17/ Yo contaré mi historia. p2

Me levanto y me encamino hacia la sala de junta donde todos me esperan.

Vuelvo a contenerme para no reírme en sus caras por lo mal y angustiados que se ven. Ellos creen que de verdad regresó la Farah que era una arpía con ellos, que no los dejaba descansar y que no quería más que perfección para su empresa.

—Comentaré unas cosas y ordenaré otras —comienzo a decir.

Miro la hora en el reloj postrado en la pared sobre mí y volteo a verlos a todos, quienes ahora me miran atentos.

—Traigo buenas noticias: más de la mitad del personal que habían despedido han decidido regresar, el resto no lo hizo y se les indemnizó por el mal trato recibido a causa del imbé…, de Edward —me corrijo rápidamente, antes de continuar hablando —. Más manos de obra, menos trabajo —los oigo celebrar y yo sonrío con malicia —, pero eso será a partir del día dos porque hoy nadie se va de acá sin que una segunda revista esté lista para salir mañana mismo.

La sala se queda completamente muda.

—Es imposible que añadamos un extra a la revista de este primero de marzo, puesto que ya ha sido distribuida a todos los locales de venta del mundo, por ello, debemos hacer una segunda revista y tenerla lista para antes de las 23hs que es el límite para enviarla a las imprentas y que las distribuyan hacia los locales en las madrugadas. Voy a motivarlos a trabajar, habrá una recompensa de un 15% más de sus salarios para principios del mes que viene si esto se logra hacer.

Todos vuelven a emocionarse y yo sonrío.

Total…, la venta de esa segunda revista, con la información que traerá, será imposible que no sea un éxito en ventas.

—¿De qué trata esta segunda entrevista? —Consulta Gustavo, un trabajador de la empresa.

—La señorita Stella Gilabert va a entrevistarme en media hora y yo contaré mi historia. No completa, pero si diré puntos claves para que nos dejen en paz por un buen tiempo y tengan con que entretenerse hablando. Y sí, por si se lo preguntan, hablo del tema de Archer y yo teniendo una hija de la que nadie sabía. ¿Alguna objeción?

—Solo ese tema no abarca a toda una revista —otro trabajador menciona lo obvio.

—Así es. Esta revista será más corta y por eso costará la mitad del precio habitual. Había unos temas que sacaron porque era demasiado contenido para una sola revista ¿No? Pues, pido que desempolven todo y se pongan manos a la obra. Pero yo debo aparecer al principio de la portada.

Todo mundo empieza a caminar alborotados, comienzan a gritar, se tropiezan y mueven sus dedos como locos en sus teclados.

Volteo a mirar a Analía, quien tiene en ceño fruncido.

—¿Entonces también darás una entrevista? ¿No será solo para la revista?

—Oh, no. El canal televisivo de un amigo tendrá la primicia y es quien informará que todo estará perfectamente detallado en la revista que saldrá el día de mañana.

—¿Quieres que llame un estilista?

—Obviamente.

Debo estar perfecta para todo lo que diré y la repercusión que tendrá. Salga bien o salga mal, yo solo sé que debo verme hermosa.

{-}

—Te ves cansada… —es lo primero que dice Archer al yo entrar a su departamento.

—¿Recuerdas que te comenté que quería adelantarme yo y contar mi propia historia? —Él asiente —. Pues, lo hice. Estamos trabajando en eso y todo mundo está corriendo de un lado al otro tratando de cumplir la meta, la cual es tener esta revista lista para hoy, cosa que es prácticamente imposible. Lo sé. Amenacé a todos con echarlos si no lo logran, pero en realidad es un incentivo, no los voy a despedir. Temblaban de miedo.

—Uy, tengo a una chica mala… —sus brazos rodean mi cintura y me hace retroceder hasta que quedo atrapada entre la pared y él.

—Una que solo es romántica cuando está contigo —aseguro y mi corazón se derrite cuando lo veo sonreír.

—Estás llegando a las dos de la tarde y nuestra hija pedía almorzar desde las once, dijo que solía comer temprano, así que le di de comer. Salió hace una hora con su abuela y Jezabel, quien las vino a buscar para llevarlas a comprarse ropa para ponerse esta noche. Estaba muy emocionada, parece que arregló sus diferencias con Ángel. Yo intenté darles dinero, pero Jezabel se impuso diciendo que ella compraba todo, y se fueron. Se llevaron a Winston y a Gael, un guardaespaldas que contraté anoche.

Por un momento quise protestar, pero es algo estúpido hacerlo. La seguridad de nuestra hija está primero, así que entiendo sus decisiones. Asiento y junto nuestras narices.

—¿Tú almorzaste? —Pregunto.

—Preferí espérate y que habláramos. Hay cosas que debemos conversar y decisiones que tomar. ¿Tienes que regresar enseguida al trabajo?

