19/ Es el mejor regalo…

28 de febrero de 2022.

Farah Brownbear.

—Sube que ya vamos tarde.

—Dijeron que nos veríamos dentro de una hora en el restaurante…

—Ya ves que no.

—No. Me iré solo.

—Es que ya no vamos al restaurante. Cambiaron los planes. Sube —comienzo a estresarme cuando lo veo negar con su cabeza —¡Ángel, sube al auto!

—No.

—Por favor, tío Ángel…

La sonrisa del susodicho se borra de su rostro cuando mira a mi hija asomarse desde la parte trasera hasta quedar en medio de los dos asientos delanteros de mi auto. Lo mira con carita adorable y junta sus manos en súplica. Yo aprieto mis labios para no reír.

—¿Así que eso harán a partir de ahora para convencerme de hacer lo que quieran? —Pregunta él, cruzándose de brazos.

Mi niña intensifica su mirada de gatito de Sherk, y yo sonrío orgullosa de ella cuando mi mejor amigo resopla y rodea el auto para subirse. Decide subir hacia la parte trasera y saludar a Estrella dándole un beso en su mejilla.

Arranco el auto mientras ellos comienzan a hablar y escucho su conversación, aunque tenga un poco de música en el auto.

—La tía Jezabel está organizando una súper fiesta en su casa… —Estrella levanta su voz de niña emocionada y yo aprieto mis labios, lamentando que haya comenzado contándole justo esa parte.

—¿Fiesta? —Ángel me mira por el espejo retrovisor —. No quiero una fiesta, Farah. Ya hablamos de esto. No me gustan.

—Ángel, te la pasas de fiesta en fiesta todos los fines de semana. —Le recuerdo, rodando mis ojos, mientras me centro en prestarle atención a la carretera y seguir hablando.

—Tengo tiempo que no salgo a las fiestas —me aclara. Y resulta ser que lo que me dijo Archer es cierto, nuestro prostituto de callejón no lo está siendo tanto. ¿Por qué será? —Además, una cosa es que salga a fiesta los fines de semana o cualquier día del año, y otro es este día del año. Por favor, respeten eso.

Se nota cabreado, pero aun así le sonríe a Estrella y arregla uno de sus dos moños, el cual estaba más caído que el otro.

Aprieto el volante del auto al escuchar sus palabras. Tiene razón, tampoco debemos obligarlo a hacer algo que no quiere.

—Oye, sabemos que no te gustan las fiestas y esta no es una. Lo prometo. Solo que, no quisimos ir al restaurante que había reservado Aarón porque era uno muy popular y ya sabes la situación en la que nos encontramos Archer, Estrella y yo. Que nos vean juntos afuera es un suicidio. Te juro que solo es una cena, Estrella se expresó mal. Vamos, comemos, hablamos un poco, y listo, cada quien se irá a su casa.

Él se queda callado y Estrella mira de uno al otro.

>>Si quieres puedo llevarte ahora a tu departamento y decirles que todo se cancela.

—Pero… —intentó protestar Estrella y yo levanto mi mano, cortando lo que sea que quiere decir.

—Recuerda que no podemos obligar a las personas a…

—a hacer algo que no quieren hacer —responde de manera correcta, pero mantiene su puchero en los labios.

—Sigue manejando, Farah. Ya dije que una cena estaba bien —me relajo en mi asiento y acelero un poco más —. Por cierto, gracias por el regalo de cumpleaños. Esa bomba que lanzamos nos hizo el canal más famoso de todos los canales televisivos existentes.

—Soy la mejor amiga del mundo, lo sé —ruedo mis ojos.

—Nunca te di las gracias por haber estado para mi ese siguiente año. Tu acababas de perder a tu padre y yo tenía un año de haber perdido a los míos. Todos me dieron el espacio que les pedí para estar solo este día, pero tú, a pesar de que, en ese momento ya no nos hablabas por todos tus problemas con Archer, y de que también se notaba que estabas pasando por mucho, fuiste la única que insistió por quedarse a mi lado.

Recuerdo todo como si hubiese pasado ayer.

—Siempre estaré para ti. Para los tres. Siempre estaré para los tres. Serán mis chicos por el resto de mis días.

—Y tu nuestra protectora —eso me hace sonreír.

—Ay, no. Estrella, no te duermas, cariño —le digo, cuando la veo con sus ojos cerrados y su cabeza postrada en el regazo de Ángel. Él se encuentra haciéndole mimos en su cabello, y ella se acomoda mejor.

—No me estoy durmiendo, mami —dice, en medio de un bostezo, haciéndonos reír tanto a su tío Ángel como a mí.

Cuando llegamos a casa de Jezabel, lo primero que hace Ángel es cargar a una Estrella dormida en sus brazos para llevarla hacia adentro. En cuanto nos abren, yo les niego a todos con su cabeza, indicándoles que no debían gritar el famoso ‘’Feliz cumpleaños’’ a todo pulmón por dos sencillas razones:

—Recuerden que a Ángel no le gusta… —el mencionado les dio una sonrisa de boca cerrada mientras se adentraba al lugar —, y trae a mi hija dormida entre sus brazos, así que, si alguien grita, se las verá conmigo.

