20/ Una reunión dramática. p2

—Siempre te he amado, Farah. Eres la única chica que ha robado mi aliento, mis miradas furtivas, ese temblor de manos al querer tocarte y no poder hacerlo, el hecho de que me pusieras tan nervioso como ninguna otra lo hacía, y al mismo tiempo me volvieras tan hablador para decirte todo lo que sentía. Siempre has sido especial. Tú y solo tú. La única mujer en vida —ahora no solo ella se encuentra acariciando mi mejilla, yo también estoy acariciando la suya.

Me inclino para dejar un pequeño beso en sus labios. Uno que luego planeaba profundizar, pero un par de carraspeos nos hace separarnos y ver quien nos ha interrumpido.

Siento como Farah se pone rígida de repente.

—Mamá, papá…—es todo lo que digo, observando cómo se encuentran parados a nuestro lado. Ni siquiera se atreven a sentarse. Ellos solo quieren hablar. Me dijeron que solo querían llevar las cosas en paz y comenzar a involucrarse más porque quieren conocer a su nieta. Acaricio la espalda de Farah, y ella traga saliva con fuerza, mientras se va levantando lentamente de sobre mis piernas y vuelve a sentarse en la silla que se encuentra a mi otro lado.

Le hago señas a mis padres con mi mano para que no digan palabra alguna.

—¿Estrella?

La niña voltea hacia mí y frunce el ceño al mirar a mis padres. Los observa con cuidado, como si esperar a que sus abuelos hicieran algo malo.

—¿Sí, papi? —Pregunta, sin dejar de mirar a esas dos personas que no hacen más que reír al ver la actitud de su pequeña nieta.

—Mamá necesita su teléfono y tío Ángel necesita que lo vayas a salvar del novio de Jezabel. ¿Podrías ayudarnos con eso?

—Sí, papi.

Ella se levanta de su asiento y le entrega el celular a Farah, inclinándose un poco para besar su mejilla y luego correr hacia donde se encuentra Ángel.

—Creo que es Darvin quien necesita que lo salven de Ángel.

—En realidad, así es.

Eso hace que Farah sonría, pero vuelve a ponerse seria y recta cuando volteamos a ver a mis padres. Es increíble la manera en la que, nada más y nada menos que Farah, se encuentre tan nerviosa. No es algo típico de ella, y cuando lo está, no suele mostrarlo mucho.

—Miren, no sabemos con exactitud qué es lo que está pasando… —comienza a decir mi madre, mirando de mi hacia Farah y viceversa —, y está claro que tampoco sabemos qué fue lo que pasó hace años cuando ustedes estaban juntos, y luego ya no lo estaban. Se supone que Farah te fue infiel, pero quiero creer que mi hijo no es tan estúpido como para regresar con la mujer que le hizo daño y que estuvo con otro al mismo tiempo que estuvo con él.

—Mamá… —siseo, pero Farah aprieta mi mano, la que tenía enlazada entre las suyas, pidiéndome, de manera silenciosa, que la dejara hablar y encargarse.

—Los había estado evitando toda la noche porque pienso que es pronto para que tengamos esta conversación. La verdad es que no me siento para nada preparada, pero mi vida siempre se ha basado en resolver problemas y sucesos que ocurren tan de repente que ni siquiera me da tiempo a asumirlo, tan solo debo actuar en consecuencia y pensar lo que es mejor hacer o no en ese preciso instante, sin darme chance a prepararme mentalmente para ello, tal cual y como está ocurriendo en este momento —comienza a decir Farah. Puedo sentir su inquietud, ella se reacomoda en su silla, moviéndose un poco, y sus caricias en mi mano se intensifica, pero decido hacerla detenerse y ser yo quien acaricie sus manos frías y le dé el apoyo que necesita —. Voy a decirles la verdad y no me importa en lo más mínimo si me creen o no. Será su decisión si lo hacen o no lo hacen. La madre de usted, señor Logan, es una arpía venenosa y muy peligrosa. No sé por qué motivo o razón, pero desde que tengo memoria, siempre se había ensañado conmigo. Sus ataques se intensificaron cuando su nieto, es decir, tú hijo, Archer, y yo, nos enamoramos. Ella comenzó a tratarme muy mal y puso mil trabas para que él y yo terminásemos nuestra relación. Fue quien hizo que creyeran que Heikel y yo nos habíamos acostado, fue quien hizo que pensaran que era una infiel mentirosa, y fue quien hizo que Archer y yo ya no volviésemos a estar juntos.

Observo la actitud de mi padre. La rigidez en su cuerpo era muy palpable, también la manera en la que sus ojos, que ahora estaban agrandados, no dejaban de mirar a Farah con, yo diría que sorpresa, pero me temo que es algo más. Presiento que papá o sabía o sospechaba algo. Él baja su mirada y mamá suspira.

—¿Por qué no nos dijiste? Te hubiésemos ayudado. Esa niña es nuestra nieta, Archer nuestro hijo, no iba a pasar nada malo. Todo se soluciona hablando. Tampoco es que estamos ante un criminal —mi madre intenta defender lo indefendible, aun cuando conoce de primera mano cómo es mi abuela. A lo mejor Adelaida nunca le dio un verdadero mal trato, pero fue porque mi madre provenía de una buena familia y eso es todo lo que ella siempre ha querido para sus hijos y nietos: que estén con personas de alto nivel.

Admito que todavía no entiendo por qué entonces puso tantas trabas en mi relación con Farah, puesto que Farah proviene de una familia con dinero. Están muy bien posicionados.

Y fue justo el pensamiento anterior que me hizo entender que este caso era diferente. Mi abuela no nos quería a Farah y a mi juntos por otra cosa. Y, aunque todavía no estoy seguro de mis sospechas, estoy trabajando en eso.

