—¿Por qué se supone que mi madre te está dando las gracias? —Pregunta Farah, quien es la única que no se encuentra desayunando. Según ella, el desayuno que le hice esta mañana estuvo más que suficiente; sin embargo, Estrella y yo también desayunamos antes y ahora estamos desayunando de vuelta. Estoy muy orgulloso de mi hija, ¿ya lo había dicho?
—Por nada —Responde su madre.
—Jezabel tuvo la idea de interrumpir la boda de papá, mami —le comenta Estrella. Yo casi me atraganto con el pedazo de tostada y Rebeka abre los ojos ampliamente al escucharla.
—¡Estrella!
—Déjala —dice Jezabel, colocándose recta en su asiento y mirando a todos con la barbilla en alto y actitud de ser el ser más imponente del mundo, y en cierta forma, lo era —. Me enorgullece que todos sepan que fue mi idea.
—Pedazo de loca… —murmura Ángel, mirando hacia otro lado. Él no ha probado bocado de comida. Dice no tener hambre, lo cual es raro. Suele comer incluso más que yo.
—Imbécil —responde ella, cruzándose de brazos.
—Cada vez me convenzo más de que eres una niña intocable.
—¿Crees que me interesa lo que crees o no crees?
—Sería raro si algo te interesara realmente.
Uh.
Eso me dolió y no fue a mí.
Jezabel abre su boca para decir algo, pero decide cerrarla y mirar hacia otro lado.
—Voy a pedirles que este tipo de comportamientos los tengan en otras ocasiones. En especial en las que no esté mi hija presente —suelto de repente, y, mientras Jezabel murmura un ‘’disculpa’’, Ángel tan solo asiente y se levanta de su silla.
—Debo irme, tengo una reunión en unas horas —anuncia y camina hacia la salida.
—¿Una reunión hoy domingo? —Pregunta Aarón, frunciendo el ceño al igual que yo.
—Sí. Soy un esclavo laboral y un millonario que solo sabe acostarse con todas las modelos de New York. Es el único motivo de mi existencia.
—Ángel… —le llamo antes de que siga caminando y se vaya —, mañana es tu cumpleaños.
—¿Qué hay con eso? Sabes que no celebro mi cumpleaños. Lo festejamos los tres juntos cuando ustedes cumplen en marzo —me recuerda.
—Por lo menos una cena, por favor —pido.
—No.
—Pero…, no te cuesta nada.
—Me cuesta todo, y lo sabes.
—Hazlo por mí, tío Ángel —pide Estrella de repente, dejando a todos callados y a Ángel pasmado.
La mira con fijeza, apretando su mandíbula, y por un instante temo que lastime a mi hija dándole una negativa, pero vuelve a sorprendernos a todos cuando asiente.
—Pero será cualquier lugar, menos mi departamento.
Mi hija asiente y le sonríe de manera constante, cosa que lo hace sonreír también y negar con su cabeza, antes de salir del lugar.
—Juro que cuando le dije eso, solo estaba bromeando. No pensé que se lo tomaría tan mal… —susurra Jezabel, mirando sus manos —. Ángel y yo nos hemos convertido en muy buenos amigos, no quiero que eso cambie, no quiero que me odie.
—Te conozco, así que debo preguntarlo… —Stella señala a Jezabel con el pequeño cuchillo que tiene en sus manos, con el cual estaba untando el pal tostado que comía —. ¿Qué se supone que fue lo que le dijiste, Jezabel?
—Eso de que su vida solo se trataba de trabajar, trabajar, trabajar y, por último, conocer chicas para follarlas y ya.
—¡¿Cómo pudiste?!
—¡Nos jugamos así! ¡Él también se burla de mí de esa manera! —Se defiende Jezabel.
—Dios, te has pasado.
—Cariño, no vayas a alterarte —le pide Aarón a Stella, frotando sus brazos y atrayéndola hasta él para sentarla en su regazo.
