21/ No te arrepientas, por favor.

01 de marzo de 2022

Farah Brownbear

Me remuevo y trato de quitar el brazo adormecido debajo de donde sea que esté. Aún tengo mucho sueño, por eso no abro mis ojos, tan solo quiero dormir sin tener ese peso sobre mí. Hago un sonido lastimero con garganta y, con todo el pesar del mundo, parpadeo varias veces, para luego abrir solo un ojo. La imagen que veo me hace abrir el otro también y fruncir el ceño.

El peso en mi brazo es mi hija, ella tiene todo su trasero puesto sobre mi codo, así que poco a poco voy sacando mi brazo de debajo de ella y me voy incorporando en la cama. Estrella me está dando la espalda y se encuentra frente a su padre, tiene su cabeza puesta sobre el pecho de él y este tiene su mano sobre el cabello de ella.

Mi hija está babeando el pecho de su padre mientras duerme con la boca abierta, y él refleja una paz mientras se mueve un poco para estar más cerca y besar su frente. Aún con eso, no se despierta.

Suspiro mientras recuerdo todo lo que viví con mi hija anteriormente.

¿En serio fue por nada el haberle ocultado todo a Archer? ¿De verdad hubiésemos estado a salvo? Sé que él nos hubiese creído, y también ayudado y apoyado, pero en esos primeros años su abuela estaba muy loca. Nos estuvo persiguiendo hasta el año pasado, intentando lastimarnos y nadie podía asegurarme que iba a parar de hacerlo solo porque Archer estuviese de mi lado. Es más, luego de la confesión de su hermano, Stefan, fue que me di cuenta de que, en realidad, esa mujer jamás nos dejó en paz. Creía que este último año habíamos estado tranquilas, sin que ella intentara nada contra nosotras, pero jamás fue así. Yo estaba protegida por los guardaespaldas que me puso Stefan. Mi hija estuvo protegida por su tío, y solo por eso no podían hacernos nada.

Qué ilusa fui todo este tiempo pensando que su abuela por fin había dejado de lado todo su odio contra nosotras.

Decido levantarme para poder ir a preparar algo de desayunar. Hoy será un día muy ajetreado. Comenzando por el hecho de que ya tanto mi revista, como la entrevista en el canal de Ángel deben estar circulando por todos lados. Debo estar siendo la comidilla de todo mundo en este momento. Y más todavía por el hecho de que Archer apenas acaba de terminar su relación, la cual fue prácticamente forzado a dejar, y ahora está conmigo.

Comienzo a arrepentirme de esto. No de estar con Archer, jamás podría hacerlo. Sé perfectamente cuánto lo amo y todo lo que significa en mi vida y para mí. Pero también sé que está quedando mal ante todos por mi culpa. Debimos esperar un poco más, y creo que aún estamos a tiempo de…

—Mamá…

Frunzo el ceño y me restriego los ojos, cortando abruptamente mis pensamientos. Mi madre está sentada en el mueble del living del departamento de Archer.

—Se veían muy adorables dormidos. No quise despertarlos, así que decidí esperar aquí.

—¿No se supone que nos veríamos a las doce? —Pregunto, acercándome a ella, quien rueda sus ojos y con me mira de manera irónica.

—Hija, faltan cinco minutos para la una de la tarde.

—No puede… —mi mirada se va en automático al reloj digital postrado en la pared y veo que mi madre tiene toda la razón —. M****a…

Yo debía ir a las diez a la oficina para que repasáramos las cuestiones de las ventas de las revistas y regresaría a las doce a pasar buscando a mi hija, su padre y mi madre para irnos a almorzar y luego a ver casas. Sí, a ver casas… algo que, como dije anteriormente, ya no estoy tan segura de que sea buena idea.

—¿Estás bien?

—¿Llevas demasiado tiempo acá? —Decido esquivar su pregunta. No tengo ánimos de responder a su pregunta porque la respuesta es una rotunda negativa.

—Como cuarenta minutos, pero no te preocupes. La verdad, me ha venido bien este silencio, lo necesitaba.

Eso que dice me parece extraño.

—Madre, tienes toda la una mansión para ti sola. Lo más que tienes es silencio en casa.

—A veces los recuerdos se sienten tan reales que todavía puedo sentir la risa de tu padre resonando por toda la casa luego de llegar del trabajo y ver que le había preparado su comida favorita —su voz se fue apagando poco a poco —. Todo este tiempo, estos años, te hice creer que, prefería estar en Los Ángeles para cuidar de mi nieta y estar con ella, y eso es cierto, es muy cierto. Nada me gusta más que estar con ella, pero hay otra razón detrás del por qué trataba de mantenerme alejada de New York, más específicamente, de mi hogar… —su mirada ya es un baño de agua que se niega a dejar soltar —. Cuando paso mucho tiempo allí, sola, creo que voy a enloquecer. Todos los recuerdos me abruman. Y sé, sé que tu padre y tú no terminaron muy bien porque él no estuvo de acuerdo con la decisión que tomaste de no decirle nada a Archer, así como también sé que te sientes culpable porque él falleció el día en el que planeaba irle a contar todo al padre de tu hija, en ese accidente automovilístico, pero sacando todas esas últimas discusiones, Farah, tu padre te amaba, nos amaba como a nadie, éramos sus vidas.

