Debilidad

* * * * * * * * * MERLÍ* * * * * * * * * *

—¿Te gusta?

—Ya basta...

—¿Te gustó? ¿Linda no? —cuestiona muy sonriente—. Bayá es tan... guapo y, en esta fotografía sale TAN bien...

—Basta, ya basta...

—¿Por qué? Si estas fotografías están muy bonitas —menciona muy divertida al verme sufrir—. Mira esta de aquí...

—Ya basta, ya no sigas...

—Mmm... Y no has visto esta; es mi favorita. El lunar de Maxi es tan sexi...

—¡Ya! ¡Basta! —grito muy fuerte al no poder soportar más seguir viendo las fotos.

—¡TÚ A MÍ NO ME GRITAS! —exclama al ponerse de pie y abofetearme—- NO ME GRITAS —repite más fuerte—. ¡TÚ NO ESTÁS FRENTE A CUALQUIERA! ¡TÚ ESTÁS FRENTE A LA FUTURA ESPOSA DE MAXIMILIANO FISTERRA! ¡LA VERDADERA MUJER QUE AMA!

—Por favor, ya basta —pido al sentir una decepción muy fuerte—. Ya basta —suplico al empezar a llorar muchísimo más y sin temor a contenerme.

—Lo sé..., sé cómo has de sentirte, pero no te culpo. Ya ha habido otras ilusas que se enamoraron de Bayá, pero... tú, al igual que las otras, debes entender que él jamás te amará porque solo hay una mujer que está en su corazón y esa SOY YO —aclara tajante—. ¡MÍRAME! —exclama; y yo le hago caso solo para que no se molestara y le hiciera algo a mi bebé.

—Por favor..., suéltame...

—No, claro que no... —sonríe—. No sé por qué, pero me divierte mucho tenerte aquí.

—Por favor...

—Mmmm... qué curioso..., me pregunto en dónde quedó ese carácter altanero que mostraste la última vez.

—Ya, por favor, suéltame. Te lo pido...

—NO, NO LO HARÉ.

—Prometo alejarme de ti y de... él —preciso al derramar más lágrimas.

No podía creer que él... haya mentido tan bien cuando ha estado conmigo. No puedo creer que sus besos, sus caricias y... lo que más amaba (sus palabras) hayan sido una completa mentira. No puedo creer que haya sido más que una farsa para, seguramente, convencerme de continuar con mi embarazo. Era su único objetivo..., no había más. Él solo quería tener a su hijo y, lo más probable era que, después de yo diese a luz a su primer hijo, me botara de su casa y me llevaría lejos para no volver a cruzarme en su camino.

«Cómo pude ser tan tonta», me reclamo internamente mientras más lágrimas brotan de mis ojos.

«Cómo pude creer que él me amaba»

«Cómo pude creer que se había enamorado de mí»

—Cómo pude haberlo creído —pronuncio en medio de sollozos—. Cómo...

—¿Qué dices?

—NADA —contesto con altanería—. ¡NO ES ASUNTO TUYO! —exclamo al mirarla fijamente.

—¡ALTANERA! —responde con otra bofetada, la cual había sido más fuerte que la anterior.

—¡¿Qué vas a hacer?! ¡¿Para qué me tienes aquí?!

—¡ESO NO ES DE TU INCUMBENCIA!

—¡CLARO QUE LO ES! ¡LO QUE HAYAS PLANEADO HACER, HAZLO AHORA! ¡YA NO ME IMPORTA!

—¡CÁLLATE! —me propina otra bofetada—. ¡ME ESTÁS ALTERANDO CON TUS GRITOS Y TU VOZ! —señala; y yo decido guardar silencio.

Sin embargo, hice ello solo porque me sentía cansada.

