Camino con el iPad en mano, observando de vez en cuando el teatro armado. No me pasa desapercibido que todos tienen su vista puesta en mí, pues es obvio, no tengo el rostro cubierto, y camino como sin nada por el lugar.
Este ambiente es el del show, es como el sector Vip, en el centro, los actores del teatro erótico, y alrededor las personas observando cómo le dan un orgasmo a la mujer, así mismo voy anotando las ideas que se me ocurren, como las pantallas, para que puedan tener mejor visibilidad de lo que hacen.Pude notar que el lugar se divide en cinco pisos, el primero, un bar común y corriente, en el segundo, un antro donde puedes estar con damas de compañías u hombres. En el tercero, ya empiezan los bailes eróticos, pero no puedes tocar a las mujeres. Quiero ingresar para ver más, pero sin mi pase no puedo, como tampoco puedo volver a subir, ya que no tengo. Es ridículo, el hombre me vio bajar.Unas manos me sobresaltan. Se trata de Ronin, quien se encuentra rodeado de dos mujeres y su amigo Andrei.-¿Te gusta? – me pregunta, y se a lo que se refiere. – El BDSM es una práctica sexual que te libera, rompiendo de ese modo los tabús que lo envolvían.-¿A las mujeres les excita que las maltraten? - pregunto ingenuamente, el me mira sonriente. – No me mires así, entiendo más o menos el tema, pero es la primera vez que veo algo como esto. – haciendo referencia al lugar y sus personales.-¿Así que tienes curiosidad? – sonríe pícaramente – No necesariamente debes ser la sumisa, tambien puedes ser el dominante, el amo. – se acerca a mi oído. – es cuestión de que lo experimentes. – susurra. Mira a Andrei, quien en ningún momento me ha quitado la mirada de encima, y asiente. El asiático se va, y yo me quedo pensando en sus palabras.Él me extiende una tarjeta dorada, lo miro atentamente para segundos después tomarlo.-Es tu acceso para todo el lugar y consumición libre. – mis ojos se abren.-No es necesario, no estaré mucho tiempo aquí.-Cortesía de la casa, para cada vez que quieras venir, no necesariamente a practicarlo. – me extiende ahora un carnet, con un código bajo el seudónimo de Cielo. Mi ceño se frunce, y cuando lo voy a tomar, me lo arrebata nuevamente y se acerca para colocármelo el mismo en el pecho izquierdo.-¿Cielo? – susurro bajito, y me sonríe.-Por el azul de tus ojos. – responde coqueto, para después alejarse, no sin antes acariciar mi rostro. ¿Qué fue eso?Volví a trabajar, esta vez con Andrei explicándome todo y mostrándome lo que le encantaría que tuviera el lugar. Del mismo modo me explico que aquí, el piso tres, solo mostraban los bailes sensuales y si querían algo más debía acceder al piso cuatro para más placer, que es el lugar donde se realiza los shows.El piso cinco están las habitaciones privadas, así como hay algunos en el piso cuatro. Todas las ideas que me daba, que me surgían, y lo que veía y creía interesantes e importantes lo iba anotando.Quise volver donde estaba el jefe para despedirme, pero lo vi con una mujer besándose, por lo que decidí retirarme de allí. Guarde el iPad, y me acerque al barman a pedir un trago de coñac, mientras observaba otro teatro pornográfico en el lugar.-Tengo curiosidad de saber que pasa por tu cabecita. – habla nuevamente el hombre que me había acompañado casi toda la noche. Si supiera lo que pienso, estoy segura que sus ojos no tendrían el brillo que tienen.-Nada. – respondo. – solo hago hora para marcharme. Mi jefe me dio horas libres. – confieso-¿Nunca descansas?-Nou. – confieso sonriente. El asiente con una sonrisa. Miro por inercia a donde se encontraba mi jefe, y puedo ver cómo me observa, con su conocido rostro frío. - ¿Podemos conocer las instalaciones? - pregunto, con tal de salir de allí, el sonríe y me indica que lo siga.Empieza a mostrarme y explicarme todo lo que ofrece el lugar, aparte de reiterarme varias veces que el principal objetivo es encontrar el placer de ambos.En el mismo piso, me muestra un pasillo donde se encuentran las habitaciones. Me ofrece una máscara y no entiendo porque, pero me explica que ingresaremos a la habitación.-Eso no está prohibido? – pregunto incrédula.