28 de febrero de 2022
Archer Alarcón
Siento su cuerpo ponerse rígido en cuánto hago el pedido. Levanta su mirada a la mía y analiza mi rostro, yo frunzo el ceño, esperando a que hable, y pienso que no va a hacerlo.
Me gustaría que fuese abierta conmigo en este aspecto, porque a pesar de que soy parte de ese pasado tan hermoso como doloroso, no parezco ser tan fiable o seguro como para ella hablar de eso conmigo.
Su rostro perdido me pide disculpas y mis hombros se hunden cuando confirman lo que ya sé: no dirá nada, y no me gusta obligar a las personas a hablar si no lo quieren hacer.
Justo cuando estoy por asentir, sintiéndome derrotado, su voz me sorprende:
—Necesito estar un poco distanciada para poder hablarte de todo, porque si sigo sentada en tus piernas, y teniendo tu cuerpo a solo un centímetro de mí, voy a llorar a cada segundo, queriendo que me tengas abrazada y nunca terminaré de contarte todo. Va a ser muy dificil.
Aun procesando en mi mente todo lo que ha dicho, muevo mi cabeza en confirmación y la veo acercar su rostro al mío y dejar un pequeño beso en mi mejilla que me hace sonreír, antes de verla levantarse y caminar hasta postrarse frente a mí, en la silla que se encuentra en el otro extremo de la mesa y que, de todas maneras, no está lejos, porque la mesa es pequeña.
Ella aclara su garganta y lame sus labios mientras pone esa cara pensativa que tanto me gustaba disfrutar ver en la secundaria, esa que ponía cuando resolvía sus tareas, o intentaba ayudar a otros a hacerla. Juntos éramos un caso muy curioso, nos gustaba estudiar porque aprendíamos rápido y luego teníamos tiempo de sobra para quedarnos besando toda la tarde. Un día su padre nos encontró en el garaje de su casa, a punto de tener sexo. Recuerdo que Farah pensaba que era sábado y su padre tendría conferencia, como cada sábado, pero en realidad, era viernes. Habíamos salido temprano de la secundaria porque había una fuga de gas, o al menos ese fue el rumor que Ángel corrió por todos los pasillos del instituto.
Nos habíamos olvidado de todo y de todos. Incluso de Arnold, quien casi se infarta cuando nos vio a Farah y a mi casi desnudos contra el capó de uno de sus tres autos.
Farah tuvo dos semanas secuestrada en su casa.
Su padre era una buena persona, pero era demasiado estricto y por ello ambos discutían mucho.
Aun así, sé que daban su vida el uno por el otro.
Sé que Farah desearía que él estuviese aquí.
—Estaba en cuarto año, tu y yo dejábamos de estar tonteando ya. Comenzábamos a ir en serio. A pesar de que eras tímido, ya no te avergonzaba demostrar que me veías como más que una amiga, y yo no podía controlar la manera en la que me sentía atraída a ti —comienza a hablar Farah, sacándome de mis pensamientos —, En nuestro último año, antes de que explotara todo lo de la supuesta aventura entre Heikel y yo, decidimos ser novios de manera oficial. ¿Recuerdas? —Asiento, sin dejar de sonreír, al recordar esos tiempos —. Teníamos mucho miedo de ir a distintas universidades.
—Estaba dispuesto a estudiar otra carrera por ti si en la universidad a la que ibas no daban derecho. No me importaba a renunciarlo todo por ti —lo recuerdo.
—Me parecía y me sigue pareciendo estúpido y adorable.
—Suena como yo —me encojo de hombros y ella ríe, negando con su cabeza.
—Entonces, tomamos una decisión desesperada para que nuestros padres supieran de nuestro noviazgo y que de esa manera no nos separaran. A pesar de que dos meses antes mi padre casi te mata porque nos encontró juntos, a punto de tener sexo, en un garaje.
—Me dijo que primero debí presentarme, luego venían las salidas, después la aprobación y cuando finalmente te tomara, debía ser de buena manera, una respetuosa y elegante. Que te llevara a una cita y luego te propusiera matrimonio, porque sin anillo, no había futuro. Tu padre era un poco chapado a la antigua, aunque él era joven. No pasaba de los 40. En ese momento, aunque me dio miedo la palabra matrimonio, no me importaba la edad que tenía, todo lo que sabía era que me casaría contigo costase lo que costase —sus hermosas mejillas se iluminan y una sonrisa resplandeciente se asoma en los extremos de sus labios —, tu padre podía ordenarme casarme en ese momento contigo y yo lo habría hecho feliz —le aclaro.
