—Siempre y cuando no sea eso que estas cocinando —mi mirada se posa detrás de ella y lamo mis labios cuando encuentro una mermelada de damasco y tostadas detrás. También hay de dulce de leche. Se me hace agua la boca —. Llévame muchas tostadas con mermelada y dulce de leche a la mesa. Muchas. —Enfatizo.
Frunce el ceño y me mira con rareza.
—Tu madre me dijo que odias la mermelada, y no eres amante del dulce de leche o chocolates. De hecho, me dijo que comes muy sano. A lo mejor quieras algunas frutas…
—A ver, Rosa. Te estimo mucho. Me caes súper bien. Pero nunca, jamás, cuestiones mis decisiones. Estaré esperando las tostadas en la mesa.
Me retiro antes de que pueda decirme algo y me encuentro con una sonriente Stella bajando el último escalón de las escaleras que planeaba subir en la búsqueda de Ángel.
—Admito que me quedé escuchándote hablar con Rosa. Fue una conversación muy interesante.
—Eso solo demuestra que eres una chismosa de primera —ironizo, pero ella ríe y se acerca a mí.
Toma mis manos entre las suyas y yo enarco una ceja. Está bien, sé que ya somos más cercanas. Ya hasta la considero una amiga, mi primera amiga de verdad. Bueno, a ella y a Jezabel, pero tampoco hay que exagerar. No es necesario tantos gestos o sentimentalismos.
—Me hace recordar a aquella vez que espiamos a Aarón conversando con Elizabeth.
—Qué tiempos. Admito que me gustó, se sintió cómo hacer una travesura.
—Yo siento que estoy por hacer una travesura ahora…
—¿Ah, sí? ¿Y puedo saber cuál? No creo que estemos para travesuras en este momento, y mucho menos en tu estado —señalo su vientre, que, si bien no es un balón, ya comienza a tener forma. Ya comienza a notarse su embarazo.
—Oh, es que… la travesura es para ti.
Okey. Ahora si me dejó muy confusa.
—¿Para mí?
Ella lleva mis manos a su vientre.
—¿Recuerdas cuando estabas embarazada de Estrella?
Suspiro.
—Jamás podría olvidarlo. No pude disfrutar bien de mi embarazo porque tenía otras cosas en mente. Estaba pasando por mucho en ese momento —admito.
—Y supongo que por eso es que no te has dado cuenta…
—¿Cuenta de qué?
—Sólo, te pido que me cuentes cuando eso de los olores deje de ser solo molestia y pasen a ser náuseas y mareos. Calculo que tienes un mes o menos…
—¿Qué me estás queriendo decir? —Toda mi piel se eriza y siento mi corazón comenzar a desbocarse mientras empieza una carrera que quiere ganar con cada fuerte latido que da.
—Sí, creo que menos… —Stella susurra más para misma que para mí. Suelta mis manos, se inclina, deja un beso en mi mejilla y se va, con una enorme y radiante sonrisa en sus labios.
Yo no puedo estar embarazada… ¿verdad?
Entonces recuerdos llegan de esa noche:
‘’—Ay, no…
—¿Qué ocurre?
—Dime que tienes condones.
—¿Por qué tendría condones en mi departamento?’’
Ahora de verdad comienzo a marearme. Los recuerdos vienen a mi uno tras otro de esa noche.
‘’—¿Y tú no te estás cuidando? —Niego con mi cabeza. Él ríe ante mi sonido de súplica—. Podemos hacer otras cosas para obtener placer, Farah. No tenemos que follar para pasarla bien.
—Pero yo quiero que me folles, Archer. He esperado demasiado, ya no puedo esperar más. —Suplico —. Por favor…
En cuanto hablo, implorándole, Archer pierde el control, estampando sus labios contra los míos. Me besa con énfasis y desesperación. Toma mi cintura con firmeza y me hace levantar para luego dejarme caer sobre su regazo, sobre su miembro, insertándose en mí de una sola estocada.’’
Ay, mi Dios. Recuerdo a la perfección el grito que solté en ese momento y como él me tapaba la boca mientras me penetraba con más ganas.
Trago saliva con fuerza. Bueno, es un buen recuerdo, pero… ¡Lo hicimos sin protección!
Y ahora es muy probable que tenga a otra mini Archer dentro de mí. O a otro mini Archer. O a lo que sea, ¡Pero estoy embarazada!
—¿Estás bien? —Pregunta alguien detrás de mí, haciéndome sobresaltar.
