20/ Una reunión dramática. p3

—¿Quieres explicarme cómo es que Stefan está involucrado en todo esto? —Pregunta mi madre de repente, y yo suspiro, cansado. Sabía que sería una conversación larga, hay demasiado por decir y procesar.

Sin embargo, cuando voy a hablar, otra voz prácticamente grita mientras camina hacia mí.

—¿Cómo es que de repente tengo que dejar que mi hermano se quede en un antro siendo cuidado por tu hermano que al parecer lo conoce demasiado bien? —Jezabel llega hasta mí y la incredulidad se hace presente en su rostro. Estira sus manos esperando una respuesta.

—¿Su hermano? —Pregunta papá.

—¿Stefan? —Ahora habla mamá.

—¿Mi hijo? —Ambos se miran, sin entender a lo que se refiere Jezabel.

Ella enarca una ceja y me mira primero a mí con una sonrisa antes de dirigirse hacia ellos.

—Sí, señores. Y al parecer se conocen demasiado bien…, es eso, o no encuentro otro motivo por el que mi hermano quería comerle la boca a besos.

—¡Jezabel! —Grita Farah en advertencia. Mirando hacia mis padres quienes ahora quedaron muy quietos, procesando las palabras de la rubia.

—¿Qué? ¿Acaso son de esos padres homofóbicos que no aceptan la sexualidad de sus hijos? Porque fácilmente puedo armarles un grupo de W******p para que se junten con el imbécil del mío. ¿Por qué creen que mi hermano viene cada poco tiempo? ¿Por qué creen que no llega a esta casa? Porque tenemos a un padre que lo detesta debido a sus preferencias sexuales —ella se voltea a mirar a mis padres y yo me compadezco de ellos. Pobres. Ha sido una noche explosiva y se han enterado de muchas cosas. Esto ya es inevitable. Jezabel se encuentra muy alterada y he aprendido a conocerla. No va a callarse —. Si ustedes piensan igual que él, y odian todo lo que tenga que ver con los homosexuales, entonces los invito a irse de mi casa. No los quiero aquí.

—Nosotros no sabíamos que nuestro hijo… —mi padre tartamudea y yo casi quiero reír.

—¡Por Dios! ¡Está casado con Micaela! —dice mi madre, como si fuera demasiado obvio.

—Corrección: Adelaida lo obligó a casarse con Micaela —el lugar se quedó en un silencio mortal después de mis palabras.

Pude sentir como se venía otra ola de discusiones cuando Ángel, quien tenía cargada a mi hija y Darvin, se acercaron al lugar.

—Oh, sí, y ustedes…, por ustedes también venía… —Jezabel no deja de reírse de manera irónica —, pueden irse a la m****a los dos.

Darvin frunce su ceño y retrocede dos pasos al ver lo que su novia le dice y Ángel tan solo levanta sus cejas y lame sus labios antes de sonreírle. No le afecta en lo más mínimo que ella lo mande a la m****a. A mí que me molesta, Ángel tiene a mi hija entre sus brazos, pero ella, sin embargo, lo que hace es mirar a su tío Ángel y reír con él.

¡Dios, no!

¡Me niego a tener una mini Ángel como hija!

—Jezabel… —intenta hablar Darvin, pero ella levanta una mano haciéndolo callar.

—Es cierto que extraño estar con alguien con quien pasarla bien, pero prefiero estar completamente sola a tener personas en mi vida que tratan de reprimir lo que soy, de hacer que sea otra persona, porque deben aceptarme como soy o irse, así que tú, Darvin, puedes irte en este preciso instante si lo que deseas es que yo sea ‘’más humilde’’ o alguna m****a de esa, porque me he cansado de intentar ser otra por ti, y que nunca sea suficiente.

Darvin mira a cada una de las personas que se encuentran alrededor de la mesa, antes de negar con su cabeza, retroceder dos pasos y voltearse para marcharse del lugar.

