Finalmente, todo se solucionó y pudieron asistir a la reunión programada. Alejandro confesó que la noche anterior, después de que la dejó a ella en su habitación, volvió a salir del hotel y fue a un bar en donde se involucró en una pelea y terminó lesionado.El día se les pasó entre reuniones de trabajo y coqueteos en el tiempo libre. En cierta ocasión los inversionistas preguntaron si ellos eran pareja, obviamente que Abril lo negó de inmediato y dijo que eran buenos amigos desde la infancia y se trataban de esa manera desde siempre.Admiro tu grado de inteligencia para inventar mentiras. Dijo Alejandro cuando ya estaban acercándose a sus respectivas habitaciones.—Yo admiro lo idiota que eres—. —Por favor, no vayas a buscar problemas esta noche porque yo no voy a andar al pendiente de nuevo, vigilando que tu maquillaje continúe protegiendo tu rostro. —le advirtió en forma divertida.Él se sintió avergonzado.—Lamento causarte incomodidad—. Se disculpó. Abril se quedó con la palabra
Días después…Alejandro continúa insistiendo en que Abril viaje con él a la empresa. Sin embargo, ella se sigue negando a aceptarlo, ya que se ha prometido a sí misma que no volverá a caer en los juegos que él siempre prepara. Sabe que al final quien va a salir perjudicada será ella.Gabriela regresó nuevamente de su gira en el extranjero y lo primero que hizo fue visitar a su prometido en la oficina. A él no le agradó la sorpresa, ya le ha pedido que no se presente de repente, pero ella no hace caso… ella teme encontrarlo haciendo algo indebido.—¿Dónde está la oficina de tu miserable asistente?—preguntó, sentándose con la pierna cruzada en la silla de presidencia cuando no le correspondía.—Mi asistente tiene un nombre; llámala por Abril— aclaró Alejandro.—¿Tanta confianza le tienes para no referirte a ella como: señorita Abril, o directamente por su apellido?— reclamó.—Gabriela, tú sabes que este compromiso no es porque yo lo quiera, así que, te pido que me respetes a mí y a mis
Abril le confesó el problema que estaba sucediendo en la familia. Alejandro le comentó que sus padres habían llamado esta mañana y han dicho que esta noche estarán de regreso en casa.—Lo sé. Por eso me preocupa que mi madrina pierda su trabajo—. —Acepta mi renuncia, por favor—. Suplicó.—Haremos algo. Mi padre no sabe que tú trabajas como mi asistente. Te daré un permiso especial por el tiempo que tu madrina esté ausente, luego ambas se reintegrarán cada una a sus deberes.—¿Lo harás, de verdad?— consultó sin poder creer que al hombre de piedra se le ha ablandado el corazón.—Tu madrina lleva varios años trabajando para mi familia, no es bueno que no se le reconozca su labor.—Está bien, acepto no renunciar y salir con el debido permiso. Solo te pido que delante de tus padres finjas odiarme. Haz como que nunca hemos hablado en privado, aceptaré que te burles de mí frente a ellos.—¿Eres estúpida? ¿Cómo se te ocurre pedirme que finja odiarte?—¿Quieres que me despidan?—No.—Entonces,
Abril fue invitada por aquel amigo de Alejandro, sí, el mismo que se la llevó aquella noche y que, luego, le hizo saber a todos que habían pasado un momento muy bonito a solas.Ahora que va entrando a aquella fiesta, sabe que ha tomado la mejor decisión al acompañar a ese chico. Y es que, Alejandro ya se percató de su presencia y la observa con sus ojos llenos de fuego y celos.—Prometiste que no te separarías de mí, por favor, no te atrevas a dejarme sola—. Le recordó al chico.—No lo haré—. Dijo él, con una sonrisa que puso más enojado a Alejandro al ver que la nueva pareja se está divirtiendo.—¿Quién te permitió venir a mi fiesta?— Reclamó Karina, cuando estuvo lo suficientemente cerca de ellos.—Yo le pedí que me acompañara. Deja el drama o ella se irá, pero también lo haré yo—.Alejandro tomó una copa y de un sorbo desapareció todo el líquido en su boca. Continuó observando la escena sin intervenir.—Lamento ser mal educada, no sabía quién eras, pero ahora recordé que eres la ch
