* * * * * * * * * MERLÍ* * * * * * * * * *
—¿Te gusta?—Ya basta...—¿Te gustó? ¿Linda no? —cuestiona muy sonriente—. Bayá es tan... guapo y, en esta fotografía sale TAN bien...—Basta, ya basta...—¿Por qué? Si estas fotografías están muy bonitas —menciona muy divertida al verme sufrir—. Mira esta de aquí...—Ya basta, ya no sigas...—Mmm... Y no has visto esta; es mi favorita. El lunar de Maxi es tan sexi...—¡Ya! ¡Basta! —grito muy fuerte al no poder soportar más seguir viendo las fotos.—¡TÚ A MÍ NO ME GRITAS! —exclama al ponerse de pie y abofetearme—- NO ME GRITAS —repite más fuerte—. ¡TÚ NO ESTÁS FRENTE A CUALQUIERA! ¡TÚ ESTÁS FRENTE A LA FUTURA ESPOSA DE MAXIMILIANO FISTERRA! ¡LA VERDADERA MUJER QUE AMA!—Por favor, ya basta —pido al sentir una decepción muy fuerte—. Ya basta —suplico al empezar a llorar muchísimo más y sin temor a contenerme.—Lo sé..., sé cómo has de sentirte, pero no te culpo. Ya ha habido otras ilusas que se enamoraron de Bayá, pero... tú, al igual que las otras, debes entender que él jamás te amará porque solo hay una mujer que está en su corazón y esa SOY YO —aclara tajante—. ¡MÍRAME! —exclama; y yo le hago caso solo para que no se molestara y le hiciera algo a mi bebé.—Por favor..., suéltame...—No, claro que no... —sonríe—. No sé por qué, pero me divierte mucho tenerte aquí.—Por favor...—Mmmm... qué curioso..., me pregunto en dónde quedó ese carácter altanero que mostraste la última vez.—Ya, por favor, suéltame. Te lo pido...—NO, NO LO HARÉ.—Prometo alejarme de ti y de... él —preciso al derramar más lágrimas.No podía creer que él... haya mentido tan bien cuando ha estado conmigo. No puedo creer que sus besos, sus caricias y... lo que más amaba (sus palabras) hayan sido una completa mentira. No puedo creer que haya sido más que una farsa para, seguramente, convencerme de continuar con mi embarazo. Era su único objetivo..., no había más. Él solo quería tener a su hijo y, lo más probable era que, después de yo diese a luz a su primer hijo, me botara de su casa y me llevaría lejos para no volver a cruzarme en su camino.«Cómo pude ser tan tonta», me reclamo internamente mientras más lágrimas brotan de mis ojos.«Cómo pude creer que él me amaba»«Cómo pude creer que se había enamorado de mí»—Cómo pude haberlo creído —pronuncio en medio de sollozos—. Cómo...—¿Qué dices?—NADA —contesto con altanería—. ¡NO ES ASUNTO TUYO! —exclamo al mirarla fijamente.—¡ALTANERA! —responde con otra bofetada, la cual había sido más fuerte que la anterior.—¡¿Qué vas a hacer?! ¡¿Para qué me tienes aquí?!—¡ESO NO ES DE TU INCUMBENCIA!—¡CLARO QUE LO ES! ¡LO QUE HAYAS PLANEADO HACER, HAZLO AHORA! ¡YA NO ME IMPORTA!—¡CÁLLATE! —me propina otra bofetada—. ¡ME ESTÁS ALTERANDO CON TUS GRITOS Y TU VOZ! —señala; y yo decido guardar silencio.Sin embargo, hice ello solo porque me sentía cansada.—Por favor..., ya... estoy cansada, estoy cansada de todo esto, estoy cansada de ser secues trada a cada rato; estoy cansada de ti, DE ÉL, ¡DE TODOS! —me exaspero—. ¡YA SUÉLTAME! ¡YA SUÉLTENME! ¡YA DÉJENME EN PAZ LOS DOS Y VIVAN SUS VIDAS! ¡¿POR QUÉ ME METIERON EN MEDIO DE ELLAS?! ¡Y! ¡YA NO QUIERO! ¡SOLO QUIERO SALIR DE AQUÍ E IRME MUY LEJOS CON MI ABUELA! ¡NO QUIERO MÁS! ¡NO QUIERO MÁS! —grito firme al intentar desatarme las manos.