El viaje a la hacienda le produjo vértigo, aunque fue rápido y cómodo. Su prometido era dueño de varios coches de lujo y según había dicho su padre el que había mandado por ella era el mejor. Trataba de impresionarla y eso la llenaba de rabia, de odio. Sí, odio hacia ese hombre que se empeñaba en poseerla.
-Muy buenas noches señora-El señor Melville se dirigió a su madre con una leve reverencia y otra hacia Isabel. Después se fue y no supo mas de él. Su padre llegaría más tarde.Comenzaba a oscurecer cuando la condujeron a la que sería su habitación,su madre se había retirado a la suya para descansar del viaje exagerando su agotamiento.Con horror, miró que su habitación estaba apartada de todo,en ella no encontró una ventana o algo que le indicara un poco de libertad. Se estremeció, y aunque trató de calmarse,los nervios se apoderaron de Isabel.-El amo vendrá a conversar un poco más tarde,él aún no regresa del campo.Le informó la doncella que la condujo hasta su habitación.—¡No!— Se apresuró a responder—Soy una dama,y aunque sea mi prometido me niego a recibirlo en mi habitación.La doncella bajó la mirada cohibida e Isabel se mordió la lengua al darse cuenta de su falta de tacto. Ella no tenía culpa. Pero antes de poder darle una disculpa por su comportamiento hosco, la doncella se alejó con prisa murmurando que le avisaría al amo su decisión.Se recostó a la espera,ya entrada la noche,no había indicios de que él quisiera conocerla,quizá ya había sido informado de su decisión,y los preparativos, seguían en pie.El miedo se coló bajo su piel y se apoderó de ella haciéndole ver todos los fallos en su vida.Le faltaban tantas primeras veces de todo y ahora se las entregaría a un desconocido, a alguien que le estaba comprando simplemente.Jamás había conversado con ningún joven,y también se había perdido el baile de debutantes. Lo que significaba que su primer vals sería para ese hombre,y con horror,fue consciente de que ningún hombre la había tocado nunca y él sería el primero. Su primer beso,su primer abrazo,su primera entrega. Ese fue el detonante que le hizo huir de su realidad.Abrió la puerta y escapó de su habitación para correr por los pasillos que ahora lucían solitarios,no había nadie que impidiera su huida y el corazón dio un brinco de alegría.No supo cuanto tiempo corrió,lo hizo hasta que los pulmones le ardieron y los pies le dolieron lo suficiente para no seguir. La noche estaba muy oscura,pero una fogata la alertó. Se escondió entre matorrales y pudo ver a muchos hombres alegres bebiendo. Eran sirvientes, quizá esclavos y bebían. ¿Acaso no había nadie que impidiera su atrevimiento?.Fuertes carcajadas los acompañaba,brindaban por algo,el idioma que hablaban no le permitió entender.Tuvo miedo de esos salvajes,su madre los despreciaba y su padre les temía,ella lo notaba. Y por su rebeldía estaba casi acorralada por ellos. Se detuvo,no era tan tonta para salir corriendo ahora que ellos estaban ahí. Podrían atraparla y rogó porque eso no sucediera. En un descuido pisó el pliegue de su vestido y una zapatilla quedó atorada en una rama haciéndole caer y alertando a los hombres.Le harían daño...lo supo.Uno de ellos se levantó alerta y cogió una braza de la hoguera para alumbrar su camino mientras los otros levantaron sus machetes a la defensiva. Rezó como nunca antes y estiró la tela del vestido que crujió de inmediato, estaba rota. Se levantó rápidamente con el corazón en la garganta e iba a echarse a correr,pero una mano fuerte le tomó de la muñeca y le hizo detenerme.-¡No me haga daño!-Suplicó-Me he perdido,soy la prometida del dueño de la hacienda-. Chilló a su conveniencia,tal vez de esa forma el hombre fuera consciente de que sería un error el lastimarla.