29/ ¿Qué podría salir mal? p3

—Creo que es momento de dejar de cuidar a esa testaruda —toma una bocanada de aire y se separa de mí —. Las cosas que han pasado ahora me han dejado pensando mucho. Sé que nací para tomar lo que quiero, pero es mejor cuando está contigo porque quiere, y aunque Gaily está prometida a mí y sé que nunca voy a quererla, ella sí está dispuesta a hacer todo para que lo nuestro funcione —niego con mi cabeza al escucharlo hablar.

—Serás infeliz estando con una persona a la que no amas.

—También lo sería estando con una persona a la que sí amo, pero que no me corresponde de la misma manera.

—Entonces… estás decidido…

—Ella ya no está en peligro, así que la dejaré ir. Mickayla estará mejor siendo una persona normal y teniendo una pareja normal.

—¿Podrás soportarlo? ¿Tú? ¿El territorial, posesivo y ambicioso Heikel Sanderson? ¿Estás seguro?

—Sé que una parte de mi morirá al no tenerla o al verla feliz en los brazos de alguien más, pero también sé que prefiero eso antes de verla ser infeliz conmigo. Tengo otras cosas con las que lidiar, Farah. Esta vida que llevo no se rige por la felicidad. Lleva sudor, lágrimas y sangre, mucha sangre. Estaremos mejor el uno sin el otro.

—Me sorprende escucharte hablar así.

—Me sorprendo a mí mismo al escucharme también.

Le doy otro abrazo y salimos de su habitación mientras observo cómo va dándole órdenes a los hombres que están con él.

Cuando llegamos a la entrada él mira la mansión, observa alrededor y me regala una genuina sonrisa. De esas que casi nunca se ven en él y que solo le da a las personas que se han ganado un lugar en su oscuro corazón.

—Serán felices aquí. Muy felices. Tendrán más hijos. Tal vez un perro o dos. Una abuela mimosa para ellos. Y un tío llamado Heikel al que verán una vez cada año, pero que los va a querer mucho.

—De eso no me cabe duda… —murmuro, con mis ojos ya cristalizados y las emociones a flor de piel.

—¡Tío Heikel! ¡Tío Heikel! ¡No te vayas! —Estrella se remueve entre los brazos de Archer, quien la trae cargada mientras baja las escaleras.

—Tengo que irme, Cielo. —Heikel mete sus manos en los bolsillos delanteros de su pantalón de vestir y observa cómo, cuándo Archer llega al final de las escaleras, Estrella baja y corre hacia él. Abraza la cintura del alto hombre y lo hace reír. La levanta entre sus brazos, pero la deja sobre el brazo que no tiene lastimado, y mi pequeña rodea su cuello con una mano y con la otra le enseña una hoja —. ¿Qué tenemos aquí?

Heikel toma el dibujo con su mano libre y sonríe sin dejar de mirarlo.

—Hice un dibujo de tío Stefan como un superhéroe porque él me protegió primero, pero ya se lo di. Ahora te entrego este a ti porque tú y papi fueron dos superhéroes para mí. El de mi papá todavía lo estoy haciendo, porque él vive conmigo y puedo dárselo en cualquier momento. Hice el tuyo de primero porque sabía que en cualquier momento te irías y quería que lo llevaras contigo y supieras que te quiero muchísimo.

—Yo también te quiero, mi Cielo —le asegura y la sonrisa de Estrella se amplía.

—Por favor, no tardes mucho en venir la próxima vez. Te extraño mucho.

Heikel la observa con culpa. A pesar de que él no tiene vínculo sanguíneo alguno que lo una a nosotras, Estrella y yo lo queremos como si sí lo estuviera. Es mi hermano menor por un año. Ese que me ha protegido y ayudado desde que toda esta locura comenzó, sin segundas intenciones, sin querer o pedir nada a cambio. Solo quiere que sea feliz y yo quiero que él lo sea. Espero que las decisiones que tome a partir de ahora no lo lleven por un espiral de consecuencias erradas.

—Haré mi esfuerzo por venir más seguido. Promesa de honor.

Deja a mi hija en el suelo y le entrega el dibujo que consta de un hombre con cabello rubio, ojos grises con motitas verdes, un traje con una S en el pecho y una capa que ondea en su espalda, a uno de sus guardaespaldas. Se acerca al hombre, con una cara que delata a la muerte en persona y, aunque susurra por lo bajo, yo, que estoy más cerca, alcanzo a escuchar lo que le dice.

—Protege este dibujo más que a mí hasta que llegue a la mansión. Si tiene un solo rayón fuera de lugar, algún punto o cualquier mínima cosa que ahora no tiene o que Estrella no haya puesto allí, te despellejaré vivo con mis propias manos… —Heikel se endereza y le sonríe. Entonces allí si habla fuerte, para que tanto Archer, como Estrella y yo lo escuchemos —. Enmarca el dibujo en un cuadro que tenga diamantes de alta calidad. Llama a E. Él tiene los mejores. Y déjalo en mi habitación.

—¿Un cuadro con diamantes? ¿Diamantes de verdad? —Pregunta mi hija, impresionada.

—El mejor dibujo del mundo debe ir enmarcado en el mejor cuadro del mundo.

—¡Te haré muchos más dibujos y que sean maaaaaas grandes para que los enmarques todos!

—¿Escuchaste Ezequiel? —Heikel mira al hombre que ahora tiene el dibujo en sus manos y lo observa con nerviosismo. Asiente sin dejar de mover su cabeza —. Quiero que vacíen una de las habitaciones y la ambientes con muchos cuadros, será exclusiva para los dibujos que me haga mi sobrina.

—Sí, señor.

Estrella grita emocionada y salta sobre su tío político, abrazándolo Muero de amor al mirarlos y prometerse entre susurros que él pronto volverá. Yo sé que sí lo hará. Sobre todo, si resulta ser cierto que estoy embarazada.

—Bueno, ahora sí debo irme.

Archer se acerca a él, Heikel extiende su mano como saludo, pero Archer hace algo totalmente inesperado. Lo atrae y lo abraza, palmeando su espalda y dándole las gracias. Heikel aclara su garganta y me hace sonreír la manera en la que él también palmea el hombro de Archer y rápidamente se separa. A mi tan solo me saluda con la mano y enseguida da media vuelta y sale del lugar, sin mirar atrás. Supongo que fueron muchas demostraciones de cariño para la piedra fría que él es.

Archer se acerca a mí. Vuelve a tener entre sus brazos a una Estrella que se encuentra recostada en su pecho mientras ve a su tío partir. Saluda a Heikel con la mano y él le sonríe, antes de subir a su auto y ponerlo en marcha.

Suspiro. Volteo a mirar al hombre de mi vida y la niña de mis sueños.

—Parece que todo ha acabado… —susurro. Me acerco a ellos y los rodeo con mis brazos. Nos abrazamos entre los tres.

—Te equivocas, cariño. La historia de nosotros siendo felices por siempre, recién comienza.

Aiis

Este fue el final de esta historia. Todavía falta el epilogo 1 y epilogo 2+ la nota de agradecimiento, que aconsejo que lean, porque allí diré la información necesaria para el tercer y último libro de esta trilogía. Estoy ansiosa por mostrarles la historia de Jezabel y Ángel. Saludos.

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