/Escena extra 4/

Stefan ve a Archer y a Farah durmiendo en su cama.

—Todavía tengo miedo de que esto sea un sueño y que cuando despierte tu hayas reaccionado de peor manera y me odies para siempre —admite Farah mirando a Archer con nada más que adoración.

La expresión del chico se suaviza y sonríe, dejando un casto beso en sus labios y tomándola de la mano para guiarla hacia el mueble donde primero se sienta él y la hace acomodarse entre sus piernas.

—Nunca te había dicho que te odiaba porque pensaba que era algo que jamás sentiría por ti, y no voy a mentirte, Farah, en cuanto supe de la existencia de Estrella, te odié. Te lo dije de manera directa, porque puedo ser tímido para algunas cosas, pero no me gustan las mentiras, y lo sabes…, sin embargo, puede que te haya odiado en ese instante, y puede que todavía sienta que me quitaste mucho, pero también sé que vas a recompensarlo, conmigo y con Estrella. El odio que pude sentir por ti no duró ni dos horas, y es demasiado obvio que eso pasa cuando es imposible tener tal sentimiento para alguien a quien amas con locura.

La chica lo mira anonadada, lleva sus manos hacia las mejillas de Archer y acaricia su rostro. No puede dejar de pensar que todo es una jugada de su imaginación y que nada es real.

—No te merezco…, eres demasiado bueno para mí. Siempre te he hecho sufrir, Archer.

—¿Ha sido adrede?

—Jamás. Nunca te lastimaría a propósito.

—Lo sé, y es por eso que te amo, Farah. Te he amado durante toda mi vida, sola y únicamente a ti. No quiero ni puedo amar a nadie más.

—Yo también te amo.

—Me parece bien porque ahora no pienso dejarte ir.

—Perdón.

—Quiero que dejes de pedir perdón y que actúes, Farah. ¿Puedes hacer eso por mí, por ti, por Estrella? —Farah asiente en medio de un bostezo. Archer sonríe con ternura al mirarla achicar sus ojos y restregarlos. La atrae hacia su pecho y la abraza con un brazo mientras con el otro acaricia su cabello. Ella se acurruca contra él y corresponde su abrazo, aferrándose a la posibilidad de despertar y que él todavía se encuentre a su lado. Su mayor miedo es que no esté allí cuando ella abra sus ojos —. Eres la mujer más fuerte que conozco en el mundo y necesito que ahora te muestres mucho más fuerte. Sé esa Farah a la que todos temen. Haz que mi abuela tiemble de temor cada vez que escuche tu nombre. No dejes que arruine nuestro presente y mucho menos nuestro futuro. Nadie va a tocarnos, Farah. Recuerda que ya no estás sola.

—No estoy sola… —repite ella, más dormida que despierta. Archer, quien ya la conoce, sabe que probablemente Farah no recuerde las palabras que le dijo al día siguiente, así que las mentaliza para repetírselas —. Te amo, Archer —balbucea. Intenta mantener sus parpados abiertos, pero se le hace imposible.

—Te amo, Farah. Vayamos a dormir.

El chico la toma entre sus brazos y se levanta con ella a cuestas, llevándola hacia la única habitación que hay: la de su hermano.

—¿Me harás el amor? —Intenta sonreír y seguir hablando, pero ya es prácticamente imposible. Su respiración se apacigua cada vez más y Archer la coloca sobre la cama entre pequeñas risas que trata de amortiguar para no despertarla.

—Jamás te haría el amor sobre la cama de mi hermano. Vaya Dios a saber las cosas que hizo aquí… —hace una mueca de asco al pensarlo.

Él espera la respuesta de Farah, pero la encuentra completamente dormida sobre la cama. Sonríe y apaga la luz de la habitación, para luego regresar a la cama y taparse a sí mismo y a Farah con un cubrecamas y la abraza como si su vida dependiera de esa unión.

—Buenas noches, mi Estrella.

Sí, Farah era su estrella en la secundaria.

Sonríe al saber que debido a eso ella le colocó ese nombre a su hija.

Una hija de ambos…, todavía lo está procesando y le gusta. Ya se hizo a la idea.

Se queda dormido en tan solo unos minutos.

