OLVIDAME SI TE ATREVES. Jennifer se casa con el amor de su vida, pero el matrimonio no es lo que esperaba, ella sacrifica todos sus sueños para que Samir cumpla los suyos Para ella él era su prioridad, vivía para él, ambos trabajan tanto que casi no tienen tiempo para hablar y Samir siempre está muy ocupado para ella, la vida de casados y pobres no es tan fácil como parecía. Un día ella se desmaya en el trabajo se ha esforzado demasiado para ganar más dinero pero cuando el médico la revisa le informa que acaba de perder un bebe y probablemente la posibilidad de ser madre de nuevo. Ese mismo día Samir llega a casa tan cansado que no se da cuenta por todo lo que está pasando su esposa casi no hablan, al día siguiente ella le pide el divorcio y él lo firma dolido, una burla del destino es que precisamente, concreta el negocio por el que tanto lucho, el cree que ella se arrepentirá de haberlo abandonado. Dos años y medio después se reencuentran, él es dueño de una empresa importante y ella es contratada para ser su asistente, ninguno de los dos admite que se aman y ella oculta el motivo por el cual lo abandono. Samir decide seguir con su vida y casarse con su novia amando a su ex esposa ¿podrá olvidar al amor de su vida? Y para más Jennifer ahora quiere reconquistar a su ex solo por venganza.
Leer másJennifer Soleimani A pesar de todas las dificultades alcanzo las treinta y nueve semanas de gestación, estoy feliz y soñando con ver la cara de mi bebe por primera vez, casi no duermo esa noche, me siento muy intranquila. —Buenos días. — Dice Samir estirándose de forma perezosa en la cama. — ¿No tenias que ir a la oficina a firmar unas cosas temprano?— Cuestiono de mal humor. —Lo había olvidado por completo. — Me dice y me da un pico antes de levantarse, yo también tengo que hacerlo, la bebe es grande y presiona mi vejiga, orino como veinte veces al día ¡estoy cansada! Camino ojerosa al sanitario y hago pis sin importarme que Samir este viendo, generalmente soy pudorosa, ¡pero estoy harta! — ¿Qué deseas desayunar hoy?— Cuestiona el. —Lo que sea. — Respondo. — ¿Estás bien?— Me pregunta. —No. — le respondo sin especificar porque, camino como un pato, me duele la vagina, y estoy muy torpe, todo me lo echo en la barriga. —Ya pasara, esto solo es una etapa pronto tendremos a nuest
Jennifer Soleimani Después que termina la fiesta de revelación, me doy un baño, me coloco la ropa interior más sexy que encuentro, me miro al espejo y hago una mueca, no sé si tenga el valor de desnudarme frente a Samir. Mis senos están gigantescos, cargados de leche materna y mi barriga mide ciento treinta centímetros…Hoy mis amigas la midieron en un juego, todos reían y me trataban bien, pero yo no me sentí nada bien con el juego ¡estoy enorme! con siete meses y medio de embarazo Me coloco mi crema corporal favorita de vainilla y tengo esa angustia en el corazón, en la que me debato si me entrego a Samir o no lo hago… Me siento estúpida esperando que suba más de una hora, el ahora se encierra a trabajar en una oficina en la casa y admito que nos estamos distanciando. Después de todas las luchas que hemos tenido como pareja, siento que lo estoy perdiendo, las voces de Adriana resuenan en mi cabeza. Hombre es hombre y necesita cubrir sus necesidades carnales, las cuales hace mes
Jennifer Soleimani Pasan los meses y mi barriga crece tanto que me siento, una bola con patas, me miro al espejo y siento que todo me queda mal. Me siento muy frustrada, ¡me siento fea! Siento que nada me queda bien, me cambio de vestido como diez veces hasta que me doy por vencida y me acuesto frustrada en la cama y con ganas de llorar. Me pondo un vestido azul celeste que resalta el color de mis ojos, es lo único rescatable que queda de mi aspecto físico general. No dejo que Samir me vea desnuda porque me da mucha vergüenza mi cuerpo, no tuve este tipo de sentimientos con el embarazo de Oliver, ya que Samir no estaba cerca. Mi embarazo es de alto riesgo por lo que no puedo complacer a mi esposo en la cama y además siento vergüenza de cómo me veo. Confió plenamente en el, pero tengo miedo de que se termine aburriendo de mi, que se dé cuenta que no soy tan especial como él cree. Tengo la casa llena de invitados para la revelación del sexo de mi hijo, la única que sabe si es ni
Jennifer Soleimani Cuando Oliver despierta y ve a los caballos literalmente se vuelve loco de la emoción—¡Papá un caballo!— Señala emocionado sin ver nada más. —¿Te gustan los caballos? ¿Te gustaría subir a uno?— Le pregunta Carlos. —Sí, si, ¿Mamá puedo subir al caballo?— Cuestiona Oliver con los ojos brillantes de la emoción. —No lo sé.— Respondo con dudas, yo les tengo miedo. —Seguro que podremos darte un paseo más tarde, pero primero ¿quieres comer algo?— Le pregunta a mi hijo. —No tengo hambre.— Responde Oliver haciéndome reír, son las diez de la mañana y no hemos desayunado, claro que tiene hambre, pero al ver los caballos se le olvido todo. —Primero comemos si.— Ordeno, tomándolo de la mano, no puedo cargarlo por orden del médico. —Pasen están en su casa.— Dice la mujer amablemente haciéndonos entrar a su casa, el comedor es enorme y las sillas son de cuero. —Gracias.— Respondo. —Enseguida les traemos la comida.— Dice la mujer apresurándose a la cocina, nosotros quedamo