—Es que…, pobre Ángel —dice ella, y le sonríe a su marido cuando siente como una mano de él se coloca en su vientre, donde yace su futuro primer hijo o hija.
—Tranquila. Igual, Ángel no se encuentra así por eso —aclaro.
—¿Ah, no? —Pregunta Jezabel, volteando a mirarme con rapidez. Veo a Farah a bajar su mirada, a lo mejor, recordando todo.
—¿No es por eso? —Stella también está interesada en saberlo.
—Días antes de su cumpleaños, durante y días después de este, Ángel suele estar de muy mal humor.
—¿De verdad odia su cumpleaños? Es como el Grinch, pero en vez de ser de las navidades, es el de los cumpleaños… —Estrella ríe por el comentario de Jezabel.
Rebeka, quien se encontraba muy callada, responde con sus ojos aguados:
—En realidad, odia el hecho de que perdió a sus padres en un accidente de auto justo el día de su cumpleaños. Me duele cada vez que recuerdo ese suceso, porque éramos los padres de Ángel, los de Aarón y Arnold y yo contra el mundo. Éramos un grupito de seis jóvenes enamoradizos, y, aunque, los que más tuvieron problemas para encontrarse y estar juntos fueron Ángel padre y Marcela, al final lo hicieron y terminaron amándose con locura. Éramos tan felices saliendo a todos lados juntos, siempre nosotros seis…, luego vino el accidente de Ángel de Marcela, y un año después yo perdí a mi Arnold en otro accidente automovilístico.
—Lo siento mucho —dice Stella.
Rebeka ya se encontraba llorando a mares y Jezabel estaba en shock.
Yo fui testigo de todo lo que Rebeka amó a su esposo. Su accidente fue tan sorpresivo como inesperado. Fue algo determinante para que Farah se convirtiera en la mujer fuerte y capaz que hoy es, porque a pesar de que estaba a punto de derrumbarse por la muerte de su padre, ella no se permitía a si misma hacer eso, ya que su madre lo hizo primero. Rebeka sufrió muchísimo y solo salió adelante porque Farah siempre estuvo ahí, cuidando de ella y demostrándole que tenía más motivos por los que seguir.
Llevo mi mirada hacia Farah, pero ella se encuentra caminando hacia su madre, a quien abraza sin pensarlo dos veces.
—Papá… —volteo a mirar a mi hija cuando llama mi atención —. Esto es tuyo.
Estrella me da un dibujo donde estamos todos nosotros: su abuela, su mamá, yo, su tío Stefan, Ángel, Aarón, Stella y Jezabel, y en medio de todo ese regreso del pasado que tuvimos por un instante, yo sonrío.
Ella no tiene idea de lo que acaba de hacer, de lo que acaba de lograr. Desde que murieron los padres de Ángel, él jamás ha sido visto en todo ese día. No sale, no lo celebra, no responde llamadas o mensajes. Es como si ese día Ángel no existiera, y mi hija logró, con tan solo pedirlo una vez, que Ángel cediera a cenar con nosotros.
—Te quiero mucho, hija.
—Yo también te quiero, papi —responde, dejando muchos besos en mi mejilla.
Este capítulo me tuvo entre sonrisas y llanto. Espero les haya gustado. Nos vemos pronto!