La emoción de toda la conversación con Farah lo hizo olvidarse de que le debía una respuesta a todas las personas que se encontraban esperándolo en el departamento de Aarón Abernathy y que esperaban con muchas ansias saber qué había pasado tanto con Archer como con Farah.

Estaban sedientos de información, sobretodo Stefan, quien no aguantó más y manejó de regreso hacia su departamento en cuanto pasaron las dos horas que le dijo a Farah que estaría por fuera.

—Buenas… —Stefan frunce el ceño en cuanto abre la puerta y mira las luces del lugar encendidas, pero sin nadie a la vista. Traga saliva con fuerza y comienza a sentir nervios mientras piensa lo peor.

‘’A lo mejor Farah mató a Archer y fue a esconder el puesto’’

‘’A lo mejor Archer le llevó a Farah a mi abuela como venganza por todo’’

‘’A lo mejor ambos decidieron ir directo a las autoridades y denunciarse’’

Eso y más pasaba por la mente de Stefan, quien se adentró al departamento y revisó cada rincón, y quien, a su vez, se llevó tremenda sorpresa al mirar a la pareja de tortolos dormir sobre la cama, abrazados y acurrucados el uno en el otro.

A Stefan le tomó tiempo salir de su asombro, pero lo primero que hizo al reaccionar fue sacar su celular y tomarles una foto. Sonrío debido a su travesura y decidió buscar ropa para llevarse y así podría dejarlos tranquilos.

Decide dejarles una nota diciéndoles que esperaba de todo, menos lo que vio. Que en el refrigerador hay para que se preparen de desayunar y que no se preocuparan por Estrella porque él la cuidaría junto con Aarón, Ángel, su abuela Rebeka y Jezabel, quien se negaba a irse hasta saber el chisme entero sobre qué pasó.

Sonríe apagando las luces y saliendo del departamento.

Al regresar, se encontró con todos ansiosos. Comenzando por la pequeña Estrella:

—¿Papi no vino a buscarme? —Preguntó. Aunque intentaba hacerse la fuerte, la niña tenía siento temor a ser rechazada por su padre.

—Vendrá en la mañana. Es una promesa. Él no te dejará ir.

—¿Y mamá? ¿Papá y mamá discutieron?

Stefan se arrodilla frente a la niña y le sonríe. Besa sus manos y la mira fijamente al decirle:

—Papá y mamá están mejor que nunca. Tienen amor de sobra y el fruto de ese amor fuiste tú.

—¿Mejor que nunca? —Se burla Ángel, caminando hacia ellos —. Te lo dice para que no te preocupes, mi niñita, pero la verdad es que, aunque Archer es la víctima, es probable que Farah esté despedazándolo. No estoy exagerando.

—¡Ángel! —Le llama la atención Stella y el mencionado tan solo levanta sus manos en señal de defensa.

—Les juro que no miento —Interviene Stefan —, solo miren esto.

Saca el celular y les muestra la imagen que tomó hace poco de Archer y Farah durmiendo y todo el lugar se queda en silencio, shockeados, por lo que están viendo. La mayoría había apostado porque esos dos terminarían hasta en juicio por la custodia de Stella.

Solo una persona tuvo fe, la menos esperada: Jezabel.

—Te ves contenta, niña intocable —Ángel se burla y ella se encoge de hombros antes de colocar su cabello hacia atrás y crecerse más de la cuenta.

—Dije que ganaría, como siempre.

El joven rueda sus ojos y se aleja un poco, en la búsqueda de su amigo Aarón, pues el acontecimiento de Archer y Farah juntos es algo que debe ser bien conversado.

Por su parte, Estrella toca el brazo de Stefan y lo hace agacharse y prestarle su oreja, donde ella le pregunta de manera muy tierna:

—¿Puedo ver la foto?

—Prometes que te quedarás tranquila y dormirás hasta el día de mañana que ellos regresen…

—Lo juro.

Stefan lleva su celular hacia ella y le enseña la pantalla. La niña la observa por varios segundos con curiosidad y luego con emoción. Sus ojos se ponen grandes y brillantes, nunca un verde había resaltado tanto, y de sus labios guindaba una muy grande sonrisa que contagió al resto de las personas presentes.

—Estoy feliz, tío Stefan. Muy feliz.

Todos se quedaron un rato más charlando, y luego, no sabiendo cómo, ni en qué momento, terminaron quedándose dormidos en el living del departamento de Aarón.

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