"Me fui para salvarlo". Cinco años atrás, Ezekiel Nightfall me rechazó. Me desterró de su manada, me arrancó el título de Luna y me condenó al olvido. Pero no sabía que dentro de mí crecía su hijo. Hui. Me escondí. Me convertí en un fantasma para protegerlo. Nadie podía saber que existía, porque si lo descubrían… lo matarían. Pero me encontraron. Me arrancaron de los brazos de mi hijo y me llevaron de regreso a la manada que me odia. De regreso a él. Ezekiel me mira como si fuera una pesadilla hecha carne, como si no pudiera creer que sigo viva. Pero cuando sus ojos se posan en mi hijo… cuando entiende lo que he ocultado todos estos años… Todo cambia. Porque lo que abandonó no fue solo a mí y a un simple niño. Ese pequeño era el Alfa que un día podría destronarlo. El niño de la profecía. El heredero de la Luna. El futuro de los licántropos.
Leer másEzekiel La puerta estalla en mil pedazos, mi cuerpo atraviesa la entrada con una fuerza incontenible, y de pronto mis pulmones se llenan aún más del espeso aire cargado con el aroma a cenizas y ozono…Y entonces lo huelo, con más claridad.Mi mirada recorre la cabaña y rápidamente se clava en el pequeño bulto que hay en el suelo, envuelto en mantas.Y ahí lo veo.¡Es mi hijo! ¡Mi sangre!Está dormido, hecho un ovillo, con la respiración acompasada y el rostro sereno, lleno de inocencia, a pesar de la fuerza que he notado que tiene su poder.De pronto, el alivio se estrella contra mi pecho con una fuerza brutal. Todo me indicaba que me necesitaba que estaba en peligro, pero, gracias al la Madre Luna, él está bien.Sin embargo, no me permito soltar el aire. Al menos no todavía. Porque ella está aquí. La bruja de las montañas: Zara Ravenwood, quien se interpone entre mi hijo y yo en el momento en el que intento acercarme a él.Y ese simple gesto es suficiente para que la rabia vuelva a
Zara La cabaña huele a cenizas y a ozono, un aroma electrizante que impregna el ambiente con una promesa que sabe a tormenta. En el exterior, el bosque retumba, y puedo sentir el eco de un Alfa enloquecido que se abre camino a través del bosque.¡Ezekiel!El pequeño cuerpecito de Hades tiembla entre mis brazos, cada espasmo es un latido de pura magia que chisporrotea contra mi piel. Pequeños relámpagos de energía bailan en la pálida piel del niño, como si su alma estuviese luchando por liberarse. Sus labios entreabiertos dejan escapar jadeos débiles, rotos, como un animal herido. ¡Es demasiado poder!Necesita a su madre…En la lejanía, un aullido, profundo, feroz… dominante, atraviesa la noche. Ezekiel está cerca. Su presencia es como un incendio en la distancia, como un huracán capaz de arrasar con todo a su paso.¡El hasta entonces el Alfa de los Alfas viene a por lo que le pertenece!Y yo no estoy segura de poder permitirlo, a pesar de que hace tiempo sé qué es lo que debe suceder
Ezekiel Siento como un intenso calor comienza a apoderarse de mi interior, al punto en el que me quema.Un poder, que reconozco como propio de un Alfa, se despliega dentro de mí, como un relámpago bajo mi piel, un fuego que reconozco, un fuego fatuo, antiguo, que arrasa mis entrañas. Es como si cada fibra de mi ser se tensara al máximo, como si mis huesos se hubieran convertido en brasas al rojo vivo.Pero no es solo el poder…¡Es un llamado inconfundible!Un tirón visceral, un anzuelo de luz en medio de la oscuridad.El corazón da un vuelco en mi pecho, y siento cómo el mundo se estrecha hasta convertirse en una fina y delgada que me lleva directo…¡A él!Porque no tengo dudas es él.¡MI HIJO!El lobo dentro de mí se yergue de golpe, un aullido ahogado se retuerce en mi columna vertebral. Es puro instinto, una primitiva certeza, una verdad escrita con sangre… ¡Mi sangre! Puedo sentirlo en cada latido, en cada respiración. Es una parte de mí, una chispa de mi propia vida en la distan
LyraEl tiempo pierde significado cuando estás atrapada en la fina línea entre la vida y la muerte… Los días parecen disolverse en la penumbra de la habitación de Ezekiel, y cada amanecer es solo una pincelada pálida que apenas roza las pesadas cortinas. Me siento atrapada en un limbo, suspendida en un espacio donde el dolor se mezcla con el silencio, donde la realidad se convierte en un sueño febril del que no soy capaz de despertar.Llevo una semana aquí. Una semana sintiendo la presencia de Ezekiel, como si me acechara, constante y silenciosa. No me habla, ni me toca más de lo necesario. Pero está ahí. ¡Siempre está ahí!Ezekiel se sienta en la butaca que hay junto a su cama, cada vez en la misma posición, con los codos hincados en sus rodillas, con los dedos entrelazados y la mirada fija en mí.Y, cuando lo miro de reojo, veo que sus ojos son dos enormes brasas apagadas. Oscuros, profundos.Me observa fijo como si estuviera esperando a que me desmorone de una vez por todas, ya s
