El Alfa Matthew Russo compra una esclava para atender a su frágil esposa, Catalina, cuya salud se ha deteriorado con los años y que, a pesar de sus intentos, no ha logrado darle un heredero. Amelia no es una esclava común. Rebelde, indomable y con una fuerza que desafía su condición, se convierte en una presencia imposible de ignorar en la vida de la pareja. Desesperada por limpiar el honor de su esposo y darle el hijo que ella nunca pudo, Catalina idea un plan: empujar a Matthew hacia Amelia y asegurarse de que él la posea. Pero lo que comienza como un sacrificio por el deber se convierte en un juego peligroso cuando el Alfa no solo toma el cuerpo de Amelia… sino también su corazón.
Leer másCapítulo 34Matthew despertó agitado, con el corazón latiendo rápido. Las visiones en su mente eran confusas, pero le dejaron una sensación de intranquilidad . Recordaba a su amada, su aroma, su voz… y aquello lo desestabilizaba. Se levanto de la cama aún con más piernas de gelatina, su rostro mojado por el sudor y suspiro recuperando el aliento.La luz del día entraba por la ventana, el recuerdo de su pesadilla estaba fijo en su mente. Nada tenía sentido. Su cuerpo se sentía frío y agotado, se sentía mareado.Salio de la habitación, bajo las escaleras, se encontró con Larios, quien lo recibió con una sonrisa amable y una actitud serena aunque el lobo no estaba tranquilo por la partida de Amelia.—Alfa Matthew, me alegra verlo de pie. Mi beta me comentó que anoche se le pasaron las copas.Matthew frunció el ceño, confundido. Algo no encajaba.—No bebí una sola copa —respondió con seriedad—. No sé qué me sucedió. Sentí una debilidad extraña… y mi cabeza me traicionó.Ya no podía per
Capítulo 33 El cuerpo de Matthew temblaba, frágil y agotado. Intentó levantarse de la cama, pero sus fuerzas lo traicionaron, y cayó nuevamente sobre el colchón que apenas lograba sostener su peso.—Alfa, debe descansar —le suplicó el enfermero, acercándose con cautela.—¡Amelia está aquí! —gruñó entre dientes, jadeando con dificultad, como si su pecho ardiera al ritmo de un fuego invisible.—Mi señor... aquí no hay ninguna Amelia. Está confundido.Pero Matthew ya no escuchaba. Cerró los ojos, rendido ante una fatiga que no era solo suya, sino compartida. Como el destinado de la loba blanca, su cuerpo sentía cada emoción, cada debilidad, cada sombra que la envolvía. Eran uno, incluso en la distancia.Mike salió de la habitación, con el rostro marcado por la duda. Algo no encajaba. ¿Y si Vicente no era realmente el alma gemela de Amelia?El peso de su conciencia lo atormentaba. A pesar de la rivalidad eterna con la loba blanca, no quería ir en contra de las enseñanzas del Alfa Larios.
Capítulo 32Larios la acostó con cuidado, consciente de que Amelia estaba atravesando el cambio. La noche del eclipse despertaba la magia de las lobas blancas, obligándola a salir a la superficie, dejándolas vulnerables, débiles.—¿Quién es el padre del cachorro? —preguntó la anciana mientras ayudaba al Alfa a quitarle los zapatos.—No lo sabe… perdió la memoria.La anciana frunció el ceño, sus expresion era una mezcla de asombro y esperanza.—Debe averiguarlo, ¿No se da cuenta? Si la sangre de ese cachorro viene de linaje puro—su voz se quebro por un momento mientras su mente ataba los cabos—. Podría ser un Lycan, un Rey, desde hace mucho están extintos.Los hijos de las lobas blancas, cuando compartían el linaje de un Alfa puro, tenían una posibilidad única: convertirse en una especie lobuna superior. Un ser con poder, inteligencia y fuerza inigualables.El último Rey Lycan había sido el bisabuelo de Larios, y desde entonces, no se tenía conocimiento de otro.Larios tensó la mandíbu
Capítulo 31Amelia intentó regresar a la fiesta, pero cada paso que daba la hacía sentir más débil. Su cuerpo temblaba sin control con una energía que la rodeaba, como si la visión de la loba blanca la llamaran desde el pasado. Su respiración se agitaba y su visión se nublaba por momentos. Algo dentro de ella se despertaba, una sensación primitiva que la hacía sudar.Una anciana loba de ojos grandes y piel arrugada por los años, se acerco al ver la piel palida de la joven. Sin dudarlo, la ayudó a sentarse para que tomara aire en las sillas del jardín —¿Que le sucede, señorita? —pregunto angustiada al ver el rostro de Amelia.Amelia estaba palida, su rostro empalidecido, y sus labios aun más palidos.—No me siento bien… ¿Podría llevarme a mi habitación? —susurró Amelia, sintiendo cómo sus extremidades hormigueaban y se le hacía difícil caminar.Las lágrimas empezaron a escapar de sus ojos. Jamás había experimentado algo así. Era una sensación que le atravesaba hasta los huesos, y ten
