22/ Madre de mi hija y mi futura esposa. p2

—Eres muy guapo, Archer.

—Gracias, solo me interesa que tú veas mi guapura.

—Guapura… —ella se carcajea y nuestras partes se chocan, haciéndonos estremecer —. Te necesito, Archer. Dios. Quiero que me folles.

—¿Y tú no te estás cuidando? —Ella niega con su cabeza y sonrío cuando escucho ese mismo sonido lastimero —. Podemos hacer otras cosas para obtener placer, Farah. No tenemos que follar para pasarla bien.

—Pero yo quiero que me folles, Archer. He esperado demasiado, ya no puedo esperar más.

Escucharla hablar así hace que me punce más el miembro.

—Por favor… —suplica.

Su mirada negra y profundamente dilatada me enloquece a tal punto que tomo su cuello y estampo mis labios contra los suyos, besándola con énfasis y desesperación. Tomo su cintura con mi otra mano y la levanto, sentándola sobre mí y haciéndola encajar en mi miembro de una sola estocada. Tengo que actuar rápido y taparle la boca ante el grito que suelta.

Decido que es mejor seguir besándola mientras comienzo a moverme debajo de ella para así acallar nuestros gemidos.

Somos un manojo de desesperación, toques, besos y embestidas apasionadas que nos tiene pidiendo más y más. Ella se aparta un poco de mí para mirarme fijamente cuando se acomoda y empieza a ser ella quien tiene el control de la situación. Esta parte le encanta. Ella es una diosa que tiene que demostrar su poder hasta cuando se trata de sexo, y yo, con todo en gusto del mundo la dejo hacerlo. Puede hacer lo que se le dé la gana conmigo.

Muerde su labio con fuerza para no gritar cuando se mueve hacia arriba y hacia abajo cada vez más profundo y mucho más rápido. Yo termino por caer hacia atrás, mi nuca pega de una pila de ropa y no me importa alborotar todo.

Nos pegamos, nos amamos y adoramos cada vez más. Gozamos y cuidamos el uno del otro. Siento mi cuerpo tensarse y sus paredes vaginales apretar con fuerza mi miembro cuando estamos por acabar. Nuestras lenguas se encuentran en una batalla que, por supuesto, ella gana, ella siempre va a ganar. Nos abrazamos con fuerza y le doy unas últimas embestidas antes de que el orgasmo explote en ambos.

Sí. Mi vida sería nada sin ella.

A o mejor hubiese sido feliz en otros brazos, hubiese tenido una vida estable y buena, pero ¿Quién quiere bondad y estabilidad cuando hay un huracán esperando para hacerte tener sensaciones intensas e inigualables? Ya mi corazón estaba tomado, y viniese quien viniese, eso no iba a poder ser cambiado. Jamás iba a poder amar a otra, al menos no con la misma fuerza y veracidad con la que amo a Farah.

{-}

La madre de mi hija y mi futura esposa —porque sé que lo será—, se adentra al baño para ducharse. Sonrío sin poderlo evitar, sintiendo todavía ese placer que le produjo a mi cuerpo todo lo que acabábamos de hacer.

Volteo a mirar a mi hija que sigue súper dormida y le acomodo la sábana que tenía sobre ella, puesto que de tantas vueltas que da mientras duerme, esta termina en sus pies.

Soy feliz. Esta es la vida que quiero para siempre.

Frunzo el ceño al escuchar la vibración constante de un celular y miro mi reloj de muñeca para comprobar que es la madrugada. Me acerco a la mesita de noche y observo que no es mi celular, sino el de Farah, el que suena con tanta insistencia. El número que aparece en pantalla no está registrado. La llamada termina y el teléfono vuelve a sonar.

Mira hacia la puerta del baño, la ducha suena. Intento caminar hacia allá, pero llevo mi mano hacia mi cabeza y rasco mi nuca, sin saber qué hacer, pero entonces, otro sonido diferente suena y, aunque el celular está bloqueado, Farah lo tiene en modo visible para los mensajes, por lo que se lee lo que aparece en el mensaje:

‘’Yo te di dos opciones y tomaste la equivocada. Fin del juego, vividora, nos veremos muy pronto. Cuida de ti y los tuyos y luego no digas que no te lo advertí’’

Me muevo con suma rapidez y busco entre mis cajones una libreta y un bolígrafo. Escribo los dos números diferentes del que la están llamando y escribo el mensaje. Farah sale del baño justo en el momento en el que estoy terminando de escribir.

—No pienses mal, por favor. No estoy revisando tu celular, ni siquiera me sé tú contraseña. Estaba sonando y pensaba que era el mío. Resulta que era el tuyo y se pudo visualizar el mensaje.

Extiendo el celular y ella lo toma. Su cabello mojado gotea su piel pálida, y aunque eso me distrae y el recuerdo de ella montándome hace unos minutos llega a mí, prefiero centrarme en lo importante.

Observo como su mirada va a parar hacia una Estrella dormida en la cama y sus ojos se le empañan.

—No, Farah. No llores —camino hacia ella y tomo su rostro entre mis manos, juntando nuestras frentes —. Toma captura de pantalla al mensaje y a las llamadas y envíalas a mi celular antes de que las eliminen.

—¿Qué vas a hacer? Tengo miedo, Archer. ¿Y si te hacen algo?

—No podemos vivir con miedo porque eso nos conllevaría a no tomar acciones y si no hacemos nada es muy probable que sí nos hagan verdadero daño.

—Ya no sé si se trata de Edward o de tu abuela…

—Los dos te hicieron daño. Los dos pagarán —le aseguro.

—Ten mucho cuidado, Archer. No soportaría perderte, no otra vez, y no para siempre.

—Tranquila. Yo solo haré lo que mejor sé hacer: ser un abogado de prestigio.

Aiis

Buenas noches! Pido disculpas por estar desaparecida. Me han pasado mil cosas y a duras penas he podido tocar mi computadora. Acabo de cambiar de trabajo, estoy de parciales de la facultad y con muchos problemas personales. Este mes está un poco complicado para mi, pero trataré de no pasar mucho tiempo sin actualizar. Nos vemos prontito. Saludos!

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