Estaba en su habitación, envuelta en la soledad de sus pensamientos que se aferraban a ser lo único que le pertenecía. No tenía nada que le pudiera distraerla de sus nuevas obligaciones adquiridas. Imágenes la asaltaron por cada rincón de su mente. Días de paz,y de juegos. No había angustia , no había dolor. De pronto, un aguijón se le clavó nuevamente en el pecho.
No deseaba hacerlo, moriría antes,pero para qué pensar en ello, ya estaba muerta.El viento sopló en su dirección hacia la vela a un lado de su cama,la flama se extendió con un temblor y el color azul se tiñó de rojo por unos segundos,sus ojos seguían en ese punto cuando de pronto una voz aguda le sorprendió con un portazo.-Deja de hacer esas cosas Isabel,parece que hubieras perdido la razón-. Dijo su madre acercándose.Con dos dedos apagó la flama y en su lugar quedó una mota de humo dispersándose.Ella no solía ser buena compañía para nadie,ni siquiera para su padre. Su aspecto delgado,su nariz aguileña y su falta de gentileza la hacían ver aún mas vieja de lo que era.-Desearía hacerlo.Murmuró la chica en voz baja.-Baja de una vez,la cena está lista.Exigió su madre y la vio salir de la misma forma silenciosa en la entró.Su cuerpo se tensó y las manos y piernas le temblaron. Él estaba ahí, esperándola, y sólo deseaba desaparecer. Con pasos parsimoniosos bajó cada escalón, era lo único que la separaba de ese anciano que le producía nauseas,su fétido olor se le colaba por las fosas,aunque tratara de ignorarlo. No había escalones suficientes que le separara de esa tortura.Escuchó risas y el sonido de copas al encontrarse. El miedo y el nerviosismo se mezclaron en un jadeo, dejándole la garganta seca.Se negó a creer que fuera cierto,que aquellas visitas de cortesía fueran para planearlo. Mal dijo en sus adentros y hubiera lanzado una blasfemia, pero no lo hizo,se detuvo,siempre fue piadosa.Su cabello rojizo se le pegó a la piel y el corset le apretó el pecho,no podía respirar, lograba hacerlo con dificultad,supo que todo había acabado,la obligarían a ese absurdo matrimonio.En el amplio comedor se encontraban sus padres con el hombre que la iba a desposar,era lo que su madre había insinuado.-Hija,por fin has bajando-. El rostro de su padre no se veía complacido como el de su madre y buscó inútilmente su simpatía, rogó para que se diera cuenta que casarla con el anciano era una locura.-Buenas noches.Saludó formal,fingiendo,el anciano le sonrió para luego beber de su copa.-Buenas noches bella dama,es un honor para mi compartir su mesa esta noche-. Dijo el señor Melville.Hizo una mueca y su madre le lanzó una mirada furiosa.-¿Te importaría ser un poco más amable? El señor Melville es una visita importante, hija.Trató de parecer dulce,pero de nada le valía, sus gestos grotescos no podían fingirse.-El honor es mío.Tragó veneno y fingió tanto como pudo. La noche le pareció eterna,y aunque su mente voló lejos de aquella forzada charla,su cuerpo seguía presente.-Isabel-Llamó su padre-En dos días será tu boda,ya todo está arreglado. Su padre se aclaró la garganta y le dio un vistazo al señor Melville, éste asintió casi imperceptible.Nuevamente la angustia le recorrió el cuerpo,su garganta estaba seca y las lágrimas picaron sus ojos.-No se angustie señorita-Melville se dirigió a ella,al notar que el rostro de Isabel se descomponía-Usted será tratada como merece-. Su sonrisa engañosa fue la que terminó con sus estribos. No había recibido amor nunca,el trato de su familia era impecablemente frío como un hielo,como lo era todo lo que había conocido siempre.Sacó valor y fuerza de donde no los había y se levantó de golpe.-¡No! Me rehúso a casarme con alguien que no conozco.-¡Isabel!-. Gritó su madre furiosa, y pudo jurar que en los ojos de su padre nació un brillo distinto. ¿Simpatía?.Melville parecía confuso,sus mejillas se inflaron dándole un aspecto chusco,se levantó de su silla con sorpresa y luego preguntó.