Ezekiel El grito en mis sueños me despierta. Es un alarido infantil, desgarrador, y está dirigido a mí.—¡PAPÁ! ¡EZEKIEL! Me siento de golpe, con la respiración entrecortada, los músculos tensos y un sudor frío recorriéndome la espalda. La habitación está en penumbras, pero no es la oscuridad la que me inquieta.¡Es esa voz!La misma que me ha estado persiguiendo en mis sueños durante las últimas semanas. La misma que regresa, una y otra vez, como un susurro entre las tinieblas. La misma que, por alguna extraña razón, me llena de una mezcla extraña de emociones, en donde el miedo es incontrolable.Y yo no suelo tener miedo…Mi mandíbula se tensa al máximo. No soy alguien que se deja atormentar por nada, mucho menos por fantasmas o sueños… Con esto en mente, me levanto de la cama, consciente de qué es lo que sucede. Pero, aun así, necesito su confirmación, la confirmación de Lyra.*** Cuando llego a las mazmorras, el hedor a encierro y enfermedad me golpea como un puñetazo direct
LyraEl primer golpe de dolor llega como un arañazo. Fino, cortante… Una punzada que se clava en la base de mi columna, como una enredadera llena de espinas enredándose en mi médula.Por momentos parece calmarse, pero no desaparece, sino que simplemente se extiende, como raíces envenenadas que reptan por mi interior, ramificándose debajo de mi piel, enroscándose en cada uno de mis huesos y desgarrando lentamente mis nervios.Un grito queda atrapado en mi garganta, cuando me despierto, jadeando y empapada en un helado sudor. La mazmorra de la mansión es un mausoleo oscuro, únicamente iluminada por la luz de la luna que se cuela a través de la pequeña ventanita que hay sobre mi celda.Intento moverme, sentarme en el camastro de piedra, pero las piernas no me responden, y el dolor se intensifica, creciendo en oleadas, como si manos invisibles me arrancaran a tirones la energía, deshojando mi ser con una calculada crueldad.Como puedo me aferro a la única manta que me ha dado uno de los h
OrionMientras pienso en cómo lograré dar con el niño, cuando tiene tanto poder y, además, anda en compañía de Zara, uno de mis guerreros que ha logrado sobrevivir, se levanta en su forma humana, tambaleante, alzando la mano frente a mí. En ella sostiene un oscuro mechón de cabello.—¿Qué es eso? —pregunto, frunciendo el ceño. —Logré arrancárselo al niño. No estoy seguro, pero, tal vez, pueda servirnos para seguir su rastro. Al escuchar esto, mis ojos se abren de par en par por un momento. —Dámelo —ordeno con voz grave, dura.Lykos obedece, y, rápidamente, extiende su mano ensangrentada. El pequeño mechón de cabello cae en mi palma, tan ligero como una pluma, pero cargado con un peso significativo. Inspiro profundamente, mientras lo aprieto con fuerza, tanto que mis nudillos se vuelven blancos, y siento el áspero roce de las hebras en mi piel. A nuestro alrededor, el bosque ha recuperado la normalidad, mientras los cuerpos de mis guerreros yacen esparcidos por el suelo, como muñe
Orion “Lo encontramos”. El mensaje de uno de mis rastreadores me llega a la mente, un eco que se filtra a través de la conexión que compartimos.“Lo tenemos”, pienso para mis adentros, mientras cada músculo de mi cuerpo se tensa al máximo.¡El maldito niño! Después de semanas de cacería, después de varias muertes y traiciones entre las filas que he reclutado para este trabajo, por fin hemos encontrado su rastro.—¡Vamos! —ordeno, y mis hombres se mueven de manera rápida y sincrónica, escabulléndose entre los árboles como sombras silenciosas.He dado la orden de que ninguno adopte su forma animal, salvo que dé la orden expresa para hacerlo. Aun así, no nos cuesta nada seguir el fresco aroma de ese niñito, que aún permanece fresco en el aire. El bosque que nos rodea es un mar de sombras enmarañadas, de hojas crujientes bajo nuestras botas. Es noche cerrada, pero nuestros sentidos, independientemente de nuestra forma, son tan agudos que no necesitamos luz. Por lo que, luego de lo qu
EzekielCuando salgo del sótano, siento cómo la ira se apodera de mí, hundiéndose hasta lo más profundo, deslizándose por mis venas como un susurro de muerte. Mi mente es un torbellino de pensamientos abrasadores, que arden como un hierro incandescente en mi pecho:¡Alguien dentro de mi propia manada ha intentado asesinar a Lyra!¡Y eso es completamente intolerable! ¡Más teniendo en cuenta que di la orden de que nadie la tocara! ¡Me han desobedecido!No sé quién está detrás de esto, pero lo que sí sé es quién preparó la cena de Lyra… ¡El maldito Ren!Mi mandíbula se tensa al máximo, al punto en el que puedo sentir el dolor. Él era el único que tenía permitido preparar el alimento de Lyra, el mismo en el que he confiado durante años para servirnos. Un maldito rostro demasiado personal, el de un hombre de bajo rango, sin influencia ni poder… Y, sin embargo…Se ha atrevido a desobedecerme.Esto no ha sido un error ni un simple descuido.¡Fue un acto completamente deliberado!Y eso, en es