25/ Lo sé, Farah. Lo sé todo.

17 de marzo de 2022

Farah Brownbear

Decido quedarme en la parte de afuera de la cabina y de no entrar al cubículo donde entran mi hija y su padre. Los tres tenemos puestas las camisas, cortesía de Stefan. Pero el que ellos dos estén allí dentro, vistiendo igual, teniendo el mismo color de ojos, mismo comportamiento amoroso el uno por el otro y tomándose fotos para subirlas tanto a la cuenta personal de Archer como a la pública, me hacen sentir feliz.

Me hacen sentir como si todo lo que descubrí anoche…, todo lo que Archer me contó jamás hubiese pasado.

Pero pasó.

Me pidió que le diera tiempo para terminar de investigar y tener las pruebas suficientes y así refundir a su abuela en la cárcel, y yo le dije que le daría ese tiempo. Y es la verdad. Ya estoy cansada de haber lidiado con esa mujer por años de mi vida. Años malgastados. Años perdidos.

No seguirá arrebatándonos la felicidad. Me opongo a ello.

No significa que estoy olvidando lo ocurrido, ni mucho menos que me dé igual.

Mi padre no merecía ese final que tuvo, aunque, para comenzar, él nunca debió ser acosado por esa mujer. Nadie debería pasar por algo así. Es horrible. Indignante. Da terror.

Hoy más que nunca quiero que pague por lo que hizo, pero que no siga quitándome tiempo. No gastaré mis energías en ella. Estaré por y para mi familia. Archer, mi hija y mi madre me necesitan…

Y, hablando de mi madre..., no sé qué hacer. Todavía no me atrevo a decirle lo que pasó con mi padre. Lo que de verdad le pasó. Esto va a destrozarla una vez más. Ella nunca va a recuperarse del hecho de no tener a mi padre a su lado. ¿Cómo podría yo despertar ese sufrimiento que la consume con más noticias sobre ello? La destruirá. Saber que su muerte fue causada va a dejarla sin fuerzas.

Puede que se haga la fuerte una vez más por mí, y sobre todo por Estrella, pero no dejar de ir consumiéndose por dentro hasta quedar en nada.

—Señorita Brownbear —JJ se sienta a mi lado y comienza a hacerle señas a Archer desde nuestro lado. El mencionado nos observa a través del vidrio que nos separa y sujeta a una sonriente Estrella que está sentada en sus piernas. En cuanto me ven, él me guiña el ojo y mi hija me lanza un pequeño beso que sujeto en el aire y lo llevo a mi corazón.

—JJ, ¿cómo estás? Tiempo sin saber de ti —muevo mi mano de lado a lado y sonrío a mi hija, quien se nota un poco nerviosa y al mismo tiempo emocionada cuando Archer coloca uno de los micrófonos cerca de su rostro.

—Yo muy bien. Ahora tengo curiosidad con lo que harán Archer y mini Archer. Estos dos van a revolucionar el mundo.

—Estoy completamente de acuerdo.

Él comienza a tocar botones y a buscar cosas en la laptop frente a él y cuando levanta el pulgar, Archer empieza a hablar.

Lo primero que hacen es hablar sobre los temas que se tocarán esta noche en el programa y luego sonrío cuando escucho a mi hija lanzarle porras a su equipo de béisbol. Archer y ella se emocionan y gritan como locos.

—Nunca imaginé a Archer de padre. Es algo digno de ver…

Volteo a ver a JJ en cuanto suelta esa frase. Es muy cierto. Nadie podría creer algo así. Sobre todo, porque se supone que él no tenía una hija. Pero le sienta bien, muy bien. La verdad es que lo hace genial y Estrella lo adora.

Reviso mi teléfono y sonrío cuando veo que Aarón, Stela y Jezabel se encuentran hablando de la foto que subió Archer estando con mi hija en el programa de radio. Les parece adorable. Me llama la atención ver que Ángel está conectado, pero no escribe ni un solo mensaje. No responde a nada, ni siquiera reacciona.

—Este está siendo el programa más escuchado por los oyentes de la radio. De por sí, el programa de Archer era el más visto de toda la emisora, pero la presentación de hoy se está yendo por las nubes… —me informa JJ, sacándome de mis pensamientos.

—Eso es genial… ¿no?

—Por supuesto. Es muy bueno.

Sonrío. Vuelvo a mirar mi celular y decido abrir el chat con Ángel.

[Farah: Hola. ¿Todo bien? ¿Cómo está tu viaje? ¿Cerraste el negocio por el que fuiste?]

[Ángel: Hola, Fary. Mi viaje bien, no me sigas extrañando tanto, sé que soy importante, así que mañana mismo los ilumino con mi presencia]

[Ángel: El negocio de maravilla. Ya sabes… no existe algo que yo pueda hacer mal]

[Farah: Sé de algo que haces muy mal: mantener tu amistad con Jezabel]

[Ángel: Diría que eso fue un golpe bajo, pero la verdad es que no hago eso mal porque no quiero ni voy a mantener ninguna amistad con Jezabel]

[Farah: Está fuerte el asunto]

[Ángel: Sigue disfrutando de tu salida familiar. Mi sobrinita y ustedes dos se ven encantadores. No más que yo, pero casi].

Ruedo mis ojos. Ángel y su ego por las nubes.

