—Vas a venir conmigo. Tú y Estrella. Y a la más mínima intención de hacer algo volaré a tu hija. Así que dile a tu cachorro que no se le ocurra hacer una mala jugada.
—¿Cachorro yo? Podría ser, pero sin dueño. En todo caso, sería al revés.
Ruedo mis ojos al escucharlo. No puede dejar de replicar por lo menos un segundo.
—Heikel…
—En fin. Ya me aburrí de todo este intercambio absurdo de palabras —revisa su oreja y de allí saca un micrófono que tenía escondido. Lo miro con incredulidad. ¿En qué momento…?
Oh. Puede que así también se enterara que Rebeka nos perseguía.
Bueno, como sea. ¿Qué demonios planea hacer?
—¿Te crees muy listo? —Reta mi abuela, y el demonio a mi lado sonríe ampliamente. La verdad sí que es una sonrisa espeluznante.
—Te invito a detonar la bomba.
—¿Qué m****a dices…? —Volteo a mirarlo. Él no se inmuta en mí. Empieza a caminar hacia mi abuela.
—Detente o voy a…
—¿Detonar la bomba? —Heikel llega a su lado y le arrebata su celular.
Yo respiro en alivio, pero entonces vuelvo a ponerme alerta cuando lo escucho decir:
—Tranquila. Lo haré yo por ti.
Niego con mi cabeza y quiero saltar sobre él cuando lo veo apretar varias veces sobre la pantalla del celular, pero nada pasa. Así que retrocedo el paso que ya había dado.
—¿Te he dicho ya que tengo al mejor Hacker trabajando para mí?
Tomo una gran bocanada de aire. Creo que tendré un infarto si seguimos con este tipo de sucesos y cambios bruscos.
—Papi… —escucho un susurro tembloroso.
Volteo a mirar a Estrella. Puede que ya la bomba no sea una amenaza para ella, pero el arma que pegada de su cabeza, sí. El hombre a su lado, que a su vez es quien le está apuntando, la hace levantarse.
Heikel retrocede y voltea a mirarme. Suspiro.
—Yo siempre tengo un as bajo la manga. O en todo caso, un plan B, C, D y hasta uno Z, por si se tuercen las cosas.
—Iré contigo —me decido. La mirada de mi abuela se ilumina. Puedo ver el deseo en sus ojos.
—Excelente decisión.
—Pésima decisión —la contradice Heikel, mirándome incrédulo.
Vuelvo a mirar a Adelaida.
—Prométeme que una vez que nos tengas, vas a tratarnos bien. Sobre todo a Estrella.
—Te prometo que nuestra hija Estrella será criada por nosotros dos con nada más que amor.
Las arcadas y ganas de vomitar llegan a mí. Aprieto mis ojos con fuerza y los abro, haciéndome a la idea de lo que está por ocurrir. Comienzo a dar pasos lentos, pero firmes. Llego donde está Estrella y ella se levanta. Salta sobre mí y yo la cargo, sujetándola con fuerzas.
—Andando —ordena Adelaida.
El hombre que le apuntaba a Estrella ahora tiene dos armas en sus manos. Con una apunta a mi hija y con la otra a mí. A medida que vamos bajando retiro la bomba del cuerpo de mi hija y tiro el aparato en el suelo. Ella solloza con su rostro escondido en mi pecho, mientras yo no dejo de susurrarles palabras y asegurarle que todo estará bien.
Terminamos de bajar las escaleras. Quiero soltarle un puñetazo el estúpido hombre que nos apunta porque me golpea la espalda haciéndome ir más de prisa y ya van dos veces en las que casi caigo y tengo encima a Estrella. Si algo le pasa a mi hija, aunque sea un mínimo golpe, se me van a olvidar mis principios.
Salimos del edificio. En cuanto cruzamos las puertas, la saliva pasa por mi garganta y mi cuerpo tiembla en anticipación. Llegó el momento de la verdad.