Ahora soy yo quien tiene la vista empañada.

—Lo sé, sé que nos amaba, madre. No hay día en el que no me arrepiente porque él se fue estando decepcionado de mí y de mis decisiones. Creo que era la persona más cuerda del mundo, y yo no lo aprecié, no lo escuché… —susurré, sintiéndome culpable por todos los errores que he cometido desde mi adolescencia.

De no haber sido por mis decisiones, mi padre todavía estaría aquí, vivo, y siendo feliz con mi madre.

—Él era el mejor esposo…, y los recuerdos me abruman tanto, haciéndome poner mal porque sé que es algo que no volverá o que no podré volver a tener, porque me niego, Farah, me niego a que sea alguien más. Si no es él, no quiero a nadie.

Y la entiendo. La entiendo tanto, porque ese era el mismo pensamiento que yo tenía respecto a Archer.

—¿Se encuentran bien? —Archer sale de la habitación y mira a mi madre y luego a mí. Puedo notar su pregunta plasmada en su rostro.

—Todo bien, querido. —Mi madre se levanta y va hacia los brazos de Archer, rodeándolo con los suyos —. Gracias por dejarme la llave con el portero. Pobre de mí si debía esperarlos una hora afuera.

—¡Mamá! —Reprocho, pero Archer sonríe y se disculpa por hacerla esperar.

—Bueno, siéntense, niños, siéntense.

Archer mira extrañado a mi madre cuando ella lo guía hacia el mueble, y yo también la observo como si tuviese tres cabezas cuando viene por mí y me sienta al lado de Archer.

Ella se queda parada frente a nosotros y yo tengo que apretar mis labios para no reír al pensar en que parecemos dos novios que se veían a escondidas, pero fueron descubiertos por la madre de la chica y ahora planeaba darles un sermón.

—Yo tengo algo que decirles…, o bueno, en realidad es una propuesta para hacerles…

Archer y yo nos miramos a la cara y luego volvemos a observarla. Trago saliva cuando siento la mano de Archer atrapar las mías y noto que mi madre se da cuenta de esa acción, porque sonríe, antes de aclararse la garganta y ponerse seria.

>>¿Escuchaste todo lo que acabo de comentarte, no, Farah? —Pregunta mi madre.

—Sí.

—Bien, porque anoche, cuando Archer me escribió para comentarme sus planes para el día de hoy, y con todo lo que está ocurriendo de mi soledad en una mansión tan inmensa como lo es donde vivíamos tu padre y yo, quiero proponerles que vivan conmigo… —el silencio se hace presente. No sé qué decir. Sobre todo, porque hace unos instantes estaba planeando decirle a Archer que nos diéramos un tiempo —. Juro que ni siquiera sabrán que estoy, mi habitación está en la segunda planta y todas las de la tercera planta están vacía. A Rosa si la sentirás porque es quien me ayuda con la limpieza y el orden, pero yo no me entrometeré en sus vidas.

—Mamá, yo… —niego con mi cabeza. No sé si sea una buena idea. Si todo este tiempo no he soportado la culpa de la muerte de mi padre, no imagino lo fatal que sería vivir en su hogar. Pienso que sería demasiado.

—Por favor, Farah. De todas maneras, es tu hogar, tu herencia. Nadie más que no seas tú deberías tenerla.

—Por mí no hay problema, señora Klein. Ustedes saben que podría comprar una casa, tengo todos los medios y si Farah me lo pide, lo haré, pero entiendo que esta es una decisión importante para ti, así que, si Farah decide quedarse con usted y no tienen problemas en que yo esté, acepto con todo el gusto del mundo. Obviamente, ayudaré con todo lo necesario para mantener ese lugar de importancia para las Klein.

—Gracias, Archer. Siempre he sabido y entendido el por qué Farah toda la vida estuvo enamorada de ti.

—Es por la misma razón por la que yo estoy enamorado de ella —responde él, haciendo a mi corazón latir desbocadamente.

—¿Farah…?

—Creo que sería bueno, pero primero debo hablar de algo con Archer. Es algo muy serio.

—Si necesitan espacio podría irme —propone mi madre y yo niego.

—Solo serán unos minutos. Podrías ir a la habitación e ir despertando a Estrella, ya es tarde para que ande durmiendo así.

—Vale.

Rebeka sonríe y da media vuelta, perdiéndose en el pasillo que da hacia la habitación de Archer.

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