-Señorita Tolliver ¿qué hace aquí?.Abrió los ojos,no fue consciente de que los había cerrado cuando él tomó su mano.La voz se le fue al ver al hombre que sostenía su muñeca y con otra mano la rama ardiente que dejaba verlo. Él era todo lo que su madre le hubiera prohibido ver. Tenía los ojos casi negros,y el cabello le llegaba muy por debajo de los hombros y eran tan oscuros como su mirada,y su piel aceitunada brilló bajo la luz de la flama. Sus ojos no era lo único que destacaba de su rostro,sus labios se notaban pecaminosos.-Señorita ¿se hizo daño?.Supo que habló de nuevo pero sus sentidos estaban aturdidos y había algo íntimo en su agarre. Se estremeció y estiró su mano,él la soltó de pronto.-No...sólo he tropezado-. Trató de hablar lo más lucidamente posible. Él le sonrió con atrevimiento, casi con ternura y le indignó esa familiaridad y atrevimiento, casi de la misma forma en que su sangre se calentó en las venas.-Está muy lejos de la hacienda, por suerte aquí no tiene nada que temer-. Le aseguró el hombre.Él sabía quien era,lo supo al escucharlo.-Me alegro. Dijo casi sin voz.-¿Qué hacía tan lejos de la hacienda y de noche?.Su tono atrevido le encendió las mejillas ¿qué insinuaba?.-Eso es algo que a usted no le importa, no sea atrevido, esa no es una forma de hablarle a una dama.Le miró intensamente y asintió muy levemente, fue consciente de lo tremendamente grosera y mimada que se estaba comportando,pero la culpa no caló tan hondo cuando creía que ella era la víctima de aquello.-Lo siento mucho señorita Tolliver, disculpe mi atrevimiento -. No respondió a eso,sólo de limitó a sacudirse la vestimenta y lanzar miradas aterradas a su alrededor. Él se dio cuenta de su nerviosismo.-¡Will! ¡Will!...Escuchó que lo llamaron. Él miró hacia ellos y luego se dirigió de nuevo hacia Isabel.-La llevaré de nuevo a la hacienda,espere un momento.Se alejó rápidamente regalándole una imagen de su fuerte espalda y piernas. Podría ser una locura pero ese hombre le pareció mediamente educado para ser un simple peón.De nuevo recobró la lucidez,él la llevaría de vuelta y eso no podía ser. Levantó las puntas de su vestido para no tropezar y corrió de nuevo,esta vez sin mirar atrás. Pero era pedir demasiado,él, por supuesto, le dio alcance en un abrir y cerrar de ojos.-Señorita Tolliver, espere-Le rogó antes de tocarle de la piel-¿Porqué huye?. Le dije que la llevaría de vuelta a la hacienda.La forma en que le miró la hizo sentir culpable. Era una mezcla de preocupación, curiosidad y tristeza ¿porqué?. El no la conocía. Bajó el rostro apenada y nerviosa,algo que tampoco se le escapó de su ojo crítico-¿Sucede algo?-Le preguntó al mismo tiempo que le levantaba la barbilla para mirar directo a sus ojos. ¡Dios! Sintió su cuerpo estremecerse con tan sólo el roce de sus dedos,no podía permitirle tanta familiaridad, él era un desconocido.-Le ruego que no me toque con tanta familiaridad.Esta vez las palabras no sonaron tan duras,algo que él logró entender de inmediato y su rostro se iluminó con una cálida sonrisa.-Entiendo,está usted prometida,supongo que quiere respetar a su futuro esposo.Y aunque sus palabras fueron a amables, su cuerpo no reaccionó a ellas como él esperaba. De pronto estaba cubierta de lágrimas nuevamente. Creyó que para esas alturas estaría seca por dentro de tanto llorar,pero no. Ahí estaba la mayor prueba de que seguía sufriendo. Exponiendo su alma torturada a un desconocido. Su semblante se ensombreció tan repentinamente como sus lágrimas habían aparecido.-No quiero casarme.Sus palabras lo sorprendieron y él se quedó callado un momento.-¿Porqué? ¿Tan malo es casarse con el dueño de esta hacienda?. Le habló con ternura,era la primera persona que le hablaba de esa forma,con tanta amabilidad aún sin conocerle.-Sí-. Fue tajante.-Entiendo-Musitó. Hablaba en susurros,como si al decirlo en voz alta confirmara sus sospechas.Le dio la espalda para caminar,se sentía asfixiada,aún en medio de la noche seguía sintiéndose presa,ese era el motivo de su odio irracional.