Dalbert Brown
Después de la muerte de mi madre nunca más volví a ser el mismo. Desde el momento en que la vi cerrar sus ojos, estando yo acostado sobre sus piernas. Mi padre no se encontraba, como siempre tenía tanto trabajo, pero sabía que ya mantenía una relación con otra mujer, aun sabiendo que mi madre lo amaba.Era tanto su amor que nunca le reclamo y se sumió a la soledad. Ya se imaginarán que ella no es buena compañía cuando padeces de una enfermedad terminal, y con el tiempo se dejó vencer, a pesar de que yo intentaba alentarla a no rendirse, pero era solo un niño en esos tiempos, que para mí eran oscuros.Dos días después de su muerte, de que me dejara solo en un mundo tan m****a como este, mi padre contrajo matrimonio con la mujer con quien engañaba a su esposa, eEmpecé a explicarle todo lo que implicaba este nuevo proyecto, y no me pasó desapercibido el cambio de humor cuando le informé que estaríamos trabajando. Definitivamente le debo unas vacaciones, pero es que no puedo sin ella.Oculto una sonrisa en mi rostro al ver su rostro de impresión cuando ingresamos al lugar, especialmente el de asco cuando las meseras desfilan desnudas con sus bandejas a mano. No sé qué pensaría si supiera que su jefe es un dominante y que en este mismo momento mi fantasía es tenerla en un cuarto para poder castigarla por exhibirse de ese modo.Mi humor desaparece cuando noto que Andréi no le quita la vista de encima, y lo peor es que, él es el encargado de enseñarle todo el lugar, pero, estoy seguro que ella sabe cuál es su puesto y entiende que él no es un hombre de fiar.Vamos Dalbert, es un prostíbulo de los caros, no es cómo que será su esposa. – pienso - ¿O sí? Aparte, no es una mujer que le guste este tipo de prácticas sexuales. Eso es imposibl
Cuando volteó a mirarme con esa sonrisa maquiavélica me di cuenta que me había ganado un enemigo, pero realmente no me importaba y no permitiría que Olivia se involucre en este mundo, y mucho menos por placer. Existe otros burdeles de este estilo si tanto quiere experimentar, o si me lo pide se lo regalo, o lo que sea, pero en un mundo de mafiosos no, es peligroso, y lo sé porque vi a mi amigo sufrir la elección de vida de su padre, como también presencie como lo extrañaba ya que nadie debía saber que el existía.- En nada. – respondo a su pregunta. – Olivia, vámonos. – ella asiente e intenta salir del lugar, pero Andréi la detiene.- Piénsalo por favor, Cielo. – ella le da una mirada que no sé exactamente como describir, solo asiente y abandona el lugar. - Siento la interrupción. – aunque realmente no lo sienta.- Soy paciente. – responde con esa sonrisa que no me gusta para nada. Y cuando me disponía a salir, me detengo y lo miro.- Ella no es un simple polvo. Ella
Olivia CampbellEstar enfadada era poco con lo que sentía, esa palabra quedaba corta. Destilaba furia con cada paso que daba rumbo a mi habitación. Esperaba cualquier cosa, como un regaño o miles de trabajo, pero que en resumidas palabras me haya tratado de cualquiera por estar en un club donde el mismo me llevó, y juzgarme por vestirme así. No lo esperaba, de cualquier otra persona quizás, pero no de él. A pesar de su mal carácter lo tenía en un pedestal, pero resulto ser una mierda igual que aquellos hombres que alguna vez abusaron de mí.Intente todo lo posible de no sonar dolida y de contener las lágrimas que querían salir con cada palabra que salía de su boca. P
