Mi correo estaba colapsado por tantas tareas encomendadas por mi jefe. Realmente no entiendo como no descansa, el no paraba y a mí ya me estresaba, aunque admito como es que se lanza a fondo en sus responsabilidades.
Dalbert nunca descansaba. Siempre tenía algo que hacer y a quién molestar, ese caso era yo, mi papel de asistente personal me obligaba a cumplir sus órdenes.Eran las once de la noche y yo seguía en su m*****a habitación trabajando, en serio, a veces quería renunciar, pero todos los días me repetía que la paga era buena, y por ello aguantaba.Pasaron los minutos y decido parar, me recuesto por la reposera de la silla mientras restregaba los ojos con las manos y bostezaba.-Puedes ir a descansar. – esas cuatro palabras eran música para mis oídos. Sin dudar ni un solo segundo, me puse de pie sin decir nada y empecé a guardas mis cosas. – Mañana temprano continuaremos. – sentencia cuando me estoy dirigiendo a la salida, lo miro sobre mis hombros y asiento.Lo último que recuerdo es que llegue, tire mis cosas en el enorme sillón de la entrada y me tiré en la cama, y ya. Estaba exhausta y caí.Cuando sentí la luz del Sol, me incorporé rápidamente y pude notar que ya eran las ocho y media de la mañana.-M****a, m****a, m****a. – repito varias veces, mientras corro hacia el baño para darme una ducha exprés. Salgo a los pocos minutos y cuando me dispongo a vestirme, la puerta suena.Sé que es mi jefe, por lo que intento ignorarlo, pero su insistencia me abruma, salgo corriendo a abrirle la puerta después de ponerme mi ropa interior y cubrirme con la bata.Como era de esperarse, mi gran jefe se encontraba del otro lado, y su rostro demostraba todo, menos felicidad de verme. Debería estar acostumbrada a eso y es por ello que decido ignorarlo, y restándole la debida importancia a mis fachas. Sus ojos me miraban un tanto sorprendidos, del mismo modo que examinaba de pies a cabeza.-Sé que me vas a regañar, así que puedes empezar mientras me voy a vestirme. – digo, y luego corro a mi habitación para poder vestirme sin perder tiempo.Cuando al fin estaba lista y me disponía a salir, freno en el proceso al verlo recostado por el marco con los brazos cruzados observándome.-Señor Brown. – susurro. Sin embargo, el guarda silencio y se dispone a caminar hacia mí. Literal parecía un depredador acechando a su presa, en este nivel del juego, yo soy la presa.Me sentía pequeña e indefensa. Sus ojos no se alejaban de los míos, me estudiaba y estudiaba mis gestos.Baja su rostro hasta mi oído, sintiendo su respiración sobre mi piel, erizándolo a su paso, y por inercia cierro mis ojos creyendo que sus labios tocaran esa parte sensible de mi cuerpo.-No vuelvas a hacer eso. – susurra, alejándose, sin embargo, mis ojos aún seguían cerrados. – porque si me provocas ya no podrás escapar. – sentencia, finalizándo de ese modo su advertencia. Se aleja de mí, con su peculiar sonrisa de autosuficiencia y yo me quedo helada ante tal insinuación de su parte.Segundos después reacciono al darme cuenta que baje la guardia y el aprovecho ese pequeño instante para engatusarme.Cuando salí al salón, ya lo vi sumido en trabajo nuevamente y me mentalice en eso, pues decido dejar atrás lo que pasó y me dispongo a trabajar, y aunque parezca infantil, prefiero hacerlo en otra mesa para mayor concentración.Soy consciente que está molesto, porque la que debería ir a su habitación a trabajar soy yo, sin embargo, lo hice venir por el simple hecho de que me quede dormida.Me sumergí en un mar de trabajo, mientras bebía de mi café pausadamente. Deje todo en orden para la hora de la reunión, la misma a la que asistiríamos en este mismo momento junto al Señor Richard.Parecíamos dos seres poderosos caminando entre los mortales, o creo que solo él. Yo más bien era su perrito faldero con mi atuendo aburrido corriendo detrás de él.-Quiero algo pequeño, más familiar. – comenta el señor Richard. – Pero, mi hijo quiere algo rentable como un hotel, por lo que estoy en un laberinto.Entiendo perfectamente. Desde un principio él quería una mansión, bajo el seudónimo de –pequeño- porque sabemos que las personas con dinero lo pequeño se refiere a una mansión de cinco cuadras. Quiere algo familiar, pero, necesita complacer a su hijo, por lo que necesita que sea rentable.-Debes decidir Richard. – sentencia un impaciente Dalbert y nuestro cliente se mueve incómodo por el tono seco y frío con el que le hablo.