Jennifer Stone
No puedo evitar mirarlo de pie a cabeza, si antes me parecía un hombre bello… Los años lo han tratado demasiado bien ¡está más guapo que nunca!
—¡Ella no puede ser mi asistente!. — Dice el señalándome y yo me pongo de pie de inmediato molesta.
— ¿Por qué?— Cuestiono levantando la barbilla.
—No está capacitada. — Responde serio, el conoce mi currículo a la perfección, pero también sabe que yo se lo necesario de este trabajo y ahora más que nunca lo necesito
—Señor el tiempo que lleva trabajando acá ha demostrado que es perfectamente capaz. — Me defiende la mujer.
— Necesito hablar a solas con ella. — Dice tomándome por el codo y arrastrándome a su oficina, trato de seguir el ritmo en los enormes tacones, estoy en shock nada me preparo para tenerlo frente a mí de nuevo.
—Necesito que te vayas. — Me dice cerrando la puerta y las persianas de su oficina de cristal para que nadie nos viera.
—Samir somos adultos, lo nuestro paso hace mucho tiempo, necesito el trabajo. — Le digo mientras él me habla de espaldas.
— ¿Estas siguiéndome? ¿Es por dinero verdad?— Pregunta volviendo su mirada hacia mí, está furioso conozco cada una de sus expresiones, no se de donde saca esa estupides no tenia idea que el era el jefe.
— ¿De dónde sacas eso? Ni siquiera sabía que eras el dueño. — Me quejo.
—Vuelve a tu panadería con tu familia. — Me dice él, mirándome a los ojos por primera vez, mis piernas tiemblan como siempre pero resistiré el efecto que tiene sobre mí.
— ¡No puedo!, necesito el trabajo— Exclamo desesperada con la posibilidad de perder el empleo.
— ¿Por qué?— Pregunta.
— ¡Porque la panadería se quemo!, no tenemos nada. — Le respondo con los ojos brillantes, el niega sin saber que hacer conmigo.
—Tu currículo es falso. — Señala con dureza.
—Y tú mejor que nadie sabe que eso no importa, puedo con el trabajo, ¡lo necesito! Y me lo debes. — Le respondo con rabia al borde de las lagrimas.
— ¡No te debo nada!— Me dice entre dientes,
— ¿Se te olvida quien te apoyo en tus peores momentos?— Le pregunto con rabia, deje todo para que el pudiera ser exitoso y él lo sabe.
— ¿Me lo estas sacando en cara? Nadie te obligo a nada Jennifer. — Me responde dolido, masticando mi nombre, a pesar de amarlo con todo mi corazón le pedí el divorcio, el nunca conocerá el motivo, es un secreto que aun me duele demasiado.
—Solo déjame trabajar, te prometo que no interferiré en tu vida. — le suplico y cuando voy a ponerme de rodillas él no permite que lo haga.
—No hagas eso, no es necesario…Debo advertirte a la primera falla estas despedida, no tendrás ningún trato preferencial y nadie debe enterarse que tuvimos una relación. — Me advierte—
—Nadie se enterara. — Respondo ofreciendo mi mano para sellar el acuerdo, él me mira dudoso pero finalmente estrecha mi mano con la suya, todo dentro de mí se remueve, es como si el tiempo no hubiese pasado, separamos nuestras manos incómodos lo miro tragar grueso, y yo debo mirar en otras dirección, esto será muy difícil, pero haré lo necesario por mi madre.
—Bien debes saber que soy muy exigente con mis empleados, si haces algo que no me gusta estas despedida. — Comienza a decir.
—Ya me lo dijiste. — Lo interrumpo recomponiéndome, sabía que en algún momento me reencontraría con él, pero jamás que sería en una situación como esta, el siendo mi jefe.
—Mi agenda. — Exige, acariciando su sien, movimiento que hace cuando le duele la cabeza.
Rápidamente busco la tableta que está en la mesa del asistente y comienzo a leer los compromisos del día, el escucha y asiente sin mirarme, saco una pastilla de mi cartera y se la extiendo.