Ángel se empieza a reír, y aunque trata de cubrir sus labios con su mano libre, puesto que la otra tiene sujeta a mi hija, no puede reprimir la carcajada que suena, pero eso es hasta que Jezabel se voltea hacia él, lo mira con odio y habla:

—Y contigo ya me doy por vencida —la sonrisa se borra de los labios de mi mejor amigo en un segundo —, creí conocer a un Ángel completamente distinto, pero al parecer, te pareces más a él de lo que crees.

—No te atrevas a compararme con ese niñato. Ni un poco —advierte mi amigo, viéndose muy molesto.

La tensión es palpable en el aire, y todos observamos asombrados el cómo ahora es Jezabel quien de repente sonríe de manera maliciosa, antes de acercarse a Ángel y decirle, prácticamente en sus narices, lo siguiente:

—No. No hay punto de comparación alguna, porque tú, Ángel, tú eres peor. Haces que uno crea que eres un refugio donde soltar todos tus males y que estarán seguros por siempre. Haces que confíe en ti, y al final del día, tampoco apoyas mis decisiones o te esfuerzas por ello. Trataste muy mal a Darvin por darte un reloj de segunda mano, pero elogiaste a Stella por darte un simple llavero de metal. Sé que el de ella tiene mucho más significado porque venir de parte de alguien importante, pero, ¿dónde está la diferencia entre su regalo y el que él te dio? Ninguno era de oro o algún objeto original. Si no lo querías lo tenías que haber aceptado y luego tirado a la basura si querías, pero no era necesario que lo trataras tan mal.

—Tú misma lo has dicho. Un regalo provenía de alguien importante y el otro no.

—Feliz cumpleaños, Ángel. Espero que disfrutes del pastel que con mucho cariño te hice, cosa que, obviamente, no volverá a pasar. Aquí acaba nuestra amistad. No quiero que vuelvas a hablarme jamás. Nunca.

—¿Por haber tratado mal a tu novio? ¿Es en serio?

—Ojalá fuese solo por eso —ella deja de mirarnos y voltea a observarnos —. Pueden quedarse a cantar cumpleaños y a seguir la celebración, yo me iré a dormir.

—Jezabel… —susurra Farah, e intenta detenerla, pero la rubia deshace su agarre en su brazo y niega con su cabeza.

—Me cansé de todo.

Sus ojos aguados revelan cuanto sufrimiento siente, y aunque tiene razón por estar molesta con Ángel, sé que lo que más le duele es todo el tema de su hermano.

Espero por el bien de nuestra familia que mis padres no armen otro drama más. Y mucho menos que en los siguientes días no se pongan estúpidos con mi hermano. Él es otra persona que ya ha sufrido mucho, sobre todo porque no quería aceptarse tan cual es. Le ha costado todo el tema de la homosexualidad, e, independientemente de su decisión final, yo voy a defenderlo y apoyarlo a toda costa.

Jezabel se va y todos vemos cómo se aleja a pasos rápidos.

—Ve a hablar con ella… —Farah casi le suplica y él niega con su cabeza, soltando un pequeño suspiro que me hace irritar.

—Necesita su espacio y este no es el momento, Farah. Ya te lo dije. —Mientas va hablando, deja a mi hija en el piso y se inclina para dejar un pequeño beso en su cabeza —. ¿Quieres llevarte mi torta y protegerla a toda costa?

Mi hija sonríe emocionada y asiente sacudiendo su cabeza con euforia de arriba hacia abajo.

Él sonríe y luego vuelve a mirar el lugar por donde se fue Jezabel y niega con su cabeza.

Se pone recto y acomoda su corbata.

Ángel Alcacer podrá tener miles de problemas, e incluso podría tener el mundo cayendo sobre su cabeza, pero siempre debe verse bien para poder enfrentarlos.

Mete las manos en sus bolsillos y mira la larga mesa ordenada con comida, el pastel y bebidas. Un pequeño cartel de ‘’Feliz cumpleaños’’ lo hace sonreír, y es entonces cuando se voltea a mirarme.

