ahora nadie lo había hecho. Pero también él le había mentido como todos,no le dijo que era su prometido y la dejó ponerse en ridículo al hablar de esa forma sin conocerlo. Eso le venía molestando. Hab
William se giró al sentir unas manos abrazar su cintura.Carmina se aferró a su espalda,cómo si su vida dependiera de ello,no deseaba dejarlo ir. Él,con cuidado, retiró las manos de la chiquilla. Jamás la había visto de esa forma,para William ella era como una hermana pequeña que deseaba proteger. La habían dejado abandonada como si fuera un animalito,pero seguía aferrándose a él y empezaba a preocuparle dañarla.—Por favor,no hagas este tipo de cosas. Le pidió con cuidado de no lastimar sus sentimientos.Ella apretó el abrazo aún más y hundió su rostro en el cuerpo de Will. Podía sentir sus lágrimas a través de la ropa.Se dió la vuelta,ella lo soltó llevándose ambas manos al rostro,no lograba contener el llanto tan lastimero.¿Por qué no podía quererle de la misma forma que ella lo hacía?. Siempre le había dicho que eran iguales,que a los ojos de Dios todos teníamos la misma forma y todos éramos importantes. ¿Entonces? ¿Por qué se había casado con una de ellos? Esa gente lo despreci
William se había retirado justo a tiempo,en el club,una pelea había empezado con acaloradas palabras para después irse a los puños. Por supuesto,Marcus se había quedado a presenciar cómo dos caballeros discutían por quién sería el primero en cortejar a una joven dama.Will mantuvo el rostro impasible y apretó la empuñadura de su daga que guardaba entre su ropa,a esa hora por los callejones de Londres solía haber ladrones astutos que lograban entrar en los carruajes y despojar a la gente de sus objetos de valor. Siempre había sido un hombre que imponía,y rara vez había algún caballero que le mirará directamente en forma despectiva. Pero otra cosa era exponerse por voluntad propia a los callejones locales.Llegó a la hacienda pasada la medianoche,no esperaba que su mujer estuviera esperando,puesto que la había dejado lo suficientemente molesta para que compartieran el lecho.Aún así se había armado de valor para tocar a su puerta. Tocó un par de veces a la puerta con la esperanza de que
El conde subió al coche,mientras buscó la empuñadura de su navaja que guardo en el bolsillo de su pecho. William Herbert Conde de Pembroke era famoso en su círculo por ser un hombre capaz de derribar a su oponente en una lucha cuerpo a cuerpo,eso no significava que fuera inmune a los ataques de los ladrones. Había escuchado de una banda de ladrones que lograba distraer al chófer y entraba por las pertenencias de los amos. El carro de detuvo ante una enorme mansión. El Conde se bajó con la mera sospecha de que esa noche pasaría algo interesante. Había dejado a Isabel completamente molesta. Le costaba entender por qué una dama como ella estaba tan obsesionada con una doncella,aunque Carmina no fuera una doncella completamente.Al entrar,el olor a tabaco atacó sus fosas. En la sala había varias mesas con caballeros jugando partidas de cartas. En un rincón se encontraba Marcus,se le veía relajado y risueño. Pero eso cambió en cuanto vio a Pembroke en el lugar.—¿Qué haces aquí?. Recuer
—¿El señor se ha levantado?. Isabel esa mañana se despertó decidida a empezar de nuevo con su esposo. Las palabras de Lady Grayson habían hecho un profundo hoyo en su imaginación. Las mismas que habían provocado una noche llena de calor y deseo en su cuerpo.—No,el patrón sigue dormido. Ella suspiró sin ganas y esbozó un sonrisa fingida.—Gracias,puedes retirarte. Deseó en ese momento tener la cabeza llena de ideas sin importancia,y no las que su mente se estaban formulando. Se imaginó a William dormido en la habitación de la docella,desnudo cubierto únicamente con una manta blanca realizando su piel morena. Sacudió la cabeza nerviosa deseando que eso no estuviera sucediendo.Quería formar una familia,tener hijos sanos y fuertes que pudieran parecerse a su padre. Pero no deseaba compartir su lecho con otra mujer,eso la ponía furiosa,y no deseaba que la tocará de esa forma. Ya había pasado una semana completa y aún no sé habían desposado. Temía que su esposo la repudiera y deseara aban