—Te quiero, papi. Yo tampoco quería que la abuela quedara solita.
—La abuela siempre nos tendrá —le promete su mamá y yo asiento, dándole seguridad a sus palabras.
—Tenía miedo de que no te gustara mi dibujo.
—¿Cómo no iba a gustarme? Me gusta todo lo que haces. Tienes talento. Estoy comenzando a notar que es algo que te gusta mucho hacer… ¿no?
Mi hija se separa de mí, rompiendo el abrazo y sonríe asintiendo.
—¿Te gustaría aprender a dibujar y pintar con tío Aarón? Estoy seguro que él no tendrá problemas con darte clases de vez en cuando.
—¡Eso estaría genial! ¡También le hice un dibujo por su cumpleaños!
—Eso está muy bueno.
—En mi dibujo ya la tía Stella tiene una panza enorme —dice, y nos hace reír todavía más a su madre y a mí.
—Bueno, no quiero romper la emoción del día, pero Estrella, ya debes ir a vestirte, cariño. Recuerda que iremos a ver lo del colegio donde ingresarás este mes, también iremos a casa de la abuela para ver nuestras habitaciones y limpiar un poco antes de comenzar la mudanza, y luego…
—¡Tenemos fiesta! —Dice emocionada, y luego abre sus ojos como platos y sonríe forzadamente —. Quiero decir, una pequeña fiesta, solamente nosotros tres en la noche. No estará nadie más…
—Bueno. Entonces esta tarde estaremos los tres juntos. Ahora hazle caso a tu madre y ve a vestirte que yo también tengo que salir en media hora.
Ella asiente, haciendo caso a mis palabras y corre hacia mí para dejar un beso en mi mejilla.
—Come el desayuno y prueba nuestras galletas ¡Hicimos muchas para que regalaras en el trabajo!
Mi hija grita a medida que avanza y se pierde en la habitación.
—Te aconsejo que te comas el desayuno, pero que no pruebes las galletas, y que, de hecho, botes las que quiere que regales en el trabajo.
—No tiraré ninguna galleta que me hayan hecho ustedes —me levanto del taburete y me acerco a ella, dejando un pequeño beso en sus labios. Rodeo la cocina y tomo una galleta. Escucho un suspiro exagerado de su parte.
—Las galletas las hizo solamente Estrella. Las probé. Le quedaron horribles.
—Lo que cuenta es la intención —le digo, metiéndome una de las galletas en la boca. Comienzo masticando con ganas, pero a medida que se van deshaciendo en mi boca le voy sintiendo un sabor agrio y todavía son masa. No puedo evitar arrugar mi nariz y hacer una mueca de asco.
—Te lo dije.
—Dime que el desayuno y el pastel tienen mejor sabor.
—Los hice yo, esos sí que quedaron bien. Ahora tira las galletas. Ni siquiera dejé que ella misma las probara, y mira que tenía muchas ganas de hacerlo.
—No tiraré las galletas de mi hija. ¡Son especiales! —Protesto.
—No sé quién es más niño, si Estrella o tú.
—Es mi hija. Me las hizo con mucho amor. Haré un esfuerzo de padre y las comeré.
—No es necesario que demuestres que la amas con eso. Lo sabemos de sobra.
—No se trata de eso.
La tomo de la cintura y la hago sentarse en mi regazo mientras contemplo el dibujo que hizo mi hija. Farah besa mi frente y yo sonrío. Ella acerca el desayuno hacia mí, el cual consiste en huevos revueltos con pan tostado y un batido de fresas.
Pienso en todo lo ocurrido desde que me levanté.
Llego a la conclusión de que soy afortunado. Muy afortunado.
{-}
De camino a la empresa compro otras galletas para repartir con los empleados. Obviamente diré que son de parte de mi hija. Ya me he comido varias de las que hizo mi hija, me quedan tres. Dije que las comería y eso he hecho. Ojalá no me caigan mal. Las he comido con toda la buena intención, pero eso no quita la realidad: estaban horribles, tan en sabor, como consistencia y forma.