Capítulo 30Amelia se preparo para la fiesta, estaba muy nerviosa. Larios le había obsequiado un hermoso vestido color esmeralda, y aunque se miraba en el espejo intentando convencerse de que todo estaria, la ansiedad no la abandonaba.Fingía que su nerviosismo era por la velada, después de todo, alfas de todas las manadas estarían presentes, y las probabilidades de que alguien la reconociera eran altas. Pero en el fondo, sabía que su angustia y preocupación tenía otro origen.El sueño. Ese maldito sueño erótico que la perseguía desde hacía días. Lobos. Un hombre sombra. El deseo inquebrantable que aún sentía en la piel. Cada vez que lo recordaba, la calidez peligrosa de aquella sombra, su cuerpo hervía por el deseo. Tal vez estaba enloqueciendo, pero la conexión que había experimentado era tan real, tan intensa, que le resultaba imposible seguír creyendo que solo era un sueño.Larios entró en la habitación, sacándola de sus pensamientos al escuchar la puerta. El Alfa de Nocturna, so
Capítulo 29El médico salió de la habitación un poco preocupado por la situación de Cecilia.Matthew aguardaba con los brazos cruzados sintiendose culpable del incidente.Sabía que la noticia no sería buena.—El embarazo de Cecilia está en estado delicado —informó el doctor—. Puede perder al bebé. Un golpe los primeros meses de embarazo pone en riesgo cualquier gestación.El Alfa sintió que un terrible sentimiento de culpa, no midio las fuerzas de su enojo—¿Qué debo hacer? —suspiro resignado a acatar órdenes.—Evitar cualquier alteración. Debe descansar durante los primeros meses de embarazo, no debe alterarse.Matthew asintió, odiaba a Cecilia, pero ese bebé…Ese bebé era suyo y no permitiría que nada le pasara.Entró en la habitación.La loba estaba en la cama que un día fue de Catalina, con los ojos llenos de lágrimas y fingiendo estar alterada.El cruzo los brazos, manteniendose alejado, con la mirada abajo por el remordimiento.—¿Cómo te sientes? —pregunto esperando una respuesta
Capítulo 28Iris cayó de rodillas ante los ancianos, su rostro cubierto de lágrimas, su orgullo hecho trizas.—¡Por favor! —suplicó sintio que su mundo se derrumbaba —. ¡El Alfa quiere deshacerse de mí! Me ha puesto una trampa.Sus manos temblaban, su corazón latía rápidamente, tenía miedo del futuro incierto que le esperaba.Los ancianos la miraron con frialdad, su desprecio por la loba era notorio.Vicente, de pie frente a ella, sonrió con fría satisfacción.Gira para fingirse víctima frente a los ancianos.—No es verdad —su voz era hielo—. Te di una oportunidad, puse a mi Luna a un lado por ti… Ahora incluso dudo que Amelia me haya fallado.Iris sintió un nudo en la garganta.Él lo había planeado todo, había jugado con ella.Los ancianos negaron con la cabeza, sentía asco por la Luna que veneraron.—Lárgate. No queremos verte en esta manada.Uno de ellos se inclinó y con un dedo trazó la marca de la deshonra sobre su frente.—Agradece que sólo marcamos tu piel como una loba sin mo
Capítulo 27Vicente estaba en su habitación, el lobo observaba con los ojos abiertos un hermoso espectáculo.Una loba desnuda se deslizaba sobre él, intentando avivar su deseo con movimientos sensuales.Era hermosa, sensual, su boca entreabierta lo invitaba a tomarla, Pero si virilidad no pensaba igual.Nada.Un gruñido de frustración escapó del Alfa, le dió un golpe a la cama, estaba furioso.La empujó al suelo con brusquedad, La loba cayó asustada, el se llevó las manos a su cabeza, frotándose las sienes intentando concentrarse.Desde ese día en el baño de la manada roja, buscaba esa misma sensación en su piel, pero no lo había logrado.Fue entonces cuando lo recordo, abrió el cajón de su mesa de noche, sonrió ladino, hay estabaNegra. Delicada. Pequeña.La tanga que encontró en el suelo y que con solo su aroma le hizo olvidar sus problemas.La tomó y la acercó a su rostro, la froto sobre el, el aroma lo golpeó como una droga, era enviciador.Sus pupilas se dilataron, su piel se er
Capítulo 26La lluvia caía sin descanso y abundante sobre la Manada Luna Roja. El aullido de los lobos era un canto de lamento que impregnaba el aire de tristeza, un tributo a su Luna.Frente al ataúd de Catalina, Matthew permanecía inmóvil, atrapado en el tiempo. El agua empapaba su ropa, pero no se movía. Era la única forma de disimular sus lágrimas.Catalina había muerto y el no pudo compartir con ella las últimas horas de vida como siempre lo prometió.Su mente lo arrastró a unas horas atrás...—¡Ayuda, mi prima no respira!El grito desesperado lo hizo correr desde el estudio hasta la habitación en cuestión de segundos.Cuando llegó, su corazón se detuvo.Catalina estaba sobre la cama, su rostro pálido, sus labios morados. Sin vida.—¿Qué pasó?! —gruño, mirando a Cecilia incrédulo.La loba sollozaba, fingiendo que le dolía, su cuerpo temblaba, y sus lágrimas salían con dificultad de sus ojos.—No lo sé... estaba en el baño y cuando salí... ella ya estaba así... ¡Está muerta!Matth