—No te lo pedí. — Me dice de mala gana.
—Pero la necesitas. — Le respondo con voz plana.
Inmediatamente le entrego un vaso con agua para que la tome, ni gracias me dio.
—Encarga unos ramos grandes de rosas rojas dirigido a la señorita Daniela Ford con una nota que diga “Gracias por una noche inolvidable”.— Tomo la nota con rabia, mi mano tiembla, el me supero ya y yo ni siquiera he tenido un novio en todo este tiempo.
—Enseguida. — Respondo con voz temblorosa, él sonríe e inmediatamente encargo lo que me pidió, estoy segura que está haciendo esto para lastimarme, pero tratare de no demostrar lo mucho que me afecta lo que está haciendo.
Me siento en mi nuevo escritorio y comienzo a trabajar de forma frenética, poniendo al día todos los pendientes de la presidencia, había una lista de órdenes en el escritorio y sé que es obra de él, es maniático del control, lo bueno es que yo sé exactamente como le gustan las cosas.
El me observa trabajar y me pongo incomoda, por lo que de vez en cuando presiono las teclas equivocadas por lo nerviosa que estoy.
— ¿No has terminado con el informe?— Cuestiona parándose detrás de mí, empeorando la situación, el olor de su perfume invade mis fosas nasales empeorando todo.
—No señor. — Respondo sin dejar de teclear.
—Necesito que vayas por mi almuerzo al restaurante de la esquina, ya esta pago. — Ordena y yo asiento poniéndome de pie.
—Bien. — Respondo poniéndome de pie aliviada de poner distancia entre nosotros aunque sea un momento, cuando voy por el pasillo ruedo los ojos y me doy cuenta que deje todas mis pertenencias en la oficina incluyendo mi celular.
Doy media vuelta para buscarlo y lo escucho hablar por teléfono de espaldas a la puerta. –Ella va a arrepentirse de haber venido a buscarme, estoy seguro que está aquí solo por mi dinero. — despeinando su cabello.
Mi corazón da un vuelco, ya es muy difícil todo para mí, pero lo que dice me suena claramente a una amenaza, mis ojos se llenan de lagrimas, si yo fuese una mujer interesada me habría casado con alguien con dinero en lugar de casarme con él.
Yo voy a demostrar que lo que él haga o deje de hacer no va a afectarme, lo peor que pudo pasarme ya me paso, Samir no lograra quebrarme así lo intente, se lo demostrare.
Me apresuro a ir por la comida, dejando olvidadas mis pertenencias allí, de todas formas nadie más que mi madre y mi mejor amiga me llaman.
Recibo la comida y hago una mueca, ¡caracoles! ¿Quién come caracoles? él nunca había comido esas cosas tan asquerosas, no puedo creer que Samir haya cambiado tanto en este tiempo…Yo sigo durmiendo con las playeras que dejo olvidadas en nuestra casa…Tal vez también deba dejar muchas cosas atrás, pienso sumida en mis pensamientos.
Por estar distraída pensando estupideces tropiezo a una persona en la entrada, y por poco se me cae la comida.
— ¡Fíjese por donde va!— Grita la mujer elegante mirándome por encima del hombro.
—Lo siento mucho, estaba apresurada por llevar la comida de mi jefe. — Balbuceo estúpidamente se que tuve la culpa.
—No duraras mucho en esta empresa si no eres eficiente, mi novio es muy exigente, te perdono pero él no dejaría pasar algo como esto. — Me dice mientras camina al ascensor privado de presidencia.
— ¿Su novio?— Cuestiono, con un mal presentimiento, me permito verla detalladamente, la mujer parece sacada de una revista es perfecta.
—El señor Samir Soleimani ¿no lo conoces aun?— Cuestiona fijando su gatuna mirada en mi.