-Él no es tan mala persona,algunos hasta le aprecian de verdad,su gente le tiene en alta estima.¿Estima?...se volvió para encararle.-La prole es tonta y confunde el agradecimiento con la estima,que es lo que los peones sienten por él-Se revolvió al saber que le comparaba con la servidumbre-No hay motivo para que yo le estime o le quiera,es mi captor,mi verdugo,alguien tan ruin que fue capaz de comprarme aún en contra de mi voluntad convenciendo a mi familia por una buena dote o qué sé yo.Él arrugo el entrecejo visiblemente alterado por sus palabras.-Los arreglos matrimoniales se han realizado desde antes de que usted naciera señorita Tolliver, y son los padres de la novia los que permiten el enlace,pero no creo que debe juzgar tan a la ligera sus m
—Le odia-. Volvía a mirarle con tristeza,a él qué podía importarle eso, solo debía dejarla ir. Pero se sintió débil para discutir,la cabeza le daba vueltas.-Sí-Afirmó con suavidad-Yo tenía otros sueños.-Todos tenemos sueños-. Elevó la voz y se levantó del suelo dejándole un espacio considerable para pensar—¿Qué tipo de sueños tiene?.Que más daba,ya no estaban,igual que su libertad,una que,irónicamente nunca tuvo.-No lo sé, tonterías supongo.-Para una mujer no existe eso,todo es importante,hasta el más mínimo detalle.Su explicación le sorprendió,como sus claras palabras,él no era un peón cualquiera ni mucho menos,él lograba que la sangre le hirviera en las venas con sus palabras, y la medida de su voz,...Era un hombre en armonía con su cuerpo.-Me he perdido el baile de debutantes.Sonaba a capricho,dicho de esa forma.-He escuchado que las mujeres son seleccionadas como a una buena yegua y las menos afortunadas necesitan de una buena dote o un apellido que las respalde.Su atrev
Abrió los ojos lentamente al escuchar mucho ruido fuera de su habitación, sonido de pasos apresurados que hacían crujir la madera del piso,voces en susurros y rechinidos incesantes. La cabeza le daba vueltas y los ojos los sentía arenosos. De pronto el recuerdo de William asaltó su mente, quería verle,sentir sus brazos protegerle en esos momentos en los que sabía, le pertenecería a otro al caer la noche.De pronto se dio cuenta lo tarde que era y que nadie le había ido a buscar para los preparativos.No había dormido muy bien los últimos dos días y su cuerpo estaba agotado como su mente,y sin ganas de luchar. El único consuelo que tenía era saber que,de quedarse, vería a William. Buscaría la forma de estar con él, de proteger lo que había nacido entre ellos. Porque él era lo único que ahora tenía, algo lejos de la intriga que conllevaba su matrimonio forzado.Se levantó de prisa, sólo se puso un vestido de muselina y recogió su cabello con una peineta,era más la urgencia de saber qué
La imagen en el espejo le habló de una mujer en la que Isabel sabía que no estaba preparada. Las joyas que colgaban de su cuerpo realzaron su belleza natural, y le daban el porte que su madre tanto había presumido en los bailes de caridad a los cuales le fascinaba asistir, aunque nunca donara nada. Con dedos temblorosos tocó un collar con pequeñas incrustaciones de diamantes, simplemente era magnífico, todo lo que su familia alguna vez soñó para ella estaba pasando,y sin embargo, nadie parecía estar feliz.—Isabel-. Lady Tolliver se acercó y le tocó el hombro haciendo que Isabel se girara para verla. Por un momento creyó que su madre se negaría nuevamente a llevar acabo su boda con William, pero por supuesto que eso no pasaría. ¿Cómo callaría las habladurías? ¿Qué diría a sus amistades si se atrevía a rechazar a un Conde? Siendo su familia de clase media. -Los invitados van llegando uno a uno-exclamó su madre con voz ronca, la vio girarse y darle la espalda un momento-.Tu boda parec