Un auto se detiene frente a nosotros. La ventana baja y una nueva bofetada imaginaria me golpea con todas las fuerzas en el rostro cuando veo su chofer: Edward. Es Edward. El hombre que quiso quitarle la empresa a Farah. El que, hasta hace poco, quería hacer un pacto para tener prisión domiciliaria y no tener que ir a la cárcel.
Ahora sí que se ha ganado el pase derechito a un calabozo.
Maldito hijo de....
Prefiero guardarle mis palabras. Lo miro con odio, sí, pero prefiero no decir nada. Mi hija sigue estando a mi resguardo, y no quiero que escuche cosas que no debe.
—¿Qué están esperando para subir? —Pregunta mi abuela, impaciente.
Jamás pensé que podrían estar trabajando juntos. ¿Llevan tiempo en esto? ¿O fue algo que planearon luego?
Las respuestas a esas preguntas son las que menos importa. Al menos no cuando suena el primer disparo. Me quedo en mi sitio, protegiendo lo mayor posible a mi hija con mi cuerpo. Si llega a haber algún desliz o bala fuera de lugar, prefiero que me dé a mí.
Aunque no debería ser.
Heikel ha asegurado que ese francotirador es el mejor.
Dos disparos más suenan y mi cuerpo tembloroso se detiene abruptamente cuando todo queda en silencio. No me muevo. Tengo miedo de voltear y ver que todo salió mal.
Sin embargo, la voz de Heikel me hace querer mirarlo.
—Si Snape no hacia bien su trabajo, me iba a molestar mucho. Sus servicios fueron muy costosos. —Dice, refiriéndose al francotirador.
Sigo sin querer soltar a mi hija. No la dejo ver los cuerpos alrededor nuestro. Hasta a mí me da impresión. Creo que tendré pesadillas con esto por varias noches.
Solo espero que no sean muchas.
Miro el cuerpo del hombre que nos apuntaba. Tiene tres disparos en la frente. Cada uno seguido del otro, en forma de linea recta. Volteo a mirar a Edward, tiene los mismos tres disparos, exactamente igual.
—Él… —intento hablar, pero no puedo. Siento mi garganta reseca.
—No sabíamos que venía y tú solo me diste una orden con tu abuela. De este no me dijiste nada, así que tomé yo la decisión de que… —para no decir la palabra ‘’mataran’’ y que así Estrella no escuchara, me hizo una seña donde movía su dedo índice alrededor de su cuello.
—Y ella… —susurro, mirando a mi abuela.
—Está viva. No le dio en un lugar importante. Estará en la cárcel tal y como querías. Sin privilegios —asiento. Respiro profundamente y cuando Estrella se remueve entre mis brazos comienzo a caminar con ella, todavía tapando su rostro contra mi pecho —. Mis hombres se encargarán de Adelaida y de recoger los otros cuerpos. Aquí no ha pasado nada.
—Bien.
El auto de Rebeka se detiene frente a nosotros y ella baja de él apresurada. Solloza cuando ve a la niña entre mis manos. Corre hacia mí. Me abraza. Nos abrazamos los tres. Y la observo cuando se aparta y mira a Heikel, dándole las gracias por toda la ayuda.
La verdad es que siento que no me alcanzará la vida para pagarle todo lo que ha hecho.
Él asiente y sonríe.
Le entrego a Estrella a su abuela. Ella la distraerá en el asiento de atrás mientras yo manejo de regreso a casa. Luego me encontraré con Heikel. Nos debemos una conversación.
O, al menos, esos eran los planes hasta hace un momento.
Pero no contábamos con que Adelaida reaccionara rápido. Tomó una de las dos armas tenía su chofer y nos apuntó.
Yo ya estaba llegando al asiento del conductor. Heikel estaba al lado de Rebeka, quien todavía seguía fuera del auto. Ella estaba acomodándole el cinturón a Estrella.
Heikel grita e intenta llegar a mi suegra, que a su vez voltea, sin entender lo que ocurre.
Y es entonces cuando pasa.
Un disparo que lo pone todo en jaque.
Resulta que este no era el final. Es el siguiente capítulo. Pasaron cosas.... je. Nos vemos mañana con el final y el epilogo.