—Sí, lo conozco, es mi jefe. — Susurro con timidez y entro al ascensor con ella, mientras respiro su costoso perfume, a él le gustaban los olores suaves y dulces…Pero él ha cambiado.
Apenas asomo mi nariz en la oficina el grita— ¿Por qué has tardado tanto?— Molesto, casi fui corriendo.
—Perdónala amor, yo la distraje. — Dice ella llegando hasta él y estampándole un beso en sus labios, mis ojos se cristalizan y debo mirar en otra dirección, una sonrisa se dibuja en su rostro y yo coloco la comida en la mesa tratando de que no se note la tristeza en mi cara.
Me encantaron las flores, muchas gracias. — Dice ella desbordando felicidad.
—Me encanta complacerte. — Le responde el, con dulzura, ¡estuvimos casados tres años! Y nunca tuvo dinero para flores…
— ¿Puedo retirarme?— Cuestiono con timidez.
—Tienes media hora, tenemos mucho trabajo que hacer. — Suelta con dureza y yo salgo de la oficina como alma que lleva el diablo, entro a un baño y me encierro en un cubículo a llorar como una tonta, por el beso que acabo de presenciar.
Me da rabia no haber podido sacarlo de mi corazón en este tiempo, y sobre todo verlo rehacer su vida exitosa lejos de mí, cuando su éxito me costó tantos trasnochos y sobre todo tantas lagrimas.
Mi mano de forma inconsciente se traslada hasta mi vientre plano todo fuese tan diferente si tan solo…Mis pensamientos son cortados de inmediato cuando entran dos de mis ex compañeras de departamento.
—Pobrecita, ella cree que va a durar mucho en el puesto. — Dice una y ríe a carcajadas, trato de recomponerme donde estoy escondida.
—Tal vez lo haga ella es muy inteligente. — Responde la otra.
—Eso no cuenta, tú sabes que al jefe nadie le da la talla, le calculo unas dos semanas. — Dice la mujer, mientras yo escucho atenta toda la conversación entre ellas dos.
—Me cae bien y se ve que necesita el dinero, pero ella es la nueva la jefa de recursos humanos debía sacrificar a alguien. — Continúa hablando.
Miro la hora y salgo sin poder disimular mis ojos rojos se perfectamente que estaban hablando de mí, levanto mi barbilla segura de mi misma.
–A mi ustedes también me caen bien, no deben preocuparse por mí, se perfectamente como le gustan las cosas al señor Samir. — Expreso con voz segura, y refresco mi rostro frente al espejo.
—No hablábamos de ti, Jennifer, no eres el centro del universo. — Se defiende rápidamente una.
—Lo sé, discúlpenme ¿ustedes de verdad me aprecian?— Cuestiono con voz temblorosa.
—Sabes que si, eres muy buena compañera, puedes contar con nosotras para lo que sea. — Me dice la segunda que estaba hablando que fue un poco más empática conmigo.
—Se los agradezco mucho, voy a necesitar ayuda. — Les respondo, mirando la hora, hoy no he podido comer nada, y después de ver a Samir con su novia, menos podría probar bocado.