-Podemos hacer ambos en el mismo terreno. – Ambos me miran. – Su hijo quiere un hotel, pues construyamos un hotel, y se entiende, es muy buena la zona lo que las ganancias serian inmensas. Tú quieres un lugar para vacacionar y por la zona que elegiste es porque realmente te gusta la ciudad.-¿A qué quieres llegar?-Construimos el hotel lujoso que su hijo desea, y en los últimos dos pisos construimos el ambiente familiar que usted quiere, con alberca, pastos sintéticos y todo lo que desees. La única diferencia es que tendrá una entrada exclusiva que será solo de la familia de modo a que los clientes no tendrán acceso a esa parte, y una vista estupenda de los atardeces de la ciudad. – finalizo con una sonrisa en el rostro.El silencio en el lugar es raro de modo a que se vuelve tenso e incómodo. Galbert tiene un rostro de enojo, como siempre.-Es la idea más - habla mi jefe, pero se ve interrumpido por el viejo este.-Estupenda. – lo miro asombrada. – Quiero eso que tu magnifica asistente dijo. – sonrío, de verdad sonrío.Luego de ponernos todos de acuerdo, sin mediar palabras me retiro del lugar, para adentrarme a mi habitación y dormir, pero como nada tiene un final feliz, mi celular suena y puedo ver que es mi jefe.¿Y ahora que quiere?-Señor Brown. – respondo cortante.-¿Quiere acompañarme a un bar? – mis ojos se abren por la sorpresa que me generas sus palabras. Miro nuevamente la pantalla de mi celular y efectivamente es mi jefe. ¿Qué han hecho con mi jefe? – Es un modo de celebrar el logro del contrato de hoy, en parte es gracias a usted. – confiesa, lo que me deja más sorprendida. Estoy en silencio, no digo nada, asimilando sus palabras y antes que decida redimirse, le digo que acepto.Quedamos que a las siete pasará a buscarme, puntual. Miro la hora y aún falta para que llegue así que me lanzo a la cama a reír de la nada. Tendré un poco de diversión al fin.Como era de esperarse, mi jefe tan puntual. A esa hora, en punto estuvo frente a la puerta de mi habitación, y no se me pasa desapercibido la mirada que me brinda cuando estoy frente a él, ya que esta ocasión y como me dijo que iríamos a un bar, no tengo esos trapos aburridos.No negaré que cuando lo vi, se me seco la garganta de lo apuesto que se encontraba, del mismo modo el trago en seco después de examinarme de pies a cabeza. Salimos de lugar sin mediar palabras. El trayecto fue igual de silencioso, pero no ese silencio tenso, esta vez era placentero, pues yo disfrutaba las luces de la ciudad, la que observaba por la ventana del coche.Cuando me dijo que iríamos a un bar, no me imagine que sería a un estilo muy libertino. Este era un club, por fuera no llama la atención, más bien parece un lugar de mala muerte. Pero estaba muy equivocada y bastante decepcionada tambien, pues mi jefe me acaba de avisar que estamos en este lugar por trabajo. Creo que era demasiado bu
Camino con el iPad en mano, observando de vez en cuando el teatro armado. No me pasa desapercibido que todos tienen su vista puesta en mí, pues es obvio, no tengo el rostro cubierto, y camino como sin nada por el lugar.Este ambiente es el del show, es como el sector Vip, en el centro, los actores del teatro erótico, y alrededor las personas observando cómo le dan un orgasmo a la mujer, así mismo voy anotando las ideas que se me ocurren, como las pantallas, para que puedan tener mejor visibilidad de lo que hacen.Pude notar que el lugar se divide en cinco pisos, el primero, un bar común y corriente, en el segundo, un antro donde puedes estar con damas de compañías u hombres. En el tercero, ya empiezan los bailes eróticos, pero no puedes tocar a las mujeres. Quiero ingresar para ver más, pero sin mi pase no puedo, como tampoco puedo volver a subir, ya que no tengo. Es ridículo, el hombre me vio bajar.Unas manos me sobresaltan. Se trata de Ronin, quien se encuentra rodeado d
Dalbert Brown Después de la muerte de mi madre nunca más volví a ser el mismo. Desde el momento en que la vi cerrar sus ojos, estando yo acostado sobre sus piernas. Mi padre no se encontraba, como siempre tenía tanto trabajo, pero sabía que ya mantenía una relación con otra mujer, aun sabiendo que mi madre lo amaba.Era tanto su amor que nunca le reclamo y se sumió a la soledad. Ya se imaginarán que ella no es buena compañía cuando padeces de una enfermedad terminal, y con el tiempo se dejó vencer, a pesar de que yo intentaba alentarla a no rendirse, pero era solo un niño en esos tiempos, que para mí eran oscuros. Dos días después de su muerte, de que me dejara solo en un mundo tan m****a como este, mi padre contrajo matrimonio con la mujer con quien engañaba a su esposa, e
