-Entiendo-Musitó. Hablaba en susurros,como si al decirlo en voz alta confirmara sus sospechas.
Le dio la espalda para caminar,se sentía asfixiada,aún en medio de la noche seguía sintiéndose presa,ese era el motivo de su odio irracional.-Él no es tan mala persona,algunos hasta le aprecian de verdad,su gente le tiene en alta estima.¿Estima?...se volvió para encararle.-La prole es tonta y confunde el agradecimiento con la estima,que es lo que los peones sienten por él-Se revolvió al saber que le comparaba con la servidumbre-No hay motivo para que yo le estime o le quiera,es mi captor,mi verdugo,alguien tan ruin que fue capaz de comprarme aún en contra de mi voluntad convenciendo a mi familia por una buena dote o qué sé yo.Él arrugo el entrecejo visiblemente alterado por sus palabras.-Los arreglos matrimoniales se han realizado desde antes de que usted naciera señorita Tolliver, y son los padres de la novia los que permiten el enlace,pero no creo que debe juzgar tan a la ligera sus motivos, quizá él la necesita.¿Que le necesitaba? Menudo absurdo.-No me conoce ¿cómo puede necesitarme?.La noche se ponía fría, su cuerpo empezó a resentir y tembló. El hombre seguía sin hablar y le molestó que le defendiera. Pero sus ojos penetrantes no dejaban de mirarle,de pronto apretó los labios en una fina línea y tenía las manos en sus caderas y le miraba en forma extraña,como si sus palabras lo confundieran. Luego pudo ver que relajaba el gesto y sonreía negando con la cabeza.-Hay veces en las que debes dar un voto de fe en personas que no conocemos señorita Tolliver, y estoy seguro que él se ha de sentir muy honrado de ser su prometido,como lo estaría yo,como lo estaría cualquiera.La charla se ponía íntima, temió. Jamás había interactuado de esa forma con nadie,y con nadie había hablado tanto de temas tan íntimos. Su rutina era la misma de cualquier señorita de sociedad como lo era ella. Permanecer en silencio y comportarse con decoro, y ese hombre de mirada salvaje le hacia verse irracional y parlanchina.Aún así,sus argumentos a nadie le importaban.¿Qué hacía ella en medio de la noche alegando con un peón?.Su desesperación había llegado a puntos inimaginables si estaba contemplando la posibilidad de pedir ayuda a ese hombre, y de hecho lo haría, porque su alma se rehusaba a quedarse presa en ese lugar,con alguien que no amaba. La soledad no le asustaba,era el hecho de compartir el lecho con un viejo desconocido. No era tan sumisa como imaginaban.Se dejó caer sobre la tierra húmeda,supo que,aunque le rogará ayuda a aquel hombre,este jamás lo haría, le debía lealtad a su amo.-Sólo está nerviosa,quizá hablar con alguien le ayude.¿Cómo podía ser tan amable con alguien tan irracional como ella? También se tumbó a su lado , viendo a lo lejos,y sin ver a ningún lado.-¿Cómo se llama?-. Preguntó. Y aunque ella seguía sollozando muy quedadamente le respondió.-Isabel.-Isabel-.Murmuró cada letra de su nombre como si lo encontrará fascinante-Yo me llamo Will-No le respondió, porque ella no había formulado la pregunta y su rebeldía le mantenía en alerta y le ayudó a darse cuenta de que no pretendía dejarle ir y mucho menos ayudarle a escapar-Luce realmente joven,¿qué edad tiene?.-17.-¡Hmm!-seguía entreteniéndose y a esas alturas la noche había caído por completo, su objetivo fue retenerle para su amo y lo logró.-Soy un viejo comparado con usted,y además un bruto. ¿Quién podría igualarla en belleza y juventud? No creo haber visto jamás a nadie tan perfecta.No le hablaba a ella,hablaba con él mismo y entonces se permitió dejar de llorar y prestarle atención. No le había comparado ella en un principio,pero se dio cuenta de lo que hablaba. Él era más moreno que los hombres de clase alta,y ella tenía la piel muy blanca,casi como la nieve. Su cabello caía tan rizado sobre sus hombros y tan oscuro,el de ella era de un rojo intenso y brilloso. Para algunos hombres los colores eran atractivos, para ella era simple cabello,un accesorio más para resaltar sobre los demás. Sus ojos también era oscuros y fascinantes,los suyos eran verdes como dos esmeraldas. Al observar sus manos pudo ver la dureza del trabajo duro formarse en ellas en forma de callosidades, y se permitió fantasear en cómo se sentirían esas manos sobre su rostro, sobre toda su piel.-No...no debe decirme ese tipo de cosas.Le reprendió entre balbuceos torpes,todo él le ponía los nervios a flor de piel. Él observó su rostro con familiaridad, como si por esa noche se le permitirá decir todo lo que su mente albergaba,después pudo percibir un cambio en su actitud.