Volteo con rapidez y parpadeo mientras observo a Ángel con fijeza. Él enarca su ceja y yo sacudo mi cabeza.
—Sí… bien… —un suspiro tembloroso escapa de mis labios.
Estoy bien. Es solo que tendré otro hijo. Nada más. No es alarmante. No es para tanto…
—Pues no te ves bien.
Decido intentar calmarme y luego pensar bien en la posibilidad de estar embarazada. Ahora quiero centrarme en otras cosas.
—¿Dormiste bien? Yo quería hablar contigo. Darte las gracias por haber estado para mi estos dos días.
—Me parece un buen detalle de tu parte, pero solo te diré una cosa antes de salir corriendo: eso hacen los amigos. Estoy para ti siempre que me necesites.
—Gracias.
—Ahora, me voy.
Él pasa por mi lado, pero yo sujeto su brazo y lo hago voltearse hacia mí.
—¿No piensas desayunar?
—Ya comí.
—¿En qué momento?
—Debo irme, Farah.
Él mira hacia las escaleras y se apresura a quitar mi mano de su brazo, pero yo trato de sujetarlo con más fuerza.
—¿Por qué estás huyendo?
En ese momento escucho la voz de Jezabel llamándolo y abro mis ojos de par en par.
—¿Acaso ustedes…?
—No. Solo le he comentado algo y la ha dejado en shock. Si me permites, me iré antes de que proceda a querer asesinarme aquí.
Ahora si lo suelto del brazo y él acomoda su traje antes de dar grandes zancadas e irse.
—¿Dónde está? —Jezabel viene bajando las escaleras corriendo y yo aprieto mis labios.
¿Le digo la verdad o…? No. Prefiero ayudarlo. Digamos que es un pago por la ayuda que me ha dado estos días.
—Hace un rato muy largo salió. Hace como cinco minutos. Ya se fue.
La mentira escapa con rapidez. No le digo que es probable que, si sale, es capaz que lo encuentre apenas entrando a su auto.
Ella mira hacia la puerta de la entrada, pero se queda sin hacer nada. Ni siquiera parpadea y comienza a asustarme. Me preocupa.
—¿Todo bien?
Niega con su cabeza.
—Yo… es solo que… —abre y cierra la boca, sin dejar de mirar hacia afuera con lo que parece ser nostalgia. Comienzo a darme cuenta de que la cosa es seria cuando sus ojos se humedecen —, creí que él era diferente.
—¿A qué te refieres?
Ella sacude su cabeza una vez más y limpia sus lágrimas.
—Tienes mil problemas encima en este momento, y se supone que he venido a apoyarte no a llenarte con los míos también. No te preocupes por mí, yo estoy bien.
—Pero…
—¿Señorita Farah? —El médico familiar llega a mi lado —. La estaba buscando.
—Sí, Alfred, solo, dame un momento.
—Es urgente, se trata del joven Heikel.
—Ve con él, Farah. Yo debo irme ya. Nos vemos dentro de poco, si quieres nos juntamos con Stella.
Stella… esta chica que ha dejado mi mente revuelta con este posible embarazo que tengo.
—Bien —la observo regresar a la habitación donde la dejé anoche. Allí le dije que podía dormir.
Y ahora que lo pienso… ¿No es de esa habitación de donde acaba de salir Ángel?
Ay, por Dios.
—El joven Heikel ha despertado. Y ya se está vistiendo porque quiere irse. Le estoy diciendo que no, porque debe descansar como mínimo un día más, pero no oye de razones.
—Sí, es un poco testarudo. Puedes irte, doctor. Yo me encargo.
Él asiente y se va. El olor a omelette me sigue fastidiando, así que prefiero cruzar la sala e ir al otro extremo, donde está la habitación que le asigné a Heikel.
Toco la puerta y entro, sin esperar a que responda.
Heikel se encuentra sentado sobre la amplia cama haciendo muecas de dolor mientras intenta meter el brazo dentro de una de las mangas de su camisa.
—Definitivamente, eres un testarudo.
Me acerco a él y tomo el brazo derecho, ese donde terminó impactando la bala que iba a ser para mi madre, ayudándolo a levantarlo con mucho cuidado y a ponerse la camisa sin que se lastime.
—No te preocupes, es solo un rasguño.
—Un rasguño que te tiene contrayendo tu cara en dolor.
—Bueno, soy el malo, no el inmortal. Estamos en la vida real, por más que sea muy fuerte, dolor es dolor. Todos pasamos por eso —se encoge de hombros y yo asiento.
—Primera vez que estamos de acuerdo.
