Espero les haya gustado este episodio, falta poco para finalizar la historia y debo agradecer a todos por el amor y el apoyo que me han brindado, ¡besos! ustedes son muy importantes para mí
Jennifer Soleimani A pesar que me siento bien, no me dan de alta en la clínica hasta un mes después, me atienden como una reina y no puedo levantarme por nada del mundo hasta que no haya ningún riesgo de perder a nuestro bebe. Fue algo increíble tener a mi esposo frente a mí, ¡Vivo!, es la felicidad más grande que he tenido en mi vida, tengo la certeza de que no voy a perder a nuestro bebe, porque el paso por muchas cosas y se aferro a la vida como un guerrero. Mi familia está conmigo en todo momento y además recibo un ramo de flores muy especial entre tantos presentes…Simplemente dice “lo siento”, y se perfectamente de quien es. Yo sé que no debo guardar rencor en mi corazón, pero no puedo evitarlo, si él hubiese investigado un poco yo no estaría acá, ni siquiera habríamos pasado por toda esta pesadilla que pasamos. Cuando salgo de la clínica, mis amigos y familia están afuera con regalos y globos, Oliver en brazos de su padre, recibo abrazos de todos, la vida da tantas vueltas p
Jennifer Soleimani Cuando Oliver despierta y ve a los caballos literalmente se vuelve loco de la emoción—¡Papá un caballo!— Señala emocionado sin ver nada más. —¿Te gustan los caballos? ¿Te gustaría subir a uno?— Le pregunta Carlos. —Sí, si, ¿Mamá puedo subir al caballo?— Cuestiona Oliver con los ojos brillantes de la emoción. —No lo sé.— Respondo con dudas, yo les tengo miedo. —Seguro que podremos darte un paseo más tarde, pero primero ¿quieres comer algo?— Le pregunta a mi hijo. —No tengo hambre.— Responde Oliver haciéndome reír, son las diez de la mañana y no hemos desayunado, claro que tiene hambre, pero al ver los caballos se le olvido todo. —Primero comemos si.— Ordeno, tomándolo de la mano, no puedo cargarlo por orden del médico. —Pasen están en su casa.— Dice la mujer amablemente haciéndonos entrar a su casa, el comedor es enorme y las sillas son de cuero. —Gracias.— Respondo. —Enseguida les traemos la comida.— Dice la mujer apresurándose a la cocina, nosotros quedamo
Jennifer Soleimani Pasan los meses y mi barriga crece tanto que me siento, una bola con patas, me miro al espejo y siento que todo me queda mal. Me siento muy frustrada, ¡me siento fea! Siento que nada me queda bien, me cambio de vestido como diez veces hasta que me doy por vencida y me acuesto frustrada en la cama y con ganas de llorar. Me pondo un vestido azul celeste que resalta el color de mis ojos, es lo único rescatable que queda de mi aspecto físico general. No dejo que Samir me vea desnuda porque me da mucha vergüenza mi cuerpo, no tuve este tipo de sentimientos con el embarazo de Oliver, ya que Samir no estaba cerca. Mi embarazo es de alto riesgo por lo que no puedo complacer a mi esposo en la cama y además siento vergüenza de cómo me veo. Confió plenamente en el, pero tengo miedo de que se termine aburriendo de mi, que se dé cuenta que no soy tan especial como él cree. Tengo la casa llena de invitados para la revelación del sexo de mi hijo, la única que sabe si es ni
Jennifer Soleimani Después que termina la fiesta de revelación, me doy un baño, me coloco la ropa interior más sexy que encuentro, me miro al espejo y hago una mueca, no sé si tenga el valor de desnudarme frente a Samir. Mis senos están gigantescos, cargados de leche materna y mi barriga mide ciento treinta centímetros…Hoy mis amigas la midieron en un juego, todos reían y me trataban bien, pero yo no me sentí nada bien con el juego ¡estoy enorme! con siete meses y medio de embarazo Me coloco mi crema corporal favorita de vainilla y tengo esa angustia en el corazón, en la que me debato si me entrego a Samir o no lo hago… Me siento estúpida esperando que suba más de una hora, el ahora se encierra a trabajar en una oficina en la casa y admito que nos estamos distanciando. Después de todas las luchas que hemos tenido como pareja, siento que lo estoy perdiendo, las voces de Adriana resuenan en mi cabeza. Hombre es hombre y necesita cubrir sus necesidades carnales, las cuales hace mes
