Epílogo
Dos Años Después.- ¡Maldita sea, Dalbert! También esto lo hiciste en grande. – grito, nerviosa además de adolorida. – ¿Ya llamaste a la doctora? – pregunto mientras intento normalizar mi respiración, pero estar embarazada de gemelos, además de que están a punto de nacer lo hace más difícil, y con mi diminuto cuerpo ya se imaginan lo que sufriré.El solo imaginármelo ya me quiero desvanecer.Dalbert se encuentra corriendo de aquí para allá, mientras Luis me ayuda a subir al carro. Su desespero me desespera y más con la carcajada de mi hermano de fondo, burlándose de él.- Luis llévame. - ordene en un hilo de voz. Mi esposo subió en la parte trasera de la camioneta, se acomodóAgradecida por tomarse el tiempo de leer esta aventura es demasiado para mí. Quiero comentarles que esta novela es como una secuela de la Historia de Ronin y Bailey. El demonio Ruso y lo encontrarán en wattpad, prologo y primer capitulo publicados. También decirles que estoy planteándome escribir la historia de Andréi, un romántico empedernido con gustos diferentes. El será el Villano de esta historia. Pero, ¿Los villanos también tiene finales felices? Muchísimas gracias por todo y espero sus reseñas y comentarios. Cualquier comentario de ayuda para mejorar es bienvenido. Besos en sus pompis. Lourdes G.
Todos pensamos que la vida te muestra las oportunidades sin censura y tu decides cual tomar. Yo elegí seguir con mi vida después de aquella noche terrorífica y sin olvidar que días después, volví a vivir algo caótico, como la muerte de mis seres queridos, pero aun así, decidí seguir adelante. Un trabajo estable pero estresante, sin vida social, a merced de un hombre sumamente maduro e imponente. Supongo que de eso se trata el cargo de Asistente Personal. Aunque personalmente no se nada de él, no conozco ni su casa, solo me se de memoria todo lo relacionado a lo laboral. Somos polos opuestos, que sin verlo venir se atraen. Sin embargo, no soy una persona que se deja dominar, en mi vocabulario no existe la palabra sumisión, aunque para ser claros, nadie sabría que aquello se volvería una fantasía. El comienzo de una elección.
Olivia Campbell Sentada en mi escritorio, mientras intentaba beber de mi café acompañado de un pan integral, pero era imposible, especialmente cuando los gritos de la mujer dentro de la oficina de mi jefe, me hacían crear una película pornográfica en la cabeza.¿Cómo describirlo? En palabras resumidas es un Dios griego, pero en otras palabras era un promiscuo, arrogante, narcisista, era un maldito hijo de p**a de lo peor, un tirano, era Hitler en persona, ni toda la belleza que poseía podía compararse con su peculiar mal humor de siempre. En la empresa todos lo temían, la puntualidad y el orden era algo muy característico de él, aunque lo primero siempre era un problema conmigo, pues siempre llegaba cinco minutos tarde, y sí, siempre me regañaba como una niña, pe
Eran las nueve de la noche cuando llegue frente a casa, no tenía ganas de ingresar aun dentro y el cielo se encontraba perfectamente estrellado, lo cual me gustaba. Tomé asiento en uno de los escalones de la entrada, mientras rebuscaba en mi bolso la cajetilla de cigarrillo barato que adquirí del supermercado. Lo encontré y rápidamente llevé una a mi boca para encenderlo e inhalar y expulsar el humo.Lo necesitaba. Me recuesto en el piso, quedando boca arriba, mirando el cielo estrellado por el pequeño orificio que dejaba los arboles allí, disfrutaba de esa sensación de paz, mientras expulsaba el humo por la boca y lo veía disiparse sobre mi rostro.Si mi jefe me viera en estos momentos, de seguro ya tendría mi carta de despido. Él odia a todos los que fuman, y para ser francos, no tengo la menor idea del porqué, pero en estos momentos no me importa, pues no estoy en horario laboral, y realmente no quiero pensar en ese hombre.Nunca entendí porque le molestaba, y creo nunca