19 de marzo 2022Narrador OmniscienteHoras antes de entrar al edificio y salvar a Estrella.—Entonces, antes de que vuelvas a quedarte en shock por lo que te he dicho, vamos a repasar el plan —Heikel suspiró teatralmente y Archer siguió pensando que el hombre se tomaba todo como un juego —. Rebeka queda afuera, vigilada por varios de mis hombres. Ella debe estar atenta a cuando tú, Archer, bajes. Te irás con ella. Rebeka no se mueve de allí. No entra. No hace otra cosa más que obedecerme. ¿Entendiste, Rebeka?Él no miraba a nadie en específico, pero al hacer esa última pregunta volteó a mirar a Rebeka y ella tenía sus brazos cruzados.—No es justo… —intentó protestar, pero Heikel levantó su mano y la hizo callar.—Si quieres que tu nieta se salve es mejor no cometer errores. No estoy para estar pendiente de otras personas. Puedo hacer varias cosas al mismo tiempo, pero esta vez se trata de una niña que me importa demasiado y no pienso correr el riesgo por más que se trate de ti. Tamb
—Siempre y cuando no sea eso que estas cocinando —mi mirada se posa detrás de ella y lamo mis labios cuando encuentro una mermelada de damasco y tostadas detrás. También hay de dulce de leche. Se me hace agua la boca —. Llévame muchas tostadas con mermelada y dulce de leche a la mesa. Muchas. —Enfatizo.Frunce el ceño y me mira con rareza.—Tu madre me dijo que odias la mermelada, y no eres amante del dulce de leche o chocolates. De hecho, me dijo que comes muy sano. A lo mejor quieras algunas frutas…—A ver, Rosa. Te estimo mucho. Me caes súper bien. Pero nunca, jamás, cuestiones mis decisiones. Estaré esperando las tostadas en la mesa.Me retiro antes de que pueda decirme algo y me encuentro con una sonriente Stella bajando el último escalón de las escaleras que planeaba subir en la búsqueda de Ángel.—Admito que me quedé escuchándote hablar con Rosa. Fue una conversación muy interesante.—Eso solo demuestra que eres una chismosa de primera —ironizo, pero ella ríe y se acerca a mí.
—Creo que es momento de dejar de cuidar a esa testaruda —toma una bocanada de aire y se separa de mí —. Las cosas que han pasado ahora me han dejado pensando mucho. Sé que nací para tomar lo que quiero, pero es mejor cuando está contigo porque quiere, y aunque Gaily está prometida a mí y sé que nunca voy a quererla, ella sí está dispuesta a hacer todo para que lo nuestro funcione —niego con mi cabeza al escucharlo hablar. —Serás infeliz estando con una persona a la que no amas. —También lo sería estando con una persona a la que sí amo, pero que no me corresponde de la misma manera. —Entonces… estás decidido… —Ella ya no está en peligro, así que la dejaré ir. Mickayla estará mejor siendo una persona normal y teniendo una pareja normal. —¿Podrás soportarlo? ¿Tú? ¿El territorial, posesivo y ambicioso Heikel Sanderson? ¿Estás seguro? —Sé que una parte de mi morirá al no tenerla o al verla feliz en los brazos de alguien más, pero también sé que prefiero eso antes de verla ser infeliz
04 de abril de 2022 Farah Brownbear —¿Entonces…? Winston me mira por el retrovisor luego de subirme al auto. Yo todavía me encuentro sin palabras. Abro y cierro la boca un par de veces, sin saber qué decir o cómo actuar. Él sonríe, sabiendo la respuesta antes de que yo pueda dársela. Paso saliva con fuerza a través de mi garganta. —¿Solucionaste todo en la empresa? —Prueba con hacer otra pregunta antes de comenzar a alejar el auto del lugar de donde acabo de salir. Parpadeo cayendo en cuenta de lo que significan los papeles que tengo en mis manos. —Supongo que no puedo dejar a cargo a Stella, está embarazada… —le recuerdo. —Por lo menos esta pregunta sí me la estás respondiendo —bromea. —Creo que ascenderé a Josh Fernsby. Tengo entendido que ya se graduó. Es perfecto para el puesto. Yo seguiré estando al mando de la empresa, pero trabajaré desde casa y él será quien siga en mi linea. Creo que eso no le gustará mucho a Analía porque ellos ahora es que están solucionando las co
