* * * * * * * * * BAYÁ* * * * * * * * * *
—¿QUÉ ES LO QUE SUCEDE? —pregunto al entrar a su despacho, antes de qu uno de sus sirvientes me anunciara.—Siéntate —ordena al señalar una de las sillas frente a su escritorio.—¿Qué sucede? —pregunto muy serio al tomar asiento.—SÁNCHEZ —articula con mucha rabia.—¿QUÉ HAY CON SÁNCHEZ? —contesto del mismo modo.—Está preparando un ataque.—¿Cómo lo sabes? —cuestiono muy neutral y algo fastidiado.—Discutimos esta mañana. Nos retamos, Bayá —¿SE PUEDE SABER POR QUÉ CARAJOS HAS HECHO ESO? —interrogo con molestia; y ella me mira fijamente.—Porque empezó a decirme algo de ti y tu familia.—¿ALGO DE QUÉ?—Él dice que... tú traicionaste a tu padre en aquel momento..., ya sabes a loq ue me refiero.—ESO ES MENTIRA —señalo molesto.—LO SÉ, LO SÉ. TE DEFENDÍ Y... me gané un pleito por eso.—HABLARÉ CON SÁNCHEZ.—TÚ NO HARÁS ESO.—TÚ NO ME DAS ÓRDENES, DANAÍ —señalo al ponerme de pie.—Siéntate —dice más calmada—. ¿Algo de tomar?—Whiskey doble —articulo fastidiado; y ella va a servírmelo.—¿QUÉ MÁS TE DIJO SÁNCHEZ?—Solo eso, pero tú sabes, Bayá, que ese tipo de rumores afecta la credibilidad de tu palabra.—NO LO DIGAS —contesto furioso al tomar la copa de whiskey que había puesto frente a mí.—Lo contradije delante de los socios con los que me reuní.—¿Y qué pasó?—Por defenderte, Sánchez se alteró y comenzó a decir muchas cosas y, hace poco, me acabo de enterar de que piensa atacarme y... atacarte.—¿Quién te la dio?—Mis propios infiltrados. Después de que Sánchez y yo discutiéramos, no iba a quedarme sin hacer nada. Conoces a Sánchez, todo el mundo lo conoce.—¿QUÉ PROPONES? ¿QUÉ MÁS SABES?—Ataque sorpresa —precisa al terminarse su whiskey; y yo hago lo mismo, debido a toda la rabia que sentía en este instante—. Sé que será en menos de dos días.—¿Por qué tanto tiempo? —cuestiono extrañado.—Porque tu castillo, mi amor —me llama; y eso me desagrada, pero no digo nada (no hasta tener todo en mi poder)— está muy bien diseñado y resguardado.«Sí, claro, resguardado», pienso divertido al recordar las veces que Merlí burlaba todo el equipo de seguridad.«Muy astuta», preciso en silencio; y sonrío.—¿Qué pasa? ¿Por qué sonríes? —pregunta muy seria.—Pienso en lo inútil que es Sánchez —señalo al continuar sonriendo.—Bueno, eso no te lo puedo. Bien, ¿qué propones tú?—Buenoooo... —articulo serio al tiempo que me pongo de pie y, de repente, eso me provoca un ligero mareo.—¿Buenoooo? —articula ella, pero no logro escucharla bien.La escucho como si estuviese lejos y....—Jo der —articulo al tiempo en que mi copa resbala de mi mano—. ¿Qué... qué... qué me hiciste —quiero reclamar y tomarla del cuello, pero no puedo, ya que siento mi cuerpo muy pesado?—Así es... duerme, mi amor —escucho a lo lejos y, sin más, caigo rendido.*******mañana siguiente********—Mmm... —siento despertar.Voy abriendo muy lentamente mis ojos...—Jo der... —articulo somnoliento al haber entreabierto mis ojos y ser invadido por la muy luminosa luz del sol.Siento mi cuerpo pesado; sin embargo, debía levantarme para ir al trabajo.—Merlí —susurro su nombre y... sonrío— debo ir a verla —me recuerdo mi rutina de cada mañana.Así que, aunque quisiera quedarme en mi cama, me voy descubriendo para ir a ver a mi esposa y a mí bebé...—Un varón —articulo al sonreír muy ampliamente, al terminar de abrir mis ojos.Cuando lo hago, noto algo muy extraño. «Esta no es mi habitación», menciono en silencio al observar el lugar.Ante ello, me siento sobre el colchón rápidamente y lo que veo me deja paralizado por unos segundos.—Hola, mi amor —¡¿QUÉ HACES TÚ AQUÍ?! —increpo furioso; y un dolor de cabeza me ataca, peor no me importa.