28 de febrero de 2022Farah Brownbear.—¡Quiero a todo mundo en la sala de juntas! ¡Ahora! —Entro al edificio gritando.Tengo que apretar mis labios con fuerza para no reírme como quisiera. Tengo que aparentar rectitud y seriedad, algo que últimamente me cuesta mucho hacer. Quiero sonreír a cada rato. De solo pensar en el día de ayer mientras miraba a mi hija y su padre jugar, cantar y contarse mil cosas, es imposible no querer estar con los labios ensanchados a cada rato.Sin embargo, también recuerdo las palabras de Archer a la perfección: no debo demostrarle miedo a las personas. Mucho menos si se trata de su abuela, a quien sí le temo, he de decir, pero ella no tiene por qué saberlo. No tiene por qué seguirlo creyendo. Llegó Farah Brownbear, aquella que antes era insolente, aquella a la que algunos denominaban como: ‘’Corazón de hielo’’, o directamente aseguraban que ni corazón tenía.Antes, mi seria, indestructible y firmeza forma de ser se debía a una careta que debía imponer de
Me levanto y me encamino hacia la sala de junta donde todos me esperan. Vuelvo a contenerme para no reírme en sus caras por lo mal y angustiados que se ven. Ellos creen que de verdad regresó la Farah que era una arpía con ellos, que no los dejaba descansar y que no quería más que perfección para su empresa. —Comentaré unas cosas y ordenaré otras —comienzo a decir. Miro la hora en el reloj postrado en la pared sobre mí y volteo a verlos a todos, quienes ahora me miran atentos. —Traigo buenas noticias: más de la mitad del personal que habían despedido han decidido regresar, el resto no lo hizo y se les indemnizó por el mal trato recibido a causa del imbé…, de Edward —me corrijo rápidamente, antes de continuar hablando —. Más manos de obra, menos trabajo —los oigo celebrar y yo sonrío con malicia —, pero eso será a partir del día dos porque hoy nadie se va de acá sin que una segunda revista esté lista para salir mañana mismo. La sala se queda completamente muda. —Es imposible que añ
28 de febrero de 2022Archer AlarcónSiento su cuerpo ponerse rígido en cuánto hago el pedido. Levanta su mirada a la mía y analiza mi rostro, yo frunzo el ceño, esperando a que hable, y pienso que no va a hacerlo.Me gustaría que fuese abierta conmigo en este aspecto, porque a pesar de que soy parte de ese pasado tan hermoso como doloroso, no parezco ser tan fiable o seguro como para ella hablar de eso conmigo.Su rostro perdido me pide disculpas y mis hombros se hunden cuando confirman lo que ya sé: no dirá nada, y no me gusta obligar a las personas a hablar si no lo quieren hacer.Justo cuando estoy por asentir, sintiéndome derrotado, su voz me sorprende:—Necesito estar un poco distanciada para poder hablarte de todo, porque si sigo sentada en tus piernas, y teniendo tu cuerpo a solo un centímetro de mí, voy a llorar a cada segundo, queriendo que me tengas abrazada y nunca terminaré de contarte todo. Va a ser muy dificil.Aun procesando en mi mente todo lo que ha dicho, muevo mi c
Todo lo que ella me cuenta es demasiado para soportar. No imagino lo que tuvo que vivir, no quiero siquiera pensar lo que fue estar en su piel en ese momento. Debió ser horrible, y yo… yo no estuve allí. De solo pensarlo mi pecho punza en dolor. >>Tuve lo que se le llama Síndrome del Gemelo Evanescente. Ellas serían gemelas. No sería solo Estrella. Iban a ser Estrella y Luna. —Íbamos a tener dos hijas… —susurro. Sintiendo el shock asentarse en todas mis terminaciones nerviosas. —Perdóname, Archer, fue mi culpa. Fue mi culpa. Sin pensarlo dos veces, me levanto de mi asiento y la hago levantarse para cargarla hasta el mueble más cercano y sentarnos allí. Ambos lloramos juntos. Ahora la entiendo. Entiendo su miedo. El trauma que desarrolló todo lo que vivió y todo lo que ese temor causó. Ella ha perdido mucho. Demasiado. Y eso ya ha acabado. Es hora de que termine porque no es justo que sigamos perdiendo cuando no le hemos hecho daño a nadie. No lo merecemos. Ella menos que nadie.
