Durante la semana los chicos no salieron de casa. Cada uno tenía sus traumas por el secuestro y no querían exponerse a que volviera a suceder, ya que, no se sabe cuál de los dos era el objetivo.
La madrina estaba contenta de que su ahijada se tomara un par de días para conocer mejor la ciudad con la ayuda del internet. Si tan solo ella supiera cuál es la verdad, se llevaría la decepción más grande de su vida, ya que se lo ha advertido en muchas ocasiones que no se acerque al joven de la familia.
Por otro lado, los padres de Alejandro tienen planeado realizar un viaje para celebrar su aniversario de bodas. Saldrán del país por dos meses; eso sucederá dentro de dos semanas. Es por ese motivo que el señor le ha dicho a su hijo que deberá presentarse en la empresa para que desde ya vaya familiarizándose con los números y todo lo que ello implica.
Alejandro está comprometido con una bella modelo de talla internacional. El padre de ella y su padre han decidido que ya es tiempo de que se casen, motivo por el cual las madres están buscando una fecha especial para que se lleve a cabo el matrimonio, sin que los novios estén enterados.
—Papá, dijiste que tomaría el control de tu fortuna hasta que yo tuviese una esposa y quizá un hijo. No entiendo a qué se debe ahora tu repentina decisión. —se quejó Alejandro. Ya que, quería disfrutar un poco más de la vida loca sin tener responsabilidades de reuniones con socios y todo lo demás.
—Solo cubrirás la presidencia mientras yo esté ausente. Luego me encargaré nuevamente, para entonces ya debes tener planeado la fecha para tu boda.
—Está bien, papá.
Respondió sin tener otra alternativa.
Alejandro volvió a escribirle a Abril y le recordó que él mismo le había prometido que le ayudaría a buscar un empleo en una empresa donde le pagarán buen dinero para que pronto lograra ahorrar para vivir como ella quisiera.
—Ve a esta empresa, el gerente de recursos humanos es un conocido mío y él te contratará— dijo.
—Iré, pero luego no quiero que me eches en cara, que gracias a ti estoy trabajando y que te debo ese favor.
—Prometo que no seré así—. Le respondió.
Ella se dirigió a dicha empresa y de inmediato le dijeron que podía comenzar a trabajar el día siguiente. Muy emocionada, se lo hizo saber a Alejandro y este la felicitó. Regresó a casa, ayudó con su rol actual de sirvienta y cuando la noche cayó, se fue a la cama.
—Ven a mi habitación. La ventana que va al jardín está abierta, esperando por ti.
Le dijo Alejandro en un mensaje de texto.
—No molestes, ve a dormir y déjame en paz—. Pidió Abril.
—Te recuerdo que, aún no hemos hecho los pases, lo que significa que todavía eres mi sirvienta personal y puedo enviarte a la cárcel.
—Prometiste que ese tema quedaría en el pasado.
—Solo ven por un momento, no me siento bien de salud y mi madre no está en casa.
A regañadientes ella se levantó y salió a escondidas de su madrina. Corrió por el jardín hasta llegar a aquella puerta de cristal que estaba semiabierta.
—¿Qué necesitas? —consultó con tono de enfado.
—Me duele el pecho, tengo miedo de sufrir un infarto. El médico me ha indicado frotar el área con esta crema para apaciguar el dolor, pero yo solo no puedo aplicarla. Ayúdame, te lo ruego. —Ha sido su excusa.
Abril se preocupó por la salud del idiota que le ha causado problemas. Tomó la crema que él le indicó y comenzó a aplicarla con suavidad sobre el pecho desnudo de él.
—Me agradas, Abril—. Confesó de repente.
—Yo te detesto. Desde que te conocí no he dejado de tener desgracias. —respondió sin dejar de masajear.
—Yo, desde que te conocí, no he dejado de pensar en ti ni un minuto.
—No te creo, también me odias, se nota.
—Odio disfrazado. En realidad me gustaste desde que te encontré en la carretera. Me hace muy feliz que estés aquí.
—¿Tan feliz que me entregaste a uno de tus amigos?
—Shh, calla. —Puso el dedo entre sus labios para hacerla callar—. Me arrepiento de haberlo hecho. No sabes lo mal que me puse desde que se fueron, estaba celoso.
—Eso no es …
Abril no terminó de hablar. Alejandro se había sentado de golpe en la cama y la besó desprevenida.
—¡Me gustas! — susurró. Aun sosteniéndole del rostro.
—¡Te odio!
—No lo creo, pero lo averiguaré.
La abrazó contra su pecho y continuó besándola. Abril, sabiendo que aquella noche no había sucedido nada entre ella y aquel joven, se dejó llevar por el momento y se entregó a Alejandro.