—Y es por esta razón que no me gusta celebrar mi cumpleaños. No se trata solo de mis padres. Es que yo nací para arruinar todo lo que tenga que ver con mi felicidad, porque no estoy destinado a ser feliz —explica, y los padres de Aarón, quienes se encuentran un poco alejados y pudieron presenciar todo lo ocurrido, niegan con sus cabezas, sin estar de acuerdo con las palabras de mi mejor amigo.

Ángel se retira del lugar y todos volvemos a mirarnos las caras.

Mi hija bosteza y yo sonrío, siendo ahora quien la carga entre sus brazos. Ella rodea mi cuello y me dice que tiene sueño.

—Ya nos iremos, princesa.

—¿De verdad tío Ángel nunca será feliz? Eso es triste —pregunta, con su tono de voz preocupado.

—Él será feliz.

—¿Lo prometes?

—Lo prometo.

—No te olvides del pastel, papi. Tío Ángel me lo dio. Ahora es mío —exclama en medio de un bostezo.

—Lo dejaremos aquí. Luego yo te compro otro ¿vale?

Ella tan solo asiente y se queda dormida con su cabeza recostada en mi hombro

Le pido a Farah que se despida de todos por mí, puesto que nos iremos. Ya no hay nada que hacer aquí. Veo a Stella correr prácticamente hacia adentro de la mansión, en busca de su amiga, y entiendo entonces que, ellos no se dieron cuenta del tremendo drama que hubo. Tanto Aarón como Stella estaban tan ensimismados el uno en el otro que no presenciaron lo ocurrido alrededor.

Aarón habla con sus padres y supongo que los va a acompañar a buscar sus autos para despedirlos. Él no dejaría a Stella aquí con su amiga. Mejor dicho, si Aarón casi no dejaba a Stella sola antes de saber de su embarazo, imagínense ahora que sabe que tendrá un hijo. No quiere despegarse de su mujer, y aunque ella bromea con que la agobia, todos sabemos que disfrutar verlo movilizarse para cumplir sus antojos.

Me sorprendo cuando Farah se acerca a mis padres e intercambian algunas palabras. Mi madre vuelve a tocarle las manos y ella esta vez no se aleja. Se dicen algo más, y luego la madre de mi hija camina hacia mí.

—Según ellos sabían que mi madre no iba a venir porque le duele saber que Angélica es feliz con Markos, así como ella, Karla, es feliz con tu padre, Logan, y que mi papá falleció y no tiene lo que ellos siguen teniendo, un amor incondicional. El poder vivir y envejecer juntos… —me comenta Farah, con sus ojos cristalizados.

Yo acomodo a mi hija, sujetándola con tan solo un brazo y estiro el otro, ofreciéndolo para que Farah se refugie en mi pecho. Ella nos abraza tanto a mí como a mi hija.

—¿Quieres que la invite mañana a desayunar y pasemos un día en familia? Tu madre, Estrella, tú y yo.

Farah asiente y besa mi mejilla. Se aparta un poco de mí y sus ojos rojos me miran con una mezcla de adoración y ternura.

—Te amo. No olvido tus palabras. En mi vida tampoco ha habido otro hombre, solo tú, siempre tú.

Eso me hace sonreír. Beso su frente vuelvo a abrazarla por lo que creo que es un minuto entero, antes de soltarla y hacerla caminar a mi lado, yendo al garaje a buscar mi auto.

—¿Qué haremos ahora? —Pregunta ella en un susurro y yo le miro, casi implorándole con mi mirada.

—No puedo estar un segundo más sin ustedes, Farah.

—Yo tampoco quiero estarlo —admite.

Nunca me había sentido tan seguro como ahora de algo.

—Irán conmigo, a mi departamento y pasaremos la noche juntos. El día de mañana, luego de desayunar con tu madre, iremos a ver casas, Farah. Viviremos juntos, como la familia que ahora somos… ¿Qué me dices?

Espero ansioso su respuesta.

Aiis

Les he dejado un capítulo super largo. Llevaba escribiéndolo desde anoche. Espero que les guste mucho. Nos vemos pronto.

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