Aiden (Omega de Ezekiel)El destino tiene una jodida forma de ponerte las cosas delante de tu hocico cuando menos lo esperas.Estaba en esta aldea de mierda solo para conseguir un poco de alimento, antes de seguir mi ruta hacia Nightfall. Nada fuera de lo acostumbrado: la gente apesta a sudor, la tierra es húmeda y el aire tan espeso como solo los humanos saben crear con sus miserias. Pero, entonces, algo cambió…Primero fue la sensación. Ese cosquilleo que se cuela por debajo de la piel, que te hace erizar el lomo. La advertencia de que algo no estaba bien, seguida a los gritos que comenzaron a soltar los aldeanos. Y, un segundo después, lo veo… ¡Un niño! Corre entre los puestos del mercado, con el cabello negro enmarañado y los ojos grises, que brillaban como dos diamantes, como la luna misma. Parecía un crío cualquiera, sin más… ¡Hasta que su esencia llega a mí! ¡Alfa! ¡Es un Alfa! Pero no cualquiera… Su aura era… intensa, salvaje. Algo que no encajaba con su imagen infanti
Lyra Sabía bien que este día llegaría.Desde que Ezekiel me rechazó y decidí huir, supe que nunca me dejaría del todo. No sé por qué, porque él fue el que me dejó en claro que no quería nada conmigo, pero la certeza no ha desaparecido en ningún momento.Por eso, después de lo que pasó en la aldea, cuando sentí su presencia acercándose, supe lo que debía hacer, aunque Zara insistiera en no querer dejarme sola. —Zara, por favor. Tienes que irte, ¡ahora! —le susurré con urgencia, sintiendo el temblor en mis propias palabras.Ella dudó, con sus ojos esmeralda ardiendo con intensidad, debatiéndose entre hacerme caso o desafiarme. —Lyra, yo… —No hay tiempo, Zara. Ve con Hades y cuida de él. Yo me encargaré de distraer a Ezekiel y al resto. Tú solo ocúpate de esconderlo. Zara apretó los labios, con el ceño fruncido. Sabía bien lo que significaba, sabía que me estaba metiendo en la boca del lobo, y nunca antes mejor dicho… Pero no tenía otra opción. Era yo o mi hijo… y yo jamás dudé de l
LyraEl frío y la humedad de la celda me calan hasta los huesos, pero no es solo por la piedra helada ni por el espeso aire que se estanca en cada rincón. Es por la maldita sensación de estar atrapada.De estar bajo su poder…No debería sorprenderme, ya que siempre ha sido así, pero no puedo evitarlo.Su sombra, su presencia, el peso de su dominio…Nunca imaginé volver aquí.Cuando me rechazó frente a toda la manada, cuando escupió mi nombre con desprecio, cuando dejó claro que no era digna de ser su Luna… yo me rompí.Tuve que juntar los pedazos de mí misma con las manos ensangrentadas y huir, con la esperanza de que el tiempo me permitiría olvidar.Pero no lo hizo.¡Jamás lo hizo!Y ahora, después de cinco años, me encuentro de vuelta en su territorio, encerrada en su fortaleza, bajo su mirada dominante y cruel.Y lo odio.Lo odio con cada fibra de mi ser.¡Lo odio más que nunca!Pero lo peor de todo…Es que también lo siento.Incluso ahora, después de todo lo que me hizo; incluso c
Zara El aire en el interior de la cabaña está completamente cargado de magia.Puedo sentirlo vibrar en cada rincón, en cada una de las sombras que se alargan en las paredes con la tenue luz de las velas.Y sé que algo no está bien.Algo está cambiando.Puedo reconocerlo…Con el ceño fruncido, miro a Hades, preocupada.El niño está sentado en el suelo, con las piernitas cruzadas y la mirada perdida en el fuego de la chimenea.Está demasiado callado…Demasiado inmóvil.Y eso no me da ningún buen augurio.Conozco extremadamente bien la magia y a este pequeño como para saber que esto no es normal.Porque sí, Hades no es de los niños que suelen quedarse quietos.Siempre está preguntando, buscando respuestas… Es inquieto, curioso, un niño que apenas puede ser contenido.Sin embargo, esta noche es totalmente diferente.—¿Hades? —lo llamo en voz baja y cautelosa.Pero él no responde.Sigue con la mirada perdida en las llamas, como si en ellas pudiera ver algo que yo no.Me arrodillo junto a