—Lo sé.
—Pero entonces, venías tú y te lanzabas a besarme contra un árbol, cerca del lago, y me pedías toda desesperada que te tomara allí mismo. Yo siempre me debatía entre hacerte caso a ti o a tu padre, quien me decía que debía tratarte bien y llevarte a lugares lindos. Un árbol no es un lugar lindo, pero no importa el lugar, importa el recuerdo que tú y yo hemos creado juntos en ese lugar.
—Y por cosas como estas me traías a tus pies, Archer. Siempre habías sido tú…, hasta que cometimos el error de presentarnos a nuestras familias.
Mi frente se arruga en confusión.
—¿Por qué?
—Nunca te lo dije porque no le presté atención. No lo hice, hasta que explotó lo de mi supuesta infidelidad con Heikel y tu abuela mostró su rostro. Pues, resulta que, desde que nos presentamos ante nuestras familias, me llegaban cartas, amenazas, rayones en mis autos, sentía que me perseguían… era horrible. Y luego, cuando pasó todo y salí embarazada de ti, solo Heikel fue el primero en saberlo. Se lo confié a él porque descubrí una nota donde ella, Adelaida, amenazaba con arrebatarme mi futuro, si yo intentaba decirte que no te fui infiel. Para ese entonces, Adelaida no sabía de mi embarazo. Ella solo no quería que yo te rogara porque me creyeras, sabía que lo harías. Entonces, algo me llamó mucho la atención… y es que, su letra, esa letra era la misma que estaba en todas las amenazas anteriores. Siempre fue ella, tratando de separarnos a ti y a mí. Decía que mi madre era mi pilar más importante, que pensara bien las cosas antes de que me quedara sola; también que si ella no estaba con quien quería, yo menos lo estaría, porque en esta vida un Brownbear y un Silerman no estaban destinados —menciona el apellido materno de mi abuela y mi cabeza hace clic en algo que decido guardar en mi mente, sin querer interrumpirla —, tú no tenías su apellido, porque tenías el de tu abuelo, el de tu padre, pero seguías siendo un Silerman de sangre, y no te correspondía estar conmigo; también dijo que destruiría mi reputación más de lo que ya estaba con el escándalo de Heikel y yo. Estaba loca, todavía lo está.
>>Heikel no le tenía miedo a ella. Discutimos muy fuerte, porque, como te dije, sólo él sabía que yo estaba embarazada de ti, y creía que debía contarte. Sin siquiera importarle mis razones, él fue a buscarte, pero en su lugar la encontró a ella. No sé qué pasó, pero sé que fue muy fuerte, ella no se esperaba que Heikel perteneciera a una familia muy poderosa, y entonces, yo intervine, asegurándole a ella que tú no sabrías nada, pero que, a cambio, me dejara en paz. Heikel solo aceptó porque Adelaida juró matar al ser que comenzaba a desarrollarse. Entonces, se supone que, como ella me dejaría en paz, todo estaría bien, pero no fue así…
Sus manos comienzan a temblar y sus ojos se cristalizan. Aparta su mirada de mí y las lágrimas corren. Me pido a mí mismo respirar y esperar un momento. En cuanto vea que ella no puede, iré corriendo a resguardarla en mis brazos y le pediré que pare de hablar.
>>Comencé a tener pesadillas, a no comer, a no dormir, a no salir, a no caminar, a no hidratarme o ejercitarme. Me sentía muerta en vida. Lo había perdido todo en un abrir y cerrar de ojos. Heikel no sabía qué hacer, pero igual intentaba ayudarme. Traía especialistas, toda clase de médicos, estaban pendiente de mí, pero yo los alejaba, porque cada vez sentía más tu ausencia. Eras la única persona a la que había querido y a la que siempre querría y me dolía saber que no habría manera alguna de estar contigo. Entonces vino la ansiedad, las crisis, trastornos alimentarios, un día comía todo lo que se debía consumir en una semana y otra semana apenas tocaba mi plato. Lloraba acariciando mi vientre, y yo intentaba, juro que intentaba levantarme por mi bebé, pero luego tenía pesadillas donde ella regresaba y apuñalaba mi vientre y eso me enloquecía, me dejaba en vigilia por días y noche, y luego un día... comencé a sangrar.
