19 de marzo de 2022
Archer Alarcón
Ni siquiera me ha importado que la llamara sobrina. Estrella puede convertirse hasta en su ahijada si quiere, siempre y cuando de verdad me ayude a encontrarla. La desesperación que tengo requiere de medidas y acciones desesperadas, así que no me interesa tomar lo que me den, siempre y cuando mi hija esté a salvo, entre los brazos de su madre y los míos.
Me costó salir de la mansión sin que Farah quisiera venir conmigo. Tuve que decirle que iría a una estación de policía porque probablemente tienen una pista. Insistió en venir, pero le dije que alguien debía estar en casa por si Estrella aparecía por acá o por cualquier necesidad que tuviesen los agentes que trabajan desde acá.
Le costó mucho separarse de mí. Entiendo su miedo a la perfección, pues es el mismo miedo que tengo yo por imaginarnos separados los tres. Le conté la verdad a Ángel y le pedí que pasara lo que pasara, no dejara salir a Farah de casa. Yo le estaría avisando cualquier cosa para que estuviese al tanto, y, a su vez, él me informó que Jezabel, Aarón, Stella y Stefan estaban por llegar. Mucho mejor así porque Farah tendrá compañía y yo podré enfocarme al cien en Estrella.
—Te tardaste cinco minutos y cada minuto es valioso cuando pasan cosas como estas —me reprocha Heikel en cuanto entro a su auto. Sin esperar a que termine de cerrar bien la puerta, él comienza a manejar como loco.
No le digo nada, pues yo también necesito llegar ya.
—¿Dónde la tienen? ¿Cómo estás tan seguro de que está allí realmente? ¿Cómo te enteraste de lo que ocurría con Estrella?
—Ni mi mamá me hacía tantas preguntas cuando me escapaba de pequeño.
Ya comenzó con sus ironías.
Para este hombre la vida es un juego. No se toma nada en serio. Podrá estar todo el mundo en irse en picada, pero él no pierde su humor negro.
—Heikel… —mi voz sale cansada.
Ya es más demedia noche. Llevamos quince horas en esto. Estoy agotado.
—Ya, ya. Responderé a tus preguntas, pero tú luego responderás a las mías.
Eso me sorprende. ¿Qué preguntas podría tener él?
Me encojo de hombros.
—Como quieras.
—La vieja tiene a Estrella en un edificio. No va a gustarte, pero te lo digo desde ya para que te hagas a la idea; la razón por la que no la encontraban es porque, como tu querida abuela es una mujer de lujos, todos estaban buscando en mansiones, cabañas elegantes, lugares que tengan valor sentimental o familiar, pero no. Resulta que… y fue una buena estrategia de su parte, Adelaida tiene a mi sobrina en un edificio donde viven todo tipo de drogadicto, ex convicto, y personas de moral muy dudosas —trago saliva con fuerza y me acomodo en mi asiento. ¿Se ha atrevido a llevar a mi hija…? ¿A una niña de tan solo siete años a un lugar como ese…? —, y no es que quiera decir que los lugares donde viven los drogadictos son precisamente lugares horribles —continúa hablando Heikel —, pero créeme cuando te digo que ese edificio es un lugar en ruinas donde se ve de todo.
—No puedo creer lo que me dices… —susurro.
¿En qué demonios se ha convertido mi abuela?
Entonces recuerdo toda la información que sé, y lo entiendo: mi abuela no se ha convertido en nada, ella siempre ha sido así. Ha sido un monstruo.
—Me enteré que estaba allí porque tengo ojos y oídos en cada parte del mundo. Siendo quien soy, no podría ir manejando a cualquier lado sino tengo la seguridad de estar a salvo allí. Tengo infiltrados en los entes policiacos de varios países, y este es uno. Estrella es persona prioritaria para mí. En cuanto Adelaida se la llevó y tu hiciste la llamada poniendo la denuncia, esa llamada fue interceptada por mi gente. No lo dudé un instante, volé hacia acá. Por suerte, estaba atendiendo un negocio en un país cercano, así que llegué rápido.