FreyaEl humo del incienso flota en el ambiente, envolviendo la estancia con su amarga fragancia. Orion se mantiene de pie frente a la chimenea, con los brazos cruzados y el ceño tan fruncido que casi puedo ver cómo se forma una V en su entrecejo.Yo, sentada en el sillón de cuero negro, tamborileo mis dedos sobre el apoyabrazos, sintiendo cómo la impaciencia me devora, con cada segundo que pasa.Lyra está de regreso, y eso cambia totalmente el panorama.Desde el momento en el que puso nuevamente un pie en Nightfall, el equilibrio de poder se ha tambaleado, y ha vuelto a centrarse en Ezekiel.Los ancianos del consejo, incluso, se niegan a intervenir. —Lamentablemente, no podemos actuar sin pruebas concretas de la supuesta traición de Lyra Darkmist —dijeron con su ridícula arrogancia.Sin embargo, Orion y yo sabemos perfectamente cuál es la verdad. Lyra es un peligro, una amenaza en toda regla para la manada. Y, si el consejo no nos piensa ayudar, entonces… tendremos que encontrar la
Freya La copa está lista y no hay margen de error.Las gotas de veneno se han mezclado a la perfección con el hidromiel, disolviéndose sin dejar el más mínimo rastro. No tiene sabor, ni color y mucho menos olor, por lo que nadie, ni siquiera un lobo, con sus agudos sentidos, podría detectarlo. ¡Es más que suficiente!Un par de sorbos y Lyra Darkmist dejará de ser un problema.Orion se encuentra sentado al otro lado de la mesa, girando un anillo de plata entre los dedos, con apariencia de estar relajado. Sin embargo, lo conozco demasiado bien y sé que también está esperando, tan o más expectante que yo. A que Ezekiel pierda su mayor debilidad.—No podemos esperar más —digo, por fin, sin apartar la mirada de la copa y el plato de carne y patatas.En cuanto hablo, Orion deja de jugar con su anillo, alza la mirada y asiente… —Lo sé, Freya, pero Ezekiel… Suspiro…—Ezekiel está demasiado cegadi. No se deshará de ella… —Mi tono es más frío del que pretendía.Desde el regreso de Lyra a N
EzekielCuando salgo del sótano, siento cómo la ira se apodera de mí, hundiéndose hasta lo más profundo, deslizándose por mis venas como un susurro de muerte. Mi mente es un torbellino de pensamientos abrasadores, que arden como un hierro incandescente en mi pecho:¡Alguien dentro de mi propia manada ha intentado asesinar a Lyra!¡Y eso es completamente intolerable! ¡Más teniendo en cuenta que di la orden de que nadie la tocara! ¡Me han desobedecido!No sé quién está detrás de esto, pero lo que sí sé es quién preparó la cena de Lyra… ¡El maldito Ren!Mi mandíbula se tensa al máximo, al punto en el que puedo sentir el dolor. Él era el único que tenía permitido preparar el alimento de Lyra, el mismo en el que he confiado durante años para servirnos. Un maldito rostro demasiado personal, el de un hombre de bajo rango, sin influencia ni poder… Y, sin embargo…Se ha atrevido a desobedecerme.Esto no ha sido un error ni un simple descuido.¡Fue un acto completamente deliberado!Y eso, en es
Orion “Lo encontramos”. El mensaje de uno de mis rastreadores me llega a la mente, un eco que se filtra a través de la conexión que compartimos.“Lo tenemos”, pienso para mis adentros, mientras cada músculo de mi cuerpo se tensa al máximo.¡El maldito niño! Después de semanas de cacería, después de varias muertes y traiciones entre las filas que he reclutado para este trabajo, por fin hemos encontrado su rastro.—¡Vamos! —ordeno, y mis hombres se mueven de manera rápida y sincrónica, escabulléndose entre los árboles como sombras silenciosas.He dado la orden de que ninguno adopte su forma animal, salvo que dé la orden expresa para hacerlo. Aun así, no nos cuesta nada seguir el fresco aroma de ese niñito, que aún permanece fresco en el aire. El bosque que nos rodea es un mar de sombras enmarañadas, de hojas crujientes bajo nuestras botas. Es noche cerrada, pero nuestros sentidos, independientemente de nuestra forma, son tan agudos que no necesitamos luz. Por lo que, luego de lo qu