-Pero...¿se...rehúsa?.A penas podía dar crédito a sus palabras.-¿No escuchó? Me niego.Era la primera vez que se dirigía directamente al anciano.-¡Lo harás! Quieras o no-. Sentenció su madre tajante.-Creo que debería discutirlo...-. El anciano parecía dudoso-Si me permite señor Tolliver. El anciano estaba a punto de retirarse.Su padre negó,pero fue su madre quien dijo la última palabra.-No es necesario señor Melville,Isabel hará justamente lo que se le ordena y será un honor para nuestra familia este enlace.Envuelta en furia se levantó de la mesa sin el permiso de sus padres. Era una señorita de sociedad educada con mano firme,que jamas se revelaría a su familia,pero aquel día lo hizo.Corrió hacia su habitación ignorando los gritos de protesta de su madre. El pecho le colapsaría en cualquier momento, las manos le temblaban y no dejó de sollozar.La puerta se abrió de golpe y el rostro furioso de su madre la sorprendió al igual que un ardor en su mejilla, la había golpeado.- Harás todo lo que se te diga,es una orden-. Gritó colérica.Las lágrimas rodaron por sus mejillas sin ser capaz de contenerlas. Se sintió impotente y terriblemente sola.Esa noche no durmió, y a la mañana siguiente volvió a sentir el mismo vacío en su pecho. Se dirigió hacia la ventana.Fuera, hacia un día espléndido,la abrió y la luz de la mañana le llenó el rostro abrazándole la piel. De pronto,miró a su madre entrar con una charola llena de comida en las manos,se hubiera rehusado a probarla,pero ella la mantenía vigilada con su penetrante mirada de ave de rapiña.-Esta noche partiremos hacia la casa de campo de tu prometido,mañana muy temprano serán los preparativos para la boda.Todo acababa muy pronto, sólo rogó a dios que las horas fueran eternas,que el tiempo caminara más lento y la librara de esa angustia.Había días en los que su madre solía encerrarla por cosas que escapaban de sus manos cuando era niña,como ensuciar los vestidos o el calzado,en esos días la encerraba bajo llave y las horas se volvían terriblemente lentas. Ahora, ella deseaba que sucediera lo mismo.Para cuando su mente se despejó un poco,era ya casi la merienda. Ni siquiera había bajado a comer y nadie había ido a buscarla.De nuevo su madre entró con un ajuar en las manos extendiéndolo sobre la cama. Era un vestido impresionante, de finos bordados y un corset bellísimo, las zapatillas de un diseño impecable que eran el juego perfecto,dos hermosas joyas, pero no significaban nada para ella.-Isabel,ven a verlo-. Su madre se notaba conforme,los ojos le brillaban de satisfacción y pudo ver una sonrisa sincera en su demacrado rostro. Se acercó lentamente y los dedos le temblaron al sentir la seda bajo su tacto. Era de aspecto muy fino,no cabía duda.-Lucirás hermosa con esto,tu prometido es un hombre generoso.Sí,eso parecía.-Madre-. La llamó-¿usted le conoce?. La voz le salió tímida e insegura.Y a su madre todo rastro de alegría se le esfumó del rostro.-No,pero mañana le conoceremos. Dicen que ha viajado mucho,y que tiene cultivos en tierras exóticas,que sus propiedades más importantes no están ligadas a su título y que él mismo vigila sus intereses. Tendrás un marido estricto,y un hombre que vigila sus intereses es admirable y para apreciar,seguramente es dueño de sirvientes extranjeros y debe cuidar bien de esa gentuza,nunca se sabe las mañas que tengan.La vio hacer un gesto de asco,nunca la había visto ser amable con la servidumbre.Se casaría con un lord,que seguramente la mantendría encerrada como a una joya, mientras la rodeaba de doncellas que cuidaran de ella y no le permitirán hacer nada.El viaje a la hacienda le produjo vértigo, aunque fue rápido y cómodo. Su prometido era dueño de varios coches de lujo y según había dicho su padre el que había mandado por ella era el mejor. Trataba de impresionarla y eso la llenaba de rabia, de odio. Sí, odio hacia ese hombre que se empeñaba en poseerla.