Luego de casi nueve horas de vuelo, si no son más, perdí la cuenta de los minutos una vez que me he quedado dormida en el trayecto. En fin, aterrizamos, y no entiendo, si he dormido durante todo el vuelo, ahora me siento el doble de cansada y quiero seguir haciéndolo. Tomo un taxi que me deja justo frente a mi casa, todo está oscuro aun, pero unas horas el sol estará iluminando este sábado.Saco mis llaves e ingreso a mi hogar, todo se encuentra perfectamente ordenado, no hay nada, pues están durmiendo y sin hacer un mínimo ruido me dispongo a llegar a mi habitación.Me lanzo a la cama, tratándome de relajar y cuando estoy a punto de caer en un sueño profundo el sonido de mi celular me despierta totalmente. ¿Es en serio? Trato de ignorarlo, pero su insistencia me hace dar golpes a la almohada y dar pequeños zapateos antes de levantarme a buscarlo. Como una niña haciendo
Camino por la ciudad pensando nuevamente en que será de mi vida ahora que no tengo trabajo. Quizás me pasé, pero tampoco puedo permitir que me trate como lo hiso. Debo buscar otro trabajo, obviamente, especialmente porque no puedo dejar correr con todos los gastos a mi hermano.La noche ya ha llegado y estoy sola por las calles de la ciudad, y por muy loco que parezca, me siento sola. Me duele que sea así, entre todos los hombres, no esperaba de él, pero bien se dice que el dinero no te hace gente, y efectivamente él no era uno. Él era un monstruo, un cubo de hielo, uno que no tiene sentimientos, un insensible y arrogante hombre si corazón. Un hombre que muy en el fondo siempre me gusto, que siempre quise, pero que ni en mis pesadillas lo quiero. Querer y no querer. Estoy loca.- Esto es una basura. – susurro a la nada, mientras busco un cigarro de mi bolso y lo enciendo. Con la primera calada suelto lo pr
Estábamos estacionados frente a su residencia. Los hombres que custodiaban su casa estaban atentos a nosotros. Suelto un suspiro y salgo del vehículo y me dirijo hacia donde se encuentra él, dormido. Hago señas a Luis para que se acerque a ayudarme. Cuando abro la puerta, me es imposible sostenerlo, pues él tenía prácticamente recostado todo su cuerpo por la puerta y cae de bruces al suelo. Mis manos van a mi boca, cubriéndolo de ese modo, para después echarme a reír. Ya estoy despedida, qué más da.Su chofer contiene su carcajada, mientras mi jefe se queja por el golpe, del mismo modo, nos apresuramos a levantarlo para que podamos ingresarlo a su casa. Una vez está de pie, este se apresura en recostar su peso sobre mí y pidiendo que Luis se aleje, le pido a este último que me tome una foto y este sonriente lo hace. Necesito un recuerdo, y una vez que lo tengo di
Los días fueron pasando, exactamente quince días, contados; y, mi queridísimo jefe no se ha dignado en llamar para pedir una disculpa. Quiero creer que estaba realmente muy mal como para no recordarlo, pero a quien engaño, estamos hablando de Dalbert Brown, él jamás pedirá disculpas. Su ego es tanto que necesitaríamos de un milagro para que eso sucediera. Solo piensa en sí mismo sin importar quien salga lastimado. Sigo pensando en que fue lo que lo llevó a tal punto de ingerir alcohol como para olvidarse de su nombre, y lo más llamativo es que solo a mí me tenga agregado a sus contactos. Aunque esto último puedo entenderlo. Es tan malhumorado que trata mal a todos que el encontrarse solo es comprensible.Mi celular empezó a sonar, vi el nombre y maldije en mi interior. ¿Acaso no se cansa de joderme?Respondo no tan cortés, pero hago el intento. - Espe
Dalbert BrownConfesar lo que quería no estaba en mis planes, pero ya está hecho, no hay vuelta atrás y tampoco voy a retroceder. Todo lo que dije era cierto y funcionó para cerrarle la boca por unos momentos. Aún sigo reprochándome el mal rato que le hice pasar con mis palabras, por creer que tenía un novio demostrando de ese modo el interés que tenía en ella y sobre todo y no menos importante, por vomitarle encima.Sigo con la vergüenza latente, y agradezco a lo que sea que haya sido, que aquella noche ella se haya marchado sin despedirse porque no estaba preparado para mirarla a la cara. Fue tanto mi borrachera que no pude ni siquiera levantarme, pero ese día lo nec