Jennifer StoneApenas entro de nuevo en la oficina, el está viendo su reloj, llegue cinco minutos antes, me siento en mi escritorio en silencio y erguida, tratando de poner al día todo, no entiendo quien ocupaba mi puesto anteriormente, pero tienen razón de haberla despedido el trabajo de meses esta acumulado sobre el escritorio.Reviso el archivo físico detrás de mí, y comienzo a colocar todo en orden mientras la no quita su mirada de mí.—No has cambiado nada. — Expresa con un tono de voz que conozco perfectamente, no es un halago.— ¿No dices nada?— Cuestiona con ganas de sacarme de mis casillas.— ¿Tengo algo que decir?—. Cuestiono sin mirarlo.—Me molesta mucho tenerte aquí. — Señala.—Lo siento mucho, ya no estoy en periodo de prueba y no puedes despedirme sin un motivo justificado. — Le respondo.—Es mi maldita empresa, ¡no quiero verte aquí!— Exclama golpeando el escritorio donde esta sentado.—Lo lamento por ti. — Le respondo sin dejar de hacer mi trabajo, aparentando calma p
Jennifer Stone¡Quiero gritar pero simplemente nada sale de mi garganta! es como si alguien la presionara con fuerza.Samir está golpeando a uno de los sujetos y el otro se acerca por la espalda con una navaja, reacciono en ese momento y lo golpeo con todas mis fuerzas en la cabeza con una botella que estaba en el suelo, no voy a permitir que nadie le haga daño a Samir.Samir voltea a verme con sus preciosos ojos miel y me regaña—Todo esto se hubiese evitado si hicieras caso.— Reprocha.Los dos sujetos están en el suelo mal heridos, me dejo llevar por la emocion del momento y no discuto nada solamente lo abrazo agradecida de que se haya devuelto por mi, el acaricia mi espalda y llama a la policía y vienen de inmediato.Esta sangrando un poco por la boca, lograron darle un golpe, sin permiso saco un pañueol de mi cartera ylo limpio cuidadosamente con el, nos vemos a los ojos y nos decimos muchas cosas en silencio, los ojos no mienten...Lo sigo amando y me sigue amando.Todo lo que no
Jennifer StoneNo sé a qué hora me dormí, pero me levanto sobresaltada por los golpes de la puerta y los gritos de mi madre— ¿Qué sucede?— Pregunto al caer de la cama, golpeándome el trasero.—Te lo dije cuando llegaste, tu hermano viene hoy. — Dice emocionada, y yo ruedo los ojos un poco celosa, siempre ha sido el niño de mamá.—Gran vaina. — Susurro y ella se ríe, está acostumbrada a que hable así de él.—Tenemos que prepararle su pastel favorito, y no tengo los ingredientes, ve a comprarlos. — Me ordena.— ¿Es en serio?— Chillo aun desde el suelo.—Apresúrate para que esté listo cuando el llegue.— Me responde como si nada, y por supuesto todos esos gastos van por mi cuenta, cuando se quemo la panadería hace un mes, mi madre quedo llena de deudas que tuvo que pagar con lo que tenia ahorrado en el banco.—Ya voy. — Le respondo y entro al baño prácticamente arrastrándome, de verdad aun tengo mucho sueño.Hago todo como una autómata sin pensar en nada ni siquiera me combino cuando me v
Jennifer StoneSamir me lleva a casa –Por favor Jennifer todo tiene que ser perfecto. — Puntualiza entregándome una tarjeta para los gastos.—Si señor. — Respondo bajándome, mi amiga me ve desde lejos y grita emocionada al vernos juntos pensando que me hizo un favor y que volví con él.— ¡Jennifer que suerte tienes!— Chilla llegando hasta donde estoy y cuando el auto va lejos dejo la actuación y dejo de sonreír.— ¡Se va a casar con otra!— Digo y hago una mueca, abrazando las compras— ¡No lo puedes permitir! Es tu oportunidad de volver con él. — Dice tomándome las manos frías.— ¿Qué puedo hacer? El me supero ¿No entiendes?— Cuestiono con los ojos llenos de lagrimas. —— ¡Déjenos en paz!— Grita mi madre desde la casa, salgo corriendo al ver la puerta abierta, asustada, algo está pasando allí— ¿Que sucede?—Pregunto viendo al menos seis hombres en la pequeña sala y mi hermano golpeado en el suelo, las cosas se me caen de nuevo y ya está todo hecho un desastre, esta situación me da mu