Me río. Amo a mi hija, y como ya dije, lo que cuenta es la intención.
Salgo de mi auto luego de dejarlo aparcado en el estacionamiento, en el lugar que siempre está fijo para mí, y luego camino hacia las puertas dobles de la entrada de la empresa. Entro al edificio y comienzan las felicitaciones hacia mi persona, mientras que yo reparto las galletas que compré.
No vaya a ser que todos se envenenen. Si ocurre, que solo me pase a mí.
Miro a mi hermano entrar y sonrío de oreja a oreja. Bueno…, que no me pase solo a mí y que le pase a él también.
Stefan se acerca y se tira sobre mí, dándome un exagerado abrazo. Con exagerado me refiero a que me aprieta a más no poder.
—¡Feliz cumpleaños a mi hermanito menor!
—Por supuesto que siempre harás énfasis en que eres el mayor —ruedo mis ojos.
—Por supuesto.
Ambos entramos en el ascensor y tomo la bolsa de regalo que él me entrega.
—Son tres camisetas de los New York Yankees, una para ti, otra para Farah y una para Estrella. Espero haber acertado en los talles. O que Farah no me mate si resulta ser de otro equipo.
—Pues acertaste. Ella es de este equipo, porque era el equipo de su padre. Su madre es quien era de otro equipo, creo que de los Oakland Athletics. Siempre llamaba a Farah traidora por haber preferido ser del equipo de su padre.
—Pues, espero que vayan a cualquier juego y se vistan en conjunto con esas camisetas.
—Gracias, Stefan. Es un hermoso regalo. Ahora que entre a la oficina les tomo fotos y se las paso a Farah para que se la enseñe a Estrella. De seguro va a querer que las usemos mañana.
—¿Mañana? El próximo juego de este equipo es de la semana que viene —me recuerda.
—Lo sé, pero le he prometido a Estrella que la llevaría mañana a mi programa de radio. Todavía me faltaba planificar una parte del programa. No tenía el tema para hablar, pero ya lo tengo. Hablaremos de los New York Yankees y lo que se espera en lo que resta del año en el campo de béisbol. Nos pondremos las camisetas, vinieron en un momento oportuno.
—Me parece perfecto. Ahora, dame de esas galletas que le andas compartiendo a todo mundo.
No puedo evitar la sonrisa malvada que le debo estar dando en este momento.
—Tú eres mi hermano, por lo tanto, si enveneno, tú te envenenarás conmigo.
—¿A qué te refieres? —Pregunta, mirándome con incredulidad.
—Estrella hizo galletas. Me las he comido casi todas, pero quedan tres. Si amas a tu sobrina, tendrás que comerlas. No se vale tirarlas.
—Si son de mi sobrina, las comeré con todo el gusto.
Ya veremos si sigue pensando igual después de probarlas. Le entrego las tres restantes y enseguida se lleva una a la boca.
Las puertas del ascensor se abren justo en el momento en que mi hermano escupe la galleta y le cae encima a una de las gerentes que justo esperaban al ascensor para subir. Con toda la rapidez del mundo voy hacia ella y le limpio el saco. Ella no deja de mirar a mi hermano con la boca abierta, debido a la sorpresa.
—¡Lo siento tanto! ¡Estaba horrible y justo se abrieron las puertas y…!
—Tranquilo —le dice ella, haciéndose a un lado para darnos paso. Revisa su atuendo y por suerte todo está bien. Cuando mi querido hermano escupió el pedazo de galleta, esta todavía estaba completa, así que no hubo daños. La cuestión es la impresión que acaba de llevarse la gente que está en el pasillo de él. Y todavía más con una gerente…
Nada más y nada menos.
Apuesto a que hoy les mandan un mail a nuestros padres en vez de hablar directamente con nosotros. En ocasiones, siento que todavía somos niños. Le dicen las cosas a mi padre en vez de hablarlo directamente con nosotros. Sobre todo, conmigo que soy prácticamente el dueño de la empresa.
—Dame las otras dos galletas. Me las comeré yo —le digo a mi hermano, apretando los labios con fuerza para no carcajearme en su cara.