—TÚ NO SALDRÁS DE AQUÍ HASTA QUE YO LO DIGA. ¡AHORA QUÉDATE TRANQUILA QUE ME MOLESTA VERTE ASÍ! ¡PARECES UNA LOCA!—¡¿LOCA?! ¡¿YO TE PAREZCO UNA LOCA?! —¡Sí! ¡SÍ! ¡Sí!—Pues entonces no te has visto tú porque... una persona normal no hace esto, no hace esto que tú haces solo para mostrarme unas cuantas fotos ¡LAS CUALES NO ME IMPORTAN! —vocifero con rabia.—¡MENTIRA! ¡CLARO QUE TE IMPORTAN! ¿Si no por qué reaccionas así?—¡Reacciono así porque estoy cansada de ustedes! ¡Por eso!—¡YA! ¡SILENCIO! ¡Y DEJA DE MOVERTE! ¡YA ME ABURRISTE CON TUS GRITOS!—¡PUES NO PIENSO CALLARME! —¡PUES ENTONCES TE HARÉ CALLAR! —exclama al tomar un pañuelo para venir hacia mí y colocármelo en la boca.—MMMMmmmmmm —me quejo al no permitir que terminara de amarrármelo.—¡QUÉDATE QUIETA! —ordena, pero no le hago caso; sigo defendiéndome hasta que se me ocurre... —¡ESTÚPIDA! —me grita al soltarme.—AH.... —trato de tomar aire, puesto que me estaba asfixiando con el pañuelo en mi boca—. ¡ESTÚPIDA! ¡MIRA LO QUE HICISTE! —señala furiosa al mostrarme su mano san grando—. ¡JODE R! —Déjame ir...—NO, CLARO QUE NO —señala al tomar su móvil y apuntar su cámara hacia mí.—¿Qué haces?—NADA QUE TE INCUMBA —señala molesta.** * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * ** * * * * * * * * BAYÁ* * * * * * * * * *—Bayá, debes tranquilizarte; la vos a encontrar.—¡SILENCIO! ¡NO QUIERO ESCUCHAR A NADIE!—¡BAYÁ! ¡NECESITAS ESTAR CALMADO PARA PENSAR!—¡¿CÓMO QUIERES QUE ESTÉ CALMADO! —grito al recorrer toda su habitación— ¡¿CÓMO QUIERES QUE ESTÉ CALMADO SI MI MUJER Y MI HIJO ESTÁN EN NO SÉ DÓNDE?!—¡BAYÁ! ¡YA! ¡LOS ENCONTRAREMOS! ¡NUESTROS HOMBRES ESTÁN HACIENDO SU TRABAJO!—¡NO! ¡YO HARÉ EL TRABAJO QUE ESOS INÚTILES NO PUDIERON HACER! ¡SOLO LES PEDÍ UNA COSA, RAMSÉS! —confronto a mi amigo— ¡UNA COSA! ¡CUIDAR A MI ESPOSA Y MI HIJO! ¡Y NO LO PUDIERON HACER!—¡BAYÁ! ¡JO DER! ¡YA! ¡CÁLMATE! —grita mucho más fuerte que yo; y yo reniego al tiempo en que tiro una lámpara del cuarto de Merlí.—¡NO PUEDO! ¡NO PUEDO ESTAR CALMADO!—¡LO SÉ! ¡LO SÉ, BAYÁ! ¡PERO TIENES QUE HACERLO!—¡NO! ¡NO PUEDO! —exclamo cuando suena mi celular.Yo saco aquel y veo que tengo un mensaje de Danaí. Lo abro de inmediato, ay que ella era una de las sospechosas de todo lo que había ocurrido; era la sospechosa de haberse llevado a mi esposa y a mi hijo.—No —susurro al tiempo en que la ira me envuelve mucho más—. ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! —grito furioso al ver una foto en la que estaba Merlí.Mi esposa estaba atada de las manos y... con los ojos rojos e hinchados. Claramente, la foto me mostraba que había estado llorando.—¡JO DER! ¡MAL DITA SEA! ¡VOY A ACABAR CON ESA MUJER!—¡BAYÁ! ¡¿QUÉ PASA! —exclama mi amigo; y yo le paso mi celular.—Mer da —¡ELLA LOS TIENE! ¡Y MERLÍ ESTÁ LLORANDO! ¡MERLÍ NO PUEDE LLORAR! ¡MERLÍ NO PUEDE ESTAR TRISTE! ¡ELLA Y MI HIJO NO PUEDEN ESTAR TRISTES! —grito muy molesto y con la ira a mil.—UN MENSAJE —precisa mi amigo muy serio; y yo le quito el celular.Observo la pantalla y lo que leo no me gusta.