-Disculpe de nuevo mi torpeza señorita Tolliver, no estoy acostumbrado a tratar con damas de sociedad. Mi mundo se limita aquí y a la costa. Lo imaginó al escuchar un toque de acento que le hacia escucharse tentador con esa voz fuerte que él tenía. Y se sorprendió saber que su madre tenía razón y su prometido tenía tierras en lugares exóticos, pero aún así no quería estar con ese hombre.Su rostro abatido le puso en alerta de inmediato como si hubiera recibido un tirón en el rostro.-Jamas he viajado, no conozco otro sitio que no sea mi hogar,o la casa de verano que mi familia tiene a las afueras de la ciudad. Y eso era verdad,su familia tenía cierto prestigio, pero no contaban con un título nobiliario como lo tenía su prometido,la buena educación era su única carta para destacar en sociedad,puesto que la belleza la tenían otras chicas o quizá más que la suya. Su madre solía abusar del terciopelo y la muselina para hacerle ver elegante,pero en realidad todo era una fachada.-Su marido la llevará a recorrer el mundo,le mostrará cosas que usted nunca ha visto,ambos irán a sitios que sólo han leído en libros,todo lo hará con tan sólo pedírselo.-¡Yo no lo quiero!-. Gritó furiosa al ver lo feliz que estaba por su enlace,por convertirse en la consorte de un hombre que no amaba. Ingenuamente se sintió traicionada,pero era tan ridículo decirlo,como creerlo,sentirse así era tonto, pero quizá parte de su locura se debió al hecho de que le trataba con dulzura,como nadie nunca lo había hecho,pero no era su amigo y confundirle sólo le hacía perder más tiempo—Le odia-. Volvía a mirarle con tristeza,a él qué podía importarle eso, solo debía dejarla ir. Pero se sintió débil para discutir,la cabeza le daba vueltas.-Sí-Afirmó con suavidad-Yo tenía otros sueños.-Todos tenemos sueños-. Elevó la voz y se levantó del suelo dejándole un espacio considerable para pensar—¿Qué tipo de sueños tiene?.Que más daba,ya no estaban,igual que su libertad,una que,irónicamente nunca tuvo.-No lo sé, tonterías supongo.-Para una mujer no existe eso,todo es importante,hasta el más mínimo detalle.Su explicación le sorprendió,como sus claras palabras,él no era un peón cualquiera ni mucho menos,él lograba que la sangre le hirviera en las venas con sus palabras, y la medida de su voz,...Era un hombre en armonía con su cuerpo.-Me he perdido el baile de debutantes.Sonaba a capricho,dicho de esa forma.-He escuchado que las mujeres son seleccionadas como a una buena yegua y las menos afortunadas necesitan de una buena dote o un apellido que las respalde.Su atrev
Abrió los ojos lentamente al escuchar mucho ruido fuera de su habitación, sonido de pasos apresurados que hacían crujir la madera del piso,voces en susurros y rechinidos incesantes. La cabeza le daba vueltas y los ojos los sentía arenosos. De pronto el recuerdo de William asaltó su mente, quería verle,sentir sus brazos protegerle en esos momentos en los que sabía, le pertenecería a otro al caer la noche.De pronto se dio cuenta lo tarde que era y que nadie le había ido a buscar para los preparativos.No había dormido muy bien los últimos dos días y su cuerpo estaba agotado como su mente,y sin ganas de luchar. El único consuelo que tenía era saber que,de quedarse, vería a William. Buscaría la forma de estar con él, de proteger lo que había nacido entre ellos. Porque él era lo único que ahora tenía, algo lejos de la intriga que conllevaba su matrimonio forzado.Se levantó de prisa, sólo se puso un vestido de muselina y recogió su cabello con una peineta,era más la urgencia de saber qué
La imagen en el espejo le habló de una mujer en la que Isabel sabía que no estaba preparada. Las joyas que colgaban de su cuerpo realzaron su belleza natural, y le daban el porte que su madre tanto había presumido en los bailes de caridad a los cuales le fascinaba asistir, aunque nunca donara nada. Con dedos temblorosos tocó un collar con pequeñas incrustaciones de diamantes, simplemente era magnífico, todo lo que su familia alguna vez soñó para ella estaba pasando,y sin embargo, nadie parecía estar feliz.—Isabel-. Lady Tolliver se acercó y le tocó el hombro haciendo que Isabel se girara para verla. Por un momento creyó que su madre se negaría nuevamente a llevar acabo su boda con William, pero por supuesto que eso no pasaría. ¿Cómo callaría las habladurías? ¿Qué diría a sus amistades si se atrevía a rechazar a un Conde? Siendo su familia de clase media. -Los invitados van llegando uno a uno-exclamó su madre con voz ronca, la vio girarse y darle la espalda un momento-.Tu boda parec