Jennifer Soleimani A pesar que me siento bien, no me dan de alta en la clínica hasta un mes después, me atienden como una reina y no puedo levantarme por nada del mundo hasta que no haya ningún riesgo de perder a nuestro bebe. Fue algo increíble tener a mi esposo frente a mí, ¡Vivo!, es la felicidad más grande que he tenido en mi vida, tengo la certeza de que no voy a perder a nuestro bebe, porque el paso por muchas cosas y se aferro a la vida como un guerrero. Mi familia está conmigo en todo momento y además recibo un ramo de flores muy especial entre tantos presentes…Simplemente dice “lo siento”, y se perfectamente de quien es. Yo sé que no debo guardar rencor en mi corazón, pero no puedo evitarlo, si él hubiese investigado un poco yo no estaría acá, ni siquiera habríamos pasado por toda esta pesadilla que pasamos. Cuando salgo de la clínica, mis amigos y familia están afuera con regalos y globos, Oliver en brazos de su padre, recibo abrazos de todos, la vida da tantas vueltas p
Jennifer Soleimani Trato de hacer oídos sordos a todos los insultos que me gritan cuando me llevan a mi celda en la prisión de máxima seguridad. Tengo miedo, dicen que las prisioneras son muy peligrosas, pero sé que como yo hay mujeres inocentes en este lugar. —Bienvenida a tu nuevo hogar.— Me dice el guardia de seguridad y me empuja adentro de la celda, es un lugar de dos metros por dos con un sanitario y una cama de cemento sin sabanas ni almohada. Me siento en la cama, y después de un par de horas una mujer se para delante de la reja, tiene el cabello rapado y tatuajes en el cuello, se ve muy intimidante. —¿Te crees muy fuerte porque mataste a una mujer indefensa en la cárcel?— Me pregunta y yo me pongo de pie, harta de que me acusen de cosas que no hice, si la tuve que matar, ¡pero lo que nadie divulga es que fue en defensa propia! —No voy a discutir contigo, tú no sabes quién soy yo.— le respondo seria y me acuesto en la cama. —Tu tampoco pareces saber que la que manda aquí
Lewis Nortón Comandante de la policía Nacional —Señor acaban de llamar de la prisión de máxima seguridad la señora Jennifer fue apuñalada apenas llego a la prisión, el juez ordeno que la trasladaran a una clínica, para tratar de salvarla, ya que se le informo de que encontramos a la verdadera culpable.— me dice mi mano derecha. Veo tras un espejo como relata todo el secuestro el señor Soleimani y no tiene idea de todo lo que ha pasado su esposa en parte por mi negligencia, aproveche mi posición de poder para tomar venganza y nadie interfirió, creyendo que la señora Jennifer merecía pasar por lo que estaba pasando, que estaba pagando el precio de su ambición. Cuando Samir sale, sonríe feliz de que al fin terminó su pesadilla—Gracias por todo comandante, si no fuese por usted, quien sabe que haría esa mujer conmigo, voy a mi casa, mi familia debe estar muy preocupados por mi.— Agradece. —No tengo los cojones necesarios para verlo a la cara y confesar lo que hice pero trato de explic
Lewis Nortón Comandante de la policía Nacional Mientras mis subalternos disparan contra los matones contratados por esa mujer ella intenta escapar en su auto, no puedo dejarla ir, ella es la verdadera asesina de mi mujer. Manejo a toda velocidad tras ella disparándole a la llantas del auto, hasta que logro mi objetivo, no puedo con la culpa está claro que la mujer con la que me ensañe todos estos días es inocente. Mi conciencia no me va a dejar dormir en mucho tiempo, estoy temblando cuando la mujer finalmente detiene el auto y sale con las manos en alto. —Le daré el dinero que quiera si nos deja ir, solo estamos usted y yo.— Me dice como si el dinero fuese a devolverme a Luna y a mi hijo. Me acerco a ella, sin bajar mi arma –De cuanto estamos hablando.— Le pregunto solo para que se confiara y no haga nada estúpido. —¿Qué le parecen diez millones?— Pregunta ella con una sonrisa creyéndose ganadora. —Me parece que es mucho dinero.—Suelto, ella sonríe e intenta estrechar mi mano,
Jennifer Soleimani— El comandante de la policía nacional, sube a la patrulla para mi traslado a la prisión de máxima seguridad. ¡No puedo creer el descaro de este hombre que pretende seguir atormentándome con la muerte de su mujer! con la que yo no tuve absolutamente nada que ver. —Estará contento, me envió a la prisión de por vida.— Le digo entre dientes viéndolo desde atrás. —Ningún castigo es suficiente para lo quien hiciste.— Me responde, pero sonríe creyendo que cumplió con su venganza. —¡Congelaron mis bienes para que mi familia ni siquiera pudiera pagar a mi abogado!— Chillo. —Igual lograron contratar uno, el mejor de la cuidad.— Se burla él, ya que Marco lo pago, pero el tipo no movió un dedo para ayudarme, parecía que todos estaban en mi contra, ya que lo que supuestamente hice es abominable. —Y alguien le pago par a que no hiciera nada.— Le respondo entre dientes con las manos hechas puño. —No digas estupideces.— Responde el, si el vino con la intensión de atormentarm