Evan Bourousis se encuentra en una encrucijada inesperada al tener que buscar una esposa para proteger el legado familiar que le dejó su abuelo. Aunque su pasión es su trabajo y no anhela el matrimonio, se ve obligado a cumplir con una regla del testamento familiar tras recibir el negocio de su padre. La búsqueda de la candidata ideal se complica cuando la elegida escapa, lo que lleva a su hermana menor, Hayley, a asumir su identidad. Obligada por las circunstancias y la deuda familiar, Hayley se convierte en la esposa de Evan. Sin embargo, esta farsa pronto se transforma en una trampa emocional mientras ambos lidian con secretos familiares que podrían destruirlos. ¿Podrán superar las mentiras que los rodean antes de que sea demasiado tarde?
Leer másHoras más tarde, llegaron al hospital, sus corazones inquietos resonando en un compás de ansiedad. Al cruzar las puertas del vestíbulo, el aire se tornó pesado con el olor a desinfectante, y el murmullo de la actividad hospitalaria se convirtió en un trasfondo distante que apenas lograba penetrar la mente de Hayley. Ella sabía que su hermana, necesitaba su apoyo, pero la incertidumbre de lo que encontrarían la llenaba de inquietud.Al llegar a la habitación, la joven se detuvo un momento, su mano temblorosa se detuvo en la manija de la puerta. Un instante después, empujó la puerta y entró. La imagen que se presentó ante sus ojos fue desgarradora. Hanna yacía en la cama, con una venda en el brazo y el rostro magullado por los golpes del accidente. Sus ojos, normalmente llenos de vida, estaban nublados de lágrimas que caían silenciosamente sobre su almohada.La expresión de Hanna se iluminó al verla, pero rápidamente se oscureció de nuevo por el dolor que la con
A la mañana siguiente, Hayley despertó al sentir los cálidos rayos de sol filtrarse por la ventana, acariciando su piel con una suavidad que la invitaba a levantarse. Se incorporó lentamente, dándose cuenta de que la habitación estaba en silencio, y que se encontraba sola. Cubriendo su cuerpo con la sábana, se dirigió al baño, donde el espejo le devolvió una imagen que la sorprendió. A pesar de su cabello desaliñado, su reflejo irradiaba una belleza natural que la hizo sonreír.Tras contemplar su imagen por un momento, se adentró en la bañera, sumergiendo su cuerpo en el agua tibia. La calidez del agua la envolvió, y en ese instante, se sintió completamente relajada. Mientras permanecía allí, su mente comenzó a divagar, reflexionando sobre su vida y el cambio que había experimentado desde que conoció a Evan. Él era el hombre que había transformado sus días, llenándolos de luz y alegría. Se había entregado a él sin reservas, sintiendo que había encontrado no solo un ama
Era una hermosa mañana, y el clima parecía perfecto para salir a caminar y respirar aire fresco. Evan había mencionado un lugar al que solía ir con sus padres, un sitio algo alejado de la ciudad, pero no lo suficiente como para sentirse completamente aislados. Emocionada ante la idea de pasar el fin de semana juntos, Hayley se levantó temprano para prepararse para el viaje.Se dio un baño con agua tibia, disfrutando de la calidez que la envolvía, y luego se vistió con un sencillo vestido floreado que realzaba el color de sus ojos azules. Se calzó unas zapatillas deportivas para mayor comodidad y comenzó a elegir lo que llevaría. Sus pertenencias consistían en ropa para acampar, como le había indicado Evan, ya que se trataba de una cabaña situada cerca de un bosque tranquilo. Así que, al ser solo dos días, guardó todo en una pequeña valija de mano que cargó sin dificultad.A pesar de haber dormido apenas cinco horas, no lograba entender la razón de su buen ánimo. Qu
En la penumbra de su despacho, Evan se encontraba sentado en un sillón, sosteniendo en su mano una copa de whisky. No era un hombre dado al alcohol, salvo en ocasiones que realmente lo ameritaban, y ese día era una de esas ocasiones en las que necesitaba beber para pensar con claridad y evitar cometer una locura. Había perdido la cuenta de las veces que miró el reloj, esperando el regreso de su joven esposa. La sola idea de ella junto a aquel moreno, que evidentemente mostraba interés por ella, le hizo apretar el cristal de la copa con fuerza. Evan no se consideraba un hombre posesivo, y mucho menos creía que Hayley le perteneciera solo porque estaban casados. Sin embargo, no podía negar que los celos lo consumían al imaginarla en compañía de Jared. No confiaba en él; no sabía qué tipo de persona era ni si tenía buenas intenciones. La angustia de pensar que su esposa había salido con él a un lugar desconocido lo mantenía al borde de los nervios. No sop