Todo lo que ella me cuenta es demasiado para soportar. No imagino lo que tuvo que vivir, no quiero siquiera pensar lo que fue estar en su piel en ese momento. Debió ser horrible, y yo… yo no estuve allí. De solo pensarlo mi pecho punza en dolor. >>Tuve lo que se le llama Síndrome del Gemelo Evanescente. Ellas serían gemelas. No sería solo Estrella. Iban a ser Estrella y Luna. —Íbamos a tener dos hijas… —susurro. Sintiendo el shock asentarse en todas mis terminaciones nerviosas. —Perdóname, Archer, fue mi culpa. Fue mi culpa. Sin pensarlo dos veces, me levanto de mi asiento y la hago levantarse para cargarla hasta el mueble más cercano y sentarnos allí. Ambos lloramos juntos. Ahora la entiendo. Entiendo su miedo. El trauma que desarrolló todo lo que vivió y todo lo que ese temor causó. Ella ha perdido mucho. Demasiado. Y eso ya ha acabado. Es hora de que termine porque no es justo que sigamos perdiendo cuando no le hemos hecho daño a nadie. No lo merecemos. Ella menos que nadie.
28 de febrero de 2022.Farah Brownbear.—Sube que ya vamos tarde.—Dijeron que nos veríamos dentro de una hora en el restaurante…—Ya ves que no.—No. Me iré solo.—Es que ya no vamos al restaurante. Cambiaron los planes. Sube —comienzo a estresarme cuando lo veo negar con su cabeza —¡Ángel, sube al auto!—No.—Por favor, tío Ángel…La sonrisa del susodicho se borra de su rostro cuando mira a mi hija asomarse desde la parte trasera hasta quedar en medio de los dos asientos delanteros de mi auto. Lo mira con carita adorable y junta sus manos en súplica. Yo aprieto mis labios para no reír.—¿Así que eso harán a partir de ahora para convencerme de hacer lo que quieran? —Pregunta él, cruzándose de brazos.Mi niña intensifica su mirada de gatito de Sherk, y yo sonrío orgullosa de ella cuando mi mejor amigo resopla y rodea el auto para subirse. Decide subir hacia la parte trasera y saludar a Estrella dándole un beso en su mejilla.Arranco el auto mientras ellos comienzan a hablar y escucho
—Yo se lo dije y ella no me hizo caso —escucho a Stella refunfuñar y salgo de mi estupor para observar cómo se voltea entre los brazos de Aarón y cruza sus brazos molesta —. Quiero golpear a mi mejor amiga. Mucho.—Quiero entender por qué quieres golpear a Jezabel…Ella vuelve a voltearse entre los brazos de Aarón para dejar de mirarlo y ahora mirarme a mí.—Le dije que había una chispa entre ella y Ángel. Me aseguró que no, que solo son amigos que se hacen bromas y compiten por todo, y para demostrármelo, llamó a su ex, quien ahora no es su maldito ex porque lo llamó justo para decirle que sí quería regresar con él.—Vaya…—Hace un año terminó con Darvin. La verdad es que era un buen chico. Ella lo hacía enloquecer, y siempre buscaba motivos para terminar con él. Pensaba que él la engañaba con la veterinaria de su gata, o que viajaba para ver a sus padres a otro país para no tener que soportar su actitud, y que a él le molestaba su forma de ser…, aunque eso último era cierto. Darvin
—Entonces, el cumpleañero… —Sé que soy más importante que todo mundo, incluso cuando no es mi cumpleaños, pero el día de hoy se han excedido un montón —Ángel se acerca a nosotros y yo me coloco al lado de Archer, mientras observo la escena, con una ceja enarcada. Esto va a estar interesante. —¿Eres Ángel? ¿El cumpleañero? —La persona más importante del día, del mundo, y digamos que del universo también —el mencionado se encoge de hombros. —Bueno, una buena autoestima, supongo —el chico ríe y estira su mano hacia Ángel, entregándole una caja envuelta con un lazo de regalo. Oh, oh. —Los amigos de Jezabel, también son los míos. —Lo dudo —responde Ángel, dejando al chico pasmado en su lugar. Ángel rompe la caja del regalo y saca lo que hay en él. Tira la caja al cesto de basura que hay a un lado y luego observa con una ceja levantada el reloj de lo que parece ser plata, que había dentro. —¿Te parece que me visto con diseños de segunda mano? O lo que es peor… ¿Te parece que me pongo