—¡J ODER! —grito más al tiempo en que ingresa una llamada; era de ella..., de Danaí—. Más te vale soltar a mi esposa y a mi hijo en este preciso instante, si no quieres conocer de lo que soy verdaderamente capaz de hacer contigo —amenazo—. Suéltalos ahora y te daré un fin en el que no tengas que suplicar tanto.—Hola, cariñito. Sí..., yo también te amo.—¡DEVUÉLVEME A MI ESPOSA J ODER! ¡NO ESTOY JUGANDO!—Sí, tu juguete está aquí..., conmigo —la escucho reír—. Te he extrañado mucho estos días, mi amor.—¡SUELTA A MI ESPOSA! ¡SUELTA A MI HIJO! ¡NO LO REPETIRÉ MÁS!—¿Quieres a tu hijo?—¡SUELTA A MERLÍ!—Bien, mi amor..., yo puedo soltarlos —responde muy relajada; y eso me molestaba.—¡MERLÍ! ¡PÁSAME A MERLÍ! —ordeno—. ¡NECESITO HABLAR CON ELLA! MI ESPOSA —aclaro; y la oigo bufar.—PUES TE AGUANTAS PORQUE NO LO HARÁS.—¡QUE ME PASES CON MI ESPOSA!—¡ESCÚCHAME Y LA TENDRÁS DE REGRESO CONTIGO! ¡Y NO ESTOY JUGANDO, BAYÁ! —¿QUÉ QUIERES? —cuestiono sin rodeos, ya que, aunque no lo quisiera, ella me tenía en sus manos.No obstante, cuando Merlí y mi hijo estuvieran a salvo, me encargaría de hacerle pagar lo que estaba haciendo y multiplicado.—Así me gusta—HABLA YA...—Tu ayuda. Necesito tu ayuda.—SIN RODEOS. RÁPIDO, HABLA, ¿QUÉ QUIERES?—Necesito que me ayudes, necesito tu poder, necesito de tu astucia y de todos tus hombres.—SIN RODEOS —ordeno.—NECESITO QUE ME AYUDES A TOMAR LO QUE AÚN NO TENGO EN MIS MANOS. NECESITO QUE ME AYUDES A LUCHAR CONTRA SÁNCHEZ Y ASÍ... TENDREMOS TODO EL PODER EN NUESTRAS MANOS. Sé que Sánchez también es una piedra en el zapato para ti. AYÚDAME, AYÚDAME Y LUEGO..., luego podremos reinar en el negocio, juntos, los dos, como esposos, tal y como lo hemos planeado. —NO ACEPTARÉ ESO...—¿Entonces quieres decir que no estás dispuesto a hacer todo por tu... familia? —interroga divertida; y yo me enfurezco.—¡NO TE ATREVAS A NOMBRAR A MI FAMILIA EN TODO ESTO Y MUCHO MENOS A MI ESPOSA Y A MI HIJO!—ENTONCES HAZ LO QUE TE PIDO. ¡HAZ LO QUE TE PIDO Y SALVA A TU ESPOSA... salva a tu hijo! Si no aceptas, CRÉEME que me encargaré de darle su buen final....—¡NO TE ATREVAS! ¡NO TE ATREVAS PORQUE SERÁS QUIEN SUPLIQUE CLEMENCIA AL BESAR MIS PIES!—¡NO ME AMENACES! ¡NO ESTÁS EN POSICIÓN DE AMENAZARME!—NO SE TE OCURRA TOCAR A MI ESPOSA Y A MI HIJO PORQUE CADA GOLPE REGRESARÁ CON FUERZA CONTRA TI, LO PROMETO. ASÍ COMO CADA UNA DE SUS LÁGRIMAS —señalo furioso; y ella empieza a reír.—Ay, sí, mi vida —suspira—. La madre de tu hijo es una completa llorona.—¡NO LA INSULTES! —¡YA! ¡SILENCIO! ¡DEJA DE GRITARME! ¿HARÁS LO QUE TE PIDO SÍ O NO? YA NO ESTOY PARA PERDER EL TIEMPO. —DANAÍ...—PIÉNSALO, MI CIELO..., TÚ... YO... REINANDO TODO, ¿NO ES LO QUE SIEMPRE QUISIMOS? NO SÉ POR QUÉ LO PIENSAS TANTO.—VOY A ENCARGARME DE....—¿ACEPTAS O NO? YA ME ESTOY CANSANDO. NECESITO UNA RESPUESTA AHORA —exige—. YA SABES LAS OPCIONES; NO SON DIFÍCILES. O DICES SÍ O... DICES NO —señala—. Si dices que sí, vamos juntos, me ayudas a pelear contra Sánchez, tomamos todo su poder y gobernamos juntos. Después, al terminar tu trato con la tonta de tu actual esposa, nos casamos y... seguiremos gobernando, pero... ya no como dos extraños, sino como siempre lo habíamos planeado: como marido y mujer.