Si Adelaida hizo lo que creo, ya no va a tratarse solo de una mujer que cometía errores por querer lo mejor para cada miembro de su familia, sino que será eso que mi madre acaba de decir que no es: una criminal.

—Bueno, de eso no estaría tan seguro —hablo esta vez yo, y ella abre su boca y ojos, asombrada por mis palabras.

—¡Archer! ¡Es tu abuela! ¡¿Cómo puedes hablar así de ella?! —Exclama, horrorizada y yo le doy una sonrisa de boca cerrada.

—Ay, mamá. Podrán pasar los años y volverte más vieja, pero, y sin ofender, creo que lo sabía no ha llegado a ti. Es lo que normalmente suele ocurrir.

—Logan, dile algo a tu hijo —le pide a mi padre, sin poder creer el atrevimiento que estoy tomando al hablarle de esa manera.

—Tiene razón, Karla. Nuestro hijo tiene razón —susurra él. Suena más apenado que otra cosa. Ni siquiera se atreve a mirarnos. Niega con su cabeza y entonces voltea hacia ella, tomando sus manos entre las suyas —. Mi madre siempre ha tenido tendencias pasivo agresivas, la he visto comportarse de manera rara y obsesionarse con quienes no debe.

Esa última linea llama mucho mi atención. Miro a Farah, esperando a que ella no entienda sus palabras. Luego, cuando tenga certeza de todo, y esté al cien por ciento seguro, hablaré con ella y le explicaré todo. Volteo a mirar nuevamente a mis padres, y él casi solloza.

—Ella obligó a mi ex novia a alejarse para que yo pudiera casarme contigo. Lo siento por el hecho de que lo sepas así, pero cuando nos conocimos, no fue de manera casual, como todos lo hicieron ver, como yo te hice creer. Todo fue planeado por nuestros padres, y aunque luego te tomé cariño y me enamoré de ti, cuando te conocí yo amaba a mi ex. Estuve incluso dispuesto a abandonar a mi familia por ella, pero se la tragó la tierra tan de repente, así que no veía razón alguna para no sucumbir ante los planes de mi madre.

—Amabas a otra…

Casi ruedo los ojos cuando me doy cuenta de que eso fue lo único que mi madre entendió de todas las cosas que le dijo mi padre.

—Karla, aun cuando ellos te eligieron a ti para estar conmigo, mi madre te trataba muy mal, todavía hay ocasiones que lo hace y por ello discuto con ella. ¿No recuerdas como te pide que te mantengas bien sentada? ¿Cómo te ordena comer bien? ¿Ir al gimnasio? ¿Mantenerte en tendencia tanto con la moda como con las redes sociales? Cuando no se habla de ti en las noticias por cierto tiempo te pide hacer algo que no quieres porque luego es dificil sacarte a los paparazzis de encima, y eso no te gusta, por   que amas tu privacidad, pero aun así lo haces porque ella te lo ordena, y tú, sabes muy en el fondo que te causa el temor suficiente como para no querer llevarle la contraria. Siempre andas cumpliendo los caprichos de mi madre y tragándote sus ofensas.

Con más razón quiero entender a mi abuela.

Mi madre podrá ser ingenua en muchos aspectos, pero sigue siendo mi madre y la amo.

—Oh, Dios, es cierto. ¿Qué vamos a hacer, Logan? Es tu madre —el puchero es evidente en su rostro, al igual que sus ojos cristalizados.

—No lo sé…

—Déjenme eso a mí. Me estoy encargando.

—Mantenme al tanto, hijo. Tienes todo mi apoyo.

Me sorprendo cuando veo que las manos de mi madre se retiran de las de mi padre y vienen buscando las de Farah. Ella le da una sonrisa triste a mi chica y yo no puedo dejar de mirar su intercambio de palabras.

—¿Solo las amenazó a ti y a Estrella e hizo todo eso de la infidelidad? ¿O hay más? —Pregunta, el temor es palpable en su voz.

—Ella atentó contra mí y mi hija, señora… —Farah retira con lentitud sus manos de entre las de mi madre, y mi madre la mira con dolor. No puedo culpar a Farah por no creer del todo en mis padres, tan solo está protegiéndose.

No sabemos con exactitud qué pasa, así que no puedo obligarla a confiar en mis progenitores cuando han convivido por años con mi abuela y están acostumbrados a vivir con su forma de ser y verlo como algo normal. Recién es que se están dando cuenta de que esas actitudes no lo son.

—¿Cómo es posible?

—De no haber sido por tu otro hijo, Stefan, probablemente mi hija ya no existiera. Y yo tampoco, porque si algo le pasa a Estrella, yo me muero.

—Ahora lo saben, papá…, —lo miro —, mamá… —ella asiente, entendiéndolo. Sabiendo a qué me refiero —. A partir de este momento, nadie, mucho menos mi abuela, va a tocar a mi familia, que ahora consta de mi hija y mi mujer —amenazo —. Y me duele hablar así, porque Adelaida lleva mi sangre, pero no me importa, porque si he de escoger, tengo muy en claro que mi prioridad, que son ellas dos. Doy mi vida por esa pequeña.

—Entiendo…

—No, en realidad no lo entiendes, papá —decido sincerarme —. No voy a ponerte a escoger ahora, y mucho menos voy a pedirte que me ayudes porque puedo yo solo con todo, pero si te voy a advertir que, si ella intenta hacer algo, lo más mínimo, no me temblará el pulso para tomar la decisión que sea, para hacer lo que sea.

—Estoy diciendo que entiendo —asegura y yo asiento.

—Bien.

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