Solo tú capitulo 7—William,te ves fantásticoEl chico rubio esbozó una sonrisa sincera a su amigo. Marcus Warner Vizconde de Linley conocido por su burbujeante sonrisa y descaro a la hora de cortejar damas. —¿Te preocupa que pueda seducir a tu mujer,Pembroke? Admito que la curiosidad es enorme y no me desagradan las mujeres de otros,pero tratándose de la tuya creo que dejaré pasar la oportunidad,me gusta mi cabeza tal en dónde está.—¿Seducirla,Linley?—Su voz sonó irritada. Es el día de mi boda,no necesito tu descaro en este momento. Marcus alargó laSonrisa. -- Deberías tener claro que para mí es tan importante como para ti amigo,hoy es el día que te despides de la soltería y las damas casaderas ponen los ojos en mí. Lord Linley apoyó los codos en el reposabrazos y cruzó los dedos de sus manos. William se giró para observarlo.—¿Qué pasa Pembroke? Pocas veces he visto esa expresión en tu rostro. El momento de jugar había pasado. Marcus Warner era alto y bien parecido,su piel blanca l
Isabel aún se sentía molesta con la actitud de la doncella,nunca le había tocado vivir un episodio de esa clase con la servidumbre. Su madre le había inculcado no involucrarse más de lo necesario. Pero se notaba que la chica tenía una cercanía con William,hablaba de él apasionadamente y eso le molestaba en cierta forma. Significaba que él le daba más confianza de la que debía. Se cuestionó si podría llegar al altar,ya encontraba pequeños indicios de que su vida ahí sería tormentosa. Además,si quería mantener a sus amantes debía hacerlo muy lejos,ella no estaba dispuesta a soportar tal humillación en el que sería su hogar. ¿Sería la doncella su amante? No le gustó la idea, odió imaginar a esa mujer en los brazos de William. Él era gentil y delicado,aquella noche le había tratado como hasta ahora nadie lo había hecho. Pero también él le había mentido como todos,no le dijo que era su prometido y la dejó ponerse en ridículo al hablar de esa forma sin conocerlo. Eso le venía molestando. Hab
William se giró al sentir unas manos abrazar su cintura.Carmina se aferró a su espalda,cómo si su vida dependiera de ello,no deseaba dejarlo ir. Él,con cuidado, retiró las manos de la chiquilla. Jamás la había visto de esa forma,para William ella era como una hermana pequeña que deseaba proteger. La habían dejado abandonada como si fuera un animalito,pero seguía aferrándose a él y empezaba a preocuparle dañarla.—Por favor,no hagas este tipo de cosas. Le pidió con cuidado de no lastimar sus sentimientos.Ella apretó el abrazo aún más y hundió su rostro en el cuerpo de Will. Podía sentir sus lágrimas a través de la ropa.Se dió la vuelta,ella lo soltó llevándose ambas manos al rostro,no lograba contener el llanto tan lastimero.¿Por qué no podía quererle de la misma forma que ella lo hacía?. Siempre le había dicho que eran iguales,que a los ojos de Dios todos teníamos la misma forma y todos éramos importantes. ¿Entonces? ¿Por qué se había casado con una de ellos? Esa gente lo despreci
William se había retirado justo a tiempo,en el club,una pelea había empezado con acaloradas palabras para después irse a los puños. Por supuesto,Marcus se había quedado a presenciar cómo dos caballeros discutían por quién sería el primero en cortejar a una joven dama.Will mantuvo el rostro impasible y apretó la empuñadura de su daga que guardaba entre su ropa,a esa hora por los callejones de Londres solía haber ladrones astutos que lograban entrar en los carruajes y despojar a la gente de sus objetos de valor. Siempre había sido un hombre que imponía,y rara vez había algún caballero que le mirará directamente en forma despectiva. Pero otra cosa era exponerse por voluntad propia a los callejones locales.Llegó a la hacienda pasada la medianoche,no esperaba que su mujer estuviera esperando,puesto que la había dejado lo suficientemente molesta para que compartieran el lecho.Aún así se había armado de valor para tocar a su puerta. Tocó un par de veces a la puerta con la esperanza de que