—Por favor..., ya... estoy cansada, estoy cansada de todo esto, estoy cansada de ser secues trada a cada rato; estoy cansada de ti, DE ÉL, ¡DE TODOS! —me exaspero—. ¡YA SUÉLTAME! ¡YA SUÉLTENME! ¡YA DÉJENME EN PAZ LOS DOS Y VIVAN SUS VIDAS! ¡¿POR QUÉ ME METIERON EN MEDIO DE ELLAS?! ¡Y! ¡YA NO QUIERO! ¡SOLO QUIERO SALIR DE AQUÍ E IRME MUY LEJOS CON MI ABUELA! ¡NO QUIERO MÁS! ¡NO QUIERO MÁS! —grito firme al intentar desatarme las manos.

—TÚ NO SALDRÁS DE AQUÍ HASTA QUE YO LO DIGA. ¡AHORA QUÉDATE TRANQUILA QUE ME MOLESTA VERTE ASÍ! ¡PARECES UNA LOCA!

—¡¿LOCA?! ¡¿YO TE PAREZCO UNA LOCA?! 

—¡Sí! ¡SÍ! ¡Sí!

—Pues entonces no te has visto tú porque... una persona normal no hace esto, no hace esto que tú haces solo para mostrarme unas cuantas fotos ¡LAS CUALES NO ME IMPORTAN! —vocifero con rabia.

—¡MENTIRA! ¡CLARO QUE TE IMPORTAN! ¿Si no por qué reaccionas así?

—¡Reacciono así porque estoy cansada de ustedes! ¡Por eso!

—¡YA! ¡SILENCIO! ¡Y DEJA DE MOVERTE! ¡YA ME ABURRISTE CON TUS GRITOS!

—¡PUES NO PIENSO CALLARME! 

—¡PUES ENTONCES TE HARÉ CALLAR! —exclama al tomar un pañuelo para venir hacia mí y colocármelo en la boca.

—MMMMmmmmmm —me quejo al no permitir que terminara de amarrármelo.

—¡QUÉDATE QUIETA! —ordena, pero no le hago caso; sigo defendiéndome hasta que se me ocurre... —¡ESTÚPIDA! —me grita al soltarme.

—AH.... —trato de tomar aire, puesto que me estaba asfixiando con el pañuelo en mi boca—. ¡ESTÚPIDA! ¡MIRA LO QUE HICISTE! —señala furiosa al mostrarme su mano san grando—. ¡JODE R! 

—Déjame ir...

—NO, CLARO QUE NO —señala al tomar su móvil y apuntar su cámara hacia mí.

—¿Qué haces?

—NADA QUE TE INCUMBA —señala molesta.

** * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * *

* * * * * * * * * BAYÁ* * * * * * * * * *

—Bayá, debes tranquilizarte; la vos a encontrar.

—¡SILENCIO! ¡NO QUIERO ESCUCHAR A NADIE!

—¡BAYÁ! ¡NECESITAS ESTAR CALMADO PARA PENSAR!

—¡¿CÓMO QUIERES QUE ESTÉ CALMADO! —grito al recorrer toda su habitación— ¡¿CÓMO QUIERES QUE ESTÉ CALMADO SI MI MUJER Y MI HIJO ESTÁN EN NO SÉ DÓNDE?!

—¡BAYÁ! ¡YA! ¡LOS ENCONTRAREMOS! ¡NUESTROS HOMBRES ESTÁN HACIENDO SU TRABAJO!

—¡NO! ¡YO HARÉ EL TRABAJO QUE ESOS INÚTILES NO PUDIERON HACER! ¡SOLO LES PEDÍ UNA COSA, RAMSÉS! —confronto a mi amigo— ¡UNA COSA! ¡CUIDAR A MI ESPOSA Y MI HIJO! ¡Y NO LO PUDIERON HACER!

—¡BAYÁ! ¡JO DER! ¡YA! ¡CÁLMATE! —grita mucho más fuerte que yo; y yo reniego al tiempo en que tiro una lámpara del cuarto de Merlí.

—¡NO PUEDO! ¡NO PUEDO ESTAR CALMADO!

—¡LO SÉ! ¡LO SÉ, BAYÁ! ¡PERO TIENES QUE HACERLO!

—¡NO! ¡NO PUEDO! —exclamo cuando suena mi celular.