Abril no quería hacer lo que Alejandro le había ordenado. Los minutos iban pasando y ella trataba de ignorarlo, más no pudo hacer nada cuando él le envió un mensaje de texto que decía:—Dos minutos y te quiero en el auto.Ella tembló cuando lo miró despedirse de sus amigos con el pretexto de que al día siguiente tenía una reunión a primera hora en la empresa y necesitaba descansar.—Diez minutos de retraso. ¿Acaso prefieres que vaya y te saque en mi hombro como una niña pequeña y malcriada?— volvió a decir en un segundo mensaje de texto.—Vete a la mierda, Alejandro. Ni siquiera soy tu empleada para que me des órdenes—. Dijo ella sin pensarlo, luego su sonrisa de triunfo se borró al recordar que, en efecto, ella siempre trabaja para el idiota, aunque ahora como sirvienta en su casa.Abril le comentó al chico que la invitó, que saldría a tomar aire fresco por unos minutos. Él se ofreció a acompañarla, pero ella lo detuvo aduciendo que estará bien. El chico aceptó, en su interior sonrió
Era de madrugada. Ambos despertaron casi al mismo tiempo en una habitación de hospital por separado. Había ocurrido un accidente. Abril y Alejandro lamentablemente habían resultado con algunas heridas de gravedad en su cuerpo.Los familiares de ambos habían sido contactados por el hospital. La madrina de Abril dijo que se la llevaría a otro centro médico, pues, no podía pagar las facturas médicas allí. Además, ese día tendría que viajar y estaba a pocas horas de hacerlo, así que, le comentó a sus jefes con mucha nostalgia que se llevaría a su ahijada y que estaba resignada a perder su empleo de muchos años al no tener quien cubriera su lugar. Su hijo la necesitaba y ahora su ahijada también.La cuestión ahora es que ambas familias se preguntan: ¿cómo es que el joven Alejandro y Abril estaban en el mismo auto? Ambos vestidos con ropa de fiesta, incluso la madrina mencionó que no sabía que Abril había salido de la casa esa noche. Fue hasta cuando recibió la llamada del hospital avisando
La enfermera le dejó su teléfono y salió a buscar prestado otro para llevárselo a Abril. Ella le dijo: —señorita, tengo una videollamada para usted, es necesario que la atienda.—¿De quién se trata?— preguntó Abril frunciendo el ceño, pues no tenía a nadie que la llamara o que estuviese preocupado por ella, pero aun así tomó el teléfono que la enfermera le ofreció.—Pequeña, ¿cómo te sientes?— preguntó Alejandro. A ambos se les dibujó una sonrisa al ver que el otro está con vida.—Lamento mucho lo que pasó, es mi culpa que ahora estés así. Si tan solo hubiese manejado como una persona normal no estarías ahora recibiendo atención médica en un hospital e incapacitada—. —Lo lamento tanto, no te imaginas cuánto, pequeña—. Finalizó, él se muestra muy consternado.Dos días más tarde le dieron el alta a Abril. Ella fue a casa mientras que Alejandro continúa hospitalizado pero recuperándose satisfactoriamente.Una semana después y luego de dos operaciones, Alejandro pudo volver a casa y lo pr
Pasó una hora y la pareja se escuchaba que hablaban muy acaramelados. Su mano lastimada ya comenzaba a dolerle a Abril, pues, su hora de tomar el medicamento había llegado y ella aún encerrada. Alejandro parece que tuvo compasión de ella y le pidió a su prometida que fuera a la cocina y pidiera que le trajeran fruta picada. En ese momento, Abril salió de su escondite sin siquiera voltear a ver al hombre acostado en la cama; sin embargo, él la hizo detenerse.—Lamento haber mentido al decir que no amo a mi prometida. La verdad es que, nos conocemos desde jóvenes y nuestro amor cada día crece más.—Eso a mí es algo que no me importa en lo absoluto, pero siempre te daré mis más sinceras felicitaciones—. Expresó para luego alejarse.Más tarde también llegaron sus amigos y desde entonces Abril no volvió a salir de su habitación para que nadie descubriera que viven en la misma casa y fingen no conocerse.—Puedes venir un momento, por favor—. Pidió Alejandro en un mensaje de texto.—¿Qué qui