Más tarde ella volvió a su cama. Alejandro le pidió que se quedara un rato más haciéndole compañía, pero ella, sintiéndose terriblemente mal por haber traicionado la confianza de su madrina, prefirió regresar y hacer como si nada hubiera pasado entre ellos.
…
Abril ya comenzó a trabajar, inicialmente como conserje en el área de manufactura. Está muy contenta de haber recibido un adelanto en la primera semana, y su madrina está muy orgullosa de ella. Con Alejandro no ha vuelto a tener comunicación, se enteró de que había salido de viaje y, como no estaba interesada en él, no le dio importancia a su ausencia en la casa.
Abril hizo un trato con los patrones y es que, para tener mayores ingresos, ella trabajará como sirvienta los fines de semana.
—Hija. La patrona ha ordenado que preparemos un banquete para esta noche. Te voy a confesar algo, es que viene la prometida del joven Alejandro y su familia también.
—¿Su prometida? —consultó Abril. Fingiendo no estar sorprendida. Pero el nudo en la garganta y el dolor en su corazón casi la hicieron flaquear.
—Sí. Por eso te pido que, cuando ellos lleguen, tú te vayas para la habitación, la patrona no quiere que vean a una joven en la casa.
—No se preocupe, madrina. —Dijo Abril, maldiciéndose en su mente por haber caído en la tentación aquella noche.
Desde su habitación, Abril imagina que todos la están pasando bonito con la llegada de la prometida de Alejandro. Sabiendo que ya no saldrá afuera y que su madrina tardará en llegar, ella se puso su pijama y se tiró sobre la cama para intentar dormir y olvidarse de todo lo que le recuerde a aquella noche donde se entregó a ese hombre que está a un paso de casarse.Alejandro observó detenidamente cada movimiento de la señora que servía la cena. Esperaba con ansias ver a Abril, pero de inmediato recordó que ella le había mencionado que tenía prohibido presentarse dentro de la mansión.—Me disculpo un momento, no me siento bien del estómago, regreso en unos minutos. —Anunció Alejandro, levantándose y caminando en dirección a su habitación.En ese momento nadie sospechó nada, nadie se imaginaba lo que había sucedido un par de noches atrás entre el hijo de la familia rica y la sirvienta. Tampoco a nadie se le cruzó por la mente que, desde su habitación, saldría para la casa de empleados e
Abril no podía creer que quien estuviera frente a ella era el mismo Alejandro. Ella salió por un momento pensando que se había equivocado de puerta, sin embargo, el letrero de presidente se miraba muy grande, bonito y brillante.Volvió a entrar, Alejandro estaba confundido por cómo ella estaba actuando.—¿Qué sucede? —le preguntó.—Imposible, me niego a creer que tú seas mi jefe. Ni siquiera has estado trabajando y ahora de la nada te apareces como el presidente.—¿Qué creíste? ¿Acaso te recomendaría trabajar con una empresa de la cual yo no conozco a sus dueños? ¡Qué poco interés tienes, ni siquiera te has dado a la tarea de investigar a fondo sobre tu lugar de trabajo! —se burló Alejandro.—¡Me tendiste una trampa!—¿Hay algún problema?—Sí. Es por eso que, ¡RENUNCIO! No quiero estar cerca de ti.Sabía que actuarías de esa forma. Motivo por el cual aquí te entrego una copia del contrato que firmaste ayer. Puedes leerlo con calma, punto por punto, y luego me dices si todavía sigues c
En la oficina…Abril estaba muy afanada en su computadora transcribiendo un documento para la reunión de este día. Acababa de colgar la llamada con Alejandro cuando una mujer entró de la nada.—¿Quién te crees que eres para ignorar mis llamadas?—gritó aquella mujer, creyendo que su prometido estaba allí. Pero guardó silencio al ver a la chica sentada en un escritorio en la esquina, en la misma oficina de su prometido. Por un momento, Abril pensó que se estaba refiriendo a ella. Entonces preguntó: —¿Quién eres? No te conozco.—¿Dónde está Alejandro y qué haces tú en su oficina? —cuestionó alterada al recordar que anteriormente había tropezado con ella en el elevador.—El señor Alejandro aún no ha llegado, yo soy su asistente; si gusta, puede sentarse y esperarlo.—Por supuesto que lo esperaré. Cuando él venga, quiero que salgas y nos dejes a solas—. Ordenó con prepotencia.—Está bien—. Respondió Abril, imaginando que ella es la prometida de la familia.—¡Qué haces allí, sentada, sírve