Me quedo un rato más revisando mi celular y tomando muchas fotos de Archer y Estrella dentro de la estación de radio. Ángel tiene razón, ellos son adorables. Sobre todo, cuando juntos hacen porras apoyando a su equipo y dicen, con los puños en el aire: ‘’¡Vamos a ganar!

Cuando salimos, vamos caminando por la calle, de camino hacia el departamento. Mi hija tiene un helado en su mano y Archer y yo vamos comiendo papas fritas. Hablamos de todo lo ocurrido durante el programa, de la reacción de las personas, de cómo todavía hay algunos comentarios negativos que debemos ignorar, y luego cambiamos de rumbo cuando le comento que ya he solucionado todo lo del colegio de Estrella. Falta muy poco para mi niña comience clases. Eso la pone emocionada y nerviosa a la vez, así que Archer la carga y yo me uno en el abrazo.

Una vez que llegamos al departamento, yo casi me tropiezo con una de las tantas cajas de mudanzas que hay por todo el piso. Ellos dos se ríen y yo los miro con cara de pocos amigos.

—Voy a preparar algo de cenar. Estrella, ve dándote una ducha y ponte tu pijama, luego vienes a comer.

—Sí, papi. Pero recuerda que debes ayudarme a guardar las pinturas que me faltan para que no se olviden de llevarlas mañana.

—Jamás me olvidaría de tus pinturas, mi vida.

Estrella sale corriendo hacia la habitación y yo me siento en uno de los taburetes de la cocina, viendo como Archer se pone manos a la obra y comienza a hurgar en las alacenas qué hay para preparar de comer.

—Cariño, yo no tengo hambre.

Voltea a verme y frunce el ceño.

—¿Te sientes bien?

—Sí. Es solo que, con las papas ya estuvo. No quiero nada más.

—Eso no es comida, Farah. Tienes que comer bien. Aunque sea un poco.

—De verdad, no tengo apetito. Coman ustedes.

—¿Me aseguras que te sientes bien? Que estás bien…

—Te lo juro —le digo, asintiendo con mi cabeza.

—Bien. Si estás cansada, puedo encargarme yo de Estrella, no tengo problema.

—Archer, te estoy diciendo que estoy bien.

—¿Estás segura? Porque que yo recuerde, la Farah que yo conozco no hubiese estado viviendo en automático todos estos días desde que le conté la verdad sobre la muerte de su padre.

—¿Qué tiene que ver eso con que yo no quiera comer?

—Tiene que ver todo.

—No es así.

—Cuando te conté eso, yo esperaba que reaccionaras convirtiéndote en la antigua Farah, esa que trataba mal a todos, que tomaba venganza por su lado, y la verdad, me alegra que no lo hayas hecho, pero tampoco has llorado, reprochado o soltado todo como se debe. Sé que lo que ahora sabes está consumiéndote por dentro y más todavía cuando mañana será la mudanza y debes contarle a tu madre lo que sabes.

—Sí, así es. Siento que todo esto es una m****a, pero no hay nada que pueda hacer. Solo quiero que acabe ya. Solo quiero que mi hija deje de estar en peligro, que pueda llevarla al colegio sin temor a que algo pueda pasarle. Temo despegarme de ella por un segundo. Temo por nosotros también. ¿Qué me asegura que no terminaremos como terminó mi padre? Nada lo hace. Pero estoy cansada, Archer. Ya no tengo fuerzas para seguir luchando. Quiero un mísero descanso. No puedo más… —Él se acerca a mí y me rodea con sus brazos —. No puedo más —repito.

—Vamos a estar bien. Me estoy encargando.

—Confío en ti, Archer. Pero ahora sabemos lo que esa mujer es capaz de hacer…

—Prepararé la comida de Estrella y luego tú y yo hablaremos. ¿Te parece?

—Está bien.

Él se pone a prepararle un par de sándwiches a la niña y yo lo observo con nada más que adoración. ¿Qué fue lo que hice para merecerlo? Me voy algunos años atrás, cuando estábamos en la secundaria y sonrío. Por Dios, Archer era tan tímido que eso lo hacía mucho más adorable. Si Aarón y Ángel no abogaban por él yo jamás hubiese sabido que mis sentimientos eran correspondidos. Me traía loca desde la primera vez que lo vi. Él estaba llegando tarde a clases, era transferido desde otro instituto. Yo estaba distraída hablando con otro compañero al que debía explicarle unas cosas del temario. Pero entonces, nuestras miradas se cruzaron y luego se nos hizo muy dificil apartar la vista el uno del otro.

Fe mágico.

Sigue siendo mágico.

—Te amo, Archer —suelto de repente, y él se voltea. Tiene un plato en sus manos con los panes de mi niña. Levanta su mirada y me observa. Una pequeña sonrisa se curva en sus labios, pero lo que me llama más la atención es el rubor en sus mejillas.

—Y yo te amo a ti, Farah.

Se acerca a mí y deja un pequeño beso en mis labios. Nos separamos de inmediato cuando vemos a Estrella regresar con nosotros. Ella se sienta a mi lado y mira de su papá hacia mí.

—¿Y sus comidas?

—No tenemos hambre —contesta Archer por mí. Quiero protestar, porque él probablemente si tenga hambre, pero no va a comer por mi culpa. Sin embargo, la voz de mi hija me deja muda.

—Esto es mucho para mí, así que quiero ver que dividan el pan y lo coman. Y no me pueden decir que no.

—Digna nieta de Rebeka…

Recuerdo que mi mamá me obligaba a comer todo siempre, aun cuando yo no quería o no tenía hambre.

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