El pasado siempre formara parte de nuestras vidas, los fantasmas del pasado vuelven con más fuerzas volviéndose realidad. Ella vive una vida perfecta, pero, ¿Quién diría que ese trabajo sería el inicio de una fantasía? Se adentra a un mundo desconocido, donde el amor se mostrará de manera dominante. - Desde hoy soy tu amo. - la detonante que la hará llegar a las estrellas.
Leer másEpílogo Dos Años Después. - ¡Maldita sea, Dalbert! También esto lo hiciste en grande. – grito, nerviosa además de adolorida. – ¿Ya llamaste a la doctora? – pregunto mientras intento normalizar mi respiración, pero estar embarazada de gemelos, además de que están a punto de nacer lo hace más difícil, y con mi diminuto cuerpo ya se imaginan lo que sufriré. El solo imaginármelo ya me quiero desvanecer. Dalbert se encuentra corriendo de aquí para allá, mientras Luis me ayuda a subir al carro. Su desespero me desespera y más con la carcajada de mi hermano de fondo, burlándose de él. - Luis llévame. - ordene en un hilo de voz. Mi esposo subió en la parte trasera de la camioneta, se acomodó
Final – Dalbert BrownDesde aquel día, en que fuimos descubierto por la mujer que se me insinuaba, mi vida ha ido de viento en popa. La mujer ha sido despedida, cabe destacar ese detalle, pues ya tenía los días contados, y ese momento firmo su sentencia de despido. No lo dudé y le grité en la cara delante de todos. Quizás me propase al gritarle, pero estaba furioso, primero porque nos encontró en un momento intimo en nuestra cocina. No tenía excusa, porque de noche ellos no pueden ingresar ni para beber agua, puesto que tienen su propia heladera en la casa donde duermen. Y segundo, su gritó alerto a todos los integrantes de la casa, teniendo en minutos miles de pares de ojos observándome el miembro dormido despu
Final - Olivia CampbellLos días al lado de mi familia han sido estupendos, todo era color de rosa, todo estaba saliendo a la perfección. Los proyectos en la empresa arrasaban con todo, convirtiéndonos en el número uno de toda Europa, Dalbert me ha convertido en socia mayoritaria, sin embargo, decidí seguir trabajando como su asistente. Prácticamente hacía lo mismo que él, pero más ordenado. Mi prima Camila, sigue con sus estudios y mi hermano conoció a una chica, y aunque Fiorella se ha mostrado muy reacia en conocerla, no se ha negado a que su padre sea feliz. En mi familia, Lúa esta próxima a cumplir un año, más bien falta unos pocos meses y cabe destacar que todos están emocionados. Las em
Yo me encontraba embrujado, hechizado por mi esposa. No podía soltarla, y más que eso, no quería soltarla, temía a que me vuelva a dejar y yo, en verdad, ya no estaba preparado para dejarla ir. Me había vuelto dependiente de ella, de su esencia, de su compañía, de toda ella. La sonrisa no abandonaba mi rostro en ningún momento, y no me importaba en absoluto si eso eliminaba de mí el hombre temperamental y rígido con que me describían. Mi esposa había vuelto y eso es lo único que me importaba verdaderamente. - ¿Me concede esta pieza, señora Brown? – pregunto cómo el caballero que soy, tendiendo mi mano delante de ella. - Pensé que no le gustaba. - responde, con esa peculiar sonrisa y el rostro sonrojado que me vuelve loco. - Solo si es con usted. – me observa desde abajo y con total delicadeza, posiciona su mano sobre la mía