—Farah… —Heikel toma mis manos entre las suyas y me mira con cansancio acumulado en sus facciones —. No voy a quedarme un día más. No quieras intentar convencerme de lo contrario, porque tengo muchas cosas que hacer y que no puedo atrasar. Además, tengo a una chica impertinente que cree que puede hacer lo que le da la gana cuando yo no estoy. Comienzo a creer que está llamando mi atención. Dice odiarme, pero no puede vivir sin mí a su lado.
—Conozco lo testarudo que eres, así que no pienso detenerte. Si tienes que irte, hazlo. Solo te pido que te cuides, y cuides a esa testaruda que te odia.
Lo observo mirar a la nada y aprieto sus manos. Él sonríe y me suelta, se levanta y apenas me doy cuenta del momento en el que da esos dos pasos que nos separaban para abrazarme.
—Creo que es momento de dejar de cuidar a esa testaruda —toma una bocanada de aire y se separa de mí —. Las cosas que han pasado ahora me han dejado pensando mucho. Sé que nací para tomar lo que quiero, pero es mejor cuando está contigo porque quiere, y aunque Gaily está prometida a mí y sé que nunca voy a quererla, ella sí está dispuesta a hacer todo para que lo nuestro funcione —niego con mi cabeza al escucharlo hablar. —Serás infeliz estando con una persona a la que no amas. —También lo sería estando con una persona a la que sí amo, pero que no me corresponde de la misma manera. —Entonces… estás decidido… —Ella ya no está en peligro, así que la dejaré ir. Mickayla estará mejor siendo una persona normal y teniendo una pareja normal. —¿Podrás soportarlo? ¿Tú? ¿El territorial, posesivo y ambicioso Heikel Sanderson? ¿Estás seguro? —Sé que una parte de mi morirá al no tenerla o al verla feliz en los brazos de alguien más, pero también sé que prefiero eso antes de verla ser infeliz
04 de abril de 2022 Farah Brownbear —¿Entonces…? Winston me mira por el retrovisor luego de subirme al auto. Yo todavía me encuentro sin palabras. Abro y cierro la boca un par de veces, sin saber qué decir o cómo actuar. Él sonríe, sabiendo la respuesta antes de que yo pueda dársela. Paso saliva con fuerza a través de mi garganta. —¿Solucionaste todo en la empresa? —Prueba con hacer otra pregunta antes de comenzar a alejar el auto del lugar de donde acabo de salir. Parpadeo cayendo en cuenta de lo que significan los papeles que tengo en mis manos. —Supongo que no puedo dejar a cargo a Stella, está embarazada… —le recuerdo. —Por lo menos esta pregunta sí me la estás respondiendo —bromea. —Creo que ascenderé a Josh Fernsby. Tengo entendido que ya se graduó. Es perfecto para el puesto. Yo seguiré estando al mando de la empresa, pero trabajaré desde casa y él será quien siga en mi linea. Creo que eso no le gustará mucho a Analía porque ellos ahora es que están solucionando las co
16 de marzo de 2022 El viaje luego del almuerzo con los cumpleañeros Ángel Alcacer Desabotono los tres primeros botones de la camisa de mi traje. Al sentarme, ya me he quitado mi saco y he desajustado un poco mi corbata. No me interesa verme elegante para la persona con la que me veré. Sean negocios o no, esta persona, aunque es admirable debido a la impecable trayectoria de su carrera, por otro lado, es detestable. Él le ha hecho cosas a ella que la han llevado a la tristeza, al desconcierto y a ser infeliz. Algo que, desde que la conocí, no tolero. No me gusta verla hablar con miedo, no me gusta verla llorar, no me gusta escucharla desear que todo hubiese sido diferente. No lo tolero. Quiero arruinar a todo aquel que le hace daño. Nadie es digno de la presencia de ella. Ni siquiera yo. Pero algo tengo muy en claro: y es que nadie lo hará mejor que yo, si se tratara de conquistarla y hacerla feliz. Trabajaría al máximo para que ella me aceptara, para que me diera una oportunida
¡Buenas! Paso por aquí humildemente.Bueno, les agradezco de todo corazón a quienes han apoyado esta historia y la anterior. Espero que decidan quedarse e ir por Jezabel y Ángel que será la tercera y última historia de esta trilogía.Tengo tres datos extras para que sepan y si se interesan puedan ir a ver o estar al pendiente de cuando ocurra:En estos días estaré subiendo la sinopsis del tercer libro que estará titulado ''Los Millonarios no sufren por falta de amor''. Así que, pido que estén al pendiente para que lo guarden en sus bibliotecas.Heikel será el protagonista de el primer libro de una serie llamada ''Italia en llamas'', que subiré para el año que viene, pero será en otra plataforma. Sería un total de cuatro libros: Cosa Nostra, Ndrangheta, La Camorra y Sacra Corona Unit. Esos son los nombres y, como puede notarse, prevalece el tema Romance Oscuro, Mundo Mafia, Erotismo, etc.Tengo otros libros que me gustaría ofrecerles como Lectura: Princesas Infernales, Demonios Inferna
Por ciertas cuestiones, he decidido no subir más historias a esta plataforma. Voy a acabar con los 2 que están en proceso (Snape y El Amor es un mito), porque firmé un contrato y debo cumplirlo. Si quieren saber sobre el tercer libro de esta trilogía y el segundo de Realeza Infernal, pueden buscarme en Book-net o en mi IG: Aiis Fernández.Fue una decisión difícil, por todo el apoyo que he tenido acá, pero algunas cosas no duran para siempre. Quisiera poder seguir, pero se me dificulta por muchas razones. Sé que no soy una escritora profesional, ni mucho menos. También sé que no voy a llegar a serlo, pero eso no significa que no quiera darle lo mejor a mis historias.Saludos!