Yo saco aquel y veo que tengo un mensaje de Danaí. Lo abro de inmediato, ay que ella era una de las sospechosas de todo lo que había ocurrido; era la sospechosa de haberse llevado a mi esposa y a mi hijo.

—No —susurro al tiempo en que la ira me envuelve mucho más—. ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! —grito furioso al ver una foto en la que estaba Merlí.

Mi esposa estaba atada de las manos y... con los ojos rojos e hinchados. Claramente, la foto me mostraba que había estado llorando.

—¡JO DER! ¡MAL DITA SEA! ¡VOY A ACABAR CON ESA MUJER!

—¡BAYÁ! ¡¿QUÉ PASA! —exclama mi amigo; y yo le paso mi celular.

—Mer da 

—¡ELLA LOS TIENE! ¡Y MERLÍ ESTÁ LLORANDO! ¡MERLÍ NO PUEDE LLORAR! ¡MERLÍ NO PUEDE ESTAR TRISTE! ¡ELLA Y MI HIJO NO PUEDEN ESTAR TRISTES! —grito muy molesto y con la ira a mil.

—UN MENSAJE —precisa mi amigo muy serio; y yo le quito el celular.

Observo la pantalla y lo que leo no me gusta.

—¡J ODER! —grito más al tiempo en que ingresa una llamada; era de ella..., de Danaí—. Más te vale soltar a mi esposa y a mi hijo en este preciso instante, si no quieres conocer de lo que soy verdaderamente capaz de hacer contigo —amenazo—. Suéltalos ahora y te daré un fin en el que no tengas que suplicar tanto.

—Hola, cariñito. Sí..., yo también te amo.

—¡DEVUÉLVEME A MI ESPOSA J ODER! ¡NO ESTOY JUGANDO!

—Sí, tu juguete está aquí..., conmigo —la escucho reír—. Te he extrañado mucho estos días, mi amor.

—¡SUELTA A MI ESPOSA! ¡SUELTA A MI HIJO! ¡NO LO REPETIRÉ MÁS!

—¿Quieres a tu hijo?

—¡SUELTA A MERLÍ!

—Bien, mi amor..., yo puedo soltarlos —responde muy relajada; y eso me molestaba.

—¡MERLÍ! ¡PÁSAME A MERLÍ! —ordeno—. ¡NECESITO HABLAR CON ELLA! MI ESPOSA —aclaro; y la oigo bufar.

—PUES TE AGUANTAS PORQUE NO LO HARÁS.

—¡QUE ME PASES CON MI ESPOSA!

—¡ESCÚCHAME Y LA TENDRÁS DE REGRESO CONTIGO! ¡Y NO ESTOY JUGANDO, BAYÁ! 

—¿QUÉ QUIERES? —cuestiono sin rodeos, ya que, aunque no lo quisiera, ella me tenía en sus manos.

No obstante, cuando Merlí y mi hijo estuvieran a salvo, me encargaría de hacerle pagar lo que estaba haciendo y multiplicado.

—Así me gusta

—HABLA YA...

—Tu ayuda. Necesito tu ayuda.

—SIN RODEOS. RÁPIDO, HABLA, ¿QUÉ QUIERES?

—Necesito que me ayudes, necesito tu poder, necesito de tu astucia y de todos tus hombres.

—SIN RODEOS —ordeno.

—NECESITO QUE ME AYUDES A TOMAR LO QUE AÚN NO TENGO EN MIS MANOS. NECESITO QUE ME AYUDES A LUCHAR CONTRA SÁNCHEZ Y ASÍ... TENDREMOS TODO EL PODER EN NUESTRAS MANOS. Sé que Sánchez también es una piedra en el zapato para ti. AYÚDAME, AYÚDAME Y LUEGO..., luego podremos reinar en el negocio, juntos, los dos, como esposos, tal y como lo hemos planeado. 

—NO ACEPTARÉ ESO...

—¿Entonces quieres decir que no estás dispuesto a hacer todo por tu... familia? —interroga divertida; y yo me enfurezco.

—¡NO TE ATREVAS A NOMBRAR A MI FAMILIA EN TODO ESTO Y MUCHO MENOS A MI ESPOSA Y A MI HIJO!