Solo tú capitulo 7—William,te ves fantásticoEl chico rubio esbozó una sonrisa sincera a su amigo. Marcus Warner Vizconde de Linley conocido por su burbujeante sonrisa y descaro a la hora de cortejar damas. —¿Te preocupa que pueda seducir a tu mujer,Pembroke? Admito que la curiosidad es enorme y no me desagradan las mujeres de otros,pero tratándose de la tuya creo que dejaré pasar la oportunidad,me gusta mi cabeza tal en dónde está.—¿Seducirla,Linley?—Su voz sonó irritada. Es el día de mi boda,no necesito tu descaro en este momento. Marcus alargó laSonrisa. -- Deberías tener claro que para mí es tan importante como para ti amigo,hoy es el día que te despides de la soltería y las damas casaderas ponen los ojos en mí. Lord Linley apoyó los codos en el reposabrazos y cruzó los dedos de sus manos. William se giró para observarlo.—¿Qué pasa Pembroke? Pocas veces he visto esa expresión en tu rostro. El momento de jugar había pasado. Marcus Warner era alto y bien parecido,su piel blanca l
Isabel aún se sentía molesta con la actitud de la doncella,nunca le había tocado vivir un episodio de esa clase con la servidumbre. Su madre le había inculcado no involucrarse más de lo necesario. Pero se notaba que la chica tenía una cercanía con William,hablaba de él apasionadamente y eso le molestaba en cierta forma. Significaba que él le daba más confianza de la que debía. Se cuestionó si podría llegar al altar,ya encontraba pequeños indicios de que su vida ahí sería tormentosa. Además,si quería mantener a sus amantes debía hacerlo muy lejos,ella no estaba dispuesta a soportar tal humillación en el que sería su hogar. ¿Sería la doncella su amante? No le gustó la idea, odió imaginar a esa mujer en los brazos de William. Él era gentil y delicado,aquella noche le había tratado como hasta ahora nadie lo había hecho. Pero también él le había mentido como todos,no le dijo que era su prometido y la dejó ponerse en ridículo al hablar de esa forma sin conocerlo. Eso le venía molestando. Hab
William se giró al sentir unas manos abrazar su cintura.Carmina se aferró a su espalda,cómo si su vida dependiera de ello,no deseaba dejarlo ir. Él,con cuidado, retiró las manos de la chiquilla. Jamás la había visto de esa forma,para William ella era como una hermana pequeña que deseaba proteger. La habían dejado abandonada como si fuera un animalito,pero seguía aferrándose a él y empezaba a preocuparle dañarla.—Por favor,no hagas este tipo de cosas. Le pidió con cuidado de no lastimar sus sentimientos.Ella apretó el abrazo aún más y hundió su rostro en el cuerpo de Will. Podía sentir sus lágrimas a través de la ropa.Se dió la vuelta,ella lo soltó llevándose ambas manos al rostro,no lograba contener el llanto tan lastimero.¿Por qué no podía quererle de la misma forma que ella lo hacía?. Siempre le había dicho que eran iguales,que a los ojos de Dios todos teníamos la misma forma y todos éramos importantes. ¿Entonces? ¿Por qué se había casado con una de ellos? Esa gente lo despreci
William se había retirado justo a tiempo,en el club,una pelea había empezado con acaloradas palabras para después irse a los puños. Por supuesto,Marcus se había quedado a presenciar cómo dos caballeros discutían por quién sería el primero en cortejar a una joven dama.Will mantuvo el rostro impasible y apretó la empuñadura de su daga que guardaba entre su ropa,a esa hora por los callejones de Londres solía haber ladrones astutos que lograban entrar en los carruajes y despojar a la gente de sus objetos de valor. Siempre había sido un hombre que imponía,y rara vez había algún caballero que le mirará directamente en forma despectiva. Pero otra cosa era exponerse por voluntad propia a los callejones locales.Llegó a la hacienda pasada la medianoche,no esperaba que su mujer estuviera esperando,puesto que la había dejado lo suficientemente molesta para que compartieran el lecho.Aún así se había armado de valor para tocar a su puerta. Tocó un par de veces a la puerta con la esperanza de que
El conde subió al coche,mientras buscó la empuñadura de su navaja que guardo en el bolsillo de su pecho. William Herbert Conde de Pembroke era famoso en su círculo por ser un hombre capaz de derribar a su oponente en una lucha cuerpo a cuerpo,eso no significava que fuera inmune a los ataques de los ladrones. Había escuchado de una banda de ladrones que lograba distraer al chófer y entraba por las pertenencias de los amos. El carro de detuvo ante una enorme mansión. El Conde se bajó con la mera sospecha de que esa noche pasaría algo interesante. Había dejado a Isabel completamente molesta. Le costaba entender por qué una dama como ella estaba tan obsesionada con una doncella,aunque Carmina no fuera una doncella completamente.Al entrar,el olor a tabaco atacó sus fosas. En la sala había varias mesas con caballeros jugando partidas de cartas. En un rincón se encontraba Marcus,se le veía relajado y risueño. Pero eso cambió en cuanto vio a Pembroke en el lugar.—¿Qué haces aquí?. Recuer