Es un hecho que Gabriela no sabe que Abril vive prácticamente en la misma casa con Alejandro. Solo siente que él se está distanciando de ella últimamente y por eso le ha pedido nuevamente que la despida y que encuentre a una nueva asistente o preferiblemente que sea un hombre, así ella estará más segura de que nunca le pagará mal.—¿Cuándo regresarás al extranjero?— preguntó Alejandro.—He decidido tomarme unas vacaciones en mi país. Mi futuro esposo ha estado solo por mucho tiempo y quiero compensarlo con mi presencia a diario.—Entiendo— respondió.Por su parte, Alejandro ya hubiese roto esa relación desde hace un tiempo, pero eso sería desobedecer la orden de su padre y romperle el corazón. Ya que, desde siempre lo han catalogado como un hijo desobediente y que, por una parte, se avergüenzan de él; son palabras que su padre le dice en ocasiones cuando lo hace enojar, pero luego le pide disculpas y le dice que todo lo hace para que él recapacite y sea un hombre de bien ahora que ya
Más tarde bajaron para asistir a la primera reunión y posteriormente fueron a cenar. Ya era bastante tarde cuando regresaron a sus respectivas habitaciones, Alejandro estaba un poco pasado de tragos y Abril estaba muy enojada porque al día siguiente, a primera hora, tenían una segunda reunión. —Te llamaré muy temprano para que te levantes, porque dudo que lo hagas a tiempo por tu cuenta. —No te preocupes, estoy acostumbrado a emborracharme, ya verás que la reunión sí se llevará a cabo en tiempo y forma. —Prometió. Abril se quedó un rato viendo un programa en la televisión antes de irse a la cama. Más tarde, cuando ya estaba dormida, se despertó por unos fuertes golpes en la puerta de su habitación. Ella se levantó y preguntó quién es.—Soy yo— respondió aquella peculiar voz.—¿Alejandro?— Ella se sorprendió. —¿Qué te pasa?—preguntó abriendo la puerta. Él estaba recostado sobre la pared, su rostro lucía colorado y un morado adornaba su mejilla.—Puedo quedarme en tu habitación, por
El autobús se detuvo en aquella carretera solitaria, de él bajó Abril, acompañada por una maleta. Sus padres habían fallecido y su madrina insistió en que viniera a trabajar con ella a la casa de una familia millonaria.Abril volvió a revisar en su teléfono la dirección que su madrina le envió y, llena de miedo, comenzó a caminar por aquella carretera que se supone la llevaría a la mansión de los Alvarado.De pronto un auto se detuvo y un hombre le pidió que subiera, que la llevaría a donde quisiera ir. Ella se asustó, tomó una piedra del suelo y la lanzó antes de salir corriendo. Con la mala suerte de que aquella roca impactó en la cabeza de aquel hombre, dejándolo inconsciente dentro de su auto deportivo.Con el corazón palpitando al borde de salir de su pecho, ella finalmente llegó a la enorme casa. Su madrina la estaba esperando en el portón, la recibió con cariño y la llevó a la casa de empleados para que se instalara en su misma habitación.Abril no quiso comentar sobre el incid
Abril se encuentra entre la espada y la pared, nunca pensó que su primer día en la ciudad causaría un problema tan grave. No quiere ir a la cárcel, pero tampoco le parece bien que por su culpa los patrones echen del trabajo a su madrina.Media hora más tarde, los señores se fueron a trabajar a la empresa. Hoy también es día de compras, así que la madrina tomó la lista y se marchó junto al chofer, no sin antes advertirle a Abril que no fuera a cometer ningún error, que si no quería estar en la cocina se fuera a la habitación, pero que no fuera a rondar la mansión.Había tantas cosas que preparar para el almuerzo, es por eso que la chica decidió quedarse en la cocina para avanzar por mientras llegaba su madrina. El teléfono en la cocina sonó, Abril dudó en responder, pero luego se armó de valor creyendo que eran los patrones.—¡Quiero agua, tráela de inmediato, por favor! —ordenó Alejandro.Abril dejó de hacer lo que estaba haciendo y fue a la habitación de aquel fastidioso hombre que s
Abril sentía miedo, había caído en la trampa de ese hombre. No le gustaba como los amigos de él, la observaban y tenían una mirada lujuriosa hacia ella. Uno se relamió los labios, se acercó a Alejandro para tomarla a ella del brazo y llevarla con él. Abril se agarró de la cintura de su acompañante, negándose a salir con aquel desconocido.Sin embargo, Alejandro la alejó de él, dándole el visto bueno a su amigo para que se la llevara. Los vio desaparecer entre la multitud, entonces se arrepintió. La chica es tímida, él recordó que anteriormente ella le comentó que no tenía amigos extrovertidos.Salió en busca de ella, pero no encontró a ninguno de los dos. Desesperado llamó al teléfono de su amigo, pero este no le contestó. Marcó el número de la chica y tampoco obtuvo una respuesta. Su desesperación aumentaba con cada segundo que marcaba el reloj, regresó con el grupo de amigos esperando a que el otro regresara con la chica; sin embargo, las horas pasaban y de ellos no había señales.T