—Esperando a que despertaras para irnos a desayunar..., eso sí... primero podríamos ir a mi tina, bañarnos, disfrutar un poco y... vestirnos, mi amor.—¿Qué? —cuestiono confuso; y, en ese instante, caigo en cuenta de ue ella está desnuda.Frente a la situación, me observo yo también y me doy cuenta de que....«No, no, no, no», niego en silencio al tiempo en que siento mi sangre hervir de la furia.—Muy buenos días, mi amor... —la escucho articular y, sin poder contenerme más, la tomo de sus muñecas y la presiono contra la cama muy fuerte.—¡¿QUÉ HICISTE?! ¡¿QUIERO QUE ME DIGAS QUÉ HICISTE?! —grito alterado y molesto.—Mi amor, qué rudo... —ríe.—¡NO ESTOY JUGANDO! ¡DIME QUÉ ME HICISTE O PROMETO ACABAR CONTIGO EN ESTE MISMO INSTANTE! —grito más fuerte.—¿QUÉ? ¿NO TE DAS CUENTA?—¡QUÉ JO DER HICISTE?—¡¿QUÉ JO DER HICIMOS?!, QUERRÁS DECIR —me corrijo; y yo me enfurezco más.—¡DAME UNA SOLA RAZÓN PARA NO TERMINAR CONTIGO AQUÍ!—¡SOMOS SOCIOS, SEREMOS ESPOSOS! ¡HICIMOS EL AMOR Y QUÉ?!—¡TÚ Y YO NO PUDIMOS HABERNOS ACOSTADO!—¡PUES QUÉ CREES?! ¡SÍ LO HICIMOS! ¡Y BIEN QUE LO DISFRUTASTE!—¡MENTIRA! ¡QUÉ CARA JOS ME HICISTE!—¡YO NO TE HICE NADA! ¡TÚ TE ENTREGASTE SOLO! —exclama; y mi furia parece no tener control hasta que escucho mi celular sonar e identifico el tono de llamada que había programado para las llamadas de Merlí.—¡JO DER! —grito al soltarla para empezar a buscar mi móvil—. Dónde está..., dónde está —reniego al no encontrarlo—. Mi er da —suelto al verlo e ir hacia él.Tomo mi móvil y la llamada se termina. Lo vuelvo a encender, voy a mi registro de llamadas y me doy cuenta de que tenía llamadas perdidas de Merlí.—¡JO DER! ¡J O DER! ¡JO D ER! —reniego al tiempo en que pienso que no es apropiado devolverle la llamada ahora.«Si es algo importante?», me pregunto, así que rápidamente, busco mi ropa, me visto y me dispongo a salir, no sin antes.—NO HE TERMINADO CONTIGO...—Lo sé, mi amor, este es el inicio de todo. —¡SILENCIO! ¡ESTÁS DEMENTE!—Claro que no, cariño...—Estoy seguro de que no ha podido pasar nada de lo que dices —señalo algo agitado, producto de la ira.—¡Pasó! ¡PASÓ! ¡PASÓ! —grita muy fuerte—. ¡Y LO DISFRUTASTE! ¡ME DISFRUTASTE COMO MUJER! ¡ME PEDÍAS MÁS!—¡CÁLLATE! ¡ESO NO ES VERDAD! —¡PUES LAMENTO DECIRTE QUE SÍ LO ES CARIÑO!—MENTIRA —refuto muy firme al volver a ella y sacarla de la cama—. ¡YO NO PUDE HABER HECHO NADA CONSCIENTE! ¡ESTOY SEGURO! ¡NI SIQUIERA RECUERDO CÓMO ES QUE LLEGUÉ AQUÍ! —señalo molesto al arrinconarla contra una de sus paredes—. Ten mucho cuidado conmigo, Danaí —advierto.—Tenemos un trato, Bayá —me recuerda.—SÍ, lo sé..., lo sé —señalo al mirarla fijamente—, pero créeme que ese trato no será impedimento alguno por si algún día me es necesario hacerlo.—Podrías hacerlo ahora, cariñito —me provoca—, pero quieres que te diga por qué no lo haces.—Cállate —advierto—, me estás colmando.—Porque me amas, Bayá —expresa con mucha seguridad; y yo río divertido—. Ríete, ríete, pero estoy completamente segura que nadie ha podido arrancarme de tu corazón, Maxi...—DEJA DE LLAMARME ASÍ —advierto al sostenerla del cuello.—¿Qué pasa? ¿Ya no te gusta que te llame así? Pero si recuerdo cuando me pedías que repitiera tu nombre una y otra vez, una y otra vez...—¡CÁLLATE!—Mientras nos amábamos —completa lo que pretendía decir antes.—¡SILENCIO!—Me amas, estoy segura; y sé que es por eso que aceptaste el trato conmigo. TÚ, Bayá, quieres casarte conmigo no solo por obtener el inmenso poder que te ofrezco, sino por mí —indica con tanta confianza que podría echarme a reír de no ser porque no estaba de ánimos.No sabía cómo había llegado a su cama y porqué me desperté sin ropa al igual que ella. Sin embargo, lo que sí sabía era que no había podido disfrutarlo, ay que la única mujer con la que yo deseaba estar era ella..., MERLÍ, MI ESPOSA.