—¿Cómo puedes…?
—Me he comido ocho. Tú solo debías comerte tres y no pudiste ni con una.
Escucho un enorme suspiro de su parte.
—Está bien. Haré el sacrificio de comerlas. Seré un tío bueno.
—Es una sabia decisión.
—Después hablamos. Buscaré a quien limpie la galleta que quedó tirada frente al ascensor. O lo haré yo, no hay problemas.
—Vale. Nos vemos.
Entro en mi oficina y lo primero que hago es tomar la foto de las camisetas para enviárselas a Farah. Me envía un audio donde habla Estrella toda emocionada diciendo que ya quiere que las usemos los tres, aunque no sepa de qué se tratan las camisas. Sonrío con ternura cuando en la última parte del audio ella le pregunta a su mamá que es un New York Yankees.
Me pongo manos a la obra. En una hora logro avanzar dos casos importantes, teniendo a mano las pruebas necesarias para comenzar con uno y los puntos necesarios a tratar para seguir con otro. Firmo algunos permisos de unos trabajadores, y armos otros papeleos de rutina. Logro concretar otros casos para otros de mis abogados del buffet.
Los casos que considero complicados o de mayor trascendencia los tomo yo. Es por eso que, cuando suena el teléfono y veo que son las 11:30 en punto, lo tomo y espero pacientemente a que me digan la información que me tienen y que esperaba para esta hora exacta.
—Hemos tenido casi dos semanas siguiéndolo. Hackeamos todas sus cuentas, redes sociales y aparatos de comunicaciones. Es un paranoico que está escondido y sale solo para hablar con su abogado. Hemos descubierto cosas, pero no lo implican a él. Según los datos telefónicos que nos diste, pudimos hacer conexiones y…, no. Los mensajes y llamadas a Farah no provienen de parte de Edward. Él ha estado tranquilo. Tiene un miedo enorme a perderlo todo. Sabe que con todo lo que estás pidiendo para no hundirlo de por vida, está en bancarrota. Es entregarle a Farah todo lo que tiene y pasar poco tiempo en la cárcel, o no pagar todo lo que se robó y estar en la cárcel por el resto de su vida. De nada le serviría tener dinero si al estar en la cárcel no va a poder usarlo.
—Y tampoco podrá comprar a los oficiales que los custodien porque yo me encargaré de que no pueda hacerlo.
—Y es justo por eso que él está pensando en entregarse y no hacer un escándalo mediático de todo esto porque sabe que se perjudicará más.
Me parece una decisión sensata de su parte. Encima que no quiero más dramas en nuestras vidas. Mucho tenemos con todo lo que se habla en los medios sobre mi ex-compromiso, mi hija y Farah siendo mi pareja a los pocos días de haber roto con mi pareja actual.
Todavía siguen con esos temas, pero nosotros estamos ignorando todo y siendo felices.
—Entonces, si las llamadas y mensajes no provienen de él… ¿De dónde vienen?
No quería preguntar porque me sé a la perfección la respuesta.
Y esto que me confirmarán ahora será lo que conlleve a que nuestra familia se divida. Los Alarcón tendrán que entender o elegir lo que les convenga, pero, sin importarme si estarán de mi parte o no. No pienso darle la espalda a mi mujer y a mi hija.
Ha llegado el momento de actuar y enfrentar esa verdad perjudicial que siempre ha estado en nuestras narices.
—Se trata de tu abuela, Archer. La señora Adelaida es quien ha estado amenazando a Farah Brownbear.
Yo les aconsejo que disfruten este capítulo y el que sigue, porque a partir del 25 se viene el drama. Serán 30 caps aproximadamente, así que ya está por acabar este segundo libro. Saluditos!
