Alejandro es el hijo único de la familia Alvarado. Su rebeldía de niño rico lo caracteriza y lo hace ser el dolor de cabeza de sus padres. Comprometido con Gabriela, una modelo de talla internacional a la que solo le importa su estatus en el mundo de los ricos. Abril es la nueva sirvienta de la casa, una chica muy amable, hermosa y sobre todo inteligente. Solo tiene una debilidad: ser pobre y huérfana, no tiene a nadie más que a su madrina que decidió traerla cuando los padres fallecieron. A pesar de las advertencias que les hicieron de no enamorarse, el destino les tiene preparada una sorpresa. Ellos terminan envueltos en una relación no aceptada por sus familiares. ¿Será que el amor no mide consecuencias? Te invito a que te quedes y disfrutes de un romance con la sirvienta.
Leer másAl ver que Alejandro se notaba muy decidido y centrado en lo que estaba a punto de anunciar, Gabriela se emocionó. Imaginó que Alejandro ya había fijado una fecha para celebrar la boda.—Dinos, hijo—. Le alentó su madre a hablar.—Lo he pensado detenidamente y…Hizo una pausa. Como si estuviera pensándolo una última vez.—Quiero tener un gato como mascota.Todos los presentes se quedaron confundidos. Era tan grande el suspenso que pensaron que diría algo importante, no que traería un animal a casa.—¿Para decirnos eso hiciste paralizar el mundo?— Lo regañó su madre.—Sí. Afirmó con una sonrisa de burla.En realidad, Alejandro tenía planeado anunciar su ruptura con Gabriela. Pero luego cambió de idea y prefirió comentárselo a ella en primer lugar y no avergonzarla delante de los señores.Más tarde, Abril se enteró de que Gabriela estaba en casa. Maldijo en silencio a Alejandro. Anteriormente, él le había dicho que el compromiso ya había pasado a la historia, ahora se entera de que no e
Alejandro estaba sorprendido, nunca antes había visto a su padre tan molesto. En su rostro se mostraba una decepción profunda hacia él y eso le hacía sentir mal, pero, ¿qué culpa tenía él de haberse enamorado de la que fue su sirvienta? Como dicen: el amor no mide consecuencias y ahora lo está poniendo a prueba.No pudo detener a su padre. Este abrió la puerta del baño. Alejandro cerró los ojos y respiró profundamente antes de entrar a la velocidad de un rayo detrás de su padre.—¿Cuál es el miedo que tenías? Aquí no hay nadie— dijo el señor. Ahora con una sonrisa, pues sus sospechas no habían sido ciertas. Él estaba seguro y juraba que su hijo ocultaba a una chica allí.—¿Ves? Te lo dije desde un inicio. Pero tú me has juzgado en vano, papá, me siento triste por eso—. Lamentó, fingiendo estar adolorido de su corazón.—Lo siento, hijo, papá, volverá a casa y tú continúas trabajando.El señor abrazó a su hijo y se marchó. Alejandro revisó minuciosamente dentro del baño, dentro de la ha
Cuando Alejandro se aseguró de que Abril estuviera a salvo. Se acercó a la puerta y preguntó que quién estaba allí.—Soy yo— dijo el señor Venancio, o sea, su padre.—Dame un par de minutos— dijo Alejandro y sin abrir la puerta corrió a la pequeña habitación que tiene dentro de su oficina, se puso ropa de inmediato y hasta entonces salió.—¡Papá, bienvenido! ¿Qué haces aquí?— preguntó.—¿Acaso no puedo venir a visitar a mi hijo en la empresa?—Claro que puedes hacerlo cuando quieras, padre, discúlpame.—Veo que todos trabajan en orden. Me alegro mucho por ti. Sabía que podías manejar la empresa por tu cuenta y no permitirías que se hundiera.—Gracias, papá.—Oye, ¿qué hacías? Hace rato, estoy tocando la puerta y nunca abrías, ya me estaba preocupando.—Hace mucha calor y decidí tomar un baño— respondió.—Está bien, hijo, no necesito tantas explicaciones— dijo el señor, sin dejar de observar cada detalle en la oficina.—¿Te irás pronto?— quiso saber Alejandro. Disimulando que lo quiere
Mientras Alejandro moría de angustia, Abril se divertía en su interior. Y no es que ella fuera mala, sino que él se adelantó a sacar conclusiones antes de ella terminar de hablar.Juntos llegaron a la empresa, y es que, aunque él ya se haya resignado a perderla, siempre fue un caballero y le dijo que no la dejaría sola.—Alejandro…Ella quería explicarle que él lo había interpretado mal.—Ve a tu oficina y ponte a trabajar de inmediato—. Le ordenó con voz grave.Ella sintió temor de su reacción, así que lo dejó solo y se adelantó. Cada vez que llegaban juntos a la empresa trataban de esconderse lo más que pudieran de los ojos del resto de empleados.Más tarde, Alejandro se enfocó de lleno en el trabajo para que su mente se mantuviera ocupada en otra cosa y no pensara en Abril. Sin embargo, ¿cómo podría lograrlo si el destino se enfocaba en hacer que la recordara?—Señor, su asistente me dejó entrar para entregarle este pedido directamente a usted—. Dijo un joven que acaba de entrar en