—YO....—SI DICES QUE NO —me interrumpe—, pues no me tomaré la molestia de darte otra oportunidad. Yo misma me encargaré de darle final ahora —señala; y escucho el sonido de un ar ma.—NO —contesto en el acto; y ella se echa a reír.—¿Entonces me ayudarás? —cuestiona muy divertida; y yo solo aprieto la mandíbula con fuerza, producto de la ira (la cual ya me había invadido por completo y estaba sobrepasando mis límites)—. No te escucho, mi amor —agrega.«J oder», insulto en silencio al cerrar mis ojos, exhalar pesadamente y pensar en ella...«Merlí», repaso su nombre en mi mente al tiempo en que la imagen de su cuerpo y hermosa sonrisa invaden mis recuerdos.«Merlí, mi hijo..., solo por ellos», concreto.—No te escucho, mi amorcito... ¿Qué dices? ¿Sí o... no? Rápido, Bayá, no ten...—Acepto —menciono colérico, pero lo controlo para que ella no se enfureciera y toda esa furia la desfogara con mi esposa.—Así me gusta, mi amorcito. Así me gusta. Entonces, te espero en mi mansión en 2 horas.—NO LES HAGAS DAÑO —pido por primera vez.—PUNTUAL, POR FAVOR —es lo único que responde y corta la llamada.Después de ello, solo desfogo mi furia con lo que hubiese en la habitación de mi esposa. Nadie podía amenazarme, nadie podía hacerlo y, MUCHO MENOS, tomar a mi esposa y mi hijo como rehenes. Nadie podía hacerlo, pero ella tuvo la osadía de contradecir todo mi poder, así que me encargaría de hacerla pagar como sea.¡Aquí otro capítulo más de fin de semana! Jajajajajaja... Espero que lo disfruten mucho. ¡Quedo súper atenta a sus comentarios!
* * * * * * * * BAYÁ* * * * * * * * * *—¡POR FAVOR, BAYÁ! ¡NO PODEMOS HACER ESO! —¡MI HIJO ESTÁ AHÍ, RAMSÉS! ¡Y DANAÍ ES CAPAZ DE HACERLE CUALQUIER COSA! —preciso muy furioso.—¡LO SÉ, ¡LO SÉ, BAYÁ! ¡PERO PIENSA! ¡NO PODEMOS ENFRENTARNOS A SÁNCHEZ DE LA NOCHE A LA MAÑANA! ADEMÁS, ¡JO DER! ¡ESA MUJER SE ESTÁ PRECIPITANDO MUCHO! Está bien que Sánchez apenas controle una cuarta parte de todo el territorio, pero... tiene influencias, Bayá y puede llamar a gente que no necesariamente esté involucrada en nuestro negocio.—¿CREES QUE NO LO SÉ? ¡PERO QUÉ QUIERES QUE HAGA! ¡ME TIENE ATADO DE MANOS! ¡NO PUEDO HACER NADA! ¡NO CUANDO LA VIDA DE MI HIJO CORRE PELIGRO! ¡NO PUEDO HACER NADA! ¡NO PUEDO!—¡POR FAVOR, BAYÁ! ¡NO MINIMICEMOS EL PODER DE SÁNCHEZ!—¡NO LO HAGO! PERO... ¿QUÉ QUIERES QUE HAGA...?—No sé, no sé, pero no podemos atacarlo ahora porque si tomamos a Sánchez, su familia no se quedará tranquila. Sabes lo que se viene después. Muchas revueltas, contra ataques, Bayá y sé que podríam
* * * * * * * * * MERLÍ* * * * * * * * * * —Por favor, suéltame —suplico al tiempo en que ya no aguanto más y me quiebro frente a ella. —¡Eso no pienso hacerlo! ¡Ni así Bayá logre ayudarme a controlar el territorio de Sánchez! ¡Yo no te soltaré! ¡No permitiré que ustedes dos vuelvan a estar juntos! ¡Y MUCHO MENOS SI ESTÁS ESPERANDO UN HIJO DE ÉL! —¡NO! Yo... ya no quiero —lloro mucho más fuerte. —¿Qué quieres decir? —cuestiona muy interesada al prestarme toda su atención. —Que yo ya no quiero... —me quiebro más. —¡HABLA YA! —grita exasperada. —Que yo ya no quiero a este bebé —digo entre lágrimas para después romper en un intenso llanto. Me sentía avergonzada por haber dicho ello, pero... la estúpida rabia me abía ganado. —Eso sería MUUUUY FÁCIL —sonríe muy divertida—, pero ni creas que lo haré —agrega muy seria—. Primero, porque Bayá se encargaría de deshacerse de mí si se entera que yo me deshice de su primogénito —señala—. Por otro lado y LO MÁS IMPORTANTE, es que si ese beb