—ENTONCES HAZ LO QUE TE PIDO. ¡HAZ LO QUE TE PIDO Y SALVA A TU ESPOSA... salva a tu hijo! Si no aceptas, CRÉEME que me encargaré de darle su buen final....

—¡NO TE ATREVAS! ¡NO TE ATREVAS PORQUE SERÁS QUIEN SUPLIQUE CLEMENCIA AL BESAR MIS PIES!

—¡NO ME AMENACES! ¡NO ESTÁS EN POSICIÓN DE AMENAZARME!

—NO SE TE OCURRA TOCAR A MI ESPOSA Y A MI HIJO PORQUE CADA GOLPE REGRESARÁ CON FUERZA CONTRA TI, LO PROMETO. ASÍ COMO CADA UNA DE SUS LÁGRIMAS —señalo furioso; y ella empieza a reír.

—Ay, sí, mi vida —suspira—. La madre de tu hijo es una completa llorona.

—¡NO LA INSULTES! 

—¡YA! ¡SILENCIO! ¡DEJA DE GRITARME! ¿HARÁS LO QUE TE PIDO SÍ O NO? YA NO ESTOY PARA PERDER EL TIEMPO. 

—DANAÍ...

—PIÉNSALO, MI CIELO..., TÚ... YO... REINANDO TODO, ¿NO ES LO QUE SIEMPRE QUISIMOS? NO SÉ POR QUÉ LO PIENSAS TANTO.

—VOY A ENCARGARME DE....

—¿ACEPTAS O NO? YA ME ESTOY CANSANDO. NECESITO UNA RESPUESTA AHORA —exige—. YA SABES LAS OPCIONES; NO SON DIFÍCILES. O DICES SÍ O... DICES NO —señala—. Si dices que sí, vamos juntos, me ayudas a pelear contra Sánchez, tomamos todo su poder y gobernamos juntos. Después, al terminar tu trato con la tonta de tu actual esposa, nos casamos y... seguiremos gobernando, pero... ya no como dos extraños, sino como siempre lo habíamos planeado: como marido y mujer.

—YO....

—SI DICES QUE NO —me interrumpe—, pues no me tomaré la molestia de darte otra oportunidad. Yo misma me encargaré de darle final ahora —señala; y escucho el sonido de un ar ma.

—NO —contesto en el acto; y ella se echa a reír.

—¿Entonces me ayudarás? —cuestiona muy divertida; y yo solo aprieto la mandíbula con fuerza, producto de la ira (la cual ya me había invadido por completo y estaba sobrepasando mis límites)—. No te escucho, mi amor —agrega.

«J oder», insulto en silencio al cerrar mis ojos, exhalar pesadamente y pensar en ella...

«Merlí», repaso su nombre en mi mente al tiempo en que la imagen de su cuerpo y hermosa sonrisa invaden mis recuerdos.

«Merlí, mi hijo..., solo por ellos», concreto.

—No te escucho, mi amorcito... ¿Qué dices? ¿Sí o... no?  Rápido, Bayá, no ten...

—Acepto —menciono colérico, pero lo controlo para que ella no se enfureciera y toda esa furia la desfogara con mi esposa.

—Así me gusta, mi amorcito. Así me gusta. Entonces, te espero en mi mansión en 2 horas.

—NO LES HAGAS DAÑO —pido por primera vez.

—PUNTUAL, POR FAVOR —es lo único que responde y corta la llamada.

Después de ello, solo desfogo mi furia con lo que hubiese en la habitación de mi esposa. Nadie podía amenazarme, nadie podía hacerlo y, MUCHO MENOS, tomar a mi esposa y mi hijo como rehenes. Nadie podía hacerlo, pero ella tuvo la osadía de contradecir todo mi poder, así que me encargaría de hacerla pagar como sea.

Evelyn Zap

¡Aquí otro capítulo más de fin de semana! Jajajajajaja... Espero que lo disfruten mucho. ¡Quedo súper atenta a sus comentarios!

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