Empecé a explicarle todo lo que implicaba este nuevo proyecto, y no me pasó desapercibido el cambio de humor cuando le informé que estaríamos trabajando. Definitivamente le debo unas vacaciones, pero es que no puedo sin ella.Oculto una sonrisa en mi rostro al ver su rostro de impresión cuando ingresamos al lugar, especialmente el de asco cuando las meseras desfilan desnudas con sus bandejas a mano. No sé qué pensaría si supiera que su jefe es un dominante y que en este mismo momento mi fantasía es tenerla en un cuarto para poder castigarla por exhibirse de ese modo.Mi humor desaparece cuando noto que Andréi no le quita la vista de encima, y lo peor es que, él es el encargado de enseñarle todo el lugar, pero, estoy seguro que ella sabe cuál es su puesto y entiende que él no es un hombre de fiar.Vamos Dalbert, es un prostíbulo de los caros, no es cómo que será su esposa. – pienso - ¿O sí? Aparte, no es una mujer que le guste este tipo de prácticas sexuales. Eso es imposibl
Cuando volteó a mirarme con esa sonrisa maquiavélica me di cuenta que me había ganado un enemigo, pero realmente no me importaba y no permitiría que Olivia se involucre en este mundo, y mucho menos por placer. Existe otros burdeles de este estilo si tanto quiere experimentar, o si me lo pide se lo regalo, o lo que sea, pero en un mundo de mafiosos no, es peligroso, y lo sé porque vi a mi amigo sufrir la elección de vida de su padre, como también presencie como lo extrañaba ya que nadie debía saber que el existía.- En nada. – respondo a su pregunta. – Olivia, vámonos. – ella asiente e intenta salir del lugar, pero Andréi la detiene.- Piénsalo por favor, Cielo. – ella le da una mirada que no sé exactamente como describir, solo asiente y abandona el lugar. - Siento la interrupción. – aunque realmente no lo sienta.- Soy paciente. – responde con esa sonrisa que no me gusta para nada. Y cuando me disponía a salir, me detengo y lo miro.- Ella no es un simple polvo. Ella
Olivia CampbellEstar enfadada era poco con lo que sentía, esa palabra quedaba corta. Destilaba furia con cada paso que daba rumbo a mi habitación. Esperaba cualquier cosa, como un regaño o miles de trabajo, pero que en resumidas palabras me haya tratado de cualquiera por estar en un club donde el mismo me llevó, y juzgarme por vestirme así. No lo esperaba, de cualquier otra persona quizás, pero no de él. A pesar de su mal carácter lo tenía en un pedestal, pero resulto ser una mierda igual que aquellos hombres que alguna vez abusaron de mí.Intente todo lo posible de no sonar dolida y de contener las lágrimas que querían salir con cada palabra que salía de su boca. P
Luego de casi nueve horas de vuelo, si no son más, perdí la cuenta de los minutos una vez que me he quedado dormida en el trayecto. En fin, aterrizamos, y no entiendo, si he dormido durante todo el vuelo, ahora me siento el doble de cansada y quiero seguir haciéndolo. Tomo un taxi que me deja justo frente a mi casa, todo está oscuro aun, pero unas horas el sol estará iluminando este sábado.Saco mis llaves e ingreso a mi hogar, todo se encuentra perfectamente ordenado, no hay nada, pues están durmiendo y sin hacer un mínimo ruido me dispongo a llegar a mi habitación.Me lanzo a la cama, tratándome de relajar y cuando estoy a punto de caer en un sueño profundo el sonido de mi celular me despierta totalmente. ¿Es en serio? Trato de ignorarlo, pero su insistencia me hace dar golpes a la almohada y dar pequeños zapateos antes de levantarme a buscarlo. Como una niña haciendo
Camino por la ciudad pensando nuevamente en que será de mi vida ahora que no tengo trabajo. Quizás me pasé, pero tampoco puedo permitir que me trate como lo hiso. Debo buscar otro trabajo, obviamente, especialmente porque no puedo dejar correr con todos los gastos a mi hermano.La noche ya ha llegado y estoy sola por las calles de la ciudad, y por muy loco que parezca, me siento sola. Me duele que sea así, entre todos los hombres, no esperaba de él, pero bien se dice que el dinero no te hace gente, y efectivamente él no era uno. Él era un monstruo, un cubo de hielo, uno que no tiene sentimientos, un insensible y arrogante hombre si corazón. Un hombre que muy en el fondo siempre me gusto, que siempre quise, pero que ni en mis pesadillas lo quiero. Querer y no querer. Estoy loca.- Esto es una basura. – susurro a la nada, mientras busco un cigarro de mi bolso y lo enciendo. Con la primera calada suelto lo pr