-Claro que sí, pero soy el jodido mano derecha del dueño. – responde sonriente. No puedo evitar compararlo con mi jefe, Andrei es un alma libre que ríe por todo y mi jefe es tempano de hielo.Caminamos por el angosto pasillo, donde no existe ni un ruido a parte de la música de antro, hasta que mi acompañante se detiene frente a una puerta y la abre como sin nada, recibiéndonos los gritos de una mujer. Los gemidos de la pelirroja se detienen y ambos nos observan a excepción de la mujer, pero Andrei les ordena que sigan en lo suyo.La mujer, muy hermosa, cabe destacar, se encuentra totalmente desnuda, con los ojos vendados, las manos atadas por la cabecera de la cama, y los tobillos esposados por una barra de metal.El hombre me explica que todos los artefactos son esterilizados y cambiados por nuevos cada mes, las sabanas del mismo también son cambiadas con cada acto.No negare que sentí cierta curiosidad de saber que se siente estar en esa posición de sumisa, la humedad entre mis piernas es prueba de ello.De allí pasamos a otro sector, y cuando abrió la puerta, me sorprendí al ver a todos desnudos, y cuando digo todos, me refiero a todos. Era la orgia de las orgias, tanto que me dio asco.-¿No les duele? – pregunto, mientras observo a una mujer atada de manos, y amordazada, arriba de un hombre que la penetraba duro, del mismo modo, otro sujeto la embestía por detrás.-El dolor les excita. – responde. – Ellas decidieron ser sumisa, y aquellas. – dice, señalándome a las mujeres del hombre. – son las dominantes. Aunque a veces son ambos.Salimos del lugar no sin antes susurrarle que no me animo a las orgías, pero el ríe, diciéndome que mientras no pruebe no puedo decidir. Seguimos caminando hasta que me lleva a una habitación vacía, con un aroma exquisito, en el centro se encuentra una cama amplia con sabanas de color rojo y de seda, y espejos a su alrededor, teniendo un panorama espectacular en la cama. Veo su reflejo a través del espejo, quien me observa como un león. Sus ojos grises realmente te hipnotizan.-Entonces, dime cielo. – susurra, mientras se acerca hacia mí. – Después de todo lo que te mostré. ¿Te gustaría descubrir tus gustos más oscuros?Realmente no sé qué decir, el hombre es apuesto, imponente, fornido y alto. La debilidad de cualquier mujer, y la curiosidad de querer probar está ahí, palpitando.-¿Te gustaría se mi sumisa por esta noche? – pregunta, pera después besarme, se separa nuevamente solo para posicionar sus manos en mi rostro, mirarme fijamente a los ojos y susurrarme un por favor. Y cuando planea que volverá a unir sus labios con los míos la puerta se abre estrepitosamente.Del susto retrocedo de mi lugar, dejando a Andrei con un rostro que indica que está molesto por tal atrevimiento, con las manos en el aire donde estaba mi rostro y con una sonrisa que demuestra todo menos amabilidad o felicidad. Observa al sujeto que hizo tal interrupción quien por obvias razones ya sé de quién se trata.-¿En qué le puedo ayudar Señor Brown?Dalbert Brown Después de la muerte de mi madre nunca más volví a ser el mismo. Desde el momento en que la vi cerrar sus ojos, estando yo acostado sobre sus piernas. Mi padre no se encontraba, como siempre tenía tanto trabajo, pero sabía que ya mantenía una relación con otra mujer, aun sabiendo que mi madre lo amaba.Era tanto su amor que nunca le reclamo y se sumió a la soledad. Ya se imaginarán que ella no es buena compañía cuando padeces de una enfermedad terminal, y con el tiempo se dejó vencer, a pesar de que yo intentaba alentarla a no rendirse, pero era solo un niño en esos tiempos, que para mí eran oscuros. Dos días después de su muerte, de que me dejara solo en un mundo tan m****a como este, mi padre contrajo matrimonio con la mujer con quien engañaba a su esposa, e
Empecé a explicarle todo lo que implicaba este nuevo proyecto, y no me pasó desapercibido el cambio de humor cuando le informé que estaríamos trabajando. Definitivamente le debo unas vacaciones, pero es que no puedo sin ella.Oculto una sonrisa en mi rostro al ver su rostro de impresión cuando ingresamos al lugar, especialmente el de asco cuando las meseras desfilan desnudas con sus bandejas a mano. No sé qué pensaría si supiera que su jefe es un dominante y que en este mismo momento mi fantasía es tenerla en un cuarto para poder castigarla por exhibirse de ese modo.Mi humor desaparece cuando noto que Andréi no le quita la vista de encima, y lo peor es que, él es el encargado de enseñarle todo el lugar, pero, estoy seguro que ella sabe cuál es su puesto y entiende que él no es un hombre de fiar.Vamos Dalbert, es un prostíbulo de los caros, no es cómo que será su esposa. – pienso - ¿O sí? Aparte, no es una mujer que le guste este tipo de prácticas sexuales. Eso es imposibl
Cuando volteó a mirarme con esa sonrisa maquiavélica me di cuenta que me había ganado un enemigo, pero realmente no me importaba y no permitiría que Olivia se involucre en este mundo, y mucho menos por placer. Existe otros burdeles de este estilo si tanto quiere experimentar, o si me lo pide se lo regalo, o lo que sea, pero en un mundo de mafiosos no, es peligroso, y lo sé porque vi a mi amigo sufrir la elección de vida de su padre, como también presencie como lo extrañaba ya que nadie debía saber que el existía.- En nada. – respondo a su pregunta. – Olivia, vámonos. – ella asiente e intenta salir del lugar, pero Andréi la detiene.- Piénsalo por favor, Cielo. – ella le da una mirada que no sé exactamente como describir, solo asiente y abandona el lugar. - Siento la interrupción. – aunque realmente no lo sienta.- Soy paciente. – responde con esa sonrisa que no me gusta para nada. Y cuando me disponía a salir, me detengo y lo miro.- Ella no es un simple polvo. Ella