—Gracias, de verdad…
—Estrella es importante para mí, Archer, y Farah también lo es. Quiero dejártelo en claro y que acabemos con todo este lío de los celos y ese pasado que nos tenía como enemigos. Considero a Farah una amiga, una hermana. Siempre ha sido así. Y, por lo tanto, Estrella es mi sobrina. Esa sobrina que nunca tendré porque soy hijo único. Así que espero, de verdad, que no te interpongas. Eres su padre, y lo respeto, pero, aunque no las vea muy seguido para que estén protegidas de mi mundo, no voy a separarme de ellas.
—Y no quiero que lo hagas. No soy ese tipo de persona, Heikel. Sé que has estado con ellas desde el principio y que cuidaste a Estrella desde que nació, y lo agradezco. No hay rencores, ni problema alguno. Al menos, no de mi parte —dejo en claro.
—Perfecto.
—Bien.
Ambos nos quedamos en silencio. Todo lo que se escucha es lo rápido que va el auto, el sonido del viento que se cuela por las ventanas abiertas, y el volumen mínimo de una orquesta que suena en la radio.
—Te dije que tenía preguntas. Bueno, en realidad, son dos solamente.
—Dime.
—Si la cosa se pone fea y tu abuela no entiende de razones, voy a matarla. ¿Si entiendes eso? Trataré de que no ocurra, porque está Estrella de por medio, y porque me siento un poco diplomático, pero si no hay otra opción…
—Prefiero que pague por todo en la cárcel.
—¿Sabes? Muchas personas dicen que mejor castigo que la muerte es pudrirse en la cárcel por muchísimos años, y yo concuerdo, pero en este caso no creo que sea tan así. Tú abuela tiene mucho poder aquí, mucho más que el tuyo. Ella ha sabido tejer sus redes en esta ciudad desde mucho antes. Tendrá sus lujos en la cárcel también, puede que esté encerrada, pero no vivirá mal. La tratarán como a una reina. ¿Estás dispuesto a eso? Porque no creo que sea el destino que ella se merece. Merece algo peor.
—Es que… sigue siendo mi abuela.
—Awww. Me enternece que tengas un corazón de oro, y mucho más que seas una buena persona. Me hace confirmar la razón del por qué Farah se enamoró de ti y no quiero que eso cambie. Quiero que mantengas tu esencia. Pero aquí estamos hablando de tú hija. Sí o sí, vas a tener que elegir.
—Elijo a Estrella sin dudarlo.
—Perfecto.
—Mira, Heikel. Haz lo que tengas que hacer. Si tienes que disparar y matarla, hazlo —suspiro, imaginando ese escenario al cual no deberíamos llegar —, pero, sería mil veces mejor que se pudriera en la cárcel. Tú dices que ella tiene más poder que el mío aquí, pero yo sé de alguien que tiene más poder que ella tanto en su país como en esta ciudad… —volteo a mirarlo y ruedo mis ojos cuando noto su sonrisa engreída al saber que hablo de él. Parece que, si hablamos de egos, Ángel tiene un poco de competencia —. Tú puedes hacer que Adelaida no tenga ningún beneficio tras las rejas, así como también puedes hacer que ella la pase mal una vez que esté allí, encerrada. ¿No es así?
—Vaya…, tal parece que el niño bueno no es tan bueno después de todo.
—Quiero creer que sigo siendo más bueno que malo.
—Ay, no. Qué aburrido. Y eso que ya empezabas a caerme bien.
Sacudo mi cabeza, ignorando sus palabras.
Jamás seré como él.