16 de marzo de 2022 El viaje luego del almuerzo con los cumpleañeros Ángel Alcacer Desabotono los tres primeros botones de la camisa de mi traje. Al sentarme, ya me he quitado mi saco y he desajustado un poco mi corbata. No me interesa verme elegante para la persona con la que me veré. Sean negocios o no, esta persona, aunque es admirable debido a la impecable trayectoria de su carrera, por otro lado, es detestable. Él le ha hecho cosas a ella que la han llevado a la tristeza, al desconcierto y a ser infeliz. Algo que, desde que la conocí, no tolero. No me gusta verla hablar con miedo, no me gusta verla llorar, no me gusta escucharla desear que todo hubiese sido diferente. No lo tolero. Quiero arruinar a todo aquel que le hace daño. Nadie es digno de la presencia de ella. Ni siquiera yo. Pero algo tengo muy en claro: y es que nadie lo hará mejor que yo, si se tratara de conquistarla y hacerla feliz. Trabajaría al máximo para que ella me aceptara, para que me diera una oportunida
¡Buenas! Paso por aquí humildemente.Bueno, les agradezco de todo corazón a quienes han apoyado esta historia y la anterior. Espero que decidan quedarse e ir por Jezabel y Ángel que será la tercera y última historia de esta trilogía.Tengo tres datos extras para que sepan y si se interesan puedan ir a ver o estar al pendiente de cuando ocurra:En estos días estaré subiendo la sinopsis del tercer libro que estará titulado ''Los Millonarios no sufren por falta de amor''. Así que, pido que estén al pendiente para que lo guarden en sus bibliotecas.Heikel será el protagonista de el primer libro de una serie llamada ''Italia en llamas'', que subiré para el año que viene, pero será en otra plataforma. Sería un total de cuatro libros: Cosa Nostra, Ndrangheta, La Camorra y Sacra Corona Unit. Esos son los nombres y, como puede notarse, prevalece el tema Romance Oscuro, Mundo Mafia, Erotismo, etc.Tengo otros libros que me gustaría ofrecerles como Lectura: Princesas Infernales, Demonios Inferna
Por ciertas cuestiones, he decidido no subir más historias a esta plataforma. Voy a acabar con los 2 que están en proceso (Snape y El Amor es un mito), porque firmé un contrato y debo cumplirlo. Si quieren saber sobre el tercer libro de esta trilogía y el segundo de Realeza Infernal, pueden buscarme en Book-net o en mi IG: Aiis Fernández.Fue una decisión difícil, por todo el apoyo que he tenido acá, pero algunas cosas no duran para siempre. Quisiera poder seguir, pero se me dificulta por muchas razones. Sé que no soy una escritora profesional, ni mucho menos. También sé que no voy a llegar a serlo, pero eso no significa que no quiera darle lo mejor a mis historias.Saludos!
Si hay algo que define a Archer Alarcón es su timidez, ternura y amabilidad. Es un hombre que muy difícilmente pierde los estribos y se enfada, pero, así como tiene sus virtudes también tiene sus defectos: es controlable, manipulable e indefenso.Él conoció a Farah en la primaria y el flechazo por ella, fue instantáneo. De esos amores a primera vista que muy pocos padecen, pero que a él le tocó vivir en carne propia. El miedo que sentía de ser rechazado, nunca lo dejó hablar de sus sentimientos, y fue en la secundaria cuando, por culpa de su mejor amigo, Farah supo de los sentimientos de él por ella.Poco a poco se fueron acercando y su amor fortaleciendo. Vivian en un cuento de hadas donde cada caricia se sentía el cielo y esos pequeños besos secretos los llevaban a volar alto, muy alto…, hasta que, de un momento a otro, todo se estropeó.Ella, al ser mayor por dos años, entró primero en la universidad, sus prioridades eran otras; ya no quería estar con un niño, o al menos, eso fue l