-Muy buenas noches señora-El señor Melville se dirigió a su madre con una leve reverencia y otra hacia Isabel. Después se fue y no supo mas de él. Su padre llegaría más tarde.Comenzaba a oscurecer cuando la condujeron a la que sería su habitación,su madre se había retirado a la suya para descansar del viaje exagerando su agotamiento.Con horror, miró que su habitación estaba apartada de todo,en ella no encontró una ventana o algo que le indicara un poco de libertad. Se estremeció, y aunque trató de calmarse,los nervios se apoderaron de Isabel.-El amo vendrá a conversar un poco más tarde,él aún no regresa del campo.Le informó la doncella que la condujo hasta su habitación.—¡No!—
-Entiendo-Musitó. Hablaba en susurros,como si al decirlo en voz alta confirmara sus sospechas.Le dio la espalda para caminar,se sentía asfixiada,aún en medio de la noche seguía sintiéndose presa,ese era el motivo de su odio irracional.-Él no es tan mala persona,algunos hasta le aprecian de verdad,su gente le tiene en alta estima.¿Estima?...se volvió para encararle.-La prole es tonta y confunde el agradecimiento con la estima,que es lo que los peones sienten por él-Se revolvió al saber que le comparaba con la servidumbre-No hay motivo para que yo le estime o le quiera,es mi captor,mi verdugo,alguien tan ruin que fue capaz de comprarme aún en contra de mi voluntad convenciendo a mi familia por una buena dote o qué sé yo.Él arrugo el entrecejo visiblemente alterado por sus palabras.-Los arreglos matrimoniales se han realizado desde antes de que usted naciera señorita Tolliver, y son los padres de la novia los que permiten el enlace,pero no creo que debe juzgar tan a la ligera sus m
—Le odia-. Volvía a mirarle con tristeza,a él qué podía importarle eso, solo debía dejarla ir. Pero se sintió débil para discutir,la cabeza le daba vueltas.-Sí-Afirmó con suavidad-Yo tenía otros sueños.-Todos tenemos sueños-. Elevó la voz y se levantó del suelo dejándole un espacio considerable para pensar—¿Qué tipo de sueños tiene?.Que más daba,ya no estaban,igual que su libertad,una que,irónicamente nunca tuvo.-No lo sé, tonterías supongo.-Para una mujer no existe eso,todo es importante,hasta el más mínimo detalle.Su explicación le sorprendió,como sus claras palabras,él no era un peón cualquiera ni mucho menos,él lograba que la sangre le hirviera en las venas con sus palabras, y la medida de su voz,...Era un hombre en armonía con su cuerpo.-Me he perdido el baile de debutantes.Sonaba a capricho,dicho de esa forma.-He escuchado que las mujeres son seleccionadas como a una buena yegua y las menos afortunadas necesitan de una buena dote o un apellido que las respalde.Su atrev
Abrió los ojos lentamente al escuchar mucho ruido fuera de su habitación, sonido de pasos apresurados que hacían crujir la madera del piso,voces en susurros y rechinidos incesantes. La cabeza le daba vueltas y los ojos los sentía arenosos. De pronto el recuerdo de William asaltó su mente, quería verle,sentir sus brazos protegerle en esos momentos en los que sabía, le pertenecería a otro al caer la noche.De pronto se dio cuenta lo tarde que era y que nadie le había ido a buscar para los preparativos.No había dormido muy bien los últimos dos días y su cuerpo estaba agotado como su mente,y sin ganas de luchar. El único consuelo que tenía era saber que,de quedarse, vería a William. Buscaría la forma de estar con él, de proteger lo que había nacido entre ellos. Porque él era lo único que ahora tenía, algo lejos de la intriga que conllevaba su matrimonio forzado.Se levantó de prisa, sólo se puso un vestido de muselina y recogió su cabello con una peineta,era más la urgencia de saber qué