* * * * * * * * * BAYÁ * * * * * * * * * * —Eso es nuestro plan, mi amor —señala cariñosa al acariciar una de msi manos que estaban sobre su escritorio. En eso, suena mi celular y yo llevo la mano que ella acariciaba a mi bolsillo. Saco mi móvil, lo enciendo y me doy cuenta de que es un mensaje de Ramsés, a´si que lo abro rápidamente, pues esperaba noticias sobre el rescate de Merlí y mi hijo. Entro al mensaje y... "Están a salvo. Tu esposa y tu hijo están a salvo", leo y siento una enorme tranquilidad envolverme. —¿Mi amor? —escucho su insoportable voz—. Maxi, mi amor... —No te muevas; no se te ocurra moverte —amena zo complacido al mirarla fijamente. Danaí me mira con mucha extrañeza hasta que, de pronto, mis hombres (quienes habían tenido la orden de ex terminar a los suyos) se hacen presente en su despacho. —No te muevas —vuelvo a advertir cuando me doy cuenta de que trata de sacar su arm a. —Maximiliano, ¿qué significa esto? —pregunta nerviosa; y yo sonrío. —Primero, amo
* * * * * * * * * BAYÁ * * * * * * * * * * —Señor Bayá —me habla uno de mis hombres cuando estoy a punto de subir a mi auto para ir a mi casa y ver a mi esposa. —Que sea rápido. —Las condiciones, señor Bayá. ¿En qué condiciones quiere que esté... —Denle lo suficiente como para que ella y su bebé puedan estar bien —señalo muy serio—. El niño, aunque no sea mi hijo —preciso porque estaba muy seguro de eso—, debe estar bien. —Sí, señor Bayá —contesta; y después de eso termino de caminar hacia mi auto, entrar en él y comenzar a conducir hasta mi casa. Al llegar a la mansión, estaciono mi auto y voy directo a su habitación; sin embargo, el ver a Ramsés en la sala, me detiene. —¿Ramsés? —Bayá —me habla serio. —¿Qué haces aquí? Pensé que estarías ya en tu casa. ¿Hay algo que haya pasado? —NO, NO... todo salió bien; solo hubo un hombre herido, pero nada más. Ya está siendo atendido. —Bien, bien... —Bueno, en realidad, SÍ pasó algo, Bayá —dice de pronto. —¿QUÉ PASÓ? —interrogo adus
* * * * * * * * * MERLÍ * * * * * * * * * * Él me observa fijamente y, por alguna extraña razón, lo noto un poco tranquilo. Eso me sorprende, ya que esperaba a que estuviese furioso, después de que yo le pidiera a Ramsés, su mejor amigo, que no quería verlo por este día. Sin embargo, había cambiado de opinión. Necesitaba verlo y hablar con él cuanto antes y comunicarle la decisión que había tomado y la cual era la mejor para los dos o, mejor dicho... para los tres..., porque también era lo mejor para mi hijo. —Buena noche —saluda; y yo asiento con mi cabeza lentamente. —Buena noche —contesto serena al mirarlo a los ojos también—. Quisiera que podamos hablar por favor —le pido; y él se queda en silencio por unos segundos (los cuales parecieron minutos). —Yo también quiero lo mismo —me contesta muy serio. «Bien, ahí va apareciendo él. El verdadero Maximiliano Fisterra», pienso en silencio al ver su gesto adusto. —Bien, entonces... —miro el sillón que estaba a un lado del sofá en el