Jennifer Stone—Tengo trabajo. — Les digo poniéndome de pie y voy a mi habitación a cambiarme lo más rápido posible, no puedo salir así, me visto más decente, me miro al espejo y trato de recomponerme aunque me veo mal aun...Unas ojeras profundas enmarcan mi rostro, y no puedo disimular la trasteza que se refleja en mi mirada.— ¿Hoy sábado?— Preguntan todos a la vez desde la sala mientras me cambiaba.—Sí, por eso me pagan tan bien, tengo que estar disponible para el jefe las veinticuatro horas los siete días de la semana. — Les respondo, limpiando mi cara.—Eso es un contrato de esclavitud, si tan solo aceptaras la propuesta de Mateo. — Comienza mi madre con lo de siempre, me tiene cansada,.—Si tanto te gusta Mateo cásate con el. — Le respondoEstoy harta de que me siga presionando con el mismo tema, él no me gusta, no despierta ni siquiera un mal pensamiento en mí.— ¡Eres una insolente!, si estuviese más joven no lo dudo un seguro no lo pensaría dos veces., eres tan tonta. — Me
Jennifer Stone.El domingo, limpio mi habitación escuchando canciones de despecho, mi madre sale a pasear con mi hermano y yo me siento tan sola.Solo estuve casada un par de años pero comienzo a recordar todo lo que viví…Lo malo dentro de lo bueno y lo bueno dentro de todo lo malo.No cambiaría nada, de lo que viví y lo que di en esa relación yo ame a Samir con todas las fuerzas de mi corazón aun lo amo, lo único que quisiera fuese una pesadilla fue la perdida de nuestro bebe.— ¿Qué haces aquí?— me pregunta Adriana entrando a mi habitación sin tocar.—Nada. — Respondo con timidez, mientras limpio una lagrima que se me escapo de los ojos con disimulo.—Es hora de que tomes las riendas de tu vida querida. — Me dice con voz cantarina.— ¿Alguna propuesta?— Cuestiono dejándome llevar, estoy harta de vivir de forma pasiva mi vida, dejando que todo fluya y no fluye nada.—Es un proceso, pero comenzaremos con uno pasos sencillos. — Me dice viéndome fijamente con los ojos entrecerrados.—
Jennifer StoneMe despierto por el sonido de la alarma, e inmediatamente salgo corriendo al baño, mareada y vomitando, no debí haber bebido tanto si no estoy acostumbrada.La cabeza me da vuelta y creo recordar que bese a Samir, seguramente es una fantasía de mi loca cabeza, pienso mientras vacio mi estomago en el sanitario, yo misma me asqueo por el mal olor.Me baño con el agua helada y siento que la cabeza me va a explotar, cierro los ojos y me sostengo de la pared mientras el agua hace trabajo, quiero volver a la cama, pero tengo que trabajar, ahora no solo por el dinero.Necesito poner mi plan en marcha, no puedo permitir que Samir se case con otra mujer, no podría soportar verlo casado con alguien más.Sé que fue un error dejarlo ir, pero en ese momento no estaba pensando con claridad precisamente…Todavía me siento culpable, si tan solo me hubiese cuidado mas, las cosas serian totalmente diferentes.Alguien golpea la puerta del baño—Apúrate que tengo que hacer pis.— Me dice mi h
Jennifer StoneMe levanto del suelo con una sonrisa guasona, que luego se convierte en una mueca al sentir el tirante dolor en mi antebrazo, por Dios.Me muerdo el labio y me coloco el abrigo para ir a la enfermería de verdad me duele mucho, me atienden rápidamente y me hacen una placa, no me rompí nada. Me recetan analgésicos y cuando vuelvo a la oficina una media hora después mi ex está sentado en su escritorio con mala cara, viendo su reloj.—Stone la hora de entrada fue hace una hora. —Me señala, —este es motivo de despido. — Agrega boqueo de la indignación, estoy acá primero que todo el mundo.—Señor tuve un accidente. — Comienzo a explicar, me da rabia lo idiota que se está comportando conmigo al querer despedirme.—No me interesan tu excusas ordenare que tengan el cheque de lo que te corresponde en recursos humanos. — Me dice como si nada.— ¿Es en serio?, no puedes botarme solo porque soy tu ex esposa…Eso algún tipo de discriminación y te puedo demandar por eso. — Le digo lo