Absolutamente nadie se movió o dijo nada. Bien.

Sonreí cuando vi a Archer preguntarle algo a Jezabel y ella asentía explicándole. El hombre que me tiene cada vez más enamorada se encaminó hacia nosotros y le dio dos palmadas a Ángel en su hombro, deseándole en un susurro un feliz cumpleaños y quitándole a Estrella de sus brazos. Veo cómo se lleva a mi niña y supongo que es porque le ha preguntado a Jezabel por alguna habitación donde pueda llevarla a seguir durmiendo.

—¡Feliz cumpleaños, Ángel! —Stella y Aarón son los primeros en acercarse. El cumpleañero rueda sus ojos cuando su mejor amigo le entrega una pequeña cajita, y les regala una pequeña sonrisa mientras abre su regalo.

—Vaya, gracias —su sonrisa se amplía al ver el metal en forma de ángel. El ángel contiene una cerveza en sus manos y por la parte de atrás dice: ‘’Soy Ángel, pero disfruto’’ —definitivamente, cambiaré ese cuero horrible que tiene mi llavero y colocaré este. Me ha gustado mucho.

—Lo mandó a hacer Stella, sabemos que no te gustan los regalos, ni nada de esto, pero se arriesgó a hacértelo y a dártelo. Mi esposa juraba que iba a gustarte por no ser algo costoso y grande, y solo por eso la dejé comprártelo —explicó Aarón, quien no dejó de abrazar a Stella desde atrás en ningún momento mientras se explicaba. Él tenía su pecho pegado de la espalda de ella, sus brazos pasaban por su cintura y acariciaban su vientre todavía plano, y su barbilla la tenía puesta sobre el hombro derecho de ella.

Sé cuál era el miedo de Aarón. No quería que Stella se sintiera mal si Ángel llegaba a rechazar el regalo que le llevaban, pero, a pesar de todo, está más abierto a la situación de lo que se esperaba. Según yo, no era posible si quiera que aceptara una cena. Y, aunque lo hizo porque Estrella intervino, todos sabemos que cuando Ángel no quiere algo, no lo hace, así esté Estrella o no de por medio.

—Hola… —Jezabel se acerca a nosotros y mira a la pareja de casados a su lado y luego me mira a mí con incertidumbre, antes de posar su mirada en el cumpleañero. Él enarca una ceja y abre sus brazos.

—¿Por qué todavía no te has lanzado a abrazarme? —Preguntó él, con una voz muy curiosa, que, de hecho, nos hizo mirarnos entre todos los unos a los otros, un poco sorprendidos por lo que dijo.

¿Ángel pidiendo un abrazo?

—Es que no quiero hacerte sentir incómodo, y bueno, también pensaba que todavía estabas molesto…, ya sabes, por mi comentario.

—¿Y de cuando acá a ti te importan esas cosas? —Ángel enarcó una ceja.

Y es cierto. ¿Dónde está la Jezabel atrevida que se la pasaba peleando con Ángel sobre quién es el mejor en tal cosa o andaban a cada rato retándose a hacer estupideces?

Esto está… interesante.

—Bueno, es que…

—Silencio, Adhara. —Sin que alguno de nosotros se lo esperara, Ángel se encaminó hacia ella y la dejó entre su cuerpo, siendo atrapada por sus brazos. Jezabel dejó su cabeza postrada en el pecho de mi amigo, quien es demasiado alto a comparación de ella, y enroscó sus pequeños brazos y manos en la cintura de él, correspondiendo a su abrazo.

—Feliz cumpleaños. Yo…, lo siento, no te tengo un regalo. Me dijiste que no te gustaban y no quise arriesgarme a que me lo tiraras en la cara —se explica.

—Jamás te lo tiraría en la cara. En la basura, sí, pero en tu cara, jamás —responde él, haciéndola reír.

—Igual, preparé la cena y arreglé la casa, te hice un pastel de dos pisos que espero que te guste.

—Eso suena como a un regalo… —dice él, separándose un poco de ella y mirándola con sus penetrantes ojos color miel. Brillaban tanto que parecían más dorados.

—Lo siento, juro que no lo es.

—Es el mejor regalo… —Jezabel contuvo su respiración y parpadeó. No dejaban de mirarse, hasta que él frunció el ceño y se volteó hacia Stella —. Juro que tu regalo también es el mejor. Todos los regalos me gustaron… —ahora voltea a mirarme a mí —, y el tuyo también.

—Claro… —levanto ambas cejas, un poco sorprendida por la situación.

¡Dios mío! ¿Ángel y Jezabel? ¡Pero si ellos son como perros y gatos que se la pasan peleándose a cada segundo!

Es más, les doy una hora y ya estarán discutiendo nuevamente, lo sé.

Él pasa por nuestro lado y va directo hacia la elegante mesa que se encuentra en todo el centro del patio delantero. Observo cómo saluda a los padres de Aarón y toda la emoción que comenzaba a sentir se va de mi cuerpo cuando veo a los padres de Archer también sentados, junto a ellos. Jezabel arruga su frente en confusión y luego se va sin siquiera vernos.

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