—Sé que no me has olvidado, cariñito...—NO ME DESAFÍAS, DANAÍ —advierto —. NO ME DESAFÍES PORQUE... mi paciencia no es como la de antes.—Tranquilo, mi amor, pronto te salvaré de la poca cosa que tienes como esposa.—DEJA DE INSULTARLA —advierto al tomar sus cabellos de forma brusca, con lo cual logro que se queje de dolor.—BAYÁ, ¡ME LASTIMAS!—CÁLLATE...—ME AMAS, LO SÉ —insiste.—¿EN SERIO CREES QUE AÚN SIGO ENAMORADO DE TI? Si tenemos un trato es solo por el negocio que me propusiste, el cual nos beneficia a ambos —le recuerdo— TÚ, A MÍ, NO ME ESTÁS HACIENDO NINGÚN FAVOR, DANAÍ. Al contrario, deberías agradecer que aún estés respirando —amenazo; y después, la suelto sin delicadeza.—¡PUES ESTOY SEGURA QUE MIENTES! Tú mismo lo has dicho, Bayá... Es por el trato que... supuestamente, te contienes de hacerme algo, pero estás mintiendo. Este trato me conviene más a mí que a ti. No soy tonta. Tú solo usas nuestro trato como excusa para tenerme a tu lado.—Ay... Danaí, no puedo creer que hayas sido tú quien haya logrado hacerse del poder que ahora tienes. Eres muy ton ta para eso —insulto—. Ahora me voy, debo ir a ver a MI ESPOSA —enfatizo muy serio; y después, me retiro.¡Gracias a miles por seguir comentando! Disculpen la tardanza con el capítulo, pero hoy estuve a full con mi trabajo jajajajajaja... Amo a miles que les esté gustando la historia de Merlí y Bayá. ¡Lindo día a todas y todos! ¡Quedo atenta a sus comentarios! ¡Nos leemos mañana!
* * * * * * * * * MERLÍ* * * * * * * * * *—Me estás consintiendo mucho... —susurro al abrazarlo y posar mi cabeza sobre su enorme pecho—. Ah... —suspiro...—¿Qué sucede? —Nada —contesto al cerrar mis ojos y sonreír.—No creo eso —musita muy suave mientras lo siento acariciar mis cabellos—. ¿Qué sucede?—Solo disfrutaba de tu perfume —preciso al aspirar su exquisito, varonil y elegante aroma.—A mí también... me fascina el aroma de tus... cabellos —precisa con su serena, pero seductora voz por lo grave y elegante que era.—Gracias pro acompañarme todas las mañanas a mis paseos.—Me gusta pasear contigo... —responde; y yo abro mis ojos, elevo mi mirada hacia él, le sonrío y, finalmente, lo beso.—Te quiero mucho, Bayá —susurro al acariciar una de sus mejillas con una de mis manos.—Yo también te quiero, Merlí —contesta al tomar mi mano con la que acariciaba su mejilla para llevarla hasta sus labios y besarla.—Eres un hombre muy ocupado.—Prometo hacer más tiempo para ti y nuestro hijo
* * * * * * * * * MERLÍ* * * * * * * * * *—Sí, mi amor —le hablo a mi hijo mientras acaricio mi barriga—, ya falta muy poquito para que puedas estar en mis brazos y los de tu padre —señalo al sonreír mientras tomo otra fresa para llevarla a mi boca—. ¿Sabías que antes no me gustaban las fresas? —le pregunto a mi bebé— No, no me gustaban —le contesto sonriente—, pero desde que fue uno de mis antojos por ti, pues... ya no pude dejarlas —señalo muy relajada—. Ah... —suspiro— no sabes cómo quisiera que tu padre estuviese aquí todo el día; sin embargo, sé que no es posible; es un hombre muy ocupado —susurro al seguir acariciando mi vientre—. Pero me prometió que estaría con nosotros a un mes del parto y meses después también. Seremos sus consentidos —señalo divertida; y río—. Yo... —sonrío— jamás imaginé que.... podría amar tanto y... mucho menos a tu padre —menciono con mayor diversión—, pero... me di cuenta de que no es el hombre frío que aparenta ser, sino... es dulce..., es tierno y..