La imagen en el espejo le habló de una mujer en la que Isabel sabía que no estaba preparada. Las joyas que colgaban de su cuerpo realzaron su belleza natural, y le daban el porte que su madre tanto había presumido en los bailes de caridad a los cuales le fascinaba asistir, aunque nunca donara nada. Con dedos temblorosos tocó un collar con pequeñas incrustaciones de diamantes, simplemente era magnífico, todo lo que su familia alguna vez soñó para ella estaba pasando,y sin embargo, nadie parecía estar feliz.—Isabel-. Lady Tolliver se acercó y le tocó el hombro haciendo que Isabel se girara para verla. Por un momento creyó que su madre se negaría nuevamente a llevar acabo su boda con William, pero por supuesto que eso no pasaría. ¿Cómo callaría las habladurías? ¿Qué diría a sus amistades si se atrevía a rechazar a un Conde? Siendo su familia de clase media. -Los invitados van llegando uno a uno-exclamó su madre con voz ronca, la vio girarse y darle la espalda un momento-.Tu boda parec
Solo tú capitulo 7—William,te ves fantásticoEl chico rubio esbozó una sonrisa sincera a su amigo. Marcus Warner Vizconde de Linley conocido por su burbujeante sonrisa y descaro a la hora de cortejar damas. —¿Te preocupa que pueda seducir a tu mujer,Pembroke? Admito que la curiosidad es enorme y no me desagradan las mujeres de otros,pero tratándose de la tuya creo que dejaré pasar la oportunidad,me gusta mi cabeza tal en dónde está.—¿Seducirla,Linley?—Su voz sonó irritada. Es el día de mi boda,no necesito tu descaro en este momento. Marcus alargó laSonrisa. -- Deberías tener claro que para mí es tan importante como para ti amigo,hoy es el día que te despides de la soltería y las damas casaderas ponen los ojos en mí. Lord Linley apoyó los codos en el reposabrazos y cruzó los dedos de sus manos. William se giró para observarlo.—¿Qué pasa Pembroke? Pocas veces he visto esa expresión en tu rostro. El momento de jugar había pasado. Marcus Warner era alto y bien parecido,su piel blanca l
Isabel aún se sentía molesta con la actitud de la doncella,nunca le había tocado vivir un episodio de esa clase con la servidumbre. Su madre le había inculcado no involucrarse más de lo necesario. Pero se notaba que la chica tenía una cercanía con William,hablaba de él apasionadamente y eso le molestaba en cierta forma. Significaba que él le daba más confianza de la que debía. Se cuestionó si podría llegar al altar,ya encontraba pequeños indicios de que su vida ahí sería tormentosa. Además,si quería mantener a sus amantes debía hacerlo muy lejos,ella no estaba dispuesta a soportar tal humillación en el que sería su hogar. ¿Sería la doncella su amante? No le gustó la idea, odió imaginar a esa mujer en los brazos de William. Él era gentil y delicado,aquella noche le había tratado como hasta ahora nadie lo había hecho. Pero también él le había mentido como todos,no le dijo que era su prometido y la dejó ponerse en ridículo al hablar de esa forma sin conocerlo. Eso le venía molestando. Hab
William se giró al sentir unas manos abrazar su cintura.Carmina se aferró a su espalda,cómo si su vida dependiera de ello,no deseaba dejarlo ir. Él,con cuidado, retiró las manos de la chiquilla. Jamás la había visto de esa forma,para William ella era como una hermana pequeña que deseaba proteger. La habían dejado abandonada como si fuera un animalito,pero seguía aferrándose a él y empezaba a preocuparle dañarla.—Por favor,no hagas este tipo de cosas. Le pidió con cuidado de no lastimar sus sentimientos.Ella apretó el abrazo aún más y hundió su rostro en el cuerpo de Will. Podía sentir sus lágrimas a través de la ropa.Se dió la vuelta,ella lo soltó llevándose ambas manos al rostro,no lograba contener el llanto tan lastimero.¿Por qué no podía quererle de la misma forma que ella lo hacía?. Siempre le había dicho que eran iguales,que a los ojos de Dios todos teníamos la misma forma y todos éramos importantes. ¿Entonces? ¿Por qué se había casado con una de ellos? Esa gente lo despreci