Suspiro. Ha llegado el momento.

—Puedo irme entre cuatro o cinco, más o menos, pero es muy probable que, o llegue demasiado tarde o me quede a dormir allá.

—Puedo ir contigo y ayudarte, si quieres… —Sonrío ante su propuesta. Este hombre nunca va a dejar de sorprenderme. Es un amor de persona, todo lo que está bien en el mundo.

—Prefiero que te quedes aquí con Estrella y pasen más tiempo juntos. Ella está muy feliz. No sabes lo arrepentida que estoy de haberles quitado tanto tiempo juntos —mi voz sale rota y él acuna mis mejillas entre sus manos.

—Creías que estabas protegiéndola. Lo entiendo. Solo te pido que ya no creas que tienes que hacerlo todo sola. Me tienes a mí, Farah. Siempre me vas a tener.

Asiento, y sin poderlo aguantar más, me lanzo hacia su boca, juntándola con la mía y arrebatándole todo su aliento. Él cierra sus ojos y yo sonrío en medio del beso porque lo veo. Es tan apasionado…, mi lengua se junta con la suya y llevo mis manos hacia su espalda, haciendo fuerza para atraerlo más hacia mí y que nuestros cuerpos queden pegados, sin siquiera un centímetro de distancia.

Sus manos traviesas no dejan de acunar las mejillas de mi culo, apretando mis nalgas con ganas, cosa que hace que su paquete se pegue de mi zona. A pesar de que no está despierto puedo sentir toda su extensión.

Creo que, desde que todo se supo, me he sentido más necesitada de lo normal.

Ahora que sé que tengo a Archer, quiero que demos el siguiente paso cuanto antes, pero no me atrevo a decírselo porque sé que es demasiado obvio y él no va a decírmelo porque es un caballero que cree que está bien darme mi espacio y que soy yo quien debe tomar la iniciativa.

Jadeo en medio del beso y ataco una vez más. Chupo su labio inferior y lo succiono con fuerza. Él jadea y muerde el mío. Nos separa un poco y su mirada brilla cuando se encuentra con la mía.

—Te amo, Farah —susurra, acariciando mi rostro y cuello con su dedo pulgar.

—También te amo, Archer —aseguro.

Enredo mis brazos en su cuello y nos quedamos unos minutos así, abrazándonos, aferrados el uno en el otro como si temiéramos soltarnos.

—Vamos a almorzar…

Toma mi mano y me lleva hacia la mesa. Me siento allí y lamo mis labios mientras lo miro moverse de un lado al otro, sirviendo la milanesa napolitana en platos y luego calentando todo en el microondas. Coloca los platos frente a mí y me incita a levantarme, para él sentarse donde yo me encuentro y luego hacerme sentar en sus piernas.

—Dime, ¿qué decisiones hay que tomar? —Le pregunto mientras comenzamos a comer. A veces él pincha de mi plato y me da de comer y yo agarro de a una papa y se la doy en la boca.

—Tú tienes tu departamento y yo tengo el mío, ambos queremos estar con Estrella y supongo que no queremos espacio…, al menos yo no quiero.

Lamo mi labio.

—¿Y qué propones?

—Puedes venirte a vivir a mi departamento, podemos comprar una casa, o si quieres puedo irme a vivir a tu departamento, no tengo problemas con eso.

—Sigo pensando que es muy pronto todo, pero al mismo tiempo mi corazón me pide que te diga que compremos una casa y un perro para Estrella —respondo.

Ambos reímos y nos abrazamos mientras continuamos dándonos de comer. Le cuento cosas sobre los pasatiempos de Estrella y las cosas que ha hecho hasta ahora y luego comenzamos a planear cosas: nuestro hogar debe tener una pista de ballet porque nuestra hija baila. Deber tener muchos zumos de naranja porque es su bebida favorita, y también habrá una piscina porque en la escuela va a natación y aunque no es una experta, es algo que quiere aprender. Ahora, la cosa más importante es ambientar dos habitaciones, una suya y otra que sea de arte. Allí realizará esos dibujos que tanto le gusta hacer y Archer ha prometido convencer a Aarón de que sea el maestro de Estrella.

Estoy segura de que va a lograr que acepte.

Un rato después de haber acabado tanto de comer como de planear cosas que nos tienen riendo como locos, él se pone serio, y veo el temor o vergüenza en sus ojos. Hay algo que quiere saber y no se atreve a preguntarme.

—Dime…

Lo incito a que hable.

—Quiero que me cuentes todo. Desde que te fuiste, cuando nació Estrella, el viaje a Los Ángeles, su enfermedad, el secreto, mi abuela, mi hermano… Todo, Farah. Es momento. Quiero que me lo digas todo.

Aiis

Gente... No tienen idea de lo que se viene.

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