* * * * * * * * * MERLÍ* * * * * * * * * *—¿Te gusta?—Ya basta...—¿Te gustó? ¿Linda no? —cuestiona muy sonriente—. Bayá es tan... guapo y, en esta fotografía sale TAN bien...—Basta, ya basta...—¿Por qué? Si estas fotografías están muy bonitas —menciona muy divertida al verme sufrir—. Mira esta de aquí...—Ya basta, ya no sigas...—Mmm... Y no has visto esta; es mi favorita. El lunar de Maxi es tan sexi...—¡Ya! ¡Basta! —grito muy fuerte al no poder soportar más seguir viendo las fotos.—¡TÚ A MÍ NO ME GRITAS! —exclama al ponerse de pie y abofetearme—- NO ME GRITAS —repite más fuerte—. ¡TÚ NO ESTÁS FRENTE A CUALQUIERA! ¡TÚ ESTÁS FRENTE A LA FUTURA ESPOSA DE MAXIMILIANO FISTERRA! ¡LA VERDADERA MUJER QUE AMA!—Por favor, ya basta —pido al sentir una decepción muy fuerte—. Ya basta —suplico al empezar a llorar muchísimo más y sin temor a contenerme.—Lo sé..., sé cómo has de sentirte, pero no te culpo. Ya ha habido otras ilusas que se enamoraron de Bayá, pero... tú, al igual que las o
* * * * * * * * BAYÁ* * * * * * * * * *—¡POR FAVOR, BAYÁ! ¡NO PODEMOS HACER ESO! —¡MI HIJO ESTÁ AHÍ, RAMSÉS! ¡Y DANAÍ ES CAPAZ DE HACERLE CUALQUIER COSA! —preciso muy furioso.—¡LO SÉ, ¡LO SÉ, BAYÁ! ¡PERO PIENSA! ¡NO PODEMOS ENFRENTARNOS A SÁNCHEZ DE LA NOCHE A LA MAÑANA! ADEMÁS, ¡JO DER! ¡ESA MUJER SE ESTÁ PRECIPITANDO MUCHO! Está bien que Sánchez apenas controle una cuarta parte de todo el territorio, pero... tiene influencias, Bayá y puede llamar a gente que no necesariamente esté involucrada en nuestro negocio.—¿CREES QUE NO LO SÉ? ¡PERO QUÉ QUIERES QUE HAGA! ¡ME TIENE ATADO DE MANOS! ¡NO PUEDO HACER NADA! ¡NO CUANDO LA VIDA DE MI HIJO CORRE PELIGRO! ¡NO PUEDO HACER NADA! ¡NO PUEDO!—¡POR FAVOR, BAYÁ! ¡NO MINIMICEMOS EL PODER DE SÁNCHEZ!—¡NO LO HAGO! PERO... ¿QUÉ QUIERES QUE HAGA...?—No sé, no sé, pero no podemos atacarlo ahora porque si tomamos a Sánchez, su familia no se quedará tranquila. Sabes lo que se viene después. Muchas revueltas, contra ataques, Bayá y sé que podríam
* * * * * * * * * MERLÍ* * * * * * * * * * —Por favor, suéltame —suplico al tiempo en que ya no aguanto más y me quiebro frente a ella. —¡Eso no pienso hacerlo! ¡Ni así Bayá logre ayudarme a controlar el territorio de Sánchez! ¡Yo no te soltaré! ¡No permitiré que ustedes dos vuelvan a estar juntos! ¡Y MUCHO MENOS SI ESTÁS ESPERANDO UN HIJO DE ÉL! —¡NO! Yo... ya no quiero —lloro mucho más fuerte. —¿Qué quieres decir? —cuestiona muy interesada al prestarme toda su atención. —Que yo ya no quiero... —me quiebro más. —¡HABLA YA! —grita exasperada. —Que yo ya no quiero a este bebé —digo entre lágrimas para después romper en un intenso llanto. Me sentía avergonzada por haber dicho ello, pero... la estúpida rabia me abía ganado. —Eso sería MUUUUY FÁCIL —sonríe muy divertida—, pero ni creas que lo haré —agrega muy seria—. Primero, porque Bayá se encargaría de deshacerse de mí si se entera que yo me deshice de su primogénito —señala—. Por otro lado y LO MÁS IMPORTANTE, es que si ese beb