Archer AlarcónTengo que frenar de golpe cuando me doy cuenta de que casi me paso un semáforo en rojo. Retrocedo el auto unos pasos y suspiro cuando escucho el conductor del auto pasando por delante de mi maldecirme. Bueno, tiene razón. Debería ir más atento a la carretera, pero todo lo que me acaban de informar me tiene la cabeza vuelta un lio y no puedo pensar en otra cosa que no sea eso.Sacudo mi cabeza y cierro los ojos por un instante. Ahora escucho bocinas sonando detrás de mí y cuando abro los ojos veo que ya el semáforo cambió a verde. Respiro profundamente y pongo el auto en marcha.La noticia que me dieron no va a dejarme en paz por el resto del día. No estaré tranquilo hasta hablar con Farah y contarle todo, e incluso, creo que ni así podré estarlo.Llego al restaurante y dejo el auto en el estacionamiento. Me adentro a este y Aarón es el primero en levantarse cuando me ve, ofreciéndome un abrazo con sus brazos abiertos. Sonrío, camino hacia él y lo abrazo de vuelta. Por u
Tomo el brazo de Jezabel con mucha suavidad y tacto y la hago caminar hacia el balcón de mi departamento. Ella me sonríe, pero cuando ve mi seriedad, esa sonrisa se tensa y se va borrando de su rostro. Sabe de qué le quiero hablar. Toda la tarde estuve en mi oficina sin hacer nada. Por más que tenía mil cosas para realizar, no pude centrarme en ellas. Mi familia, mi abuela, ocupaban mi cabeza. No podía concentrarme. Incluso cuando llegué a la fiesta y me hice el sorprendido, haciendo feliz a mi hija. Traté de dar el cien por ciento de mí, pero no puedo. Por lo menos ella fue feliz cuando le entregué el reglo que le envió su tío Ángel y cuando tomó los blogs que le regaló su tío Aarón, y, luego, se río de mi cuando vio que su tío Aarón junto con su tía Stella me regalaron otro reloj de muñeca. Este era un Jacob&Co. Vinieron muchas personas a la celebración debido que no solamente yo estoy de cumpleaños, por lo que algunos compañeros de trabajo de Stella y de Aarón vinieron. Y ni habl
Una obsesión capaz de llevarla a cometer los peores delitos. Todo comenzó cuando él tenía la edad de dieciséis años. Arnold Brownbear era un jovencito alegre y muy adelantado para el tiempo en el que vivía. Le gustaba leer y aprenderse los significados de palabras raras o poco comunes. Siempre estaba centrado en el estudio. Le encantaba el idioma español, por lo que estaba inscrito en un curso de español cada sábado. Le gustaba tanto que ya estaba en el nivel avanzado. Lo que más le llamaba la atención de ese idioma, era lo diverso que podía llegar a ser, y el hecho de que una misma palabra pudiera tener muchos significados o viceversa. De hecho, sus padres al principio se preocuparon porque Arnold fuese a perder el rumbo y que quisiera tomar otra vía. Temían que quisiera irse por idiomas, u otra carrera, y no tomar el control de sus empresas. Arnold fue tan centrado que pudo cumplir el sueño de sus padres y al mismo tiempo hacer todo lo que quería. El que tuviese muchos títulos lo
Con el pasar del tiempo, Arnold se había ganado una ansiedad terrible y él, aunque pensaba que era un poco paranoico porque nunca llegaba a confirmarlo, se sentía perseguido. Unos tres meses después de que tomara esa decisión comenzaron a llegarle postales. Cartas. Textos un poco extraños… Comenzó a sospechar de Adelaida cuando, en una de esas notas, hablaba sobre el sexo entre parejas de diferentes edades y como el conocimiento de saber eso te llevaba a la gloria. Un Arnold de ya veintidós años, recién graduado, y con un paso en poner el pie en la empresa familiar, decidió que había llegado el momento de ponerle fin a la locura de la madre de su mejor amigo. Así que se enrumbó hacia allá, sin importarle si se encontraban allí el padre de su amigo o él mismo. En cuanto llegó, deseó no haberlo hecho. Ella estaba sola, pues Logan había conseguido su propio departamento y su padre estaba trabajando todavía. Por un lado, le pareció buena idea que estuviesen los dos, pero luego, cambió r