Jennifer Soleimani A pesar de todas las dificultades alcanzo las treinta y nueve semanas de gestación, estoy feliz y soñando con ver la cara de mi bebe por primera vez, casi no duermo esa noche, me siento muy intranquila. —Buenos días. — Dice Samir estirándose de forma perezosa en la cama. — ¿No tenias que ir a la oficina a firmar unas cosas temprano?— Cuestiono de mal humor. —Lo había olvidado por completo. — Me dice y me da un pico antes de levantarse, yo también tengo que hacerlo, la bebe es grande y presiona mi vejiga, orino como veinte veces al día ¡estoy cansada! Camino ojerosa al sanitario y hago pis sin importarme que Samir este viendo, generalmente soy pudorosa, ¡pero estoy harta! — ¿Qué deseas desayunar hoy?— Cuestiona el. —Lo que sea. — Respondo. — ¿Estás bien?— Me pregunta. —No. — le respondo sin especificar porque, camino como un pato, me duele la vagina, y estoy muy torpe, todo me lo echo en la barriga. —Ya pasara, esto solo es una etapa pronto tendremos a nuest
Jennifer StoneLos sueños de una familia pueden ser reducidos a cenizas en cuestión de minutos…Eso lo comprobé cuando llego a la panadería de mis padres y todo está envuelto en llamas.Siento que Dios una vez más se olvido de mi, y de mi familia, parece que la mala suerte nos persigue desde que mi padre murió hace dos años y medio, justo después de mi divorcio.Mi madre llora de rodillas viendo como todo nuestro patrimonio desaparece ante sus ojos.—Mama. — Gimoteo y la abrazo con fuerza, para que sepa que no está sola.— ¡Se quemo, todo se quemo! Estamos en la ruina.— Me dice ella.Pero con la mirada perdida, no sé si es a mí a quien me lo dice o a mi padre que desde el cielo debe estar observando como otro de nuestros sueños se esfuma.—Todo tiene solución, ya saldremos adelante. — Trato de darle fuerzas, pero yo más que nadie se lo que es estar en el fondo, no es fácil salir de allí.Ella se ríe de forma histérica, — ¿de qué viviremos ahora Jennifer? Todo fuese diferente si te hubi
Jennifer StoneNo puedo evitar mirarlo de pie a cabeza, si antes me parecía un hombre bello… Los años lo han tratado demasiado bien ¡está más guapo que nunca!—¡Ella no puede ser mi asistente!. — Dice el señalándome y yo me pongo de pie de inmediato molesta.— ¿Por qué?— Cuestiono levantando la barbilla.—No está capacitada. — Responde serio, el conoce mi currículo a la perfección, pero también sabe que yo se lo necesario de este trabajo y ahora más que nunca lo necesito—Señor el tiempo que lleva trabajando acá ha demostrado que es perfectamente capaz. — Me defiende la mujer.— Necesito hablar a solas con ella. — Dice tomándome por el codo y arrastrándome a su oficina, trato de seguir el ritmo en los enormes tacones, estoy en shock nada me preparo para tenerlo frente a mí de nuevo.—Necesito que te vayas. — Me dice cerrando la puerta y las persianas de su oficina de cristal para que nadie nos viera.—Samir somos adultos, lo nuestro paso hace mucho tiempo, necesito el trabajo. — Le di
Jennifer StoneApenas entro de nuevo en la oficina, el está viendo su reloj, llegue cinco minutos antes, me siento en mi escritorio en silencio y erguida, tratando de poner al día todo, no entiendo quien ocupaba mi puesto anteriormente, pero tienen razón de haberla despedido el trabajo de meses esta acumulado sobre el escritorio.Reviso el archivo físico detrás de mí, y comienzo a colocar todo en orden mientras la no quita su mirada de mí.—No has cambiado nada. — Expresa con un tono de voz que conozco perfectamente, no es un halago.— ¿No dices nada?— Cuestiona con ganas de sacarme de mis casillas.— ¿Tengo algo que decir?—. Cuestiono sin mirarlo.—Me molesta mucho tenerte aquí. — Señala.—Lo siento mucho, ya no estoy en periodo de prueba y no puedes despedirme sin un motivo justificado. — Le respondo.—Es mi maldita empresa, ¡no quiero verte aquí!— Exclama golpeando el escritorio donde esta sentado.—Lo lamento por ti. — Le respondo sin dejar de hacer mi trabajo, aparentando calma p