* * * * * * * * * BAYÁ * * * * * * * * * * ¿Cómo me sentía ante lo que acababa de suceder? Muy desconcertado, así como... inevitablemente fastidiado. Inevitablemente fastidiado porque... a ella no pareció importarle o intimidarle el hecho de que yo la ame nazara con su abuela y su mejor amiga. De hecho, no pareció importarle nada, ya que se había mostrado muy tranquila durante toda la conversación y eso me exasperaba, debido a que ella era como una fiera, una verdadera fiera que me daba la contra y no precisamente con suaves susurros como lo había hecho hoy, sino que se defendía, así que me fue muy extraña y, hasta cierto punto, exasperante su pasiva actitud. —Dios, esa mujer piensa volverme loco —señalo al sentarme en el sofá, llevar mis manos a mi nuca, agachar la cabeza y exhalar con pesadez—. Me quiere volver loco..., loco..., aunque... aún no es consciente de que, tal vez, ya lo haya hecho —acepto como todo un imbé cil.—. ¡JODER! ¡Qué mujer para más exasperante! —remarco al pen
* * * * * * * * * BAYÁ * * * * * * * * * * —¿Cómo te sientes? —¿Cómo quieres que me sienta? —respondo serio al seguir repasando los planos que tenía sobre mi escritorio—. Sigue sin hablarme y… —¿Y? —Y lo que más me preocupa es que su estado de ánimo ha vuelto a bajar. Me informan que su apetito ha disminuido, que para casi todo el día para en su habitación y que ahora, incluso, ya no habla con nadie en la mansión —enumero frustrado—. ¿Cómo quieres que me sienta, Ramsés? —Maximiliano —Me siento preocupado, frustrado…, molesto —suspiro con pesadez al dejar de mirar los planos, recostarme sobre mi silla y tirar mi cabeza hacia atrás—. Me siento muy molesto conmigo. De algún modo, yo provoqué todo esto. Yo provoqué que ella estuviera así. —Veo que te preocupa mucho Merlí. —Me preocupa mi hijo. Si ella no está bien, mi hijo tampoco lo está. —¿En serio, Bayá? ¿Aún lo seguirás negando, a pesar de todo lo que ha pasado entre ustedes? —Ya basta, Ramsés. Ese no es asunto tuyo —contesto
* * * * * * * * * BAYÁ * * * * * * * * * * —Mi esposa, QUIERO VER A MI ESPOSA —exijo angustiado, al no tener respuesta alguna del médico. —Señor, Costantini, por favor, le pedimos que se cal… —MI ESPOSA. QUIERO VER A MI ESPOSA —arremeto al querer entrar a la sala de partos, pero mi amigo me detiene. —¡SUÉLTAME, RAMSÉS! —¡BAYÁ! Tu hijo… Lo has asustado —reclama; y de pronto soy consciente de que la pequeña criatura que estaba en mis brazos, estaba llorando muy fuerte. Mi corazón se oprime, pero no puedo hacerlo, no podía tranquilizarme y no podía darle tranquilidad a él. Necesitaba verla…, necesitaba ver a su madre, necesitaba ver a mi esposa, necesitaba… —Necesito verla. Necesito ver a mi esposa, doctor. DÍGAME DÓNDE ESTÁ —Enfermera, por favor, llévese al bebé a la sala de cuidados para recién nacidos. —NO. No quiero que se lo lleven —preciso adusto al mirar a la enfermera con sus brazos estirados hacia mí—. Mi hijo se queda conmigo. No quiero que se lo lleven. —Está bien, se