Heikel tiene corazón. De eso no cabe duda. Prueba de ello es el hecho de que me esté ayudando en este momento a encontrar a esa personita que es muy importante para ambos. Pero toda la vida de este hombre se rige por la maldad. Puede que muestre un poco de bondad, pero él, él es Lucifer en persona. Por una o dos cosas buenas que hace, hay cien o ciento uno que hace mal. Él daña, sin remordimientos, siempre y cuando sea para beneficio propio. Y la mayoría del tiempo no le importa a quien pisotea con tal de lograr sus metas. Frunzo el ceño y entonces recuerdo que eran dos preguntas las que tenía que hacerme. —La otra… —¿Qué cosa? —Mueve el volante hacia la izquierda y maneja con mucha más rapidez. Las camionetas detrás de él me ponen nervioso. Trae a mucha gente consigo y dice tener todavía más en el lugar en el que está mi abuela con mi hija. Están esperando ordenes suyas para proceder a entrar. —Dijiste que tenías dos preguntas que hacerme —le recuerdo. —Ah, sí… ¿Qué quieres que
19 de marzo 2022Archer Alarcón—Qué maravilla poder decir que, finalmente, está ocurriendo eso que siempre he querido.La voz de mi abuela de ya setenta y dos años, llena el lugar. Pensar en todas las cosas que me acaba de decir Heikel me dan arcadas. Tengo que apretar mis dientes y tragar saliva para poder contener las ganas que tengo de vomitarle encima.Si bien es cierto que, debido a su vida privilegiada, ha podido mantenerse bien conservada, eso no quita el hecho de su edad. Es prácticamente una anciana, y si a eso le sumo el hecho de que es mi abuela, lo hace todavía peor.Me lo pregunto a mí mismo una vez más, porque sigo sin poder creerlo: ¿De verdad ha estado con otros hombres de manera carnal imaginando que soy yo?Siento que me asfixio, y eso que el lugar al que acabo de entrar es a un lugar grande y muy espacioso. Parece que fue una suite, debido a sus paredes elegantes, pero no hay adornos, una cama o mesa en el lugar. Está completamente vacío. Solo hay dos sillas, una p
—Vas a venir conmigo. Tú y Estrella. Y a la más mínima intención de hacer algo volaré a tu hija. Así que dile a tu cachorro que no se le ocurra hacer una mala jugada. —¿Cachorro yo? Podría ser, pero sin dueño. En todo caso, sería al revés. Ruedo mis ojos al escucharlo. No puede dejar de replicar por lo menos un segundo. —Heikel… —En fin. Ya me aburrí de todo este intercambio absurdo de palabras —revisa su oreja y de allí saca un micrófono que tenía escondido. Lo miro con incredulidad. ¿En qué momento…? Oh. Puede que así también se enterara que Rebeka nos perseguía. Bueno, como sea. ¿Qué demonios planea hacer? —¿Te crees muy listo? —Reta mi abuela, y el demonio a mi lado sonríe ampliamente. La verdad sí que es una sonrisa espeluznante. —Te invito a detonar la bomba. —¿Qué m****a dices…? —Volteo a mirarlo. Él no se inmuta en mí. Empieza a caminar hacia mi abuela. —Detente o voy a… —¿Detonar la bomba? —Heikel llega a su lado y le arrebata su celular. Yo respiro en alivio, pero
19 de marzo 2022Narrador OmniscienteHoras antes de entrar al edificio y salvar a Estrella.—Entonces, antes de que vuelvas a quedarte en shock por lo que te he dicho, vamos a repasar el plan —Heikel suspiró teatralmente y Archer siguió pensando que el hombre se tomaba todo como un juego —. Rebeka queda afuera, vigilada por varios de mis hombres. Ella debe estar atenta a cuando tú, Archer, bajes. Te irás con ella. Rebeka no se mueve de allí. No entra. No hace otra cosa más que obedecerme. ¿Entendiste, Rebeka?Él no miraba a nadie en específico, pero al hacer esa última pregunta volteó a mirar a Rebeka y ella tenía sus brazos cruzados.—No es justo… —intentó protestar, pero Heikel levantó su mano y la hizo callar.—Si quieres que tu nieta se salve es mejor no cometer errores. No estoy para estar pendiente de otras personas. Puedo hacer varias cosas al mismo tiempo, pero esta vez se trata de una niña que me importa demasiado y no pienso correr el riesgo por más que se trate de ti. Tamb
—Siempre y cuando no sea eso que estas cocinando —mi mirada se posa detrás de ella y lamo mis labios cuando encuentro una mermelada de damasco y tostadas detrás. También hay de dulce de leche. Se me hace agua la boca —. Llévame muchas tostadas con mermelada y dulce de leche a la mesa. Muchas. —Enfatizo.Frunce el ceño y me mira con rareza.—Tu madre me dijo que odias la mermelada, y no eres amante del dulce de leche o chocolates. De hecho, me dijo que comes muy sano. A lo mejor quieras algunas frutas…—A ver, Rosa. Te estimo mucho. Me caes súper bien. Pero nunca, jamás, cuestiones mis decisiones. Estaré esperando las tostadas en la mesa.Me retiro antes de que pueda decirme algo y me encuentro con una sonriente Stella bajando el último escalón de las escaleras que planeaba subir en la búsqueda de Ángel.—Admito que me quedé escuchándote hablar con Rosa. Fue una conversación muy interesante.—Eso solo demuestra que eres una chismosa de primera —ironizo, pero ella ríe y se acerca a mí.