Archer Alarcón.No ha acabado un drama cuando enseguida comienza otro.Básicamente es así: Jezabel, en medio de una cena un poco apagada para ser una celebración de cumpleaños, recibe una llamada inesperada. Su hermano se encuentra preso, en la comisaría, por conducir ebrio y encima provocó un choque.Debido a este pequeño acontecimiento, ella creyó que era mejor que yo me hiciera cargo, cosa que era cierta, podría hacerme cargo, sí, pero… ¿Por qué mejor no complicar un poco más las cosas?Es decir…, en este preciso momento me encuentro de maravilla. Mi hija acaba de despertarse luego de haber dormido dos largas horas. Se levantó justo a tiempo, para cenar. Y tengo a una mujer que me hace enloquecer de la mejor manera posible recostada de mi pecho, mientras vemos a nuestra hija reírse, estando feliz, estando con Ángel a su lado, quien es el que le cuenta pequeñas anécdotas de Aarón, él y yo de cuando éramos pequeños.¿Por qué tendría yo que renunciar a disfrutar de mi familia? Sé que
—Siempre te he amado, Farah. Eres la única chica que ha robado mi aliento, mis miradas furtivas, ese temblor de manos al querer tocarte y no poder hacerlo, el hecho de que me pusieras tan nervioso como ninguna otra lo hacía, y al mismo tiempo me volvieras tan hablador para decirte todo lo que sentía. Siempre has sido especial. Tú y solo tú. La única mujer en vida —ahora no solo ella se encuentra acariciando mi mejilla, yo también estoy acariciando la suya.Me inclino para dejar un pequeño beso en sus labios. Uno que luego planeaba profundizar, pero un par de carraspeos nos hace separarnos y ver quien nos ha interrumpido.Siento como Farah se pone rígida de repente.—Mamá, papá…—es todo lo que digo, observando cómo se encuentran parados a nuestro lado. Ni siquiera se atreven a sentarse. Ellos solo quieren hablar. Me dijeron que solo querían llevar las cosas en paz y comenzar a involucrarse más porque quieren conocer a su nieta. Acaricio la espalda de Farah, y ella traga saliva con fuer
—¿Quieres explicarme cómo es que Stefan está involucrado en todo esto? —Pregunta mi madre de repente, y yo suspiro, cansado. Sabía que sería una conversación larga, hay demasiado por decir y procesar. Sin embargo, cuando voy a hablar, otra voz prácticamente grita mientras camina hacia mí. —¿Cómo es que de repente tengo que dejar que mi hermano se quede en un antro siendo cuidado por tu hermano que al parecer lo conoce demasiado bien? —Jezabel llega hasta mí y la incredulidad se hace presente en su rostro. Estira sus manos esperando una respuesta. —¿Su hermano? —Pregunta papá. —¿Stefan? —Ahora habla mamá. —¿Mi hijo? —Ambos se miran, sin entender a lo que se refiere Jezabel. Ella enarca una ceja y me mira primero a mí con una sonrisa antes de dirigirse hacia ellos. —Sí, señores. Y al parecer se conocen demasiado bien…, es eso, o no encuentro otro motivo por el que mi hermano quería comerle la boca a besos. —¡Jezabel! —Grita Farah en advertencia. Mirando hacia mis padres quienes a
01 de marzo de 2022Farah BrownbearMe remuevo y trato de quitar el brazo adormecido debajo de donde sea que esté. Aún tengo mucho sueño, por eso no abro mis ojos, tan solo quiero dormir sin tener ese peso sobre mí. Hago un sonido lastimero con garganta y, con todo el pesar del mundo, parpadeo varias veces, para luego abrir solo un ojo. La imagen que veo me hace abrir el otro también y fruncir el ceño.El peso en mi brazo es mi hija, ella tiene todo su trasero puesto sobre mi codo, así que poco a poco voy sacando mi brazo de debajo de ella y me voy incorporando en la cama. Estrella me está dando la espalda y se encuentra frente a su padre, tiene su cabeza puesta sobre el pecho de él y este tiene su mano sobre el cabello de ella.Mi hija está babeando el pecho de su padre mientras duerme con la boca abierta, y él refleja una paz mientras se mueve un poco para estar más cerca y besar su frente. Aún con eso, no se despierta.Suspiro mientras recuerdo todo lo que viví con mi hija anterior