28 de febrero de 2022.Farah Brownbear.—Sube que ya vamos tarde.—Dijeron que nos veríamos dentro de una hora en el restaurante…—Ya ves que no.—No. Me iré solo.—Es que ya no vamos al restaurante. Cambiaron los planes. Sube —comienzo a estresarme cuando lo veo negar con su cabeza —¡Ángel, sube al auto!—No.—Por favor, tío Ángel…La sonrisa del susodicho se borra de su rostro cuando mira a mi hija asomarse desde la parte trasera hasta quedar en medio de los dos asientos delanteros de mi auto. Lo mira con carita adorable y junta sus manos en súplica. Yo aprieto mis labios para no reír.—¿Así que eso harán a partir de ahora para convencerme de hacer lo que quieran? —Pregunta él, cruzándose de brazos.Mi niña intensifica su mirada de gatito de Sherk, y yo sonrío orgullosa de ella cuando mi mejor amigo resopla y rodea el auto para subirse. Decide subir hacia la parte trasera y saludar a Estrella dándole un beso en su mejilla.Arranco el auto mientras ellos comienzan a hablar y escucho
—Yo se lo dije y ella no me hizo caso —escucho a Stella refunfuñar y salgo de mi estupor para observar cómo se voltea entre los brazos de Aarón y cruza sus brazos molesta —. Quiero golpear a mi mejor amiga. Mucho.—Quiero entender por qué quieres golpear a Jezabel…Ella vuelve a voltearse entre los brazos de Aarón para dejar de mirarlo y ahora mirarme a mí.—Le dije que había una chispa entre ella y Ángel. Me aseguró que no, que solo son amigos que se hacen bromas y compiten por todo, y para demostrármelo, llamó a su ex, quien ahora no es su maldito ex porque lo llamó justo para decirle que sí quería regresar con él.—Vaya…—Hace un año terminó con Darvin. La verdad es que era un buen chico. Ella lo hacía enloquecer, y siempre buscaba motivos para terminar con él. Pensaba que él la engañaba con la veterinaria de su gata, o que viajaba para ver a sus padres a otro país para no tener que soportar su actitud, y que a él le molestaba su forma de ser…, aunque eso último era cierto. Darvin
—Entonces, el cumpleañero… —Sé que soy más importante que todo mundo, incluso cuando no es mi cumpleaños, pero el día de hoy se han excedido un montón —Ángel se acerca a nosotros y yo me coloco al lado de Archer, mientras observo la escena, con una ceja enarcada. Esto va a estar interesante. —¿Eres Ángel? ¿El cumpleañero? —La persona más importante del día, del mundo, y digamos que del universo también —el mencionado se encoge de hombros. —Bueno, una buena autoestima, supongo —el chico ríe y estira su mano hacia Ángel, entregándole una caja envuelta con un lazo de regalo. Oh, oh. —Los amigos de Jezabel, también son los míos. —Lo dudo —responde Ángel, dejando al chico pasmado en su lugar. Ángel rompe la caja del regalo y saca lo que hay en él. Tira la caja al cesto de basura que hay a un lado y luego observa con una ceja levantada el reloj de lo que parece ser plata, que había dentro. —¿Te parece que me visto con diseños de segunda mano? O lo que es peor… ¿Te parece que me pongo
Archer Alarcón.No ha acabado un drama cuando enseguida comienza otro.Básicamente es así: Jezabel, en medio de una cena un poco apagada para ser una celebración de cumpleaños, recibe una llamada inesperada. Su hermano se encuentra preso, en la comisaría, por conducir ebrio y encima provocó un choque.Debido a este pequeño acontecimiento, ella creyó que era mejor que yo me hiciera cargo, cosa que era cierta, podría hacerme cargo, sí, pero… ¿Por qué mejor no complicar un poco más las cosas?Es decir…, en este preciso momento me encuentro de maravilla. Mi hija acaba de despertarse luego de haber dormido dos largas horas. Se levantó justo a tiempo, para cenar. Y tengo a una mujer que me hace enloquecer de la mejor manera posible recostada de mi pecho, mientras vemos a nuestra hija reírse, estando feliz, estando con Ángel a su lado, quien es el que le cuenta pequeñas anécdotas de Aarón, él y yo de cuando éramos pequeños.¿Por qué tendría yo que renunciar a disfrutar de mi familia? Sé que