Pasaban los minutos y la desesperación de Abril crecía cada vez más. Aún no le ha informado a los padres de Alejandro que su hijo está siendo atendido en un hospital y que todo ha ocurrido por su culpa.“¿En qué estaba pensando cuando lo obligué a que comiera eso?” Ah, estúpida. Se regaña a sí misma.Finalmente, y después de una larga espera que, en realidad, había pasado poco tiempo, pero sus nervios le hicieron creer lo contrario, salió el doctor y le comunicó que, por el momento, el paciente duerme profundamente porque ha sido medicado con loratadina para erradicar su alergia.—¿Ya no hay peligro con sus vías respiratorias?— Consultó.—No. Pero él, debería de tener cuidado con lo que come.Abril asintió con un leve movimiento de cabeza. Le cayó como un balde de agua fría la recomendación que el médico hizo y se sintió aún más culpable.—¿Puedo verlo?—Claro que sí.Abril había mencionado que era la prima del paciente. Solo así le permitirían estar cerca de él en lugar de llamar a l
Abril no puede procesar del todo lo que ha sucedido esa mañana. Solo puede confirmar que definitivamente Alejandro está en su etapa de loco y no le permitirá renunciar.—¿Señorita Abril?— Consultó una mujer de pie en la puerta luego de haber pedido acceso.—Soy yo—. Respondió, alzando una ceja y viendo detenidamente la caja de chocolates y flores de girasol que la repartidora sostiene.—Le envían este detalle, por favor, firme la entrega.Abril sonrió, imaginó que había sido su ahora novio Alberto quien se las había enviado.—Esa persona debe de quererla mucho, señorita. —Si no, no estuviera pidiendo perdón de esta manera—. Le adelantó.La sonrisa en los labios de Abril desapareció. Su novio Alberto no debería estar pidiendo perdón por algo que no ha hecho, ¿a qué se debe eso? Aun así, ella recibió el presente y se despidió rápidamente de la mensajera para ella abrir la tarjeta.—Te dije que puedo darte las flores que quieras y el estilo que deseas. Por favor, perdóname, pequeña mía.
Al día siguiente, como Alejandro ya estaba advertido de que Abril renunciaría, no se presentó en la empresa. Observó cuando ella salió de casa, sabe que si él, como presidente, no se encuentra, ella no podrá renunciar.Esperó todo el día a que ella le llamara, pero nada de eso sucedió. Llamó al departamento de recursos humanos y preguntó si hay alguna novedad. Para su suerte, le informaron que todo estaba en orden y que, su asistente, estaba manejando muy bien su trabajo.Alejandro suspiró. Ella es muy inteligente y no debería de tener esos pensamientos de retirarse de la empresa. Pero ella es tan testaruda que prefiere hacer lo que se le da la gana cuando está enojada.Eran las siete de la noche y ella aún no regresaba. Él estaba atento y a la vez preocupado de que su taxi no haya ido por ella y le tocara caminar nuevamente y sucediera lo mismo de la noche anterior.“Lo mejor será que deje a un lado mi orgullo y la llame”. Dijo en su mente.Llamó al menos treinta veces y ella no le a
CAPITULO 21Ser atrapados era el mayor miedo de Alejandro y Abril, pero allí estaban disfrutando de la adrenalina sin importar si los descubrían en su momento de calentura.—Abril, ¿va todo bien?— preguntó Alberto, al mismo tiempo dio un par de golpes suaves en la puerta.—No. Digo, solo espera un momento más, he hecho un desastre en el baño y trato de limpiarlo—. Se disculpó.—Está bien—. Respondió Alberto, con una sonrisa de burla, pues, ya tenía con qué molestarla en el futuro. —Te espero abajo para que nos vayamos al hotel—.—Ya pronto me reúno contigo.—¿Cómo que te quedarás en un hotel con ese idiota?—peinando su cabello con los dedos.—Habitaciones separadas—. Dijo de inmediato. Aunque no sabe ni por qué se pone a darle explicaciones a un bastardo como él.—¿Dónde tiraste mis bragas?— Se quejó frente al hombre que le acababa de dar el mejor orgasmo de su vida.—Lo siento, las destrocé por el morbo. Te compraré un par cuando volvamos a la ciudad.Sin que ella lo viera, él las ha
Como amigo de la familia, Alejandro y sus padres también fueron invitados al aniversario de bodas. En el momento justo en que mencionaron la palabra novios, la madre de Alejandro iba pasando y se detuvo al reconocer la voz de su sirvienta. Ella se volteó para comprobarlo y justo se estaban abrazando.—¿Novios? ¿Acaso ustedes dos están saliendo?— preguntó, casi con una sonrisa en los labios, pues, eso significa que la chica no está detrás del idiota de su hijo.Alberto contempló extrañado a Abril, y, se preguntó en su mente: ¿cómo es que la señora Matilde conoce a Abril?—Chicos, os he sorprendido tanto que hasta se han quedado sin hablar—. Bromeó.—Eh… sí… ella y yo estamos en una relación—. Confirmó, tomándola de la mano.—Felicidades para los dos. Por cierto, Abril, ¿tu madrina sabe que estás aquí?—Sí, señora, ella lo sabe—. Mintió. Rogando para que Matilde se retirara.—¿Se conocen?— Preguntó Alberto.—Solo de pasada, mi madrina y ella sí se conocen—. —Oye, qué guapo te ves con es