—Creo que es momento de dejar de cuidar a esa testaruda —toma una bocanada de aire y se separa de mí —. Las cosas que han pasado ahora me han dejado pensando mucho. Sé que nací para tomar lo que quiero, pero es mejor cuando está contigo porque quiere, y aunque Gaily está prometida a mí y sé que nunca voy a quererla, ella sí está dispuesta a hacer todo para que lo nuestro funcione —niego con mi cabeza al escucharlo hablar. —Serás infeliz estando con una persona a la que no amas. —También lo sería estando con una persona a la que sí amo, pero que no me corresponde de la misma manera. —Entonces… estás decidido… —Ella ya no está en peligro, así que la dejaré ir. Mickayla estará mejor siendo una persona normal y teniendo una pareja normal. —¿Podrás soportarlo? ¿Tú? ¿El territorial, posesivo y ambicioso Heikel Sanderson? ¿Estás seguro? —Sé que una parte de mi morirá al no tenerla o al verla feliz en los brazos de alguien más, pero también sé que prefiero eso antes de verla ser infeliz
04 de abril de 2022 Farah Brownbear —¿Entonces…? Winston me mira por el retrovisor luego de subirme al auto. Yo todavía me encuentro sin palabras. Abro y cierro la boca un par de veces, sin saber qué decir o cómo actuar. Él sonríe, sabiendo la respuesta antes de que yo pueda dársela. Paso saliva con fuerza a través de mi garganta. —¿Solucionaste todo en la empresa? —Prueba con hacer otra pregunta antes de comenzar a alejar el auto del lugar de donde acabo de salir. Parpadeo cayendo en cuenta de lo que significan los papeles que tengo en mis manos. —Supongo que no puedo dejar a cargo a Stella, está embarazada… —le recuerdo. —Por lo menos esta pregunta sí me la estás respondiendo —bromea. —Creo que ascenderé a Josh Fernsby. Tengo entendido que ya se graduó. Es perfecto para el puesto. Yo seguiré estando al mando de la empresa, pero trabajaré desde casa y él será quien siga en mi linea. Creo que eso no le gustará mucho a Analía porque ellos ahora es que están solucionando las co
16 de marzo de 2022 El viaje luego del almuerzo con los cumpleañeros Ángel Alcacer Desabotono los tres primeros botones de la camisa de mi traje. Al sentarme, ya me he quitado mi saco y he desajustado un poco mi corbata. No me interesa verme elegante para la persona con la que me veré. Sean negocios o no, esta persona, aunque es admirable debido a la impecable trayectoria de su carrera, por otro lado, es detestable. Él le ha hecho cosas a ella que la han llevado a la tristeza, al desconcierto y a ser infeliz. Algo que, desde que la conocí, no tolero. No me gusta verla hablar con miedo, no me gusta verla llorar, no me gusta escucharla desear que todo hubiese sido diferente. No lo tolero. Quiero arruinar a todo aquel que le hace daño. Nadie es digno de la presencia de ella. Ni siquiera yo. Pero algo tengo muy en claro: y es que nadie lo hará mejor que yo, si se tratara de conquistarla y hacerla feliz. Trabajaría al máximo para que ella me aceptara, para que me diera una oportunida