* * * * * * * * * BAYÁ * * * * * * * * * * —Eso es nuestro plan, mi amor —señala cariñosa al acariciar una de msi manos que estaban sobre su escritorio. En eso, suena mi celular y yo llevo la mano que ella acariciaba a mi bolsillo. Saco mi móvil, lo enciendo y me doy cuenta de que es un mensaje de Ramsés, a´si que lo abro rápidamente, pues esperaba noticias sobre el rescate de Merlí y mi hijo. Entro al mensaje y... "Están a salvo. Tu esposa y tu hijo están a salvo", leo y siento una enorme tranquilidad envolverme. —¿Mi amor? —escucho su insoportable voz—. Maxi, mi amor... —No te muevas; no se te ocurra moverte —amena zo complacido al mirarla fijamente. Danaí me mira con mucha extrañeza hasta que, de pronto, mis hombres (quienes habían tenido la orden de ex terminar a los suyos) se hacen presente en su despacho. —No te muevas —vuelvo a advertir cuando me doy cuenta de que trata de sacar su arm a. —Maximiliano, ¿qué significa esto? —pregunta nerviosa; y yo sonrío. —Primero, amo
* * * * * * * * * BAYÁ * * * * * * * * * * —Señor Bayá —me habla uno de mis hombres cuando estoy a punto de subir a mi auto para ir a mi casa y ver a mi esposa. —Que sea rápido. —Las condiciones, señor Bayá. ¿En qué condiciones quiere que esté... —Denle lo suficiente como para que ella y su bebé puedan estar bien —señalo muy serio—. El niño, aunque no sea mi hijo —preciso porque estaba muy seguro de eso—, debe estar bien. —Sí, señor Bayá —contesta; y después de eso termino de caminar hacia mi auto, entrar en él y comenzar a conducir hasta mi casa. Al llegar a la mansión, estaciono mi auto y voy directo a su habitación; sin embargo, el ver a Ramsés en la sala, me detiene. —¿Ramsés? —Bayá —me habla serio. —¿Qué haces aquí? Pensé que estarías ya en tu casa. ¿Hay algo que haya pasado? —NO, NO... todo salió bien; solo hubo un hombre herido, pero nada más. Ya está siendo atendido. —Bien, bien... —Bueno, en realidad, SÍ pasó algo, Bayá —dice de pronto. —¿QUÉ PASÓ? —interrogo adus
* * * * * * * * * MERLÍ * * * * * * * * * * Él me observa fijamente y, por alguna extraña razón, lo noto un poco tranquilo. Eso me sorprende, ya que esperaba a que estuviese furioso, después de que yo le pidiera a Ramsés, su mejor amigo, que no quería verlo por este día. Sin embargo, había cambiado de opinión. Necesitaba verlo y hablar con él cuanto antes y comunicarle la decisión que había tomado y la cual era la mejor para los dos o, mejor dicho... para los tres..., porque también era lo mejor para mi hijo. —Buena noche —saluda; y yo asiento con mi cabeza lentamente. —Buena noche —contesto serena al mirarlo a los ojos también—. Quisiera que podamos hablar por favor —le pido; y él se queda en silencio por unos segundos (los cuales parecieron minutos). —Yo también quiero lo mismo —me contesta muy serio. «Bien, ahí va apareciendo él. El verdadero Maximiliano Fisterra», pienso en silencio al ver su gesto adusto. —Bien, entonces... —miro el sillón que estaba a un lado del sofá en el