17 de marzo de 2022Farah BrownbearDecido quedarme en la parte de afuera de la cabina y de no entrar al cubículo donde entran mi hija y su padre. Los tres tenemos puestas las camisas, cortesía de Stefan. Pero el que ellos dos estén allí dentro, vistiendo igual, teniendo el mismo color de ojos, mismo comportamiento amoroso el uno por el otro y tomándose fotos para subirlas tanto a la cuenta personal de Archer como a la pública, me hacen sentir feliz.Me hacen sentir como si todo lo que descubrí anoche…, todo lo que Archer me contó jamás hubiese pasado.Pero pasó.Me pidió que le diera tiempo para terminar de investigar y tener las pruebas suficientes y así refundir a su abuela en la cárcel, y yo le dije que le daría ese tiempo. Y es la verdad. Ya estoy cansada de haber lidiado con esa mujer por años de mi vida. Años malgastados. Años perdidos.No seguirá arrebatándonos la felicidad. Me opongo a ello.No significa que estoy olvidando lo ocurrido, ni mucho menos que me dé igual.Mi padr
—Haremos lo que la princesa diga —responde Archer, tomando el pan y picándolo con un cuchillo de mesa. —Querrás decir, la pequeña tirana… —¡Mami! —Protesta ella, haciéndonos reír. —Tirana o no, igual te quiero, mi vida. Mi niña rueda sus ojos y Archer juega con su poco cabello color negro. Cuando acaban de comer yo decido quedarme en el living, viendo algo de tele, mientras Archer le cuenta un cuento a Estrella en la habitación para que pueda dormirse. Mañana será el día de la mudanza. A las diez de la mañana llega el primer camión a buscar las cosas, y eso me emociona. Viviré en la casa donde crecí y a la que visito muy de vez en cuando, pero es justamente eso lo que también me pone triste. Recuerdo a mi madre decirme que me quería viviendo allí para no sentirse tan sola porque los recuerdos la abrumaban. La entiendo perfectamente porque de solo pensar en toda mi infancia siendo la niña de mi padre, y el tener que contarle a mi madre todo lo que ahora sé una
18 de marzo de 2022 Archer Alarcón Siento que la vida se va de mis manos al no saber nada del paradero de mi hija. Mi primero opción fue avisar a las autoridades, estas me dijeron que, entienden perfectamente que se trate de una menor de edad, pero que no podían hacer nada hasta que pasaran las primeras veinticuatro horas desaparecida. Eso solo demuestra que el mundo va cada vez peor. Pero se han topado con un padre desesperado, alguien que haría cualquier cosa por su familia, y, lo más importante: un abogado muy prestigioso que puede mandar a mover cielo, mar y tierra si se requiere. Así que, aunque los entes policiacos se están moviendo debido a mis hilos, y no he tenido que esperar como una persona normal, eso sigue sin ser suficiente. Ya van doce horas. Es casi media noche. Mi hija no aparece. Revisaron las cámaras de seguridad de la zona y están uniendo más y más videos, tratando de descifrar todo el camino por donde se ha ido la camioneta donde se ha subido mi hija junto
19 de marzo de 2022Archer AlarcónNi siquiera me ha importado que la llamara sobrina. Estrella puede convertirse hasta en su ahijada si quiere, siempre y cuando de verdad me ayude a encontrarla. La desesperación que tengo requiere de medidas y acciones desesperadas, así que no me interesa tomar lo que me den, siempre y cuando mi hija esté a salvo, entre los brazos de su madre y los míos.Me costó salir de la mansión sin que Farah quisiera venir conmigo. Tuve que decirle que iría a una estación de policía porque probablemente tienen una pista. Insistió en venir, pero le dije que alguien debía estar en casa por si Estrella aparecía por acá o por cualquier necesidad que tuviesen los agentes que trabajan desde acá.Le costó mucho separarse de mí. Entiendo su miedo a la perfección, pues es el mismo miedo que tengo yo por imaginarnos separados los tres. Le conté la verdad a Ángel y le pedí que pasara lo que pasara, no dejara salir a Farah de casa. Yo le estaría avisando cualquier cosa para