Aterrizamos en la gran ciudad de New York, por fin en casa. Ya estamos listos la noche asecha la ciudad y el fresco tambien. Bajamos de manera imponente como siempre por los escalones del jet, y nos disponemos a subir a nuestros respectivos vehículos. Paulo en su auto particular, sin embargo, yo soy recibido por mis hombres de seguridad y una camioneta blindada. - Bienvenido señor. – saluda Luis, entallado en su traje negro a la medida. - Gracias. ¿Alguna novedad?- Ninguna, señor. – responde serio, cerrando la puerta de la camioneta para abrir la suya y poner en marcha la misma.Recorremos la transitada ciudad iluminada por los faros y letreros neón de los comercios o restaurantes, hasta que en la lejanía se ve las luces parpadeantes del salón donde se realiza el evento de mi empresa. Mientras más nos acercamos, más vehículos de lujo observamos, caros estacionad
Dalbert BrownEstaba ansioso y furioso, no sé cómo describir ambos sentimientos. Ver que llegaban notificaciones del correo de mi esposa era algo que lo creía imposible, así mismo, los trabajos se redujeron y me facilitaron la vida. - Ella se encuentra aún en la clínica. – habla Paulo, cansado ya de mi ataque de histeria. - Entonces dime, ¿Quién demonios estuvo haciendo el trabajo?- No lo sé, quizás fue Camila o tu secretaria. - Ese es el problema. Mi secretaria no sabe, porque los envié en el correo de Olivia. Ni yo tengo acceso a ese correo. - En breve salimos, llegaremos para el evento y luego harás lo que quieras. Suspiro. Paulo tiene razón, deberé cal
Los días pasaron, y convencer a Dalbert de que todo estaba estupendo era algo casi imposible, porque estaba empecinado de que algo sucedía. La fiesta será mañana, por lo que muy a mi pesar, tuve que llamar a Andréi y pedirle ayuda para no molestar a mis hermanos y obviamente no utilizar mi dinero porque estoy seguro que Dalbert se dará cuenta. Le comenté el plan que ideo mi familia y está encantado, no sin antes darme muchos besos y un abrazo que casi me devuelve al hospital. Ahora nos encontramos en el centro comercial buscando un vestido ideal como grandes amigas. - Ya estoy cansada de probarme tantos. – me quejo.- Se quedará sorprendido de verte, sin embargo, debes sorprenderlo con ganas de que seas su centro de atención.- Ya lo soy. – contesto seguro. - Lo sé, pero no me robes el protagonismo en estos momentos. Empezamos a reír. Mi vista
- Sí, me encuentro bien, se… se… señora. Yo me encargo. – susurra de prisa. Cam se acerca mí, y toma a mi hija en brazos para llevarla a su habitación, Franci también lo hace para pedirme que lo acompañe. Obedezco sin problema, agradeciendo a todos por su presencia. La mujer no me quita la mirada de encima, y no es una mirada ni de agrado ni de placer, más bien una mirada curiosa. Subo los escalones en dirección a mi alcoba. La casa es parecida a la anterior, con la diferencia que esta, está rodeada de una decoración más familiar, colores más vivos, pero sin perder la esencia de mi marido, que me gritan que es el amo y señor.Al ingresar a la habitación, me quedo al pie de la puerta, observando todo. Es prácticamente la misma, con el tocador y todo. Lo único diferente es la cuna al lado de la cama grande. Camino hasta ella y acaricio el mármol de la cama de mi hija. - Él lo trajo aquí, cuando se queda a dormir, ella lo hace compañía, aunque normalmente duermen en la c
Abrazar a mi hija, besarla, estrujarla entre mis brazos quedaba tan corto porque sentía que no era suficiente.Está más grande, y gatea hasta el punto que está a días de pararse en dos patitas. Mi niña hermosa, definitivamente es hermosa y se parece a mí. Bastante. - ¿Cuánto tiempo estuve inconsciente? – pregunto de repente, ellos se observan unos a otros evadiendo mi pregunta. – Pregunto en serio. - Casi tres meses.¿Casi tres meses? Inconsciente - Es mucho tiempo. – susurro. – y ellos asienten. - ¿Dalbert?- Nunca te dejó sola. Se mudó a trabajar aquí para poder cuidarte. – señalando un escritorio en la habitación. – pero tuvo que viajar con Paulo y aún no ha vuelto. - ¿Hace cuánto se marchó?- No te atormentes. – dice mi prima, mientras toma a Lúa en