Si hay algo que define a Archer Alarcón es su timidez, ternura y amabilidad. Es un hombre que muy difícilmente pierde los estribos y se enfada, pero, así como tiene sus virtudes también tiene sus defectos: es controlable, manipulable e indefenso.Él conoció a Farah en la primaria y el flechazo por ella, fue instantáneo. De esos amores a primera vista que muy pocos padecen, pero que a él le tocó vivir en carne propia. El miedo que sentía de ser rechazado, nunca lo dejó hablar de sus sentimientos, y fue en la secundaria cuando, por culpa de su mejor amigo, Farah supo de los sentimientos de él por ella.Poco a poco se fueron acercando y su amor fortaleciendo. Vivian en un cuento de hadas donde cada caricia se sentía el cielo y esos pequeños besos secretos los llevaban a volar alto, muy alto…, hasta que, de un momento a otro, todo se estropeó.Ella, al ser mayor por dos años, entró primero en la universidad, sus prioridades eran otras; ya no quería estar con un niño, o al menos, eso fue l
Marzo 2019.Archer Alarcón.—Llegó tu momento de brillar —susurra Ángel en mi oído y yo volteo a mirarlo con cara de pocos amigos.—¿A qué te refieres? —Coloco mis manos en jarras y miro a la pobre limpiadora detrás de él, ella me está vigilando muy atentamente, pero ya me he prometido que no romperé ninguna copa esta vez.Fue una promesa de honor que me hice a mí mismo.—¿Ves a esas chicas de allá atrás? Te están mirando desde hace rato —miente, sé que miente.—No le creas, Cura Joven. Sabes de los juegos mentales de nuestro amigo, no vayas a caer —bufo. ¿De verdad piensa que caeré en las redes de alguien que conozco muy bien?Diría que está muy equivocado, pero si hay algo de lo que estoy muy consciente y no cambio por nada del mundo, aunque sé que está mal, es que me dejo disuadir por todo el mundo. Más si son mis amigos.Ángel empina la botella de alcohol en mis labios y masajea mis hombros, está preparándome como si me fuese a enviar a un ring de boxeo. Cuando dejo de tomar una c
18 de febrero de 2022.Los Ángeles, California.Farah Brownbear.—¿Seguro que estás bien, amor? —Le pregunto a mi niña, ella rueda sus ojos y voltea a mirarme con cara de pocos amigos.—¿Otra vez esa pregunta, mamá? Soy una niña grande que sabe decirte cuándo está mal y cuando no —me aclara, y yo levanto mis brazos en modo de paz.Si ella me lo dice con tanta firmeza, le creo. Es una niña de siete años que suele ser transparente en todos los sentidos. Es sincera, demasiado. No tiene pelos en la lengua y si hay algo que no le gusta, no solo te lo dice, sino que sugiere de una vez hacer algo al respecto para que, eso que no le gusta, cambie a algo que le gusta.Creo que ha estado conviviendo mucho conmigo. He tratado de cambiar, pero por más que trato, no puedo; con ella soy un amor de persona, ella me lo dice, soy la mejor mamá del mundo, sé que sí…, pero mi carácter para con los demás no cambia, e incluso a ella en ocasiones le hablo un poco fuerte para que me haga caso, porque es tod