Los días transcurrieron con rapidez, y Evan y Hayley aprovechaban cada oportunidad para demostrar lo enamorados que estaban el uno del otro. A pesar de sus apretadas agendas, siempre encontraban tiempo para estar juntos, ya fuera viendo una película, saliendo a comer o paseando por el jardín que tenían en casa, donde pasaban las tardes compartiendo las meriendas que Noelia les preparaba. La empleada había notado lo unida que se había vuelto la pareja. Aunque Evan y Hayley no eran demasiado efusivos en su presencia, Noelia había sido testigo de algunas muestras de cariño entre ellos. —Evan, nos pueden ver... —le regañó Hayley, mientras él la ignoraba y la besaba con pasión. —No estamos haciendo nada malo. Además, solo está Noelia —dijo, separándose un poco para mirarla a los ojos—. ¿Te preocupa que nos vea en situaciones comprometedoras? Estamos casados, Hayley. Esto es lo que hacen los esposos. —Lo sé, pero, ¿qu
Durante toda la mañana, Evan se había sentido atrapado por la intensidad de aquellos ojos azules que no lograba sacar de su mente. Cada vez que miraba el reloj, impaciente, deseaba en silencio que las agujas avanzaran más rápido hacia las siete, la hora en que terminaría su jornada laboral. Sin embargo, el tiempo, cruel e implacable, parecía transcurrir con una lentitud exasperante, como si disfrutara prolongando su espera.Ese día, había quedado en recoger a Hayley, y cuando finalmente llegó el momento de marcharse, Evan abandonó la oficina sin detenerse a despedirse apropiadamente. Su repentina salida dejó atónitos a algunos de sus empleados, quienes no estaban acostumbrados a ver al arquitecto, normalmente meticuloso y comprometido, irse con tanta prisa. Las especulaciones no tardaron en surgir. Algunos asumieron que su nuevo estado civil lo empujaba a buscar más tiempo con su esposa. Otros, más pragmáticos, pensaron que tal vez había terminado con antelación el dis
Les había costado separarse tras aquel momento íntimo que habían compartido. Evan, con un esfuerzo sobrehumano, se levantó de la cama, luchando contra el deseo de quedarse allí junto a Hayley, besándola y disfrutando de su cercanía. Sin embargo, la responsabilidad lo llamaba. Debía prepararse y dirigirse a la empresa para terminar el proyecto en el que había estado trabajando con tanto esmero. Después de enfrentarse a varias dificultades, al final había logrado convencer a Alexander Hughes del diseño para el hotel, y ahora se proyectaban resultados prometedores.Al bajar a la cocina, el aroma del café recién hecho lo recibió como cada mañana. Nohelia, siempre puntual y diligente, ya había preparado el desayuno. Evan le dedicó una sonrisa agradecida al recibir su taza habitual de café sin azúcar. Se acomodó en la mesa, aguardando pacientemente a Hayley, quien no tardó en bajar. Esa mañana, ella se había esmerado más de lo usual. Había elegido una de las prendas que él l
El reloj acababa de marcar las doce en punto cuando Hayley, incapaz de encontrar refugio en el sueño, decidió abandonar la cama. Su mente era un torbellino de pensamientos que la mantenían despierta, y aunque había intentado relajarse de todas las formas posibles, el sueño seguía siendo un visitante esquivo. Con un suspiro resignado, se incorporó, dejando atrás las sábanas que ya no ofrecían consuelo, y se dirigió hacia la biblioteca. Aquel era su refugio secreto, un lugar donde solía perderse entre libros cuando las noches se volvían demasiado largas.Sin molestarse en cambiarse la ropa de dormir, avanzó en silencio por el pasillo. Estaba convencida de que Evan debía estar dormido profundamente en la habitación contigua, ya que no se escuchaba ningún ruido que sugiriera lo contrario. Apenas un tenue murmullo del viento parecía acompañarla en su camino.La penumbra llenaba la biblioteca, pero los contornos familiares de las estanterías se alzaban frente a ella como viejos amigos. Con
El fin de semana había pasado volando para Hayley y Evan, quienes tuvieron que regresar a su rutina diaria, a pesar de que los Sinclair y los padres de él habían insistido en que se quedaran unos días más. Sin embargo, ellos se negaron, alegando que tenían mucho trabajo pendiente. Con pesar, se despidieron del resto y emprendieron el viaje de regreso. Durante el trayecto, Hayley permaneció en silencio, llenando el espacio del auto con música, tarareando la melodía de una canción cuando escuchó a Evan hablar.—Lo dije en serio, no ha sido por puro impulso —, declaró, captando la atención de la joven. Él mantenía su vista fija en la carretera, pero aprovechó el semáforo para posar sus ojos en los de ella y retomar la conversación del día anterior.—¿A qué te refieres? —inquirió, confundida.—De verdad me gustas, Hayley, y deseo conocerte mejor y descubrir lo que te disgusta, aquello que amas hacer, quiero saber todo de ti. Tal vez nuestro matrimonio ha comenzado algo forzado, ninguno t