Olivia CampbellEstar enfadada era poco con lo que sentía, esa palabra quedaba corta. Destilaba furia con cada paso que daba rumbo a mi habitación. Esperaba cualquier cosa, como un regaño o miles de trabajo, pero que en resumidas palabras me haya tratado de cualquiera por estar en un club donde el mismo me llevó, y juzgarme por vestirme así. No lo esperaba, de cualquier otra persona quizás, pero no de él. A pesar de su mal carácter lo tenía en un pedestal, pero resulto ser una mierda igual que aquellos hombres que alguna vez abusaron de mí.Intente todo lo posible de no sonar dolida y de contener las lágrimas que querían salir con cada palabra que salía de su boca. P
Luego de casi nueve horas de vuelo, si no son más, perdí la cuenta de los minutos una vez que me he quedado dormida en el trayecto. En fin, aterrizamos, y no entiendo, si he dormido durante todo el vuelo, ahora me siento el doble de cansada y quiero seguir haciéndolo. Tomo un taxi que me deja justo frente a mi casa, todo está oscuro aun, pero unas horas el sol estará iluminando este sábado.Saco mis llaves e ingreso a mi hogar, todo se encuentra perfectamente ordenado, no hay nada, pues están durmiendo y sin hacer un mínimo ruido me dispongo a llegar a mi habitación.Me lanzo a la cama, tratándome de relajar y cuando estoy a punto de caer en un sueño profundo el sonido de mi celular me despierta totalmente. ¿Es en serio? Trato de ignorarlo, pero su insistencia me hace dar golpes a la almohada y dar pequeños zapateos antes de levantarme a buscarlo. Como una niña haciendo
Camino por la ciudad pensando nuevamente en que será de mi vida ahora que no tengo trabajo. Quizás me pasé, pero tampoco puedo permitir que me trate como lo hiso. Debo buscar otro trabajo, obviamente, especialmente porque no puedo dejar correr con todos los gastos a mi hermano.La noche ya ha llegado y estoy sola por las calles de la ciudad, y por muy loco que parezca, me siento sola. Me duele que sea así, entre todos los hombres, no esperaba de él, pero bien se dice que el dinero no te hace gente, y efectivamente él no era uno. Él era un monstruo, un cubo de hielo, uno que no tiene sentimientos, un insensible y arrogante hombre si corazón. Un hombre que muy en el fondo siempre me gusto, que siempre quise, pero que ni en mis pesadillas lo quiero. Querer y no querer. Estoy loca.- Esto es una basura. – susurro a la nada, mientras busco un cigarro de mi bolso y lo enciendo. Con la primera calada suelto lo pr
Estábamos estacionados frente a su residencia. Los hombres que custodiaban su casa estaban atentos a nosotros. Suelto un suspiro y salgo del vehículo y me dirijo hacia donde se encuentra él, dormido. Hago señas a Luis para que se acerque a ayudarme. Cuando abro la puerta, me es imposible sostenerlo, pues él tenía prácticamente recostado todo su cuerpo por la puerta y cae de bruces al suelo. Mis manos van a mi boca, cubriéndolo de ese modo, para después echarme a reír. Ya estoy despedida, qué más da.Su chofer contiene su carcajada, mientras mi jefe se queja por el golpe, del mismo modo, nos apresuramos a levantarlo para que podamos ingresarlo a su casa. Una vez está de pie, este se apresura en recostar su peso sobre mí y pidiendo que Luis se aleje, le pido a este último que me tome una foto y este sonriente lo hace. Necesito un recuerdo, y una vez que lo tengo di
Los días fueron pasando, exactamente quince días, contados; y, mi queridísimo jefe no se ha dignado en llamar para pedir una disculpa. Quiero creer que estaba realmente muy mal como para no recordarlo, pero a quien engaño, estamos hablando de Dalbert Brown, él jamás pedirá disculpas. Su ego es tanto que necesitaríamos de un milagro para que eso sucediera. Solo piensa en sí mismo sin importar quien salga lastimado. Sigo pensando en que fue lo que lo llevó a tal punto de ingerir alcohol como para olvidarse de su nombre, y lo más llamativo es que solo a mí me tenga agregado a sus contactos. Aunque esto último puedo entenderlo. Es tan malhumorado que trata mal a todos que el encontrarse solo es comprensible.Mi celular empezó a sonar, vi el nombre y maldije en mi interior. ¿Acaso no se cansa de joderme?Respondo no tan cortés, pero hago el intento. - Espe