La reunión había sido todo un éxito, pero como siempre, yo aún me encontraba en la empresa trabajando arduamente, pues resulta ser que mi jefe me informó que tenía un viaje de improvisto, y como su asistente personal, debía dejar las cosas en orden para su viaje.Él ya se había marchado, solo quedaba yo en la empresa, sola con los de seguridad, que a veces me miraban con lástima, y odiaba que hagan eso, pero decido ignorarlos y terminar lo antes posible. Cuando por fin deje todo en orden, decidí que ya era hora de retirarme, apague mi computador y decidí salir de ese lugar, eran casi la diez de la noche, si tenía suerte encontraría algún metro, pero dada mi mala suerte estoy segura que no lo conseguiré.Camine por la solitaria calle de New York, de noche es mucho más tenebrosa, pero no me quedaba más opciones que ir hasta la parada. Encendí un cigarro durante mi trayecto y sin dudarlo lo llevé a mi boca. La noche estaba fresca y no tenía ningún abrigo que me cubriera del f
Mi correo estaba colapsado por tantas tareas encomendadas por mi jefe. Realmente no entiendo como no descansa, el no paraba y a mí ya me estresaba, aunque admito como es que se lanza a fondo en sus responsabilidades.Dalbert nunca descansaba. Siempre tenía algo que hacer y a quién molestar, ese caso era yo, mi papel de asistente personal me obligaba a cumplir sus órdenes.Eran las once de la noche y yo seguía en su m*****a habitación trabajando, en serio, a veces quería renunciar, pero todos los días me repetía que la paga era buena, y por ello aguantaba.Pasaron los minutos y decido parar, me recuesto por la reposera de la silla mientras restregaba los ojos con las manos y bostezaba.-Puedes ir a descansar. – esas cuatro palabras eran música para mis oídos. Sin dudar ni un solo segundo, me puse de pie sin decir nada y empecé a guardas mis cosas. – Mañana temprano continuaremos. – sentencia cuando me estoy dirigiendo a la salida, lo miro sobre mis hombros y asiento.
Como era de esperarse, mi jefe tan puntual. A esa hora, en punto estuvo frente a la puerta de mi habitación, y no se me pasa desapercibido la mirada que me brinda cuando estoy frente a él, ya que esta ocasión y como me dijo que iríamos a un bar, no tengo esos trapos aburridos.No negaré que cuando lo vi, se me seco la garganta de lo apuesto que se encontraba, del mismo modo el trago en seco después de examinarme de pies a cabeza. Salimos de lugar sin mediar palabras. El trayecto fue igual de silencioso, pero no ese silencio tenso, esta vez era placentero, pues yo disfrutaba las luces de la ciudad, la que observaba por la ventana del coche.Cuando me dijo que iríamos a un bar, no me imagine que sería a un estilo muy libertino. Este era un club, por fuera no llama la atención, más bien parece un lugar de mala muerte. Pero estaba muy equivocada y bastante decepcionada tambien, pues mi jefe me acaba de avisar que estamos en este lugar por trabajo. Creo que era demasiado bu
Camino con el iPad en mano, observando de vez en cuando el teatro armado. No me pasa desapercibido que todos tienen su vista puesta en mí, pues es obvio, no tengo el rostro cubierto, y camino como sin nada por el lugar.Este ambiente es el del show, es como el sector Vip, en el centro, los actores del teatro erótico, y alrededor las personas observando cómo le dan un orgasmo a la mujer, así mismo voy anotando las ideas que se me ocurren, como las pantallas, para que puedan tener mejor visibilidad de lo que hacen.Pude notar que el lugar se divide en cinco pisos, el primero, un bar común y corriente, en el segundo, un antro donde puedes estar con damas de compañías u hombres. En el tercero, ya empiezan los bailes eróticos, pero no puedes tocar a las mujeres. Quiero ingresar para ver más, pero sin mi pase no puedo, como tampoco puedo volver a subir, ya que no tengo. Es ridículo, el hombre me vio bajar.Unas manos me sobresaltan. Se trata de Ronin, quien se encuentra rodeado d
Dalbert Brown Después de la muerte de mi madre nunca más volví a ser el mismo. Desde el momento en que la vi cerrar sus ojos, estando yo acostado sobre sus piernas. Mi padre no se encontraba, como siempre tenía tanto trabajo, pero sabía que ya mantenía una relación con otra mujer, aun sabiendo que mi madre lo amaba.Era tanto su amor que nunca le reclamo y se sumió a la soledad. Ya se imaginarán que ella no es buena compañía cuando padeces de una enfermedad terminal, y con el tiempo se dejó vencer, a pesar de que yo intentaba alentarla a no rendirse, pero era solo un niño en esos tiempos, que para mí eran oscuros. Dos días después de su muerte, de que me dejara solo en un mundo tan m****a como este, mi padre contrajo matrimonio con la mujer con quien engañaba a su esposa, e